martes, 29 de noviembre de 2016

Bacalao con nata ("Bacalhau com natas")


La receta de hoy emplea como ingrediente principal uno de mis pescados favoritos: el bacalao.

Como sabéis los portugueses son los verdaderos expertos en la preparación de este pescado, aunque en nuestro país tampoco le vamos a la zaga. Recetas como el bacalao a la gallega, el bacalao a la vizcaína, el tiznado manchego o la esqueixada catalana, son una muestra de la importancia que tiene este producto a lo largo de la geografía española. Eso sin hablar de otras recetas como el bacalao al pil pil, el bacalao con garbanzos y espinacas (conocido también como potaje de vigilia), los buñuelos de bacalao, las croquetas de bacalao, los pimientos de piquillo rellenos de bacalao, etc, cuya presencia no se limita a un territorio concreto sino que se preparan a lo largo y ancho del país.

Algunas de esas recetas las iré subiendo en el futuro, pero la que hoy os traigo es típica del país vecino y se conoce como Bacalao con nata (Bacalhau com natas) Se trata de una receta muy sencilla que no entraña ninguna complicación,  si bien es algo laboriosa, pero el resultado final os aseguro que bien merece la pena ese esfuerzo previo.

Para hacer el bacalao con nata necesitáis lo siguiente

Ingredientes (para 4 personas):

-4 trozos medianos de lomos de bacalao en salazón
-4 patatas
-2 dientes de ajo
-1 hoja de laurel
-1 cebolla grande
-40gr. de mantequilla
-3/4 litros leche entera
-250ml de nata para cocinar
-2 cucharadas soperas de harina de trigo
-nuez moscada
-pimienta en grano
-sal
-aceite de oliva virgen extra

Preparación:

Lo primero es desalar el bacalao, para ello lo laváis bien bajo el grifo del agua fría, luego colocáis los lomos de bacalao en un recipiente hondo, llenáis de agua fría, y lo dejáis en el frigorífico cambiando el agua cada 8 horas durante 1 día ó día y medio dependiendo del grosor de los trozos. Una vez esté el bacalao desalado, los escurrimos bien, y los secamos con papel de cocina.

En una olla ponemos la leche al fuego, y cuando esté a punto de levantar el hervor añadimos los lomos de bacalao y dejamos cocer por espacio de 5 minutos aproximadamente. Cuando el bacalao esté cocido lo sacamos de la olla a una fuente con una espumadera y dejamos enfriar. Cuando esté frío, los desmigamos retirando las espinas y las pieles, y reservamos. Por su parte la leche la colamos para retirar los restos de bacalao que hayan quedado y luego le añadimos la nata, mezclamos y reservamos.

Seguidamente ponemos una sartén con abundante aceite de oliva al fuego, cuando esté caliente añadimos las patatas previamente peladas y cortadas en cubitos, salamos al gusto, y las freímos. Cuando estén fritas las retiramos a una fuente sobre papel absorbente, y reservamos también.

En la misma sartén dónde hemos frito las patatas, retiramos el exceso de aceite, hasta que simplemente quede el fondo de la sartén cubierto de una fina capa de aceite, añadimos la cebolla cortada en juliana, los ajos picados y la hoja de laurel, rehogamos todo junto, y después retiramos el laurel y añadimos las patatas y las lascas de bacalao que teníamos reservadas, y mezclamos todo bien.

Por último encendemos el horno con grill a 180º aproximadamente, y mientras hacemos una bechamel. Para ello ponemos una sartén al fuego, añadimos la mantequilla, y cuando esté fundida, añadimos la harina y removemos durante unos minutos para que se rehogue. Después vamos añadiendo poco a poco la leche con nata que teníamos reservada, sin dejar de remover, hasta que adquiera la consistencia deseada (no demasiado líquida pero tampoco muy espesa), en ese momento salamos la bechamel al gusto, añadimos la nuez moscada y la pimienta molida y luego con una cucharón echamos la mitad de esa bechamel sobre la mezcla de patatas, bacalao y cebolla, removiendo todo para que queden todos los ingredientes bien integrados. Por último echamos ésta mezcla en una fuente apta para horno, mejor si es de barro, y cubrimos por encima con el resto de la bechamel y llevamos al horno hasta que esté gratinado, y listo por fin para llevar a la mesa y disfrutar.

