martes, 7 de diciembre de 2021
Stollen (Pan Dulce Alemán)
viernes, 3 de diciembre de 2021
Detalles para invitados 2020 y 2021
viernes, 26 de noviembre de 2021
Bica de Castañas
lunes, 22 de noviembre de 2021
Tejas de almendra
La receta que os traigo hoy, las tejas de almendra, son muy versátiles en repostería, pues igual sirven para acompañar un café con leche por la mañana en el desayuno, como un té a media tarde, pero también resultan ideales acompañando un postre tipo pudin o flan, unas natillas…, y desde luego es el acompañamiento perfecto para un helado, sobre todo si es un helado de frutas con un toque ácido, porque el contraste del ácido con el dulzor de la teja casan de maravilla.
Sin más demora, vamos con la receta.Ingredientes:
-2 claras de huevo
-150gr. de azúcar
-125gr. de almendra laminada
-50gr. de mantequilla
-30gr. de harina de trigo
Preparación:
En primer lugar separamos las yemas de las claras, reservando las primeras para otra preparación porque en esta receta no las vamos a necesitar, y las claras las batimos a punto de nieve.
A medio batir añadimos el azúcar en dos tandas, y seguimos batiendo hasta que estén bien firmes. En ese momento añadimos la mantequilla derretida y tibia, y seguimos batiendo hasta incorporarla. Después añadimos la harina, la integramos y añadimos la mitad de las almendras laminadas y mezclamos con una cuchara.
A continuación en una bandeja de horno, sobre papel de hornear, ponemos media cucharada sopera de la mezcla en seis montoncitos.
Una vez sacadas del horno, hay que despegarlas del papel con una espátula o el filo de un cuchillo antes de que se enfríen, y colocarlas sobre un rodillo de cocina u otro objeto cilíndrico similar, para que cojan la forma de tejas.
Se procede así con el resto de la masa, y una vez horneadas y formadas todas las tejas, cuando estén frías, se guardan en una caja metálica, donde se conservan durante varios días.
jueves, 11 de noviembre de 2021
Pizza de atún, cebolla y aceitunas negras
Desde julio del año 2015 que empecé con el blog, hasta la fecha,
no había publicado la receta de ninguna pizza. La de hoy es la primera, y eso
que las preparo con cierta frecuencia, y tienen mucho éxito en casa, así que
entre la larga lista de recetas que tengo pendientes de publicar, he pensado
que ya era hora de darle visibilidad a las pizzas.
La masa que utilizo es siempre la misma, es una masa de pan que me
da muy buen resultado, y cuando algo funciona para qué cambiar. Digo esto,
porque a la pizza, muchas veces terminamos poniéndole restos de ingredientes de otras recetas que
tenemos en el frigorífico, para evitar que se estropeen, al menos en mi caso
sucede así, de modo que tener una base de pizza que dé buen resultado es ideal,
porque después el relleno cada uno le pone el que quiera, y en ese sentido,
esta masa es ideal.
Tengo pendiente, eso sí, de probar una masa de fermentación lenta,
que no necesita amasado, y a simple vista queda espectacular, pero de momento
todavía no hice ningún experimento con ella. En todo caso si me da resultado la
utilizaré en determinadas ocasiones, pero la que vengo usando siempre, por muy
buenos resultados que obtenga con la otra, la seguiré usando porque es más
rápido el proceso y el resultado magnífico.
La pizza elegida para esta ocasión lleva unos ingredientes que casan muy bien, y son los que os paso a detallar sin más dilación.
