martes, 31 de octubre de 2017

Empanada de "liscos"



Para finalizar el mes de octubre os traigo una receta típica del interior de la provincia de Lugo: la empanada de “liscos”

Aquí en Galicia rellenos para empanadas se preparan de muchos tipos, pero en cada zona es más frecuente emplear unos que otros, de hecho donde yo vivo la empanada más demandada es la de bacalao, con o sin uvas pasas, y en menor medida la de atún, en cambio en zonas costeras se preparan más otros rellenos como zamburiñas, xoubas, pulpo, etc. En el interior de Lugo como os dije es muy típica esta empanada que hoy os presento, la empanada de liscos,  que vienen siendo lonchas de panceta entreverada que ha sido curada.

Además de liscos es frecuente que le añadan también algo de chorizo cortado en rodajas finas. Yo en esta ocasión también lo hice.

Os dejo con la receta veréis que fácil es de preparar, así que animaros que os va a encantar

Ingredientes:

Para la masa
-300ml de agua
-450gr de harina de fuerza
-25gr de levadura fresca de panadería ó 9gr de levadura de panadería deshidratada
-1 cucharada sopera de aceite de oliva virgen extra
-2 cucharaditas pequeñas de sal

Para el relleno
-6 cebollas
-300gr de panceta curada en lonchas finas
-1 chorizo
-3 pimientos del piquillo en conserva
-aceite de oliva virgen extra
-1 pizca de sal
-1 cucharada de pimentón dulce de buena calidad

Preparación:

Echamos en la cubeta de la panificadora el agua, el aceite de oliva, la sal, la harina tamizada y la levadura, por ese orden, y luego iniciamos el programa de amasado con fase posterior de levado que en mi panificadora es el número 7 y tiene una duración de 1 hora 30 minutos.

Mientras la panificadora prepara la masa, nosotros aprovechamos para elaborar el relleno, y para ello ponemos una  sartén antiadherente al fuego y cubrimos la base de la misma con aceite de oliva virgen extra, cuando esté caliente añadimos las cebollas cortadas en juliana fina, y salamos ligeramente (no mucho porque luego la panceta y el chorizo ya le aportan sal), y dejamos que se rehogue a fuego suave hasta que coja un color transparente, después retiramos del fuego para que el aceite pierda algo de calor, y añadimos el pimentón, removemos bien y dejamos reposar hasta que la masa esté lista.

Cuando la panificadora haya terminado retiramos la masa de la cubeta, la colocamos sobre una superficie enharinada y dejamos que repose 10 minutos. Transcurrido ese tiempo dividimos la masa en dos partes casi iguales, solo una un poquito más grande que la otra. Cogemos la parte más grande y con ayuda de un rodillo la extendemos finamente, la colocamos en la base de una bandeja de horno sobre papel sulfurizado, y cubrimos con la cebolla que habíamos reservado bien escurrida.


Sobre la cebolla colocamos la panceta.


Y sobre la panceta colocamos el chorizo cortado en rodajas finas.


Finalmente ponemos unas tiras de pimientos del piquillo 


Y tapamos con la otra parte de la masa que habremos estirado previamente con el rodillo. Hacemos un agujero en el centro para que respire en el horno.


Después pincelamos con el aceite  con pimentón que quedó en la sartén donde habíamos sofrito la cebolla.


Por último la llevamos al horno, en el mío en la cuarta ranura empezando por abajo, justo en la parte central, a 180º los primeros 15 minutos con fuego abajo, y luego 10 minutos más con fuego arriba y abajo, y los últimos 5 minutos solo fuego arriba para que coja un bonito color dorado.

Cuando esté hecha la retiramos del horno y la colocamos sobre una rejilla hasta que enfríe, y lista ya para servir a la mesa. 

Espero que os haya gustado. Nos vemos en unos días

Un abrazo

lunes, 23 de octubre de 2017

Tarta "larpeira"


Hoy os traigo uno de los dulces típicos de mi tierra, la tarta larpeira, también conocida como bolla larpeira

En gallego larpeira significa golosa, y se denomina así a esta tarta porque va rellena de crema pastelera y emborrachada en un almíbar de anís. La masa básicamente es como la del roscón de reyes, y por su elaboración recuerda a las cocas de San Juan.

