viernes, 19 de abril de 2019

Pan para torrijas


En el anterior post os había  dicho que si me daba tiempo subiría la receta de las torrijas de vino y miel, tan típicas de estas fechas, sobre todo en el sur de España, y la verdad es que aunque no voy bien de tiempo, si que preparé torrijas, pero en casa me las pidieron de leche, más típicas de aquí del norte, de modo que las de vino y miel quedan para otra ocasión.

La receta de las clásicas torrijas de leche la podéis ver pinchando aquí, y hoy lo que sí os dejo es la receta del pan para torrijas.

Es un pan con una miga compacta y consistente, que lo hace ideal para emplear en esta receta, pues absorbe mucho  más líquido y no se deshace, con lo cual logramos una torrija mucho más jugosa. Os aseguro que si probáis a preparar las torrijas con este pan no volveréis a utilizar otro.

Actualmente en muchos establecimientos ya venden un pan especial para torrijas, con las características que os acabo de describir, pero cobran lo que no está escrito por él, y con la fácil que es de preparar en casa no os aconsejo que lo compréis. Además lo casero es mucho más sano y natural.

Os dejo con la receta por si os animáis.

Ingredientes:

-300gr. de harina de fuerza
-180ml. de leche entera
-1 huevo
-1 cucharadita de azúcar
-una pizca de sal
-12gr. de levadura fresca ó 5g. levadura seca  de panadero

Preparación:

Echamos en la cubeta de la panificadora la leche, el huevo, el azúcar, la sal, la harina y la levadura, por ese orden. Seguidamente seleccionamos el programa de amasado con fase posterior de levado, que en mi máquina es el número 7 y tiene una duración de 1 hora y 30 minutos, de los cuales  los primeros 20 minutos son de amasado y los restantes son de levado.

Una vez finalizado el programa, encendemos el horno a 200º con calor arriba y abajo, y mientras se calienta, retiramos la masa de la cubeta, la desgasificamos y la echamos en un molde rectangular tipo bundt cake, después la introducimos en el horno, en la parte central, durante aproximadamente 45 minutos (dependerá un poco de cada horno)

Si vemos que se dora mucho por la parte de arriba, colocamos encima un trozo de papel de aluminio, y continuamos con la cocción.

Sabremos que el pan está hecho por dentro si al pinchar con un palillo, éste sale limpio. En ese momento retiramos el pan del horno y lo colocamos sobre una rejilla hasta que enfríe. Después cortamos en rebanadas de 1,5 cm. aproximadamente y guardamos en una panera hasta el día siguiente para que el pan se ponga algo duro.

Esto último ni siquiera es obligatorio, pues es un pan de miga compacta que incluso horneado del día se podría emplear para hacer las torrijas, pero si no tenéis prisa, lo mejor es dejarlo de un día para otro.

Por supuesto que este pan también se puede amasar a mano, no tiene ninguna complicación, para ello echáis en un cuenco el huevo ligeramente batido, la leche, la sal y el azúcar. Mezclamos bien con una espátula de madera para que se disuelva la sal y el azúcar y a continuación echamos la levadura y la harina en dos ó tres tandas, ayudándonos al principio de la espátula de madera, y luego cuando la masa ya sea más consistente, seguimos amasando con las manos hasta formar una bola. 

Después colocamos esta bola en un cuenco (el cual habremos espolvoreado un poco de harina en el fondo para que luego no se pegue la masa abajo cuando la vayamos a retirar), tapamos con un paño de cocina y esperamos a que doble el volumen. 

Cuando la masa haya crecido hasta doblar volumen,  desgasificamos, echamos en un molde rectangular y horneamos durante aproximadamente 45 minutos a 200º con calor arriba y abajo en la parte central del horno.

Podéis creerme que me resulta más latoso redactar la receta que elaborar el pan, con eso ya os lo digo todo, así que la próxima vez que hagáis torrijas animaros a prepararlo veréis como quedáis encantados con el resultado.

Bueno, pues termino por hoy, el domingo ó el lunes volveré para enseñaros las fotos de las Monas de Pascua que preparé estos días.