Ingredientes:Para la masa
-240gr. de harina de fuerza
-150ml. de agua
-1 cucharada de aceite de oliva
-1 cucharadita de sal
-12gr. de levadura fresca de panadería (ó ½ sobre de levadura seca de panadería)
Para el relleno
-1 cebolla mediana
-80gr. de atún en aceite de oliva (peso escurrido)
-1 puñado de aceitunas negras deshuesadas
-180gr. de mezcla de quesos (en mi caso emmental, gouda y mozzarella)
-70gr. de tomate triturado
-orégano seco
Preparación:
Empezaremos preparando la masa, y en mi caso pese a que tengo
panificadora, y para hacer masas es ideal, por comodidad y para acelerar el
proceso, utilizo la thermomix. Para ello echo el agua, la sal y el aceite de
oliva en el vaso, y programo 3 minutos/ temperatura 37º/velocidad cuchara.
Después añado el resto de ingredientes, es decir, la harina y la levadura, y
programo 3 minutos/función amasar. Una vez terminado de amasar, guardo la masa
en un cuenco untado en aceite, y lo cubro con papel film para que la masa haya
doblado el volumen.
Si no tenéis robot de cocina para preparar la masa, se amasa
perfectamente a mano, para ello echáis en un recipiente amplio la harina
previamente tamizada y la sal, removéis con una cuchara de madera para mezclar,
y luego hacéis un huevo en medio como si
se tratase del cráter de un volcán, y añadís en él el agua tibia, en la cual
habréis desleído previamente la levadura. Después vais mezclando con la ayuda
de una cuchara de madera en un principio, y luego cuando se empiece a formar
una bola, seguís amasando en la encimera, con las manos, durante unos diez
minutos. A continuación guardáis la masa en un cuenco untado en aceite y lo
tapáis para evitar que entren corrientes de aire, y ya solo queda esperar que
la masa doble su volumen, en ese momento
estará lista para seguir con la preparación de la pizza.
Con la masa ya lista, el siguiente paso consiste en precalentar el
horno, con calor arriba y abajo, a 250º.
Mientras el horno se va calentando, estiramos la masa con la ayuda de un rodillo, dándole la forma deseada (en este caso yo la hice redonda, pero otras veces la hago rectangular), y la colocamos sobre la bandeja. Sobre esta base extendemos el tomate triturada, y sobre él espolvoreamos orégano seco al gusto.
Seguidamente añadimos el atún desmenuzado, la cebolla cortada en juliana fina, y las aceitunas (enteras o cortadas por la mitad, al gusto de cada uno)
Por último distribuimos el queso por toda la superficie, y horneamos con la bandeja del horno situada sobre la base del mismo, es decir, la bandeja, en contacto con la base del horno. Esto último es importantísimo para que la base de la pizza salga crujiente.
Finalmente cuando veamos que la pizza está lista, en mi horno en
torno a los 12-15 minutos, la retiramos y la colocamos sobre una rejilla hasta que
enfríe un poco y podamos dar buena cuenta de ella.
Nada más por hoy, nos vemos en unos días con una nueva receta.
Hasta entonces, que seáis muy felices.
Un abrazo.
jueves, 4 de noviembre de 2021
Galletas rizadas extremeñas
La receta de hoy es de unas galletas elaboradas a base de manteca
de cerdo, muy típicas de los pueblos de Extremadura, que se caracterizan por su
forma rizada, la cual lograban pasando la masa un accesorio dentado que venía
con la máquina de embutir los chorizos y picar la carne, que se usan en los
pueblos en la época de matanza.
Abajo os dejo una foto del despiece para que la veáis.
Yo no tenía la maquinita, pero hace tiempo ya que conseguí hacerme
con una pequeña, que además de para picar carne y embutir chorizos (aunque yo
no le doy ese uso) tiene este accesorio para hacer las galletas rizadas y para
hacer churros, y desde que la tengo ya hice varias veces estas galletas, y también churros, porque es muy cómoda. Pero hoy no toca hablar de los
churros, sino de las galletas rizadas, y para prepararlas se necesitan los
siguientes
Ingredientes:
-550gr. de harina-1 huevo
-125gr. de manteca de cerdo
-250gr. de azúcar
-125ml. de leche
-ralladura de un limón (o una cucharadita de vainilla o de canela en polvo, según gustos)
-1 cucharadita de bicarbonato
-1 cucharadita de levadura en polvo
-2 cucharaditas de sal
Preparación por el método tradicional:
Empezamos batiendo la manteca de cerdo a temperatura ambiente
junto con el azúcar, cuando hayamos conseguido una mezcla homogénea añadimos el
huevo, seguimos incorporando, y cuando esté añadimos la leche, la sal, la
ralladura de limón e integramos bien de nuevo. Después añadimos la sal y la
harina a tandas, y vamos mezclando todo, al principio con una cuchara de
madera, y al final con las manos hasta incorporar toda la harina y formar una bola que
dejaremos en reposo al menos unas dos horas en el frigorífico.
