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miércoles, 18 de septiembre de 2019

Tomate frito casero


Casi sin darme cuenta me encuentro a finales del verano, y sigo sin recuperar la rutina en el blog, a ver si ahora con el cambio de estación lo logro.

Afortunadamente la ausencia no se ha debido a nada malo, salvo un viaje de cuatro días a Dinamarca y Sur de Suecia que se malogró porque perdimos el avión, y no precisamente por llegar tarde, pues estábamos en el aeropuerto con mucha antelación, pero un despiste nos dejó en tierra,  de todos modos que todos los males sean esos.

Lo que más ilusión me hacía de este viaje era  cruzar el puente-túnel de Oresund que une ambos países y no ha podido ser, pero queda pendiente para otra ocasión.

Aprovechando que volábamos desde Oporto, vinimos haciendo turismo de camino a casa visitando los Arribes del Duero, varias localidades de mi querida Zamora, una pequeña visita a Palencia y su feria medieval que se celebraba esos días y  por último visita a León y regreso a casa. No fue lo mismo pero lo pasamos bien igual y sirvió para desconectar por unos días, que los cuidadores de personas dependientes como me ocurre a mí con mi madre, de vez en cuando nos viene bien unos días de descanso y nos sirve para recargar las pilas.

A la vuelta, aparte de los quehaceres del día a día, tocó hacer conservas caseras, pues la tomateras que tengo en la huerta están a rebosar, y estos días de atrás ha sido un no parar de hacer conservas en casa: pisto manchego, tomate frito, tomate pelado al natural y mermelada de tomate.

El tomate frito no lo tenía en el blog, y es un básico en la cocina, así que a continuación os dejo la receta y después cuando publique algún plato que incluya entre sus ingrediente el tomate frito os pongo un enlace a este post.

Los ingredientes que necesitáis para preparar tomate frito en casa son los siguientes:

-3kg. de tomates maduros
-6 dientes de ajos
-6 cebollas grandes
-150ml. de aceite de oliva virgen extra
-1 cucharada rasa de tomillo molido
-1 cucharada rasa de orégano
-1 pizca de pimienta recién molida (yo uso una mezcla de pimientas)
-sal
-azúcar (opcional)

Preparación:

En primer lugar debemos lavar a conciencia los tomates bajo el grifo con agua fría. Después retiramos el rabito y hacemos tres cortes longitudinales y reservamos.

Mientras lavamos los tomates ponemos una olla grade con agua al fuego, cuando comience a hervir añadimos los tomates y los escaldamos unos 2 ó 3 minutos, y después los retiramos a una fuente y los dejamos enfriar.

Si no os cogen todos los tomates juntos, los vais escaldando en tandas.

Cuando los tomates escaldados estén fríos le sacamos la piel y los echamos en un recipiente hondo.
 Cuando estén todos pelados los trituramos y reservamos en el frigorífico hasta el momento que nos pongamos a preparar el tomate frito..

Para hacerlo, primero ponemos una olla al fuego, añadimos el aceite de oliva virgen extra y cuando esté caliente incorporamos las cebollas bien picadas, salamos un poco y removemos de vez en cuando.

Cuando la cebolla tome un color transparente añadimos los ajos bien picados (yo los paso por el prensaajos), rehogamos un par de minutos más y finalmente añadimos el tomate triturado que teníamos reservado, y cuando levante el hervor lo dejamos a fuego muy suave entre 5 y 6 horas, removiendo de vez en cuando, hasta que el agua que sueltan los tomates se haya consumido y nos quede como un puré de tomate.

Media hora antes de retirar la olla del fuego salamos, y añadimos el tomillo molido, el orégano seco y la pimienta recién molida. Mezclamos bien y pasados unos minutos comprobamos el punto de sal rectificando si fuera necesario y también el punto de acidez añadiendo una pizca de azúcar si vemos que la salsa tiene un toque ácido.

En mi caso nunca le añado azúcar, porque utilizo tomates que han madurado en la planta y tienen ya una alta concentración de azúcares.

A continuación finalizada la cocción  podéis pasar el tomate frito por un pasapurés (nunca por la batidora porque quedaría con un color anaranjado nada bonito) si no queréis encontraros en la salsa con trocitos de verduras, pero a mí como no me importa pues la dejo tal cual y aun en caliente introduzco la salsa en tarros de cristal previamente esterilizados (se esterilizan introduciendo en una olla con agua hirviendo los frascos y las tapas y dejando hervir durante 15 minutos, luego se retiran de la olla, y se secan frascos y tapas  con papel de cocina.)

Una vez rellenados los tarros con el tomate frito en caliente, damos un golpe seco sobre la encimera para sacar burbujas de aire y tapamos prestando especial atención a que no queden restos de tomate frito en el borde del frasco pues podrían ser una fuente de bacterias que arruinarían la conserva.