Os espero. Mientras sed muy felices.

domingo, 14 de abril de 2019

Bacalao dorado (Bacalhau à Brás)


A pesar del tiempo transcurrido desde la anterior entrega, no me he olvidado de vosotros ni del blog, lo que ocurre es que últimamente ando un poco mal de tiempo, pero después de Semana Santa a ver si me organizo mejor y puedo retomar la actividad  habitual en el blog y la visita a mis blogs de cabecera. No prometo nada porque me conozco, pero lo intentaré :)

Por lo de pronto hoy os traigo una receta muy rica, típica de la cocina portuguesa, que utiliza como ingrediente principal, el bacalao, un ingrediente que cobra especial protagonismo en nuestras mesas estos días, y aunque de cualquier forma que lo preparemos está rico, siempre resulta más apetitoso si variamos la preparación, de manera que en esta ocasión os propongo esta receta. Para prepararla necesitaréis los siguientes

Ingredientes:

-400gr. de bacalao salado desmigado (migas de bacalao)
-2 cebollas medianas
-4 patatas grandes
-8 huevos medianos
-un puñado de aceitunas negras
-perejil fresco picado
-pimienta recién molida
-una pizca de sal
-aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad

Preparación:

En primer lugar pelamos la patatas, y las cortamos en bastoncitos, como si fuesen para freír, pero muchísimos más finitas. Para ello yo utilizo el rallador de queso, por la parte que tiene los agujeros más grandes, sino también lo podéis hacer a mano, pero insisto que deben quedar muy finitas, como palillos para que os hagáis una idea.

Una vez cortadas las patatas las echamos en un cuenco grande con agua muy fría (podéis añadirle unos cubitos de hielo al agua) para que suelten el almidón, y que luego el revuelto que vamos a hacer no quede como una papilla.

Una vez bien lavadas, las echamos en un escurridor para que suelten todo el agua que les queda.

Seguidamente ponemos una olla plana o una sartén al fuego, añadimos aceite de oliva  y cuando el aceite esté caliente freímos las patatas por tandas, una vez fritas las patatas las retiramos a un plato y reservamos. En el mismo aceite de freír las patatas echamos la cebolla, y cuando hecha la cebolla, retiramos el exceso de aceite, y añadimos el bacalao desmigado y desalado, rehogamos bien y dejamos hacer durante unos minutos a fuego bajo. Cuando veamos que el bacalao ya está hecho, añadimos una pizca de pimienta negra recién molida, removemos bien, y añadimos las patatas, mezclamos todo.

Aparte echamos los huevos en un cuenco, añadimos una pizca de sal, y batimos bien. Seguidamente los echamos a la mezcla de patatas, cebolla y bacalao, y removemos como si fuésemos a preparar un revuelto.

Después emplatamos, espolvoreamos con un poco de perejil picado, y adornamos con unas aceitunas negras.

Como veis, es una preparación del bacalao bien sencilla, y a la vez deliciosa. 

Como os dije más arriba, este plato es típico de Portugal, donde se conoce como bacalado dorado, por el color amarillo que le otorgan los huevos, o bien como bacalao á Brás, en honor a su inventor, un mesonero lisboeta.

Pues nada, espero que os haya gustado la receta de hoy. Según vaya de tiempo, os subiré la receta de las torrijas de vino y miel, y las fotos de las Monas de Pascua  2019, que prepararé estos días como viene siendo habitual en los últimos años.

Si queréis ver otras recetas con bacalo que tengo publicadas en el blog os dejo el enlace a continuación.


Un beso a tod@s. Gracias por leerme.

domingo, 10 de marzo de 2019

Fondant casero de nubes (marshmallows)



Una de las cosas que me planteé cuando empecé con el blog, es si un día se me agotarían las recetas, pero ese temor a día de hoy no existe, al contrario, hoy me pregunto si me quedará vida para publicarlas todas, pues ya en la carpeta de borradores tengo un montón, y una de  ellas es la receta de hoy: el fondant casero de nubes.

Tengo varias recetas de tartas y de galletas decoradas con él y creo que antes de publicarlas, lo que procede primero es que os cuente cómo preparo el fondant, por aquello de empezar por el principio, así que vamos a ello

Ingredientes:

-nubes blancas de azúcar (marshmalows)
-el doble de azúcar glas que de nubes (del comprado porque tiene incorporado almidón)
-1 cucharadita de agua
-colorantes alimentarios (preferiblemente en gel)
-mantequilla
-aromas alimentarios (opcional)

Preparación:

Untamos con mantequilla un cuenco apto para microondas, echamos en él los marshmalows, junto con unas gotas de aromatizante si queréis darle algún aroma concreto, y una cucharadita de agua, y lo llevamos al microondas por intervalos de 30 segundos.

En cada uno de los intervalos, retiramos el cuenco del microondas, removemos bien con una espátula de madera, y volvemos a introducir hasta que esté todo disuelto.

Seguidamente pasamos el azúcar por un colador para que no lleve grumos y lo vamos agregando poco a poco al cuenco de los marshmallows removiendo primero con la espátula de madera, y luego cuando se va convirtiendo en una pasta manipulable con las manos, nos untamos éstas con un poco de mantequilla, echamos un poco de azúcar glas en la encimera de la cocina, y seguimos amasando y añadiendo azúcar hasta que consigamos formar una bola que no se pegue a las manos.

