lunes, 30 de abril de 2018

Champiñones al ajillo

En Galicia no hay pueblo que no cuente con su propia fiesta gastronómica, y al mío lo tocó el turno este pasado fin de semana cuando se celebró la XXIX Festa do Champiñón, cita culinaria de exaltación de este hongo que se encuadra dentro del marco de las actividades programadas con motivo de la   Feira Multisectorial e de Maquinaria Agrícola Expo Ordes 2018.

Todos los años, el último fin de semana del mes de abril se celebra este evento con la presencia de numeroso público de las localidades cercanas,   siendo el domingo cuando tiene lugar el principal acto del mismo, con la degustación gratuita de champiñones con cada consumición, en los numerosos establecimientos hosteleros de Ordes.

Este año no acudí a la cita anual, pero no quería  pasar ese día sin probar los champiñones, así que los preparé en casa. La receta elegida   fue la de champiñones al ajillo, una forma fácil y rápida de degustar un delicioso plato de champiñones, y como se trata de una receta que aún no tenía publicada en el blog, me pareció que era el momento ideal para que viera la luz.

Ingredientes (como plato único para 2 personas):


-500gr. de champiñones frescos, limpios y laminados
-65 gr. de jamón curado, en taquitos
-4 dientes de ajo
-aceite de oliva virgen extra
-1/3 de guindilla (prescindir de ella los que no se encuentran comer picante)
-1/2 copa de vino blanco (opcional)
-sal

Preparación:

Ponemos una olla o sartén al fuego y cubrimos la base con aceite de oliva virgen extra. Mientras el aceite se calienta pelamos los ajos, los abrimos por la mitad y les retiramos el germen central, luego los añadimos al aceite y dejamos que se doren. 

Cuando empiecen a coger un color dorado, agregamos los taquitos de jamón, rehogamos un par de minutos, sin dejar de remover, a continuación retiramos los ajos y añadimos los champiñones, laminados y bien limpios, añadimos también la guindilla y la sal, cuando levante de nuevo el hervor añadimos el vino blanco, y los dejamos que se vayan haciendo a fuego medio hasta que se consuma todo el líquido del vino y el que sueltan los propios champiñones al cocerse. 

Después retiramos la guindilla, emplatamos y servimos.

Con un buen pan de pueblo y una caña bien fresquita, están para chuparse los dedos. Teniendo en cuenta además que son una fuente importante de antioxidantes, ricos en vitamina D, selenio, sodio, potasio y fibra, su consumo es muy beneficioso para el organismo, así que no hay excusas para no preparar un plato tan rico y tan fácil como el que os propongo. 

Nos vemos en unos días con una nueva propuesta, hasta entonces sed muy felices.

martes, 24 de abril de 2018

Carne ó caldeiro


Después de unos días bastante desconectada del mundo virtual, sin que haya un motivo concreto, simplemente por cansancio y desgana, tal vez debido a que por fin la primavera  hizo acto de presencia en todo su esplendor, y con ella la astenia propia de esta época, aunque pese a ello y a las alergias, sigue siendo mi estación preferida, así que retomo la actividad en el blog con más ganas que nunca, y para hoy os propongo una receta que a pesar de ser típica de mi tierra, hace muy poco tiempo que la degusté por primera vez. Os hablo de la “carne ó caldeiro”

Aquí en Galicia no hay feria o romería que se precie, que no cuente con al menos un puesto de pulpo, en el que además de ofrecer el tan conocido “pulpo á feira” es frecuente que ofrezcan también churrasco y “carne ó caldeiro”

Al principio tenía ciertas reticencias a comer carne de res cocida en agua y ese fue el principal motivo por el que he tardado tanto en decidirme a probar este plato, y cuando hace algo más de un mes me lo ofrecieron en un local de menú del día me atreví con él y  logré comer casi la mitad, y teniendo en cuenta lo tiquismiquis que soy ya fue un logro.

El por qué me da repelús comer carne de vacuno cocida no lo sabría decir, quizás se deba a que en casa cuando comíamos esta carne casi siempre era o bien en guisos, para lo cual había sido rehogada en aceite previamente, o bien en las brasas, a la parrilla.

Desde esa primera experiencia en el restaurante, ya he preparado este plato en casa dos veces, y seguro que quedan muchas más... El día que me lo dieron en el restaurante me gustó lo suficiente como para comer casi la mitad del plato, y luego la primera vez que lo preparé en casa me gustó aun más, y la segunda vez  más todavía, y es que hay que ir dejando atrás los prejuicios absurdos con la comida, y más ahora que en el carrefour ya venden gusanos e insectos, jeje…

Bueno, no me enrollo más y os dejo con la receta, veréis qué fácil es

Ingredientes:

-1kg. de carne de falda de ternera preferiblemente con hueso
-1/2 kg. de patatas
-1 trozo de "unto" no muy grande (si no encontráis utilizad un trozo de tocino)
- aceite de oliva virgen extra
-sal gruesa
- Pimentón de la Vera

Preparación:

Como suele ocurrir en platos tan sencillos y con tan pocos ingredientes como este, es conveniente que los ingredientes sean de buena calidad, no solo la carne, sino  también el pimentón y el aceite con el que la aliñamos. De la calidad de la materia prima dependerá en gran medida el resultado final.

En la carnicería pedid carne de ternera para cocer, y que os la den en una sola pieza, luego la  troceáis una vez cocida.