Por último introducimos los frascos llenos y tapados en una olla con agua hirviendo, dejamos durante 20 minutos, y después los sacamos y los dejamos boca abajo sobre la encimera de la cocina hasta que estén totalmente fríos.

Una vez fríos damos la vuelta y comprobamos que la tapa está bien cerrada, colocamos una etiqueta con la fecha y listos para guardar en la despensa y pasar a  formar parte de un montón de platos que prepararemos a lo largo de todo el año.

Bueno, pues así es cómo preparo yo el tomate frito, os aseguro que está de vicio, nada que ver con el comprado, y pese a que pueda parecer mucho trabajo, como se hace mucha cantidad de cada vez, no lo es tanto.

Pues esto es todo por hoy. Volveré la próxima vez con una nueva receta, y espero no tardar tanto como viene siendo habitual últimamente en mí.

Hasta entonces. Gracias por seguirme

¡Sed muy felices!

domingo, 9 de octubre de 2016

Dulce de manzana


Hace unos días he visto una viñeta de un conocido humorista, que me hizo gracia. En ella aparecía un grupo de gente en la playa, unos bañándose y otros tumbados en la arena tomando el sol, y en medio un hombre vendiendo castañas asadas. Si a algo asociamos las castañas es al otoño, a los días fríos e incluso lluviosos, pero este año no solo no llueve (cosa que personalmente agradezco), sino que a juzgar por las altas temperaturas pareciera que seguimos en verano, y como la cosa no cambie vamos camino de comer las castañas asadas a la orilla del mar ;)

Pese a las altas temperaturas en las horas centrales del día, lo cierto es que las noches caen frías, y por las mañanas apetece tomar algo calentito… Esta oscilación térmica es una señal inequívoca de que el otoño ha llegado, y con él además de las castañas, llegan también los membrillos, las uvas, algunas variedades de manzana, y un montón de frutos más.

Pues de manzanas precisamente va la receta de hoy, en concreto el dulce de manzana, que es ideal para aprovecharlas cuando tenemos un excedente de ellas y queremos evitar que se nos estropeen, ya que el dulce de manzana lo podemos congelar, y así aguanta un sinfín de tiempo, luego cuando lo vayamos a consumir lo sacamos unas horas antes del congelador, y después lo mantenemos en el frigorífico una vez abierto, y así se conserva muchísimo tiempo, entre otras cosas porque el azúcar actúa como conservante natural.

La elaboración es idéntica a la del dulce de membrillo, y también en sabor recuerda en parte al dulce de membrillo, aunque resulta quizás un poco más suave... La verdad es que no sabría por cuál decantarme, los dos están exquisitos.

Os dejo ya con la receta

Ingredientes:

-1.200 gr. de manzanas.
-1.000 gr. de azúcar
-zumos de un limón

Preparación:

Lavamos bien las manzanas bajo el grifo del agua fría, sobre todo si son compradas, pues podrían tener restos de pesticidas. Luego las descorazonamos, las pelamos y las cortamos en gajos no muy grandes y las echamos en una olla. Por encima echamos el zumo de limón y el azúcar y dejamos macerar durante 12 horas aproximadamente. Yo lo que hago es dejarlas macerando toda la noche, y luego a la mañana siguiente sigo con la preparación.

Una vez transcurrido el tiempo de maceración, podréis comprobar que parte del azúcar se ha disuelto y la mezcla está más líquida. Ese es el momento de poner la olla al fuego y dejar cocer por espacio de 50 minutos a 1 hora. Después trituramos todo con la batidora.

Para terminar solo nos queda envasar el dulce de manzana en tuppers, los cuales dejaremos abiertos, en un lugar fresco y seco, durante 48 horas, y después ya podemos taparlos y  guardarlos en el frigorífico si lo vamos a consumir ya, o bien congelarlos, y así se conserva durante un año ó más.

Observaciones:

Para que el dulce de manzana cuaje sin problema son importantes dos cosas: la primera utilizar manzanas de la variedad Reineta o Granny Smith, y segunda, que el porcentaje de azúcar empleado no sea infierior al 80% de la fruta.

Con estos consejos no deberíais tener ningún problema, así que si os gusta la receta no dudéis en ponerla en práctica. Os encantará seguro ;)

miércoles, 21 de octubre de 2015

Dulce de membrillo


Hoy vuelvo de nuevo con una receta dulce y muy otoñal: el dulce de membrillo.

Realmente tengo que reconocer que aunque prefiero la primavera y el verano, el otoño también tiene sus encantos, pues aunque llega el frío y la lluvia, y la vegetación se apaga, al otoño no le falta colorido, ya que los tonos verdes de la primavera, dan paso a una amplia gama de tonalidades pardas, ocres y rojizas, que tiñen de color el paisaje y le otorgan un encanto especial.