Mejor os dejo con la receta y lo veis

Ingredientes (para 2 larpeiras como la de la foto):

Para la masa
-100gr. de leche entera
-4 huevos
-120gr. de azúcar
-60gr. de azúcar invertido (sirve miel)
-10gr. de sal
-60gr. de manteca de vaca (sirve mantequilla)
-20gr. de licor de anís
-4 gotas de esencia de anís
-1 pizca de colorante alimentario amarillo para paella (opcional)
-600gr. de harina de fuerza
-25gr. de levadura prensada de panadería

Para la crema pastelera del relleno
-500ml de leche entera
-45gr. de maicena
-3 yemas de huevo
-100gr. de azúcar
-1 rama de canela
-la cáscara de un limón (solo la parte amarilla, sin pieles blancas)

Para la decoración
-1 vaso de azúcar
-1 pizca de licor de anís para humedecer el azúcar

Para el almíbar
-100gr de agua
-100gr de licor de anís
-70gr de azúcar

Preparación:

Echamos en la cubeta de la panificadora todos los ingredientes de la masa, por el orden en el que aparecen en la lista. Iniciamos el programa de solo amasado, que en mi panificadora es el nº 11, y tiene una duración de 20 minutos. Una vez finalizado el programa, lo reiniciamos dos veces más, hasta completar una hora de amasado.

A continuación sacamos la masa de la cubeta y la echamos en una superficie plana untada en aceite, en mi caso la encimera. La dejamos reposar durante 10 minutos y luego la dividimos en dos partes iguales. Cogemos una de las partes y con las manos untadas en aceite formamos una bola, luego la colocamos sobre papel sulfurizado (papel de hornear) y con un rodillo la extendemos formando un circulo no demasiado fino, en torno a unos 2,5 cm. de grosor, y hacemos unos cortes transversales.

Con la otra parte de la masa procedemos de la misma manera, y luego ponemos las bandejas de las larpeiras dentro del horno apagado, para que leven, hasta que tripliquen el volumen.

Mientras aprovechamos para preparar la crema pastelera, para ello de los 500ml de leche reservamos un vaso y el resto lo ponemos en un cazo al fuego, con la cáscara de limón y la rama de canela. Cuando levante el hervor, apartamos del fuego y dejamos que la leche infusione hasta que esté completamente fría. En ese momento la colamos para retirar las pieles del limón y la canela, y la echamos en una olla, añadimos el azúcar, y llevamos de nuevo al fuego hasta que alcance el punto de ebullición. 

Entre tanto añadimos al vaso de leche que habíamos reservado las 3 yemas de huevo batidas y la maicena, mezclamos bien y cuando la leche comience a hervir, añadimos esta mezcla, bajamos el fuego al mínimo, y removemos constantemente hasta que espese, en ese momento retiramos del fuego, cubrimos con film transparente para evitar que se forme costra, y la dejamos enfriar. Cuando esté fría la introducimos en una manga pastelera de boquilla rizada.




Una vez que las larpeiras hayan levado lo suficiente, las pincelamos con un huevo batido, después rellenamos los cortes con crema pastelera, y en cada cuadrado echamos una cucharadita de postre de azúcar humedecido en unas gotas de licor de anís.  A continuación llevamos las larpeiras al horno previamente calentado a 150º (en el mío en la tercera ranura empezando por abajo) durante 30 minutos, calor abajo los primeros 15 minutos, y después calor arriba y abajo hasta el final.

Si veis que se  doran demasiado por la parte de arriba le ponéis por encima un trozo de papel de aluminio, y seguís con la cocción hasta que estén listos. 

Mientras las larpeiras se hacen en el horno preparamos el almíbar, para ello echamos en un cuenco todos los ingredientes (agua, licor de anís y azúcar) y los ponemos al fuego, cuando el almíbar empiece a hervir esperamos un par de minutos y cuando las larpeiras estén hechas las sacamos del horno, y en caliente las emborrachamos generosamente en almíbar, y ya solo queda dejar enfriar y servir en una bandeja sobre blonda decorativa.



Aquí os dejo una foto del corte. Está deliciosa, tanto en el desayuno acompañando un café como en la sobremesa. 

El consejo para que la larpeira salga verdaderamente rica está en ser generosos con el almíbar, si veis que no queda bien empapada, preparáis más, pero no os quedéis cortos, y luego para que no se reseque, la que no consumáis en el momento procurad taparla con papel film, de esa manera se mantendrá siempre jugosa y con todo su aroma.