Aclarado lo anterior, procedemos con la elaboración del plato, para lo cual ponemos una olla grande con agua al fuego, añadimos un trozo pequeño de unto y un poco de sal (no mucho porque luego salamos por encima cuando  la aliñemos) Cuando comience a hervir añadimos la carne y dejamos que se cueza a fuego medio procurando que esté todo el tiempo cubierta de agua, hasta que esté tierna. En ese momento la retiramos a otra olla u otro cuenco donde no pierda el calor, y añadimos un chorro del agua de cocción.

En el agua que queda en la olla en la que hemos cocido la carne, añadimos las patatas, peladas y enteras, dejamos cocer durante aproximadamente 20 minutos. Cuando estén cocidas las retiramos a una fuente junto con la carne, espolvoreamos por encima un poco de sal gruesa, un poco de pimentón dulce (yo además del dulce le pongo una pizquita del picante), y regamos por encima con un chorro generoso de un buen aceite de oliva virgen extra, y listo ya para servir a la mesa.

Una última recomendación, el agua sobrante de cocer la carne no la tiréis, la podéis congelar en un tupper para utilizarla cuando necesitéis un fondo de carne, o bien para hacer una sopa por ejemplo.
Como veis una receta de lo más sencilla y saludable que os animo a preparar.

Y por hoy nada más, nos vemos con una nueva receta dentro de unos días, espero que no tantos como en esta ocasión, mientras que seáis muy felices. 

Un abrazo.

domingo, 1 de abril de 2018

Cordero Dulce (Osterlamm) y Monas de Pascua 2018


El cordero tiene una especial simbología para cristianos y judíos. Su comportamiento y apariencia le ha convertido en el animal del sacrificio por excelencia. Es sinónimo de mansedumbre, obediencia y dulzura, así como de inocencia y pureza por su color blanco.

En las escrituras del Antiguo Testamento se relata el sacrificio del cordero para celebrar la liberación del pueblo judío de la esclavitud de Egipto.

En el Nuevo Testamento Juan el Bautista se refiere a Jesús como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo".
Esta simbología se ha mantenido hasta la actualidad, y tal día como hoy, Domingo de Pascua, el cordero tiene un especial protagonismo en la cocina, incluso en repostería, bien sea en galletas, figuras de chocolate, etc.

Tal día como hoy las pastelerías de muchos países europeos como Alemania, República Checa o Francia lucen en sus escaparates unos pasteles con forma de cordero. Se trata de un bizcocho de mantequilla y aroma de vainilla que tradicionalmente se hace en Pascua y se regala a los niños. Es el equivalente en esos países a nuestras monas de Pascua.

El molde que se utiliza para preparar este bizcocho y darle la forma característica consta de dos piezas de metal con un revestimiento antiadherente y con unos enganches laterales

El molde que yo tengo lo compré en un reciente viaje a Frankfurt, pero en internet lo encontraréis sin dificultad, y sino utilizáis un molde cualquiera que al final lo que importa es el contenido no el continente, jeje...

Además del molde con forma de cordero, compré otro con forma de conejo, otro animal símbolo de estas fechas, por asociarse a la fertilidad, ya que es un animal que se reproduce en abundancia, y representaría la vida nueva que trae la resurrección de Jesucrito.

Os dejo ya la receta, a ver si os gusta.

Ingredientes (para un cordero y un conejo como los de la imagen):

-150gr. de azúcar 
-1 cucharadita de pasta de vainilla 
-3 huevos
-130gr. de mantequilla a temperatura ambiente
-120gr. de leche
-230gr. de harina de repostería
-1 sobre de levadura Royal
-1 pellizco de sal

Preparación:

Antes de comenzar desmontamos el molde, engrasamos bien con mantequilla las dos piezas y las enharinamos, sacudimos luego para eliminar la harina sobrante y  a continuación lo montamos de nuevo.

Para hacer el bizcocho en esta ocasión he utilizado la thermomix siguiendo estos pasos:

1-Vertemos en el vaso, con la mariposa puesta (durante todo el proceso), la mantequilla y el azúcar y programamos 2 minutos / velocidad 3

2-Bajamos con la espátula los ingredientes, y añadimos  los huevos de uno en uno. Cada vez que añadimos un huevo programamos 50segundos/velocidad 3.

3-Por último incorporamos la sal, la pasta de vainilla (si no tenéis pasta de vainilla, sustituís 20gr. de azúcar, por azúcar vainillado), la leche, la harina y la levadura en polvo, y programamos de nuevo 50segundos / velocidad 3. Finalmente  terminamos de mezclar con la espátula.

Después vertemos la masa en el molde, procurando no llenar más de la mitad ya que luego crece mucho, y metemos en la bandeja del horno precalentado a 180º (usad la bandeja y no la rejilla, por si durante el horneado se cuela algo de masa entra las juntas del molde), y hornear entre 30 y 40 minutos dependiendo del horno, hasta que esté hecho, lo cual comprobaremos pinchando con un palillo y si sale limpio es señal de que está hecho en el interior, de lo contrario continuamos con la cocción unos minutos más.

Si vemos que se dora demasiado por la parte de arriba lo tapamos con papel de aluminio.

Por último cuando esté listo retiramos el molde del horno, esperamos diez minutos antes de desmoldar, y luego retiramos los enganches del molde con cuidado y lo sacamos.