Transcurrido el tiempo de reposo, procedemos a dale forma a las
galletas, para ello montamos la máquina, y después cogemos trozos de masa, que
vamos echando en la boca de la misma, damos a la manivela hasta que vaya
saliendo la galleta por el orificio dentado, cortamos con unas tijeras del
tamaño deseado, y las vamos colocando en una bandeja de horno sobre papel de
hornear.
Luego con el horno precalentado a 180º, las dejamos hasta que tengan un ligero color dorado, en ese momento, retiramos del horno, y las dejamos enfriar sobre una rejilla.
Se conservan bastante tiempo guardadas en un tupper o en una caja
hermética.
Preparación en Thermomix:
Para preparar estas galletas en la thermomix debéis seguir los
siguientes pasos
1-Echar en el vaso la manteca a temperatura ambiente junto con el
azúcar y programar tiempo 20 segundos /velocidad 4
2-Añadir el huevo y programar tiempo 15 segundos /velocidad 4
3-Agregamos la ralladura de limón (o la canela o vainilla según
gustos), el bicarbonato, la sal y la leche y programamos tiempo 20 segundos /
velocidad 4
4-Incorporamos la mitad de la harina y programamos tiempo 15
segundos / velocidad 5
5-Añadimos la levadura y el resto de la harina, y programamos
tiempo 3 minutos/ función amasar.
A partir de aquí, con la masa ya preparada, procedemos de la misma
manera que por el método tradicional.
Espero que os haya gustado la receta, y si tenéis la maquinita
en casa, no dejéis de prepararlas, os aseguro que están muy ricas y desde luego
son más sanas que las industriales, de eso no cabe duda. Además podéis doblar
cantidades, y hacer el doble de galletas (os saldrán unas 60) así tenéis
galletas para un café con leche a media tarde o para el desayuno durante muchos
días pues como os dije, bien guardadas se conservan mucho tiempo.
Y sin más me despido por hoy. Nos vemos en unos días. Un abrazo
miércoles, 27 de octubre de 2021
Bollitos de calabaza para Halloween
Se acerca Halloween, y aunque es una temática que no me gusta absolutamente nada, pero nada de nada, al tener el blog, siempre se procura que las publicaciones vayan acorde con la época del año que corresponda, y por eso el año pasado por estas fechas publiqué unas galletas con forma de calabaza, y este año me decanté por unos bollitos también con forma de calabaza, que le vi a Esbieta.
Elegí esta receta por varios motivos, principalmente porque las recetas de Esbieta nunca fallan, también
porque me gustó mucho como quedan los bollitos una vez horneados, y si a eso le
añadimos que tengo en casa calabazas de mi huerto, la elección estaba clara, y
tengo que decir que no me equivoqué, al contrario, fue todo un acierto. Salen
unos bollitos muy esponjosos, ideales para tomar así solos sin más acompañando
un café con leche por la mañana, para untar con mermelada, etc.
Como llevan poco azúcar, admiten también un relleno salado, como
por ejemplo unas lonchas de queso o de embutido.
Ingredientes (para 8 bollitos):
Preparación:
Lo primero que tenemos que hacer es asar la calabaza, para ello yo
aproveché que ese día hice un asado en el horno de leña, y luego con el calor
residual asé la calabaza cortada por la mitad.