Nada más por hoy, nos vemos en unos días con una nueva receta. Que seáis felices!!!

lunes, 21 de noviembre de 2016

Caldo gallego


Por fin ha llegado el frío y la lluvia, aunque ésta última yo la verdad no la echaba de menos, y eso que este año en Galicia no nos podemos quejar porque hemos tenido un otoño muy seco y caluroso, aun queda un mes para que finalice, pero un poco de frío ya lo echaba en falta... Además  las navidades están ahí a la vuelta de la esquina y no era cuestión de comer el turrón en mangas de camisa ;)

Pues bien, la receta que os traigo hoy, el caldo gallego, también necesita de un tiempo invernal para que podamos disfrutar plenamente de su sabor... Recuerdo que el año pasado a finales de junio, comí en un restaurante en el que ofrecían caldo gallego a un grupo de turistas que venían en autobús en una excursión organizada,  encima aquel día hacía un sol de justicia,  y no sé qué recuerdo guardarían aquellos turistas del caldo gallego, pero no creo que sea el mejor de los posibles. Por muy rico que estuviese, el caldo gallego, igual que la sopa castellana, la fabada asturiana, el cocido, etc. son platos que apetecen más y sientan mejor cuando hace frío, cada cosa tiene su momento, y por muy típicos  que sean no es lo más adecuado servirlos en según qué época, pero bueno, tampoco lo critico, precisamente por ser platos típicos la gente de fuera los demanda durante todo el año.

El caso es que ahora el frío llegó, y en mi huerta tengo unas nabizas preciosas, así que el otro día hice el primer caldo de la temporada, que me supo a gloria y me sentó aun mejor. Os comparto la receta por si os animáis a prepararlo en casa.

Ingredientes (para 8 personas)

-250gr. de alubias blancas
-500gr. de costilla de cerdo salada (sirven también otras partes del cerdo, como el morro, un trozo de lacón, etc. pero que sean salados)
-50gr. de unto
-6 patatas medianas o 4 grandes
-1 manojo de nabizas o grelos (en su defecto pueden utilizarse berzas o incluso repollo aunque el sabor varía mucho)
-1 chorizo (opcional)
-7 litros de agua (aproximadamente)

Para el sofrito (opcional):
-aceite de oliva virgen extra
-1/4 de cebolla
-1 cucharadita de pimentón dulce de calidad

Preparación:

La víspera dejamos las alubias en remojo en agua fría durante toda la noche. Al día siguiente echamos unos 7 litros de agua fría en una olla, añadimos las alubias que teníamos en remojo bien escurridas, la carne, el chorizo (yo casi nunca le echo chorizo al caldo, pero mucha gente lo hace), y el unto. Ponemos la olla al fuego, y dejamos que hierva durante una hora aproximadamente. Pasado ese tiempo retiramos la carne, y el chorizo a un plato, y añadimos la patatas cortadas menudas como si fueran para tortilla pero un poco más gruesas, y en rodajas no muy grandes. Cuando la olla levante el hervor después de añadirle las patatas, añadimos las nabizas bien limpias, y cortadas finamente y dejamos que cueza todo junto unos 15 minutos aproximadamente. Mientras preparamos el sofrito. 

Llegados a este punto he de aclarar que normalmente el caldo se sirve sin ningún sofrito, si bien yo en mi casa he visto que mi madre siempre le preparaba un sofrito al final, y está riquísimo así. A mí me gusta más con sofrito que sin él, por eso al gusto de cada uno. Para el sofrito echamos aceite de oliva en una sartén y picamos en juliana un trozo de cebolla (1/4 aproximadamente) y la añadimos a la sartén. Ponemos al fuego, y cuando la cebolla comience a tomar color retiramos la sartén del fuego, esperamos unos instantes para que el aceite pierda algo de temperatura y luego añadimos la cucharadita de pimentón, removemos y acto seguido se lo añadimos al caldo, lo removemos todo junto, le apagamos el fuego, retiramos el unto, y dejamos reposar con la olla tapada unos diez minutos. Después ya lo podemos servir, preferiblemente en unos cuencos de barro como manda la tradición, y en cuanto a la carne la servimos en una fuente aparte para que cada comensal se sirva al gusto.