Cuando hayamos terminado de amasar, lo cubrimos con papel film y lo guardamos en el frigorífico durante al menos 4 horas.

Transcurrido el tiempo de reposo en el frigorífico, dividimos el fondant en tantas partes como colores deseemos obtener, y para teñirlo utilizamos colorantes en gel de los colores elegidos (yo utilizo siempre los de wilton que dan muy buen resultado) añadiéndolos poco a poco con la punta de un palillo, y amasando bien hasta conseguir la tonalidad deseada y un color homogéneo (al principio cuesta algo, pero con un poco de paciencia se consigue)

Y ya tenemos nuestro fondant listo para usar y dar rienda suelta a la imaginación en tartas, galletas, etc.

Pues nos vemos dentro de unos días. Mientras que seáis muy felices. 

Un abrazo

jueves, 7 de marzo de 2019

Roquillas fritas de Carnaval




La receta de rosquillas que os traigo hoy, y otra de cocido con botelo que tengo pendiente, tenía pensado publicarlas en las fechas previas al carnaval, porque ambas son típicas de esta época del año aquí en Galicia, sin embargo por problemas de salud no lo he podido hacer.

Claro que eso no me hubiera ocurrido si las hubiera editado con tiempo para dejarlas programadas, como bien me aconsejó una buena amiga, pero no lo hice y ahora de nada sirve lamentarse.

Lo que me ha pasado no ha sido nada grave, ni nada nuevo, ha sido una vez más la alergia... La parte buena es que  poco a poco me estoy sintiendo mejor, que la verdad ya tocaba, porque han sido muchos días con molestias, pero hoy en concreto la mejoría ha sido clara, así que por fin os traigo la receta de estas ricas rosquillas de anís. 

Por otra parte aun estáis a tiempo de prepararlas, porque que si bien los principales días del carnaval ya pasaron, en muchos pueblos, al menos en Galicia, se celebra el fin de semana posterior al miércoles de ceniza, el conocido como sábado y domingo de piñata, que es lo que pone el verdadero punto y final  a estas fiestas. En todo caso se comen aunque no sea carnavales, que nada lo impide y bien ricas que están, así que vamos ya con la receta

Ingredientes

-4 huevos(*)
-12 cucharadas de aceite de oliva suave
-12 cucharadas de leche entera
-12 cucharadas de licor de anís
-12 cucharadas de azúcar
-6 gotas de esencia de anís (yo la compro en la farmacia, porque es más intensa que la que venden en los supermercados, pero hay que tener cuidado de no pasarse con la cantidad)
-harina de repostería (la que admita)
-1 sobre de levadura química Royal
-una pizca de levadura seca de panadería(**)
-cáscara de dos limones ó dos naranjas (sin nada de parte blanca)
-una pizca de sal
-aceite de oliva suave para freír
-azúcar glas para decorar

(*) En esta receta se utilizan 3 cucharadas de aceite de oliva suave, 3 de leche entera, 3 de licor de anís, y 3 de azúcar, por cada huevo que empleemos.

(**) La levadura seca de panadería es un truco que yo utilizo porque me encanta la textura que le aporta a las rosquillas, pero tenéis que emplear muy poquita cantidad, ese es el secreto para que el resultado sea el esperado, porque cuánta más cantidad de levadura de panadería empleéis, más se resecan luego las rosquillas

Preparación:

En primer lugar debemos medir el aceite y ponerlo en una sartén al fuego junto con una cáscara de limón ó de naranja y dejarlo hasta que ésta se dore, en ese momento se apaga el fuego, se retira la cáscara de limón, y se deja enfriar el aceite.  

Lo de freír el aceite es para sacarle el sabor a crudo, y lo de añadir la cáscara de limón es para aromatizarlo.

Mientras el aceite enfría, batimos los huevos en un cuenco junto con el azúcar, añadimos la leche, el licor y la esencia de anís, el aceite ya frío, y una pizca de sal. Batimos bien toda esta mezcla y después vamos añadiendo harina floja de repostería en pequeñas tandas, ayudándonos primero de una espátula de madera, y luego con las manos. 

Después de añadir la primera tanda de harina añadimos también el sobre de levadura royal y una pizquita de levadura seca de panadero, mezclamos bien y luego seguimos añadiendo harina según nos vaya pidiendo la masa. Al final tiene que quedarnos una masa que se despegue de las paredes del cuenco pero que aun se pegue algo a las manos.

En ese momento dejamos de añadir más harina, lavamos las manos y las untamos en aceite, así como la encimera de la cocina, y volcamos en ella la masa. La seguimos trabajando con las manos durante unos minutos más. Después la dejamos reposar durante una hora.