Cuando esté frío le ponemos al cordero y al conejo unas uvas pasas para simular los ojos, y un lazo en el cuello como manda la tradición. También podéis espolvorearle un poco de azúcar glas por encima si lo deseáis.

Y esta ha sido mi propuesta de hoy. A continuación os enseño las Monas de Pascua que hice este año. Si queréis hacerlas  podéis ver una receta pinchando aquí, y pinchando aquí podéis ver otra.


Mona tradiconal de Pascua decorada

Monas de pascua envueltas para regalo

Y por hoy nada más, solo desearos que disfrutéis de este Domingo de Resurrección.

Un abrazo.

lunes, 26 de marzo de 2018

Leche frita


Metidos ya de lleno en  Semana Santa, una época en la que los más afortunados ya estaréis disfrutando de unas merecidas vacaciones, y otros esperando al jueves para poder desconectar por unos días, habrá también mucha gente, entre la que me incluyo, que va a pasar estos días en casa, pero unos y otros, estoy segura de que no perderemos oportunidad de disfrutar de la gastronomía típica de estas fechas, y en ese sentido os propongo un postre que si bien se consume a lo largo del año, es típico de Semana Santa, me estoy refiriendo a  la leche frita.

La leche frita desde que tengo la thermomix  la hago con más frecuencia que antes, porque simplifica mucho el proceso, de hecho desde entonces no he vuelto a preparar este postre por el método tradicional, a pesar de ello la leche la infusiono aparte, porque al utilizar canela en rama, no la añado a la máquina pues siempre se puede desprender algún trocito, de manera que pongo la leche a hervir con el palo de canela, y al levantar el hervor apago el fuego y dejo que enfríe, después la paso por un colador y prosigo con la preparación de la receta en la thermomix. Aclarado esto,  y  sin más dilación,  os detallo los pasos a seguir para elaborar este rico postre, tanto en thermomix como por el método tradicional.

Ingredientes:

-1000gr. de leche entera
-250gr. de azúcar
-200gr. de harina de repostería
-50gr. de maicena
-1 cucharadita de canela molida
-1 palo de canela
-2 huevos
-1 pizca de sal
-aceite de oliva suave para freír
-piel de un limón

Preparación tradicional.

En primer lugar ponemos la leche a hervir junto con un palo de canela. En cuanto levante el hervor, retiramos del fuego y dejamos enfriar. Después la pasamos por un colador para retirar los restos de canela. Reservamos la mitad y la otra mitad la ponemos de nuevo al fuego (si utilizáis el mismo recipiente lo tenéis que lavar primero)  junto con 150gr. de azúcar y una pizca de sal, mezclamos para que se disuelva y dejamos hasta que alcance el punto de ebullición.

 Mientras la leche se calienta, desleímos 100gr. de harina y la maicena, en la leche reservada. Cuando hierva, bajamos el fuego al mínimo y añadimos esta mezcla sin dejar de remover hasta que espese y se forme una crema, la cual echaremos en un molde cuadrado de aproximadamente 25cm.x25cm. Tiene que quedar de un grosor aproximado de 2cm. Dejamos enfriar y reservamos en el frigorífico durante al menos 2 horas (yo la preparo la víspera y queda en la nevera toda la noche)

Aparte ponemos una sartén antiadherente al fuego con abundante aceite de oliva suave y añadimos la cáscara de un limón (solo la parte amarilla)

Mientras se calienta el aceite, batimos los huevos y reservamos. Cortamos la crema fría en 24 porciones, las rebozamos en los 100gr. de harina restantes, y las pasamos por huevo batido.

Freímos las porciones rebozadas en el aceite ya caliente del que retiramos previamente la cáscara de limón.

Una vez fritas las porciones las retiramos a una fuente sobre papel absorbente, luego las rebozamos en una mezcla formada por los 100gr de azúcar restantes y la cucharadita de canela molida. Después colocamos en la fuente de servir, y a disfrutar!!!

En la foto no se aprecia el rebozado de azúcar y canela, porque ese día se me había terminado la canela molida, así que opté por espolvorearle el azúcar por encima y luego con el soplete caramelizarlo, y os aseguro que estaban para chuparse los dedos, tanto que repetiré la experiencia ;)

Preparación en thermomix:

Como os decía más arriba, aunque utilice la thermomix, infusiono la leche aparte, para ello echo la leche en un cazo, añado un palo de canela en rama, la pongo al fuego hasta que levante el hervor, después apago el fuego, dejo que enfríe y la paso por un colador para retirar los restos de canela.

1-Una vez infusionada la leche, la echamos en el vaso junto con 150gr. de azúcar, 100gr. de harina, la maicena y la sal. Sin poner el cubilete programamos 12min./ 100º/ velocidad 4

2- Una vez hecho lo anterior echamos la crema en un molde cuadrado de aproximadamente 25cm.x 25cm. y proseguimos con la elaboración siguiendo los mimos pasos que por el método tradicional.

Espero que os haya gustado la receta de hoy. Dentro de unos días volveré con una propuesta dulce, una receta típica de Pascua en muchos países europeos. Mientras desearos a los que estáis de vacaciones que el tiempo acompañe para que podáis sacarle el mayor partido a estos días de asueto, y a los que os quedáis en casa, desearos también que seáis muy felices y que os animéis a preparar algún postre típico de estas fechas como el que os propongo hoy, o unas torrijas de leche cuya receta podéis ver pinchando aquí

Un beso a tod@s

miércoles, 21 de marzo de 2018

Paella de bacalao, coliflor y ajos tiernos


Con la Semana Santa a las puertas, el bacalao cobra especial protagonismo en los menús de estas fechas. Quizás la preparación más tradicional sea el potaje de vigilia, cuya receta podéis más abajo , sin embargo hay muchas otras recetas que usan también como ingrediente principal el bacalao, y que están absolutamente deliciosas. Una de ellas es la que hoy os propongo:  arroz con bacalao, coliflor y ajos tiernos.