Cuando hago caldo en casa utilizo una olla grande, luego lo guardo en tuppers en el frigorífico, y  así tengo caldo para varios días, además  el caldo es de esos platos que está mejor el día siguiente que el día que se prepara, es como si se “asentasen” mejor los sabores.

Espero que os haya gustado. Nos vemos de nuevo en unos días.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Detalles para invitados 2016


Ya os he contado que me encanta hacer conservas caseras, aparte de que tienen un sabor inigualable, resulta muy satisfactorio comer algo que uno mismo ha preparado, y si encima es con productos de cosecha propia ya es lo máximo... Aparte es muy bonito  ir a la despensa y encontrar allí los tarros decorados, con la etiqueta puesta ^_^

Todos los años hago distintos tipos de conservas: mermeladas, cabello de ángel, verduras, pimientos asados, encurtidos, salsa de tomate, pisto, etc.

Además aunque en principio siempre me parece que preparo poca cantidad, a medida que va pasando el tiempo me doy cuenta de que  no las damos consumido todas, por eso cuando vienen visitas a casa casi siempre les obsequio con alguna de mis conservas. De ahí surgió la idea hace dos años de envasar la mermelada en  botes pequeñitos, que encontré a la venta aquí y regalárselos a mi amiga y vecina Vanesa, para el bautizo de su hija Mencía, en junio del 2014, para que ella los repartiera entre los invitados a la celebración. Aquello fue el pistoletazo de salida, pues el año pasado, en julio, hice lo mismo para el bautizo de Antón, el hijo de unos primos.

Aunque da mucho trabajo, disfruto tanto preparando la mermelada, envasándola y sobre todo decorando los tarros que este año he repetido la experiencia por partida triple, porque  nacieron varios niños en mi entorno, y como coincidió  que estuve más de un año de baja laboral y disponía de tiempo, fui haciendo mermelada en diferentes tandas y de distintos sabores y  también envasé miel casera. Os muestro a continuación el resultado a ver si os gusta.

El 27 de agosto se bautizó Samuel, el nieto de unos familiares, un niño muy guapo y muy desarrollado para su corta edad, de joven seguro que va a tener una planta envidiable ^_^ Para su bautizo preparé los siguientes tarros que contenían mermelada de tres sabores: de fresa, de ciruela roja y de albaricoque


Detalles entregados en el bautizo de Samuel

Muestra de los detalles del bautizo de Samuel

Luego el 8 de octubre se bautizó Lucía, una niña que es nieta de estos mismos familiares, y prima de Samuel. Una niña muy guapa y muy tranquilita, al menos cuando yo la he visto ^-^ Para el bautizo de Lucía no hice mermelada, sino que compré miel casera en un establecimiento de confianza, la envasé en tarros pequeños, y éste fue el resultado


Detalles entregados en el bautizo de Lucía

Muestra detalles entregados en el bautizo de Lucía

A la semana siguiente, es decir, el pasado 15 de octubre, se bautizó Mariña, la hija de mi primos Emilia y Antonio. Es una niña preciosa, a la que quiero muchísimo, y que estoy deseando que crezca para verla corriendo y curioseando aquí por la casa cuando venga de visita ^_^ 

Para el bautizo de Mariña, como me sobraron bastantes tarros y además había menos invitados, preparé un bote de miel y otro de mermelada para cada invitado,  los envolví en papel de polipropileno y los até con rafia natural, y así fue cómo quedaron. ¿os gustan...?


Muestra de los detalles del bautizo de Mariña

Obviamente esta entrada se la dedico a Samuel, a Lucía y a Mariña, a los que deseo un futuro lleno de felicidad y satisfacciones.