Transcurrido el tiempo de reposo ponemos una cazuela con aceite al fuego, añadimos en él la cáscara del otro limón para aromatizarlo, y mientras el aceite coge temperatura vamos cortando porciones de masa del tamaño de una nuez. 

Retiramos la cáscara de limón cuando esté dorada, y cogemos una porción de masa entre las manos, con el dedo índice formamos un agujero que vamos agrandando, y cuando tengamos la rosquilla hecha, la echamos en el aceite, dejamos dorar por un lado, luego por el otro, retiramos a un plato sobre papel absorbente, y continuamos haciendo todas las rosquillas hasta terminar.

Después de que hayan enfriado, las espolvoreamos ligeramente con azúcar glas, y las guardamos en una caja o en una lata hermética y se conservan durante unos días en perfecto estado.




Bueno, pues animaros a prepararlas, os aseguro que están de vicio.

Y hasta aquí la entrada de hoy. Si nada me lo impide, volveré pronto con la receta del cocido con botelo, pues aunque el carnaval para entonces estará definitivamente clausurado, hace mucho frío estos días aquí por el norte (después de haber disfrutado de un mes de febrero primaveral), así que aun apetece un buen cocido.

Gracias por seguirme. Que seáis muy felices.

jueves, 14 de febrero de 2019

Crema de calabaza

Por fin he podido sentarme delante del ordenador y redactar una nueva entrada. Ha sido un poco más tarde de lo previsto debido a una recaída de la gripe, pero lo importante es que aquí estoy, y vengo con una receta que seguro que la mayoría la conocéis de sobra, pero como todavía no la tenía en el blog, hoy le tocó su turno.

Lo curioso es que tengo recetas en la carpeta de borradores, esperando salir a la luz, desde hace casi dos años, y de repente el otro día mi prima y vecina, Josefa, me enseño en el móvil la foto de una crema de calabaza que había preparado en su casa días atrás, y me entró antojo de ella, así que en cuanto tuve oportunidad allá me fui al supermercado a comprarme una hermosa calabaza para prepararla, y como las dos últimas recetas que he publicado en el blog han sido dulces, creí que ya tocaba algo salado, así que le saqué una foto y aquí va la receta, espero que os guste

Ingredientes:

-1 kg. de calabaza cacahuete (curcubita moschata)
-2 patatas medianas
-1 cebolla grande ó 2 medianas
-3 dientes de ajo
-2 zanahorias
-Caldo de ave o de verduras
-sal
-aceite de oliva virgen extra
-150ml. de nata líquida
-pimienta recién molida
-pipas de calabaza, picatostes... (opcional)

Preparación:

Comenzamos poniendo una olla al fuego y cubrimos el fondo de la misma con aceite de oliva virgen extra. A continuación añadimos la cebolla y la zanahoria peladas y picadas, los ajos pelados y cortados por la mitad (sin el germen interior) y rehogamos todo junto unos minutos removiendo de vez en cuando.

Mientras se rehoga la verdura de la olla, lavamos, pelamos, retiramos las semillas y picamos en trozos medianos la calabaza. Para esta receta yo siempre uso la conocida como calabaza cacahuete (curcubita moschata)

Cuando las verduras estén tiernas, añadimos a la olla la calabaza y rehogamos todo junto unos minutos más. Después añadimos las patatas cortadas en trozos, salamos, y añadimos el caldo de ave ó verduras hasta cubrir, luego lo dejamos al fuego hasta que al pinchar las patatas y la calabaza con un tenedor notemos que están hechas. En ese momento apagamos el fuego, trituramos con la batidora, y luego rectificamos de sal y echamos un poco de pimienta recién molida. 

Removemos bien con una espátula para mezclar, y comprobamos que no queda ningún trozo sin triturar, y luego lo devolvemos al fuego un par de minutos hasta que veamos que empiezan a salir burbujas (sin que llegue a hervir), apagamos el fuego y ya tenemos nuestra crema de calabaza lista para servir. 

Cuando la sirvamos echamos en cada plato un hilo de nata líquida y opcionalmente también unas unas gotas de aceite de oliva virgen extra, unas pipas de calabaza, unos picatostes... Además de resultar más atractiva a la vista, sientan muy bien al paladar, y hacen de esta crema un plato aun más apetecible.

El secreto de esta crema de calabaza, y de cualquier crema de verduras en general, radica en rehogar bien las verduras, emplear un caldo de verduras o de ave (mejor que agua del grifo) y por supuesto en emplear un buen aceite de oliva virgen extra. Haciéndolo así el éxito está asegurado.

Y poco más por hoy, sólo me queda despedirme hasta dentro de unos días que volvamos a vernos con una nueva receta. Mientras sed muy felices.

