En el anterior
post os había dicho que si me daba
tiempo subiría la receta de las torrijas de vino y miel, tan típicas de estas
fechas, sobre todo en el sur de España, y la verdad es que aunque no voy bien
de tiempo, si que preparé torrijas, pero en casa me las pidieron de leche, más
típicas de aquí del norte, de modo que las de vino y miel quedan para otra
ocasión.
La receta de las
clásicas torrijas de leche la podéis ver pinchando aquí, y hoy lo que sí os
dejo es la receta del pan para torrijas.
Es un pan con una
miga compacta y consistente, que lo hace ideal para emplear en esta receta,
pues absorbe mucho más líquido y no se
deshace, con lo cual logramos una torrija mucho más jugosa. Os aseguro que si
probáis a preparar las torrijas con este pan no volveréis a utilizar otro.
Actualmente en
muchos establecimientos ya venden un pan especial para torrijas, con las
características que os acabo de describir, pero cobran lo que no está escrito
por él, y con la fácil que es de preparar en casa no os aconsejo que lo compréis.
Además lo casero es mucho más sano y natural.
Os dejo con la
receta por si os animáis.
Ingredientes:
-300gr. de harina
de fuerza
-180ml. de leche
entera
-1 huevo
-1 cucharadita de
azúcar
-una pizca de sal
-12gr. de
levadura fresca ó 5g. levadura seca de
panadero
Preparación:
Echamos en la cubeta de la panificadora la leche, el huevo, el azúcar, la
sal, la harina y la levadura, por ese orden. Seguidamente seleccionamos el
programa de amasado con fase posterior de levado, que en mi máquina es el
número 7 y tiene una duración de 1 hora y 30 minutos, de los cuales los primeros 20 minutos son de amasado y los
restantes son de levado.
Una vez finalizado el programa, encendemos el horno a 200º con calor arriba
y abajo, y mientras se calienta, retiramos la masa de la cubeta, la
desgasificamos y la echamos en un molde rectangular tipo bundt cake, después la
introducimos en el horno, en la parte central, durante aproximadamente 45
minutos (dependerá un poco de cada horno)
Si vemos que se dora mucho por la parte de arriba, colocamos encima un
trozo de papel de aluminio, y continuamos con la cocción.
Sabremos que el pan está hecho por dentro si al pinchar con un palillo,
éste sale limpio. En ese momento retiramos el pan del horno y lo colocamos
sobre una rejilla hasta que enfríe. Después cortamos en rebanadas de 1,5 cm.
aproximadamente y guardamos en una panera hasta el día siguiente para que el
pan se ponga algo duro.
Esto último ni siquiera es obligatorio, pues es un pan de miga compacta que
incluso horneado del día se podría emplear para hacer las torrijas, pero si no
tenéis prisa, lo mejor es dejarlo de un día para otro.
Por supuesto que este pan también se puede amasar a mano, no tiene ninguna
complicación, para ello echáis en un cuenco el huevo ligeramente batido, la
leche, la sal y el azúcar. Mezclamos bien con una espátula de madera para que
se disuelva la sal y el azúcar y a continuación echamos la levadura y la harina
en dos ó tres tandas, ayudándonos al principio de la espátula de madera, y
luego cuando la masa ya sea más consistente, seguimos amasando con las manos
hasta formar una bola.
Después colocamos esta bola en un cuenco (el cual
habremos espolvoreado un poco de harina en el fondo para que luego no se pegue
la masa abajo cuando la vayamos a retirar), tapamos con un paño de cocina y
esperamos a que doble el volumen.
Cuando la masa haya crecido hasta doblar volumen, desgasificamos, echamos en un
molde rectangular y horneamos durante aproximadamente 45 minutos a 200º con
calor arriba y abajo en la parte central del horno.
Podéis creerme que me resulta más latoso redactar la receta que elaborar el
pan, con eso ya os lo digo todo, así que la próxima vez que hagáis torrijas
animaros a prepararlo veréis como quedáis encantados con el resultado.
Bueno, pues termino por hoy, el domingo ó el lunes volveré para enseñaros
las fotos de las Monas de Pascua que preparé estos días.
Os espero. Mientras sed muy felices.