Nos vemos dentro de unos días, esta vez con una receta ;)

sábado, 5 de noviembre de 2016

Buñuelos de viento


Los que me seguís ya sabéis que dispongo de poco tiempo libre, y por ello últimamente suelo publicar contenido los fines de semana que es cuando estoy menos ocupada, aun así el pasado fin de semana y pese a hacer puente y quedarme en casa, me pudo la pereza y me permití un descanso. Eso sí, he aprovechado para cocinar, porque eso a mí me relaja mucho. En esos cuatro días, entre otras cosas, hice la receta que hoy os traigo: los buñuelos de viento.

Ya sabéis que éstos son muy típicos del día de Todos los Santos, y esa fecha este año ya ha pasado, pero en cualquier caso os dejo la receta porque están riquísimos y se pueden comer en cualquier época del año, de hecho también son típicos del día de San José y de Cuaresma. En Madrid, por ejemplo, hay pastelerías que los tienen a la venta durante todo el año.

En esta ocasión los he rellenado de nata, porque tenía un envase en el frigorífico y se acercaba la fecha de caducidad, pero también están muy ricos rellenos de crema pastelera, e incluso sin ningún relleno, están exquisitos.

Os dejo la receta.

Ingredientes (para unos 30 buñuelos):

-300ml. de agua
-150ml. de leche
-50gr. de azúcar
-50gr. de manequilla
-5gr. de sal
-300gr. de harina
-10gr. de levadura Royal
-5 huevos (este dato es aproximado, en esta ocasión necesité 5 pero eso puede variar ligeramente)
-aceite de oliva suave o de girasol para freír

Para decorar:
-Azúcar al gusto
-Canela molida

Para el relleno:
-Crema pastelera o nata montada

Preparación:

En primer lugar tamizamos la harina, la mezclamos con la levadura y reservamos. Aparte vertemos el agua y la leche en un cazo, añadimos la mantequilla, la sal y el azúcar y llevamos al fuego hasta que empiece a hervir removiendo de vez en cuando con una cucharada de madera. Después retiramos del fuego y añadimos la harina junto con la levadura de una sola vez, y removemos con la cuchara de madera hasta que la masa se despegue de las paredes y se forme una bola. Al principio parece un engrudo, pero poco a poco el calor hará que se desintegren todos los grumos y la masa vaya tomado forma. Si vemos que pierde calor, ponemos el cazo al fuego y lo retiramos alternativamente, durante el proceso. Cuando hayamos obtenido una bola compacta, retiramos definitivamente del fuego y esperamos a que la masa esté tibia antes de añadir los huevos.

Luego viene el paso más importante, y es que los huevos hay que añadirlos de uno en uno, y no se puede incorporar el siguiente mientras el anterior no esté totalmente integrado. La cantidad de huevos que os pongo en la lista de ingredientes es orientativa, pues solo sabremos que la masa está lista y no necesita añadirse más huevos, cuando al levantar la cuchara la masa cae formando lo que se conoce como “pico de pato”. Después de añadir los huevos, la masa tendrá un aspecto brillante, y aunque sigue siendo espesa, será ya mucho más cremosa.

Cuando tengamos la masa lista, tapamos el cazo con un paño de cocina y la dejamos reposar durante media hora.

Por último echamos abundante aceite en una sartén, lo llevamos al fuego, y cuando caliente (aunque no demasiado porque sino los buñuelos se doran por fuera pero quedan crudos por dentro) vamos echando pequeñas porciones de masa ayudándonos de dos cucharas. Veréis que crecen en la sartén y que ellos solos se dan la vuelta, eso es señal de que todo va bien. Después cuando veamos que están dorados uniformemente, y cocidos por dentro, los escurrimos y los llevamos a un plato sobre papel absorbente. Así hasta terminar con toda la masa. Por último echamos azúcar y un poco de canela molida en un plato, mezclamos y rebozamos los buñuelos de uno en uno.

Finalmente los rellenamos, para lo cual tienen que estar totalmente fríos, y con la ayuda de una tijera o un cuchillo, le hacemos un pequeño agujero y rellenamos con crema pastelera o con nata montada como hice yo en esta ocasión.