Un saludo

viernes, 1 de febrero de 2019

Rosquillas de aire bañadas en merengue


Una de mis metas para este año era atender un poco más el blog, pero de momento no ha sido posible, una infección de garganta ha sido la causante. Afortunadamente ya estoy mejor, y espero poco a poco y de una vez por todas recuperar tanto el ritmo de las  publicaciones como de las visitas a los blogs amigos
.
Para compensar esta larga ausencia, hoy os traigo un lujo de receta, se trata de unas rosquillas que seguro habéis visto a la venta en más de un puesto ambulante en alguna de las romerías o ferias que hay por los pueblos de nuestro país, y también cómo no en algunas  pastelerías. Os hablo de las rosquillas de aire bañadas en merengue, una auténtica delicia para el paladar, ricas por sí solas, pero que si las acompañamos de un café con leche calentito por la mañana ya son los más, y si es en un día de frío invierno como los que tenemos esta semana aquí por el norte, tenéis un desayuno perfecto para entonar el cuerpo y afrontar el día con más energía.

Os dejo con la lista de ingredientes y la preparación, espero que os animéis a elaborarlas en casa, porque en contra de lo que pueda parecer no entrañan ninguna dificultad, y el resultado os sorprenderá segurísimo. Salen tal cual las compradas, pero hechas por uno mismo con sus propias manos, que eso para los amantes de la cocina supone una satisfacción indescriptible.

Ingredientes (a mí me salieron 16 rosquillas):

-12 yemas de huevo
-2 huevos enteros
-2 cucharadas de manteca de cerdo
-8 gotas de esencia de anís (yo lo compro en la farmacia, de la marca Arconsa. Si se la pedís a vuestro farmacéutico seguro que os la consigue, viene en unos botecitos de cristal de 15ml, y os da para muchas veces porque es un producto  muy concentrado, de hecho debéis tener cuidado de no excederos, sino arruináis la masa. Si no conseguís esta esencia utilizad en su defecto medio vaso de licor de anís, y una cucharadita de anises en grano machacados en el mortero)
-harina de fuera (la que admita)
-una pizca de sal

 Para el baño de merengue
-250gr. de claras
-250gr. de azúcar glas
-500gr. de azúcar normal

Preparación:

En un cuenco amplio echamos las yemas y los huevos, batimos ligeramente, añadimos entonces la manteca de cerdo, la sal y la esencia de anís, seguimos batiendo unos minutos más y luego vamos añadiendo la harina tamizada poco a poco a poco, primero con el batidor de varillas y luego con una espátula o una cuchara de madera para facilitar la labor, hasta obtener una masa cremosa y bastante pegajosa. En ese momento, dejamos de añadir más harina, tapamos el cuenco con papel film, y lo dejamos reposando en el frigorífico durante al menos una hora.

Después del tiempo de reposo, precalentamos el horno a 200º calor arriba y abajo, y mientras vamos haciendo las rosquillas, para lo cual embadurnamos las manos con aceite, cogemos una porción de masa, le hacemos un agujero en el centro y lo vamos alargando hasta darle la forma deseada. 

Os aconsejo que no las hagáis muy grandes, tan solo un poco más que los famosos donettes, porque luego crecen mucho en el horno. Por ese mismo motivo, cuando las coloquéis en la bandeja dejad bastante espacio entre ellas.

Cuando hayamos terminado de dar forma a las rosquillas, colocamos la bandeja en la parte central del horno. El tiempo ya lo vais viendo vosotros, porque cada horno es un mundo. En el mío están sobre 20 minutos, los primeros 10 a 200º, y los 10 siguientes a 170º. Si veis que se doran demasiado por arriba y aun no están hechas del todo, cubridlas con papel de aluminio por encima.

Sabréis que están hechas si al mirarlas por abajo tienen el mismo color dorado que por arriba, de no ser así es que el interior aun está crudo y debéis proseguir con la cocción unos minutos más, porque de lo contrario, si las sacáis del horno en ese momento, bajan de volumen en un tiempo récord, quedan todas aplastadas, y luego aunque las devolváis al horno ya son irrecuperables, de modo que la comprobación tiene que hacerse con las rosquillas dentro del horno.

Cuando estén hechas (nunca antes), se sacan del horno y se dejan enfriar sobre una rejilla (En este momento notaréis que pese a ser unas rosquillas bastante voluminosas son muy ligeras, vamos que pesan muy poco, porque el interior está ahuecado, por eso se las denomina rosquillas de aire, así que no preocuparos que es señal de que ha ido todo bien durante la cocción)


Después se pincelan por ambos lados con el merengue que hice en la thermomix siguiendo estos pasos:

1-Colocamos la mariposa en las cuchillas, y añadimos al vaso las claras y el azúcar normal, y programamos 4 minutos / 70º / velocidad 1 ½ 
2- Dejamos enfriar hasta que la temperatura alcance los 37º, y en ese momento programamos 3 minutos / velocidad 3 ½ y vamos añadiendo poco a poco el azúcar glas por el bocal.