Después de asarla, esperamos a que enfríe, vaciamos la pulpa, y la
aplastamos bien con un tenedor hasta hacer un puré. Reservamos
Aparte echamos en azúcar en agua templada, removemos hasta
disolver, a continuación añadimos la levadura, y removemos hasta disolver de
nuevo. Dejamos reposando unos 10 ó 15 minutos, para que se active la levadura.
Añadimos a la cubeta de la panificadora la harina previamente
tamizada, la sal, el puré de calabaza, la yema de huevo (reservamos la clara
que nos hará falta más adelante), la levadura, y seleccionamos el programa de “solo
amasado” que en mi máquina tiene una duración de 20 minutos. Al finalizar,
dejamos reposar 5 minutos, y después se añade la mantequilla a temperatura ambiente
cortada en cubitos, y seleccionamos de nuevo el programa de “solo amasado” para
que amase de nuevo otros 20 minutos.
A continuación retiramos la masa a un recipiente, cubrimos con
papel film, y esperamos a que doble su volumen. Después la volcamos en la
encimera espolvoreada con un poco de harina, y amasamos un poco con las manos
para desgasificarla.
Seguidamente dividimos la masa en 8 porciones del mismo peso, formamos con cada una de ellas una bolita, en el centro hacemos un hueco y colocamos una nuez pecana simulando el rabito de la calabaza, luego con un cuchillo hacemos 8 cortes equidistantes, sin llegar al centro, y colocamos los bollitos en una bandeja de horno sobre papel de hornear.
Tapamos con papel film, y esperamos de nuevo a que doblen el volumen. Cuando lo hayan hecho, pincelamos con la clara del huevo, y llevamos al horno precalentado a 150º calor arriba y abajo.
Los dejamos hasta que tengan un bonito aspecto dorado por la parte de arriba, en ese momento retiramos del horno, y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Se conservan bien durante un par de días, pero para ello hay que guardarlos dentro de una bolsa de plástico cerrada.
Y con esto termino por hoy. Nos vemos en unos días.
Un abrazo.
domingo, 17 de octubre de 2021
Revuelto de gambas y espárragos trigueros
domingo, 10 de octubre de 2021
Canutillos rellenos de crema pastelera
Hoy vengo con una receta dulce que es un poco laboriosa, pero el resultado final hace que merezca la pena el esfuerzo.
Tiene como ventaja que estos
canutillos se pueden preparar con unos días de antelación, guardándolos en una
lata de galletas, y en el último momento se rellenan.
Otra ventaja que tienen es
que la masa una vez preparada congela perfectamente, de modo que si nos sobra
masa, la guardamos en el congelador y en otro momento que nos apetezca preparamos
más canutillos. Yo tuve una congelada durante más de un año, y os doy mi palabra, que cuando la descongelé e hice los canutillos, no noté ninguna pérdida de sabor, ni tampoco me dio problemas para trabajar la masa a la hora de formar los canutillos.
Para preparar estos canutillos,
también conocidos como cañas rellenas, se necesitan unos utensilios tubulares
que hay a la venta en muchos bazares y ferreterías, sino en internet se
encuentran con facilidad.
Estos canutillos se utilizan
exclusivamente para tal fin, aunque hace años nuestras abuelas utilizaban cañas
de cáñamo, que reservaban de una vez para otra, tanto que en algunas familias,
estos canutillos artesanos, pasaban de generación en generación.
No es mi caso, pues esta
receta en mi casa no se hacía, hasta que probé las cañas en un viaje a Zamora donde son
muy típicas, y también en La Mancha y en la localidad orensana do Carballiño.
Me gustaron tanto, que buscando recetas, la que os muestro hoy es la que más me
gustó, así que os dejo con la lista de ingredientes y el proceso de
elaboración, por si os animáis a prepararlos.
Ingredientes:
Preparación:
En primer lugar ponemos una taza de aceite al fuego con la corteza de una naranja y la de un limón. Cuando las
cortezas empiecen a dorarse, apartamos del fuego, retiramos las cortezas, y dejamos enfriar.