Esta paella la preparé por primera vez el año pasado por estas fechas después de verla publicada en el blog cocina por afición de Juan Hernández. Los que no lo conozcáis os invito a que lo hagáis, porque Juan elabora unos platos muy apetitosos y muy fáciles de preparar.

Aquí en mi tierra esta receta es un tanto novedosa, no es habitual comer el arroz acompañado de bacalao y coliflor, por eso la primera vez que lo preparé estaba un tanto escéptica en cuanto al resultado, pero éste no pudo ser más satisfactorio, tanto que desde ese primer día, he vuelto a repetir la receta varias veces.

Os digo cómo se prepara, veréis que fácil es

Ingredientes:

-450gr. de arroz de grano redondo
-450gr. de coliflor
-2 tomates grandes maduros
-18 ajos tiernos
-1 cucharadita de pimentón dulce de La Vera
-una pizca de azafrán molido
-caldo de pescado (en mi caso lo hice con colas de bacalao)
-sal
-aceite de oliva virgen extra

Preparación:

En primer lugar se hace el caldo de pescado, en mi caso he utilizado colas de bacalao en salazón previamente desaladas. Para prepararlo se pone una olla con agua al fuego, se añaden dos puerros limpios y cortados por la mitad (solo la parte blanca de los mismos), dos zanahorias peladas y cortadas también por la mitad, una cebolla grande cortada en cuartos y las colas de bacalao. Se deja hervir a fuego medio durante unos 45 minutos aproximadamente, luego se rectifica de sal si fuese necesario, se pasa por un colador y se utiliza en caliente para preparar la paella. En caso de que optásemos por hacer el caldo con antelación lo tendríamos que calentar antes de utilizarlo.

Cuando desalé las colas de bacalao que utilicé para el caldo, también desalé el bacalao que empleé en la paella, después medí el arroz para saber la cantidad de caldo que debía utilizar, en mi caso el doble de líquido (caldo de pescado en este caso) que de arroz.

Una vez hecho lo anterior, troceamos la coliflor y la cortamos en ramilletes, quitamos la  parte exterior y las raíces de los ajos tiernos y los cortamos en trozos de unos 3cm. Seguidamente colocamos una paella al fuego, cubrimos la base con aceite de oliva virgen extra, y sofreímos la coliflor a fuego lento hasta que coja un poco de color, después añadimos los ajos tiernos, rehogamos un par de minutos más  e incorporamos el bacalao escurrido y desmigado. Cocinamos a fuego lento unos 5 minutos más, añadimos el pimentón, removemos bien todo el conjunto y seguidamente añadimos el tomate rallado. Sofreímos hasta que el tomate reduzca e incorporamos el caldo de pescado, el arroz bien esparcido por toda la paella, y  el azafrán. Dejamos cocer durante aproximadamente 20 minutos, los 10 primeros a fuego fuerte, y los últimos 10 minutos a fuego bajo. Por último dejamos reposar 10 minutos antes de servir y a disfrutar!!! Como veis un plato lleno de sabor y muy fácil de preparar. 

A continuación os dejo las otras recetas de bacalao que tengo publicadas en el blog

Nos vemos en unos días. Un beso a tod@s

miércoles, 14 de marzo de 2018

Ponche segoviano


Como reza el dicho, lo prometido es deuda, así que tal como os adelanté en la anterior entrada, os presento uno de mis dulces favoritos, que no es otro que el ponche segoviano.

Los que me seguís sabéis que soy una enamorada de estas tierras castellanas, de sus paisajes y de su gastronomía, y en este apartado el ponche segoviano ocupa el primer puesto en la lista.

La primera vez que lo probé fue en el archiconocido Mesón de Cándido, y desde ese mismo momento el reto para mí ha sido elaborar en casa esa auténtica exquisitez, y el resultado es el que os muestro a continuación, una verdadera delicia para el paladar.

La receta que hoy os presento es la del ponche segoviano al estilo de Cándido, y para su elaboración me he guiado por la receta del mismo Canal de Candido, y por la receta de Carlos Dube  del blog Mercado Calabajío, el cual os recomiendo encarecidamente que visitéis porque para mi gusto es de los mejores de la blogosfera.

Antes de entrar en materia os cuento brevemente la historia que hay detrás del Ponche Segoviano.

En 1926 el confitero Frutos García Martín empezó a comercializar este dulce en la confitería El Alcázar de la plaza mayor de Segovia. El rey Alfonso XIII, que veraneaba por entonces en la localidad segoviana de  la Granja de San Idefonso, lo animó a que lo diera a conocer fuera de Segovia, a lo que accedió el confitero, presentándolo incluso en la Exposición Universal de Barcelona del año 1929 en donde obtuvo la medalla de oro, y desde entonces la Confitería El Alcázar tiene la patente de este dulce cuya base es la yema de huevo y la almendra, como inventores del mismo.