Al final nos quedará un merengue muy firme, con el que pincelaremos las rosquillas por ambos lados, y las dejamos secar a temperatura ambiente, o bien colocando la bandeja dentro del horno, con una temperatura no superior a 50º.

Cuando el merengue de las rosquillas esté seco, si las tuvimos en el horno para que se secaran, las dejamos enfriar por completo,  y luego las podemos guardar en una lata, donde se conservan varias días, suponiendo que duren, jeje...


Bueno, pues hasta aquí la receta de hoy. Este domingo es 3 de febrero, día de San Blas, y seguro que en muchos pueblos de nuestro país en los que se celebra esta festividad, entre los que por cierto se encuentra el mío, seguro que encontráis a la venta rosquillas como estas, pero dado que el mal tiempo reinante no invita mucho a salir de casa, animaros y preparadlas vosotros mismos. Insisto que aunque parece una receta muy laboriosa, no lo es tanto, y están absolutamente deliciosas.

Y sin más me despido por hoy, nos vemos de nuevo dentro de unos días, espero.

Un beso y gracias por seguirme. Feliz fin de semana a tod@s.

lunes, 7 de enero de 2019

Roscón de Reyes con patata (Thermomix)


Dado que el presente es el primer post del año, antes de continuar quisiera desearos a todos un feliz 2019, fundamentalmente que no falte la salud, que es lo más importante.

Respecto a la receta de hoy, como ayer fue el día de Reyes, y dado que mi blog lleva por título Roquillas y Roscones, no podía faltar en casa mi dulce favorito, típico además de esta fecha, aunque yo lo preparo también a lo largo del año.

El roscón que hice en esta ocasión es un tanto especial, pues lleva un ingrediente para mí muy novedoso: la patata cocida.

Era la primera vez que hacía esta receta, y tengo que confesar que me costó decidirme, porque lo de añadir patatas cocidas a un dulce como el roscón me crea ciertas reticencias, pero después de probarlo he de reconocer que el sabor de la patata no se aprecia, solo cambia la textura, y se mantiene jugoso mucho más tiempo. Os animo a que probéis, seguro que os sorprende, y aunque yo tengo mi receta favorita, que podéis ver aquí, esta versión la repetiré más veces.

La receta la saqué del blog La Cocina de Consu, el cual os aconsejo que le echéis un vistazo, porque tiene recetas muy interesantes, además de muy bien explicadas, y lo fundamental, que cuando las haces nunca fallan.

Vamos ya con la lista de ingredientes (para 2 roscones):

-500gr. de harina de fuerza
-250gr. de patata hervida
-3 huevos
-220gr. de azúcar + (50gr. para espolvorear por encima)
-cáscara de un limón
-cáscara de una naranja
-1 cucharadita de agua de azahar
-1 sobre de levadura seca de panadería, ó 25gr. de levadura fresca
-125ml. de aceite de oliva
-frutas confitadas
-almendra picada o fileteada
-1 huevo para pintar el roscón

Preparación:

En primer lugar hervimos en agua las patatas peladas durante 20 minutos. Cuando las patatas estén cocidas, las escurrimos, y con un prensapatatas las chafamos, dejamos enfriar y reservamos.

Por otra parte en el vaso de la thermomix añadimos el azúcar, la piel de naranja y de limón (sin nada de parte blanca) y  programamos 15 segundos / velocidad 9

A continuación añadimos al vaso los huevos, el aceite de oliva, la levadura y las patatas y programamos 2 minutos/temperatura 37º /velocidad 4

Después añadimos la harina y programamos 4 minutos/velocidad espiga (función amasar) Dejamos la masa reposar en el vaso hasta que doble su volumen.

Cuando haya doblado el volumen, retiramos la masa del vaso y la volcamos en la encimera ligeramente untada en aceite, y amasamos para desgasificar y dar forma a los roscones. En este paso untaremos también las manos en aceite para que la masa no se nos pegue.

Guardamos los roscones en un lugar cálido y alejado de corrientes de aire,  hasta que vuelvan a doblar el volumen. Yo los dejo en el horno apagado.

Cuando los roscones estén levados precalentamos el horno a 150º con calor en la parte de abajo, y mientras pincelamos los roscones con huevo batido. Luego los decoramos con almendras picadas o fileteadas, frutas confitadas, y azúcar ligeramente humedecido en agua.

Colocamos la bandeja con el roscón (debemos hornear primero uno y luego el otro) en la parte central del horno, y cuando tengo un color dorado por la parte de arriba retiramos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.