Cuando el aceite esté frío,
lo añadimos a un cuenco, añadimos también el zumo de naranja, el vino blanco y
el licor de anís, mezclamos y añadimos una pizca de sal, removemos para
integrar, y luego vamos añadiendo harina poco a poco.
La cantidad de harina no os
la pongo porque va a depender del tipo de harina que utilicéis, pues no todas
las harinas absorben la misma cantidad
de líquidos, pero lo que hay que conseguir es una masa que se despegue de las
manos, y que no esté muy dura.
Al principio para amasar os
ayudáis de una cuchara de madera, y luego cuando se despegue de las paredes,
ayudaros de las manos hasta que se forme una bola blandita.
Una vez hecha la masa de los canutillos, hay que darles forma, para ello untamos con aceite de girasol la encimera de la cocina, luego vamos cortando pequeñas porciones de masa con que nos llegue para cubrir un rodillo.
Cuando tengamos la masa alrededor del canutillo, lo hacemos rodar sobre la encimera para que se sellen bien los bordes y reservamos. Así hasta terminar con todos los canutillos.
Aparte echamos abundante aceite
de girasol en un cazo, y lo ponemos a fuego medio. Cuando el aceite esté
caliente, añadimos los canutillos de uno en uno, sin añadir el siguiente mientras
no se retire el anterior, así hasta freír todos los canutillos y que queden con
un bonito color dorado por todos los lados.
A medida que se van
retirando del aceite, se les saca el canutillo en caliente, con la ayuda de una
servilleta o un paño de cocina, porque si dejamos que se enfríen, luego no se desprenden.
Una vez fritos los canutillos,
los rebozamos ligeramente en una mezcla de azúcar y canela molida, y reservamos
en una lata de galletas o un recipiente hermético hasta la hora de rellenarlos.
Se guardan perfectamente durante unos días o una semana incluso.
Para el relleno, normalmente
se utiliza crema pastelera, y para prepararla ponemos un cazo al fuego con la leche, la cáscara de limón y la canela en
rama, cuando levante ebullición tapamos y dejamos infusionar hasta
que enfríe. Colamos la leche para retirar la corteza de limón y la canela, y
nos aseguramos de que tenemos 500ml. de leche,(mejor antes de hervirla echar un
poquito más porque en el fuego parte se va en el vapor)
Cuando la leche haya
enfriado, reservamos un vaso y la restante la ponemos de nuevo al fuego junto con el azúcar y llevamos a ebullición, (si
utilizamos el mismo cazo debemos lavarlo bien sino luego se adhiere a las
paredes y le da mal sabor).
Mientras, al vaso de leche
que reservamos le añadimos las dos yemas, y la maicena, mezclamos bien con un
batidor de varillas o con un tenedor hasta obtener una mezcla homogénea, y cuando la leche que
tenemos al fuego esté a punto de entrar en ebullición, añadimos esta mezcla de
huevos y maicena, y removemos sin parar con el batidor de varillas, hasta que
espese. En ese momento retiramos del fuego, tapamos con papel film para evitar
que haga costra, y dejamos que enfríe. Después la guardamos en el frigorífico
hasta el momento de rellenar los canutillos.
Para rellenar las cañas o canutillos,
introducimos la crema pastelera en una manga, luego introducimos la boquilla
por un extremo del canutillo y apretamos, y luego hacemos lo mismo por el otro
extremo, y listo para servir.
Estos canutillos son una delicia,
ideales para un desayuno tardío de domingo, o de un fin de semana de puente como
este del Pilar, son perfectos también para una merienda acompañando un café con
leche o una infusión, y por supuesto como postre con un rosetón de nata como
acompañamiento o un coulis de frutos rojos por ejemplo.
Y por hoy nada más, nos
vemos dentro de unos días con nueva receta. Hasta entonces.
Un abrazo.