Aparte de paisajes evocadores, el otoño nos trae también otros regalos muy apetecibles como las setas, las castañas, o el mismo membrillo, del que versa la entrada de hoy.

El membrillo es un fruto muy aromático, pero muy astringente y duro, por lo que no se puede comer crudo, pero preparado como os muestro a continuación, es una autentica delicia. Vamos con ello.

Ingredientes:

-1kg. de membrillos (pelados y limpios)
-800gr. de azúcar
-zumo de 1 limón

Preparación:

Lo primero es lavar los membrillos y quitarles esa vellosidad aterciopelada que los recubre. Luego se pelan y se corta cada membrillo  en 4 trozos, y se les saca el corazón y las pepitas.

Después los echamos en una olla, los cubrimos con agua fría, y los llevamos al fuego, donde los dejaremos hervir hasta que estén cocidos. En ese momento los retiramos del fuego, los colamos y los dejamos enfriar.

El siguiente paso es pesarlos, y los ponemos en  una  olla, añadiendo además 800gr. de azúcar por cada kilo de membrillos, y el zumo de un limón. Ponemos de nuevo a fuego bajo, y removiendo con frecuencia, para evitar que se peguen al fondo. Dejamos al fuego durante una hora pasada, hasta que veamos que el membrillo adquiere un color rojizo y que ha espesado. En ese momento, pasamos la batidora, trituramos bien todo, y cuando haya perdido algo de calor lo metemos en tuppers untados con un poco de aceite de girasol para que luego desmolde con más facilidad.

Para asegurarnos de que el membrillo va a cuajar, y no lo retiramos del fuego antes de tiempo, basta con poner un plato o fuente en el congelador, luego lo sacamos y echamos en él una cucharadita del membrillo que tenemos en la olla, si vemos que se endurece es señal de que está listo.

Es importante también dejar los tuppers abiertos durante 2 ó 3 días, porque el membrillo se seguirá secando durante las horas siguientes a su elaboración. Después ya podemos cerrar los tuppers y guardarlos en el frigorífico donde se conservan durante un año sin problemas, pero si no queréis ocupar espacio en el frigorífico, también los podéis guardar en el congelador, donde se conservarán aun mucho más tiempo.

Últimamente yo lo que hago, es envasar el membrillo en un tupper grande, y luego al pasar  2 ó 3 días de meterlo en el tupper, lo corto en porciones, y lo meto en bolsas para envasar al vacío, y después esas bolsas las guardo en el congelador y voy cogiendo a medida que necesito.

Hay gente que ya tritura el membrillo en el momento de añadir el azúcar, pero yo prefiero esperar al final, cuando ya está cocido y se apaga el fuego, porque así no salpica.

Nada más por hoy, espero que os haya gustado la receta. Con ese deseo me despido hasta el próximo día.

Un beso.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Conserva de judías y zanahorias


Estamos a finales del verano, y en esta estación es cuando se recogen los frutos de la huerta, porque después con el otoño, bajan las temperaturas y se malogran. Lo que ocurre es que se junta mucha cantidad y para darle salida, las conservas son muy socorridas, y nos permiten disponer de las hortalizas de nuestra huerta a lo largo del año, cuando las necesitemos.

En mi caso, a pesar de disponer de una pequeña parcela destinada a huerta, tenía plantados pimientos morrones y de Padrón, tomates, pepinos, lechuga, cebollas, chalotas, repollo, coliflor, berzas, fresas, hierbas aromáticas (hinojo, tomillo y orégano), patatas, judías y zanahorias... 

Es increíble lo generosa que es la Madre Naturaleza, y ver lo mal que la tratamos (me incluyo) me hace sentir mal. Lástima que pronto se me pasan los remordimientos de conciencia y vuelvo a caer en prácticas inadecuadas, algo voy mejorando, pero aun puedo hacer mucho más de lo que hago.

En la entrada de hoy, lo que os presento, más que una receta, es una técnica para conservar productos de la huerta, en este caso judías y zanahorias. Vamos con ella.

Ingredientes:

-Zanahorias
-Judías
-Agua mineral sin gas (de la embotellada)
-Zumo de limón
-Sal

Preparación:

Lo primero es disponer de botes de cristal debidamente esterilizados, para ello los hervimos en agua (sirve agua del grifo) durante unos 15 minutos (los botes y las tapas)

Mientras se esterilizan los botes lavamos bien las hortalizas, luego cortamos el rabito y la punta de las judías, y pelamos las zanahorias.
 
A continuación cortamos las judías en trozos pequeños de unos 2cm. y las zanahorias en rodajas. Pasados los 15 minutos con los botes hirviendo dentro del agua, los retiramos y los secamos y echamos en ellos las hortalizas, alternando capas de judías y zanahorias hasta llenar los botes.