Como era de esperar han aparecido varias  versiones de la receta original, la de hoy es la que vienen preparando en el Mesón de Cándido desde hace muchos años. La original lleva una crema de yema, la que hoy os presento lleva un relleno de crema pastelera.

Os dejo ya con la receta

Ingredientes:

Para el bizcocho
-4 huevos
-100gr. de harina floja (harina de repostería)
-100gr. de azúcar
-una pizca de sal

Para la crema pastelera
-500ml de leche entera
-2 yemas de huevo
-100gr. de azúcar
-35gr. de maicena
-1/4 palo de canela

Para el mazapán
-200gr. de almendra molida
-200gr. de azúcar glass
-40gr. de clara de huevo pasteurizada

Para el almíbar
-1 vaso de azúcar
-1 vaso de agua
-1/4 palo de canela
-corteza de limón
-corteza de naranja

Para decorar
-azúcar glass

Preparación.

Comenzaremos preparando el mazapán o pasta de almendra, para ello se mezclan todos los ingredientes con las manos hasta formar una bola, luego la envolvemos en papel film y la dejamos reposar en la nevera al menos un par de horas, aunque yo suelo prepararlo la víspera y lo dejo reposar toda la noche en el frigorífico.

La víspera también os aconsejo que preparéis el bizcocho para repartir el trabajo y que no os resulte pesada la elaboración de la receta. Para hacer el bizcocho separamos las claras de las yemas, añadimos la mitad del azúcar a las yemas, y con un  batidor de varillas batimos hasta que blanqueen y doblado el volumen, reservamos.

La otra mitad del azúcar lo añadimos a las claras junto con una pizca de sal y batimos hasta que alcancen el punto de nieve. Sabremos que lo han alcanzado cuando al dar la vuelta al recipiente no se caen.

A continuación mezclamos las claras con las yemas de manera muy suave y con ayuda de una espátula realizando movimientos envolventes de abajo hacia arriba. Primero añadimos un par de cucharadas de claras y con la espátula las vamos integrando, cuando estén, añadimos otro par de cucharadas de claras, y así sucesivamente hasta terminar de integrar todas las claras en la mezcla.

Por último añadimos la harina previamente tamizada, también con movimientos envolventes, es decir,  muy suavemente y de abajo hacia arriba para que la mezcla no pierda  aire, y finalmente ya solo nos resta verterla en un molde rectangular de aproximadamente 15x25 cubierto con papel sulfurizado, e introducirlo en la parte central del horno, precalentado a 180º, con calor arriba y abajo. Lo dejamos en torno a unos 15 ó 20 minutos, luego lo retiramos del horno, lo dejamos enfriar sobre una rejilla, y cuando esté totalmente frío lo desmoldamos, lo partimos por la mitad, y reservamos.

Mientras el bizcocho se hornea aprovechamos para preparar un almíbar, para ello echamos en un cazo todos los ingredientes y llevamos a ebullición, cuando empiece a hervir bajamos el fuego al mínimo y dejamos que siga hirviendo en torno a 5 minutos, después dejamos enfriar y colamos.

Con el almíbar y el bizcocho fríos, lo siguiente que haremos es emborrachar este último, para ello utilizamos un pincel y calamos bien las dos mitades del bizcocho y reservamos.

Ahora preparamos la crema pastelera, para ello en un cazo echamos la leche y la canela en rama, lo ponemos al fuego y en cuanto levante ebullición, apagamos, tapamos y dejamos infusionar. Cuando la leche esté fría la colamos, y reservamos un vaso. La leche restante la volvemos a echar en el cazo (recomiendo que antes lo lavemos), añadimos el azúcar, removemos, y lo ponemos nuevamente al fuego. Al vaso de leche que hemos reservado le añadimos las yemas batidas y la maicena, removemos bien la mezcla, y cuando la leche del cazo levante el hervor, bajamos el fuego al mínimo, añadimos la mezcla de leche, yemas y maicena, y cocemos hasta que espese sin dejar de remover en ningún momento. Cuando haya espesado retiramos del fuego, cubrimos por encima con un trozo de papel film para que no haga costra, y dejamos enfriar.

Finalmente ya solo nos queda montar el pastel, para ello colocamos en una bandeja una de las planchas de bizcocho que teníamos emborrachadas, encima echamos una capa de crema pastelera, a continuación colocamos la otra plancha de bizcocho, y luego cubrimos por arriba y por los laterales con la crema pastelera restante.

Después sacamos el mazapán de la nevera, lo colocamos entre dos láminas de papel de  hornear,  y con un rodillo de cocina los estiramos finamente dándole forma rectangular. Luego colocamos esta lámina de mazapán sobre el pastel, cubrimos bien la superficie incluidos los laterales, retiramos el sobrante y decoramos por encima abundante azúcar glass. Por último para darle el aspecto típico que tiene este postre quemamos el azúcar formando un enrejado, y al fin, listo para disfrutar de un bocado exquisito que pondrá el broche de oro al mejor banquete.

Aquí os dejo otra foto para que apreciéis mejor el corte


Parece complicado, y aunque sobre el papel no lo es, lo cierto es que tiene cierta dificultad encontrar el punto de equilibrio adecuado. Yo con esta receta, la cual preparé ya varias veces, lo he logrado, así que si la seguís como os indico y utilizáis materias primas de primera calidad, algo también sumamente importe, seguro que lo lograréis. Animaros porque el resultado merece mucho la pena.

Y por hoy nada más, dentro de unos días volveré con una receta de bacalao, un ingrediente que será el protagonista en los menús  de muchos hogares de nuestro país en las fechas que se aproximan. 