Si lo queremos rellenar, una vez frío es el momento de cortarlo por la mitad y rellenarlo de lo que más nos guste: nata, trufa, crema pastelera... Yo en esta ocasión preparé uno sin relleno (para poder tomarlo la mañana de Reyes con un chocolate a la taza calentito) y otro relleno de nata que podéis ver a continuación.


Y ya para terminar, daros las gracias como siempre por seguirme, y emplazaros para dentro de unos días, con una nueva receta. Mientras, sed felices.

Un abrazo

domingo, 23 de diciembre de 2018

Surtido de mantecados y polvorones


Mañana es día de Nochebuena, y el dulce que os traigo seguro que forma parte de la sobremesa en muchos de vuestros hogares, y me atrevería a decir que en la mayoría de los casos serán comprados, por eso os pongo la receta, porque como lo casero no hay nada, y todavía quedan muchas fiestas por delante..., y sino la guardáis para las del próximo año :)

El origen de los polvorones y mantecados se sitúa según unos en la localidad sevillana de Estepa, y según otros en la localidad malagueña de Antequera. Sea como fuere, en ambas localidades, distantes entre sí unos 50 kilómetros, era frecuente el uso de manteca de cerdo para las elaboraciones reposteras, con el fin de dar salida a las excedencias de este producto que abundaba en la zona debido a los numerosos bosques de encina cuyo fruto, la bellota, servía de alimento a los cerdos. Aparte de las encinas, también el cultivo de trigo era importante en la zona, con lo cual había abundancia de los dos ingredientes principales de polvorones y mantecados: la harina de trigo y la manteca de cerdo.

A diferencia de lo que ocurre con otros dulces típicos de la Navidad como los mazapanes y los turrones, de los cuales existen recetas antiquísimas, en el caso de polvorones y mantecados apenas hay documentos anteriores al s. XIX.

En cuanto a la diferencia entre unos y otros, la principal es que los polvorones incluyen en sus ingredientes una pequeña cantidad de almendra, con lo cual en realidad los polvorones vienen siendo una especialidad de mantecados.

Y después de esta breve introducción, y antes de entrar en materia, comentaros que en  esta ocasión los hice de 4 variedades: de almendra, de canela y ajonjolí, de limón y de chocolate. Para elaborarlos necesitaréis los siguientes

Ingredientes (comunes para las 4 variedades):

-180gr. de harina de trigo
-90gr. de manteca de cerdo
-90gr. de azúcar glas

Para los de almendra
-sustituir 50gr. de harina de trigo por 50gr. de harina de almendra (almendra molida)
-1 puñadito de granillo de almendra (almendra picada)

Para los de chocolate
-añadir 25gr. de chocolate puro en polvo

Para los de limón
-añadir la cáscara de 2 limones (solo la parte amarilla)

Para los de canela y ajonjolí
-añadir 2 cucharaditas de canela molida
- y un puñadito de semillas de ajonjolí (sésamo)

Preparación:

Lo primero que debemos hacer es tostar la harina de trigo, la harina de almendra (almendra molida), el granillo de almendra (almendra picada) y las semillas de ajonjolí, para ello colocamos una sartén antiadherente al fuego, y echamos la harina de trigo (mejor en varias tandas porque es bastante cantidad para echarla toda de golpe), removemos con una cuchara de madera hasta que coja un ligero color tostado. Sacamos a un recipiente, dejamos enfriar y reservamos. 

Hacemos lo mismo con la harina de almendra, el granillo de almendra y las semillas de ajonjolí. 

Dejamos enfriar cada ingrediente por separado y reservamos. Este paso se puede hacer la víspera para aligerar carga de trabajo.

A continuación vamos con la elaboración de los polvorones y mantecados propiamente dicha, empezando por los de limón, para ello echamos en un cuenco 180gr. de harina de trigo tostada que teníamos reservada, 90gr. de manteca de cerdo, 90gr. de azúcar glas (yo he usado azúcar normal que pulvericé en la thermomix 15 segundos / velocidad progresiva 5-7-10), y la ralladura de dos limones (en mi caso añadí a la thermomix sobre el azúcar pulverizado, la piel de los dos limones sin nada de parte blanca, y programé de nuevo 15 segundos /velocidad progresiva 5-7-10, y el contenido resultante lo añadí al cuenco con el resto de ingredientes) 

Mezclamos todo bien con las manos hasta que todos los ingredientes se integren y podamos formar un cilindro sobre la encimera. Envolvemos el cilindro de masa en papel film y lo guardamos en el frigorífico durante al menos 4 horas.

Para hacer los de chocolate procedemos de la misma manera que con los de limón, solo que en vez de ralladura de limón, añadimos al cuenco junto con los 180 gr. de harina, 90gr. de  manteca de cerdo y 90gr. de  azúcar glas, 25gr. de chocolate puro en polvo. Procedemos de la misma manera, es decir, amasamos bien con las manos, hacemos un cilindro y guardamos en la nevera durante 4 horas.