A parte, mezclamos 1 litro de agua mineral sin gas (de la embotellada), el zumo de medio limón, y dos cucharaditas (de las del café) de sal fina, removemos bien y llenamos los botes con esa agua hasta arriba, luego los tapamos y los hervimos durante 45 minutos aproximadamente. 

Pasado este tiempo los retiramos del agua, y los dejamos boca abajo hasta que enfríen por completo, así habrán hecho el vacío, y ya los podemos etiquetar y guardar en la despensa, y después cuando queramos hacer una ensaladilla rusa, por ejemplo, sólo es vaciar el bote.

Yo he optado por hacer una mezcla de judías y zanahorias, pero lógicamente se pueden envasar por separado. Se pueden también envasar las judías enteras, y la zanahoria se puede rallar previamente y luego seguir el mismo procedimiento (aunque en este caso no necesitaría 1 hora de cocción, bastaría con unos 10 minutos). Otra posibilidad es embotar en el mismo recipiente judías, zanahorias y guisantes. En fin, las posibilidades son múltiples, y con esta técnica se mantienen todas las propiedades organolépticas de los alimentos.

Espero que os haya gustado esta técnica, y os sea de utilidad.

Un abrazo.

jueves, 20 de agosto de 2015

Mermelada de Melocotón


La primera receta que traigo al blog es una mermelada, de melocotón en este caso, pues estamos en plena temporada.

El melocotón, el albaricoque, y la fresa, son frutas muy aromáticas, y muy apropiadas para hacer mermelada.

De un tiempo a esta parte soy una entusiasta de las conservas caseras, especialmente de las mermeladas. Son una opción fantástica para un regalo, y por supuesto para surtir la despensa y disfrutar de nuestra fruta preferida fuera de temporada.

Yo la utilizo mucho cuando hago yogures. Pongo una capa de mermelada abajo y luego el yogur arriba, y están riquísimos, pero esa receta la pondré en una futura entrada, ahora vamos con lo que toca, la mermelada de melocotón, y para hacerla necesitamos los siguientes 

Ingredientes:

-1kg de melocotones (Ya lavados, pelados y deshuesados)
-650r. de azúcar
-zumo de un limón

Lo primero es lavar concienzudamente los melocotones, pelarlos y deshuesarlos, y luego se trocean y se echan en una olla junto con el azúcar y el zumo de limón. Se dejan macerando durante unas horas. En mi caso suelo dejarlos toda una noche, y al día siguiente por la mañana pongo la olla a fuego medio, durante 30 minutos aproximadamente, removiendo de vez en cuando.

Pasado ese tiempo la fruta suele estar totalmente cocida, la aparto del fuego y la trituro con la batidora. Después la pongo de nuevo al fuego hasta que adquiere la consistencia deseada. Cuanto más larga sea la cocción más irá reduciendo y por tanto espesando.

En caliente es más complicado comprobar qué consistencia tiene, por lo que el truco para no pasarnos con la cocción, es coger un cucharada y echarla en un plato, cuando enfríe vemos como queda y si nos parece que está aun muy líquida se deja un poco más al fuego.

Cuando esté en el punto de consistencia deseado, apagamos el fuego, y en caliente echamos la mermelada en botes de cristal que habremos esterilizado previamente (botes y tapas) poniéndolos a hervir durante unos veinte minutos en agua y luego secándolos cuidadosamente.

Mientras la mermelada se va haciendo, ponemos una olla con agua al fuego. Una vez que la mermelada esté en su punto, cerramos los botes con la tapas, y los echamos en la olla con agua hirviendo,  los dejamos durante 20 minutos, después los retiramos del agua, y los dejamos boca abajo hasta que enfríen, de esa manera hacen el vacío, y ya quedan listos para ponerles una etiqueta con el nombre del producto y la fecha de envasado, y guardarlos en la despensa, donde se conservan durante muchísimo tiempo.

La mermelada sale también muy rica si la preparáis en la thermomix y os ahorra mucho trabajo y tiempo, en ese caso debéis utilizar la mitad de ingredientes de cada vez, es decir, 500gr. de melocotones, 325gr. de azúcar, y el zumo de medio limón.

Y los pasos a seguir para su preparación son los siguientes:

1- Ponemos en el vaso el azúcar, el zumo de limón y la fruta troceada y trituramos 10 seg./ velocidad 6
2- Programamos 30min./varoma/velocidad 1 y colocamos el cubilete del revés y encima de éste el cestillo, también del revés para asegurarnos que no salpique.
3- Comprobamos el punto de cocción de la mermelada y si no tiene aun la consistencia deseada programamos 7 min./varoma/velocidad 1, después cuando esté en el punto optimo procedemos a envasarla como se ha descrito más arriba. 

Espero que os haya gustado la receta, y que os animéis a ponerla en práctica. Os aseguro que el resultado os encantará.

Un abrazo.