Os espero. Mientras sed muy felices

miércoles, 28 de febrero de 2018

Judías verdes con jamón


Cómo pasa el tiempo, parece que fue ayer cuando tomábamos  las uvas para dar la bienvenida al 2018, y ya van allá dos meses..., pasaron los Carnavales y la Semana Santa está a la vuelta de la esquina.

La primavera empieza a manifestarse, las cigüeñas ya ocupan sus nidos, en algunos árboles se aprecian pequeños brotes, hay más horas de luz porque los días son más largos..., no sé, es como si resurgiera la vieda, y no negaré que ese despertar de la naturaleza me encanta, me aporta energía, me llena de vitalidad... Esto para la gente que vive en una ciudad quizás no sea tan perceptible, pero los que como yo vivimos en el rural lo notamos más.

Bueno, el caso es  buena parte del invierno ha quedado atrás,  la primavera está cada vez más cerca, y yo con más ganas de cocinar que nunca. Tengo muchas recetas ricas que mostraros, estad atentos porque en la próxima entrada os prepararé un postre delicioso, yo diría que sublime, pero eso será dentro de unos días. Para hoy he elegido un plato de verdura por todos conocido: judías verdes con jamón. Un plato sencillo, sano, y muy rico.

Para preparar este rico plato de judías con jamón necesitáis los siguientes

Ingredientes:

-2 cebollas
-3 dientes de ajo
-100 gr. de aceite de oliva virgen extra
-200 gr. de jamón serrano en lonchas picadas o en tacos
-850 gr. de judías verdes troceadas (frescas o congeladas)
-2 cucharadas de tomate frito (mejor casero)
-sal

Preparación por el método tradicional:

En primer lugar ponemos una olla con agua al fuego, cuando levante el hervor añadimos la sal (no demasiada, porque el jamón curado ya le aporta sal) y a continuación echamos las judías. Si son frescas las lavamos bien bajo el grifo del agua fría, les cortamos las puntas y las troceamos. Si las utilizamos congeladas, las echamos directamente del congelador a la olla.

Cuando la olla levante de nuevo el hervor, bajamos la intensidad del fuego, y continuamos con la cocción a fuego bajo durante 20 minutos aproximadamente. Después las escurrimos bien y las reservamos.

Aparte en una sartén echamos el aceite, cuando esté caliente añadimos la cebolla picada finamente, rehogamos unos minutos y luego añadimos los ajos, y a continuación el jamón. Rehogamos todo junto unos minutos e incorporamos el tomate frito, mezclamos bien y al cabo unos 5 minutos incorporamos las judías. Removemos todo durante unos minutos más para que las judías se impregnen bien del sabor del sofrito, y ya tenemos el plato listo para emplatar y servir a la mesa.

Preparación en Thermomix:

Ante de detallaros los pasos a seguir, deciros que para la preparación en thermomix debéis utilizar judías frescas, y en caso de que las empleéis congeladas dejad que se descongelen previamente a temperatura ambiente.

Para la preparación procederemos de la siguiente manera

1º- Ponemos en el vaso las cebollas cortadas en 4 trozos, y los ajos cortados por la mitad y sin el germen central. Trituramos durante 8 segundos / velocidad 4

2º- Bajamos con la espátula hacia las cuchilla los restos que hayan quedado en la tapa y en las paredes del vaso. Si quedan trozos grandes programamos de nuevo 2 segundos /velocidad 5, y de nuevo bajamos los restos con la espátula.

3º-Añadimos el aceite, y programamos 12 minutos / temperatura 100º/velocidad cuchara/giro a la izquierda

4º-Colocamos la mariposa en las cuchillas, añadimos el tomate frito y el jamón, y programamos 3 minutos /temperatura varoma / velocidad cuchara / giro a la izquierda.

5º- Añadimos las judías verdes y programamos 30 minutos / temperatura varoma / velocidad cuchara / giro a la izquierda.

6º Retiramos la mariposa, comprobamos el punto de sal rectificando si fuera necesario, y servimos inmediatamente.

Espero que os haya gustado la receta de hoy. La mayoría seguro que ya conocía este plato de verduras, pero por si acaso alguno de vosotros nunca lo ha probado y os gustan las judías, no dejéis de prepararlo, porque como veis no tiene ninguna complicación, y os gustará tanto que con total seguridad, en adelante, pasará a formar parte de vuestro recetario.

Y ya para finalizar os recuerdo de nuevo que el próximo día os presentaré el que sin duda es uno de mis postres favoritos. Si queréis descubrir de cuál se trata permaneced atentos ;)

Os espero, gracias por leerme. Un abrazo. 


miércoles, 21 de febrero de 2018

Conejo al ajillo


¿Os gusta la carne de conejo…? Yo tengo que reconocer que no demasiado, aunque últimamente estoy poniendo de mi parte para que esto cambie, de todos modos preparado de la manera que os propongo hoy sí que me gusta, y mucho además, y no es que se trate precisamente de una receta innovadora, sino de todo un clásico, os hablo del conejo al ajillo.

La de conejo es una carne blanca y magra,  que al contener muy poca grasa resulta idónea  para dietas hipocalóricas.  Es además muy sana, rica entre otros en fósforo, potasio y calcio y para más inri es de las carnes más económicas  que encontramos en el mercado.

