Hoy vengo con una receta dulce que es un poco laboriosa, pero el resultado final hace que merezca la pena el esfuerzo.
Tiene como ventaja que estos
canutillos se pueden preparar con unos días de antelación, guardándolos en una
lata de galletas, y en el último momento se rellenan.
Otra ventaja que tienen es
que la masa una vez preparada congela perfectamente, de modo que si nos sobra
masa, la guardamos en el congelador y en otro momento que nos apetezca preparamos
más canutillos. Yo tuve una congelada durante más de un año, y os doy mi palabra, que cuando la descongelé e hice los canutillos, no noté ninguna pérdida de sabor, ni tampoco me dio problemas para trabajar la masa a la hora de formar los canutillos.
Para preparar estos canutillos,
también conocidos como cañas rellenas, se necesitan unos utensilios tubulares
que hay a la venta en muchos bazares y ferreterías, sino en internet se
encuentran con facilidad.
Estos canutillos se utilizan
exclusivamente para tal fin, aunque hace años nuestras abuelas utilizaban cañas
de cáñamo, que reservaban de una vez para otra, tanto que en algunas familias,
estos canutillos artesanos, pasaban de generación en generación.
No es mi caso, pues esta
receta en mi casa no se hacía, hasta que probé las cañas en un viaje a Zamora donde son
muy típicas, y también en La Mancha y en la localidad orensana do Carballiño.
Me gustaron tanto, que buscando recetas, la que os muestro hoy es la que más me
gustó, así que os dejo con la lista de ingredientes y el proceso de
elaboración, por si os animáis a prepararlos.
Ingredientes:
Preparación:
En primer lugar ponemos una taza de aceite al fuego con la corteza de una naranja y la de un limón. Cuando las
cortezas empiecen a dorarse, apartamos del fuego, retiramos las cortezas, y dejamos enfriar.
Cuando el aceite esté frío,
lo añadimos a un cuenco, añadimos también el zumo de naranja, el vino blanco y
el licor de anís, mezclamos y añadimos una pizca de sal, removemos para
integrar, y luego vamos añadiendo harina poco a poco.
La cantidad de harina no os
la pongo porque va a depender del tipo de harina que utilicéis, pues no todas
las harinas absorben la misma cantidad
de líquidos, pero lo que hay que conseguir es una masa que se despegue de las
manos, y que no esté muy dura.
Al principio para amasar os
ayudáis de una cuchara de madera, y luego cuando se despegue de las paredes,
ayudaros de las manos hasta que se forme una bola blandita.
Una vez hecha la masa de los canutillos, hay que darles forma, para ello untamos con aceite de girasol la encimera de la cocina, luego vamos cortando pequeñas porciones de masa con que nos llegue para cubrir un rodillo.
Cuando tengamos la masa alrededor del canutillo, lo hacemos rodar sobre la encimera para que se sellen bien los bordes y reservamos. Así hasta terminar con todos los canutillos.
Aparte echamos abundante aceite
de girasol en un cazo, y lo ponemos a fuego medio. Cuando el aceite esté
caliente, añadimos los canutillos de uno en uno, sin añadir el siguiente mientras
no se retire el anterior, así hasta freír todos los canutillos y que queden con
un bonito color dorado por todos los lados.
A medida que se van
retirando del aceite, se les saca el canutillo en caliente, con la ayuda de una
servilleta o un paño de cocina, porque si dejamos que se enfríen, luego no se desprenden.
Una vez fritos los canutillos,
los rebozamos ligeramente en una mezcla de azúcar y canela molida, y reservamos
en una lata de galletas o un recipiente hermético hasta la hora de rellenarlos.
Se guardan perfectamente durante unos días o una semana incluso.
Para el relleno, normalmente
se utiliza crema pastelera, y para prepararla ponemos un cazo al fuego con la leche, la cáscara de limón y la canela en
rama, cuando levante ebullición tapamos y dejamos infusionar hasta
que enfríe. Colamos la leche para retirar la corteza de limón y la canela, y
nos aseguramos de que tenemos 500ml. de leche,(mejor antes de hervirla echar un
poquito más porque en el fuego parte se va en el vapor)
Cuando la leche haya
enfriado, reservamos un vaso y la restante la ponemos de nuevo al fuego junto con el azúcar y llevamos a ebullición, (si
utilizamos el mismo cazo debemos lavarlo bien sino luego se adhiere a las
paredes y le da mal sabor).
Mientras, al vaso de leche
que reservamos le añadimos las dos yemas, y la maicena, mezclamos bien con un
batidor de varillas o con un tenedor hasta obtener una mezcla homogénea, y cuando la leche que
tenemos al fuego esté a punto de entrar en ebullición, añadimos esta mezcla de
huevos y maicena, y removemos sin parar con el batidor de varillas, hasta que
espese. En ese momento retiramos del fuego, tapamos con papel film para evitar
que haga costra, y dejamos que enfríe. Después la guardamos en el frigorífico
hasta el momento de rellenar los canutillos.
Para rellenar las cañas o canutillos,
introducimos la crema pastelera en una manga, luego introducimos la boquilla
por un extremo del canutillo y apretamos, y luego hacemos lo mismo por el otro
extremo, y listo para servir.
Estos canutillos son una delicia,
ideales para un desayuno tardío de domingo, o de un fin de semana de puente como
este del Pilar, son perfectos también para una merienda acompañando un café con
leche o una infusión, y por supuesto como postre con un rosetón de nata como
acompañamiento o un coulis de frutos rojos por ejemplo.
Y por hoy nada más, nos
vemos dentro de unos días con nueva receta. Hasta entonces.
Un abrazo.