Hola de nuevo a todos. ¿Ya tenéis pensado el menú de las próximas fiestas? Bueno, si aun no lo tenéis claro, os dejo una propuesta que os encantará: Lechazo castellano en horno de leña.
Los que no tengáis horno de leña se puede hacer también en un horno convencional, pero en mí caso como por fin este año he podido ver cumplido mi sueño de hacerme con uno, puedo permitirme ese lujo, porque para mí es un auténtico lujo poder elaborar y disfrutar de un asado como lo preparaban nuestros antepasados, de la forma más tradicional y sana posible.
El horno lo instalamos en el sótano, y lo compramos en la localidad zamorana de Pereruela, famosa por la calidad del barro que emplean en su fabricación, que le permite alcanzar altas temperaturas. Os dejo una imagen para que veáis cómo ha quedado
Aparte del horno de leña que le confiere un sabor
especial, es también muy importante la calidad de la materia prima. Al parecer
por estas fechas, donde en las mesas de muchos hogares españoles se va a servir
cordero, entran en la comunidad de Castilla y León corderos procedentes de
otros países como por ejemplo Francia, para ser sacrificados en lo mataderos de
la zona y puestos a la venta como Lechazo Castellano, cuando en realidad no lo
son, por ello, para aseguraros que compráis la mejor calidad y evitar que os
den gato por liebre, buscad los que tengan el sello de calidad Tierra de
Sabor
Y ahora os dejo
con la receta.
Ingredientes
(para 4 personas):
-1/4 delantero de
lechazo castellano (en este caso he utilizado 2 paletillas)
-1 vaso de agua
-sal
-ensalada básica
de lechuga y tomate (para acompañar)
Preparación:
Cómo lo he
preparado en horno de leña, lo primero es calentarlo, y para ello abrimos el
tiro y la apertura de la puerta, e introducimos la leña en el interior del
horno, formando una especie de pirámide. Cualquier leña sirve, aunque la más
valorada es la de encina. En la base ponemos unos trozos de papel, y con una
cerilla encendemos el fuego. Cuando la leña se vaya consumiendo vamos añadiendo
más hasta que la cúpula del horno, que en un principio se había puesto negra,
se torne blanca, y el termómetro marque una temperatura superior a 200º.
Llegado ese momento, esperamos a que se consuma la leña que esté aun por
arder, y luego esparcimos las brasas por toda la base del horno, cerramos el
tiro y el apertura de la puerta, y esperamos unos minutos, que aprovechamos
para preparar el lechazo, tarea de lo más sencilla, porque sólo hay que salar
el cordero, introducirlo en una fuente también de barro de Pereruela, añadir un
vaso de agua en el fondo de la misma, para que durante el horneado haya humedad
en el horno y la carne no quede seca, y porque además la grasa que suelta luego
la carne en el horno se mezcla con ese agua y queda una salsa exquisita para
regar la carne por encima.
Ya con el cordero listo para ir al horno, apartamos algunas brasas a un lado para que el horno mantenga la calor más tiempo, y el resto de brasas las retiramos, después introducimos la fuente dentro, cubierta con papel de aluminio para que no se queme la parte de arriba, y la dejamos durante 30 - 45 minutos. Transcurrido ese tiempo le echamos un vistazo y si vemos que al pinchar con un tenedor está hecho, le damos la vuelta, añadimos más agua si se ha consumido la que le habíamos echado, y volvemos a cerrar el horno, pero esta vez ya sin el papel de aluminio, para que la parte que antes estaba abajo, y ahora es la que ha quedado por arriba, tenga un ligero color tostado y quede un poco crujiente, no demasiado tampoco, por lo que teniendo en cuenta que la temperatura dentro del horno sigue siendo alta (estos hornos mantienen la temperatura muchísimo tiempo), y que el cordero ya está casi hecho, habrá que vigilar con frecuencia por la mirilla de horno o sino por el respiro de la puerta, para que no se pase.
Yo en esta ocasión después de darle la vuelta en torno a los 30 ó 45 minutos, después necesitó muy poco tiempo para estar lista la carne, sobre unos 7 ó 10 minutos más aproximadamente, pero esto puede variar de una vez a otra, dependiendo de la temperatura que haya alcanzado el horno.
Cuando esté listo, ya lo servimos a la mesa, acompañado simplemente de un buen pan de hogaza y una ensalada básica de lechuga, tomate y cebolla aliñada con sal, vinagre y aceite de oliva virgen extra. Creedme que no se necesita nada más para disfrutar de este manjar de dioses. Espero que os haya gustado