En la receta de hoy el ajo es un ingrediente principal, y a los que no os guste por el sabor tan fuerte que le caracteriza, os aconsejo que no dejéis de prepararla por tal motivo, pues en este plato el sabor a ajo es muy sutil.

Y sin más preámbulos, paso a contaros cómo preparo yo este guiso tradicional de conejo al ajillo.

Ingredientes:

-1 conejo
-12 dientes de ajo
-230 ml de vino blanco
-175ml de aceite de oliva virgen  extra
-tomillo en rama
-romero
-pimienta negra recién molida
-sal
-patatas fritas para acompañar

Preparación:

En mi caso cuando compro el conejo ya le pido al carnicero que me lo trocee, sino lo troceamos en casa. Después ponemos una olla al fuego y añadimos el aceite de oliva, cuando esté caliente añadimos los ajos sin pelar, dándoles previamente un golpe sobre la encimera para chafarlos un poco. Dejamos que se hagan a fuego bajo para que no se quemen, y pasados unos 5 minutos cuando veamos que ya están hechos los retiramos a un plato y reservamos.

Mientras los ajos se hacen  aprovechamos para salpimentar el conejo, y cuando retiremos los ajos de la olla, subimos la intensidad del fuego y añadimos el conejo para que se dore por ambos lados  y quede bien sellado, evitando así que se pierdan los jugos, algo muy importante en carnes magras como la de conejo.
Cuando el conejo esté dorado  añadimos el vino blanco y dejamos que hierva unos minutos para que se evapore el alcohol.  Después bajamos la intensidad del fuego al mínimo y agregamos a la olla los ajos que teníamos reservados, la rama de tomillo, y unas hojas de romero. Mezclamos bien con una cuchara de madera, y tapamos la olla manteniéndola a fuego mínimo durante unos 45 minutos aproximadamente, dándole la vuelta a la carne a mitad de cocción para que todas las partes del conejo entren en contacto con la salsa que está en el fondo de la olla y rectificando de sal si fuese necesario.

Para acompañar esta receta resultan ideales una patatas fritas, para ello cuando el conejo está listo ponemos una sartén al fuego y añadimos aceite de oliva (este aceite de freír las patatas no está incluido en la lista de ingredientes), cuando el aceite está caliente vamos añadiendo las patatas cortadas en rodajas finas en pequeñas tandas. A medida que vayan estando las retiramos a una fuente y salamos.
Finalmente solo queda emplatar , para ello servimos uno ó dos trozos de conejo por comensal (dependiendo del tamaño), junto con unas pocas patatas fritas, y regamos todo con la salsa del fondo de la olla .

Como podéis ver un plato que no ofrecen ninguna complicación, y que está de rechupete, tanto que hasta me gusta a mí que no soy muy fan de la carne de conejo ;)

Nos vemos en unos días. ¡Sed felices!

sábado, 10 de febrero de 2018

Chulas gallegas (Fritos)


Para la entrada de hoy he elegido una receta  típica de los Carnavales en Galicia, son las denominadas Chulas gallegas, conocidas en otros lugares con el nombre de Fritos.

Además de por Carnaval, en la zona en la que vivo, también era típico prepararlas para la comida campestre que se celebra todos los años el 21 de septiembre, en el municipio limítrofe de Trazo (A Coruña), con motivo de la festividad de San Mateo. Aunque últimamente los puestos de venta de pulpo y churrasco han restado protagonismo a estas comidas que las familias de la zona preparaban la víspera en casa para luego degustar en el recinto de la ermita el día de la fiesta, lo cierto es que aun queda gente que las sigue preparando. Por  este motivo la receta de hoy me trae muchos recuerdos de la infancia, y como tal le tengo un cariño especial. Además por fin he podido calcular las cantidades para que la masa quede con la consistencia adecuada y las chulas resulten esponjosas y tiernas, pues como ocurre con muchas recetas que hacían nuestras abuelas, ellas las hacían a ojo, sin pesar los ingredientes.

Os dejo con la lista de los mismos y la preparación de la receta, y os animo a que las preparéis, ya veréis como os encantan y pronto repetís.

Ingredientes:

-120gr. de leche entera
-2 huevos camperos
-30gr. de azúcar
-180gr. de harina
-1 pizca de sal
-1/2 sobre de levadura royal
-aceite de oliva suave para freír
-azúcar para espolvorear por encima

Preparación:

La preparación es súper sencilla, tan solo hay que batir los huevos, añadir la leche, el azúcar y la sal, mezclar todo bien, y luego agregar la harina y la levadura, integrar todo y dejar reposar durante al menos 30 minutos.

Transcurrido el tiempo de reposo, ponemos una sartén al fuego con aceite de oliva suave, cuando esté caliente, con la ayuda de dos cucharas vamos echando en la sartén pequeños montoncitos de masa.
Cuando estén dorados por un lado le damos la vuelta para que se hagan por el otro, y luego los colocamos en una fuente sobre papel absorbente.

Cuando tengamos todas chulas hechas las espolvoreamos por encima con un poco de azúcar, y listas para tomar con un cafecito, o un chocolate con leche, por ejemplo.

En días de frío como los que  nos acompañan es cuando más apetecen estos dulces de sartén.

Y por hoy termino. Nos vemos en unos días. Mientras que seáis muy felices. 