Para los de canela y ajonjolí añadimos al cuenco además de los 180gr. de harina de trigo, 90gr. de manteca de cerdo, 90gr. de azúcar glas, un puñadito de semillas de ajonjolí tostadas y dos cucharaditas de las del café de canela molida. Amasamos de la misma manera, formamos un cilindro y guardamos también en el frigorífico.

Por último para los de almendra, haremos exactamente lo mismo, solo que en este caso a los ingredientes comunes le añadimos un puñadito de almendra picada la cual habíamos tostado anteriormente y añadimos también 50gr. de harina de almendra, la cual restaremos de la harina de trigo, es decir, que en esta receta los ingredientes serían: 130gr. de harina de trigo tostada, 50gr. de harina de almendras tostada, un puñadito de almendras picadas, 90 gr. de azúcar glas y 90 gr. de manteca de cerdo. Amasamos bien, formamos un cilindro y guardamos en el frigorífico 4 horas.

Una vez pasadas las 4 horas reglamentarias, precalentamos el horno a 200º calor arriba y abajo, y mientras se calienta el horno sacamos los cilindros de masa del frigorífico y con un cuchillo vamos cortando discos que colocamos en la bandeja sobre papel de hornear.

A continuación horneamos hasta que veamos que empiezan a dorarse y a resquebrajarse por los laterales y dejamos enfriar sin manipularlos, sino se romperían.


Polvorones de limón y  de almendra  recién salidos del horno


Polvorones de canela con ajonjoli y de chocolate recién salidos del horno


Cuando estén fríos podéis envolverlos en papel seda de colores, que tienen a la venta en cualquier librería, y  listos para guardar en una lata ó caja hermética hasta el momento de servir.

Puede parecer un poco latosa la receta, pero creedme que no lo es, y el resultado merece mucho la pena, además de porque están muy ricos, por la satisfacción de haberlos hecho nosotros mismos..., por no hablar del aroma que impregna toda la casa, aroma a Navidad diría yo...

Y llegados a este punto, en unas fechas tan señaladas, desearos de corazón que disfrutéis mañana de la noche más especial del año, que paséis un buen día de Navidad, y cómo no, que Papá Noel os traiga muchos regalos.

FELIZ NAVIDAD!!! 

jueves, 20 de diciembre de 2018

Langostinos a la plancha


Se acercan las fiestas y seguro que la mayoría ya tenéis el menú decidido, si no es así, aquí va una sugerencia, que a buen seguro estará presente en las mesas navideñas de muchos hogares de nuestro país, pues el marisco en esta época es muy consumido, y los langostinos tienen un precio razonable comparado con otros mariscos, y además se preparan en un abrir y cerrar de ojos, y gustan a casi todos.

Os indico cómo los preparo yo en casa.

Ingredientes:

-Langostinos, gambas o gambones
-Aceite de oliva virgen extra
-Sal gruesa o en escamas
-un manojo pequeño de perejil picado
-2 dientes de ajo
-1 limón

Preparación:

En primer lugar echamos un chorrito de aceite de oliva virgen extra en la plancha o bien en una sartén antiadherente, cuando el aceite esté muy caliente echamos los langostinos. Es importante que el aceite esté bien caliente, para que se brasee la cáscara y que la carne del langostino quede al dente, porque si tiene poca temperatura, aparte de que nos llevará más tiempo, terminarán cocidos por dentro, y eso debemos evitarlo.

Aparte, en un tarro de cristal limpio, echamos medio vaso de aceite de oliva virgen extra, un puñadito de perejil finamente picado y dos ajos también bien picados. Tapamos el tarro con la tapa y batimos enérgicamente para que se mezcle todo bien. (Esta mezcla la podemos hacer con anterioridad, incluso la víspera)

Cuando los langostinos empiecen a dorarse por uno de los lados, añadimos un poco de sal gruesa ( yo prefiero la sal en escamas), damos la vuelta y regamos con una cucharadita de la mezcla del tarro.

Dejamos que se cocinen por  ese lado y cuando estén por ambas partes retiramos a una fuente y servimos acompañados de rodajas de limón para que cada comensal haga uso de él, rociándolos por encima. ( En la foto falta el limón porque lo tenía en una bandejita aparte)

Como veis en una receta de lo más fácil y sencilla, tanto que quien más quien menos los ha preparado en alguna ocasión, y las fiestas que se aproximan son una de esas ocasiones especiales en las que disfrutar de un bocado tan exquisito como éste.

Nos vemos dentro de unos días, de nuevo con una propuesta para estas fechas tan señaladas. ¡Estad atentos! 

Saludos