Un beso a tod@s

miércoles, 31 de enero de 2018

Albóndigas de jabalí en salsa de trufa negra


Hoy vengo con una receta de caza, aunque en esta época del año en la zona donde vivo ya estamos en veda. La temporada aquí finalizó hace poco, en enero tan solo se llevan a cabo algunas batidas de zorro, que abunda bastante por estas tierras.

Aquí además de caza menor, también hay algo de caza mayor, principalmente  jabalí, de manera que por estas fechas en más de un arcón frigorífico habrá carne de caza, y tratándose de un animal de la envergadura del jabalí,  no poca precisamente, si bien es cierto que por lo general eso no supone un problema, porque los miembros del coto de caza organizan comidas periódicamente que le encargan a algún empresario hostelero del lugar. A esas comidas puede acudir el que quiera, previo pago lógicamente, de esa manera sufragan parte de los gastos de la temporada.

Si alguno de los que me leéis tenéis carne de jabalí en el congelador y no sabéis qué hacer con ella o siempre termináis preparando la misma receta y ya os aburre, os propongo una manera diferente de preparar el jabalí: en albóndigas.  De esta forma además podéis aprovechar las partes menos nobles del animal, que no por ello de inferior calidad.

En mi caso, ni soy aficionada a la actividad cinegética, ni nadie en mi familia la practica, al menos que yo sepa,  pero desde hace unos años nos regalan en época de caza algo de carne de jabalí y de corzo, así que había que ir dándole salida, y en esta ocasión he elegido esta receta, que tiene un 50% de aportación propia, y el restante 50% es una compilación de diferentes recetas que circulan por la red.
Respecto a la preparación de la caza, conviene saber que cualquier carne de caza mayor debe congelarse previamente antes de cocinarla, pues es una carne más prieta y más dura, de modo que al congelarse se rompen las fibras y se ablanda.

Además la caza tiene un sabor tan característico que conviene marinarla para que pierda parte de su gusto original y éste se matice con el aroma de los ingredientes usados en el marinado. En mi caso al tratarse de albóndigas no he procedido al marinado, si bien la he dejado reposar un tiempo antes de degustarla para que terminen de asentarse los sabores. Es el típico plato que está mejor de un día para otro.

Si tenéis oportunidad, y os animáis a preparar estas albóndigas de jabalí os dejo la receta.

Ingredientes:

Para las albóndigas
-2kg. de carne de jabalí
-2 cebollas
-3 dientes de ajo
-3 huevos de corral
-pimienta molida
-perejil fresco picado
-1/2 copa de vino de oporto
-sal
-harina de trigo para rebozar
-aceite de oliva virgen extra para freír

Para la salsa
-1 puerro
-1 zanahoria
-2 cebollas
-3 dientes de ajo
-2 tomates triturados
-1 ½  copas de vino tinto
-1 copa de vino de oporto
-1 trufa negra
-pimienta molida
-perejil fresco picado
-tomillo en rama
-1 hoja de laurel
-1 cucharadita de harina de trigo para espesar la salsa
-aceite de oliva virgen extra

Preparación:

En primer lugar preparamos las albóndigas, para ello cubrimos con aceite de oliva virgen extra el fondo de una sartén y la ponemos al fuego, cuando el aceite esté caliente añadimos la cebolla picada finamente y rehogamos unos minutos. Después añadimos los ajos pasados por un prensa ajos o bien picados muy finamente, mezclamos unos segundos, retiramos del fuego y reservamos.

Seguidamente echamos la carne de jabalí picada en un cuenco, la salpimentamos, le añadimos los huevos, el perejil fresco picado, el vino de oporto y finalmente el sofrito de cebolla y ajo que teníamos reservado en la sartén. Amasamos con las manos, y luego cogemos pequeñas porciones y las pasamos por harina de trigo.

A continuación ponemos una olla al fuego y cubrimos  el fondo de la misma con  aceite de oliva virgen extra, cuando el aceite esté caliente añadimos las albóndigas y les vamos dando la vuelta hasta que estén doradas por todos lados. Luego las retiramos a una fuente y reservamos.

Después en el mismo aceite en que hemos dorado las albóndigas, preparamos la salsa, para lo cual sofreímos la zanahoria, el puerro, las cebollas y los ajos todo ello picado muy finamente, y añadimos también la hoja de laurel. Cuando todas las verduras estén rehogadas incorporamos el tomate triturado, mezclamos bien y dejamos que se haga todo junto unos minutos a fuego bajo, y luego añadimos una pizca de harina de trigo (aproximadamente una cucharadita), rehogamos un par de minutos más, y a continuación incorporamos el vino tinto y el vino de oporto, la pimienta, el perejil fresco, el tomillo, y la trufa negra picada muy finamente o incluso rallada. Cuando empiece a hervir bajamos el fuego al mínimo, añadimos la sal e incorporamos las albóndigas y dejamos que se terminen de hacer a fuego muy bajo durante 30 minutos aproximadamente. Por último rectificamos de sal, retiramos la hoja de laurel y la rama de tomillo, y listas para emplatar y servir.

Como veis es una receta un tanto laboriosa, pero sin apenas dificultad, y el resultado, a decir de los comensales que las probaron, estas albóndigas están exquisitas. Yo para ser sincera no puedo opinar al respecto, pues no como carne de caza, a duras penas compruebo el punto de sal, y de ahí no paso. A veces ni eso, si tengo alguien a quien encomendarle esa labor no la realizo yo, jeje...

Y por hoy nada más, en unos días nos vemos con nueva receta. Os espero a tod@s.

Un abrazo