Bueno, como veis es una receta  bastante laboriosa, pero en contra de lo que se pueda pensar, no es nada complicada, por otro lado es un trabajo que se hace en varias fases, de modo que espero que eso no os eche para atrás, y que os animéis a preparar la larpeira en vuestras casas, seguro que repetís. 

Un beso a tod@s. Gracias por visitar mi cocina.

sábado, 14 de octubre de 2017

Tiznao manchego


Para el primer post del mes de octubre he elegido un plato típico de Almagro y toda su comarca del Campo de Calatrava en la provincia de Ciudad Real. Se trata del tiznao manchego, que junto con las famosas berenjenas de  Almagro, más identifican gastronómicamente a esta localidad.

Almagro es una ciudad preciosa, con un importante conjunto histórico-artístico, del que destaca su plaza mayor, donde se encuentra el corral de comedias mejor conservado de toda España.

La vinculación de la ciudad con las artes escénicas es tan relevante que el Museo Nacional de Teatro tiene aquí su ubicación, y ejemplo también del compromiso de esta localidad con el mundo de las artes escénicas son el Festival Internacional de Teatro Clásico que se celebra todos los años en el mes de julio, además del Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo de Almagro y más recientemente, en concreto desde 2014, el Festival de Creación Universitaria de Almagro.

En el aspecto gastronómico, uno de los platos típicos como os decía más arriba es el tiznao, un plato que recibe este nombre porque los ingredientes se asan, y para ello antiguamente se usaban las cenizas y las ascuas del fuego, de ahí el nombre de tiznao, pero los que no dispongáis de una parrilla en la que poder hacer fuego, podéis utilizar el horno e incluso una plancha ó una sartén.

Como gallega que soy, no conocía este plato hasta que lo he visto publicado en un blog que sigo desde hace tiempo, las recetas del marqués de muchabarba, cuya visita os recomiendo porque tiene un montón de recetas interesantes a la vez que sencillas.

La última vez que estuvimos en tierras manchegas, la pasada primavera, nos lo ofrecieron en un local en la localidad de Daimiel, y la verdad de no haberlo visto antes en el blog de este compañero no lo habríamos pedido, y me hubiera perdido un plato de la gastronomía típica manchega que merece un reconocimiento que tristemente no tiene, y es una pena porque está delicioso. Nos gustó tanto que al regreso del viaje no tardé en prepararlo en casa. La primera vez que lo hice seguí la receta del mencionado blog al pie de la letra, y a la siguiente vez hice una pequeña modificación para adaptarlo más a mis gustos, pero al fin y al cabo tampoco importa tanto, porque con el tiznao pasa como con todo, existen diversas versiones, y la mía es una más. Os cuento cómo lo hice.

Ingredientes:

-2 buenas tajadas de bacalao
-4 patatas
-6 dientes de ajo
-3 pimientos rojos secos
-2 cebolletas grandes frescas
-aceite de oliva virgen extra
-sal
-agua para cocer las patatas

Preparación:

En primer lugar tenemos que desalar el bacalao, para ello la noche anterior lo ponemos en un recipiente con agua, colocándolo con la piel hacia arriba, y lo metemos en el frigorífico cambiándole el agua cada 8 horas. 

Con el bacalao ya desalado, los secamos con un paño de cocina y lo reservamos.

Aparte lavamos las patatas y las ponemos a cocer en agua con la piel hasta que estén hechas.

Mientras ponemos en la parrilla los pimientos secos, las cebolletas cortadas en 4 trozos y el bacalao  (si no disponéis de ella podéis usar el horno ó también una plancha) Hay que tener cuidado con los pimientos para que no se quemen, porque sino amargarían y estropean el plato (notaremos que están hechos cuando se resquebrajen) Mientras las verduras y el bacalao se están haciendo se les da la vuelta de vez en cuando.

Cuando las patatas estén cocidas las cortamos en trozos pequeños, el bacalao cuando esté hecho le retiramos la piel y las espinas y lo desmigamos en lascas, y las cebolletas y los pimientos los desmenuzamos.

Aparte ponemos una sartén al fuego y cubrimos la base con aceite de oliva virgen extra. Cuando esté caliente añadimos los ajos cortados en rodajas finas, y en cuanto empiecen a tomar color, retiramos la sartén del fuego para que baje la temperatura del aceite y añadimos el pimentón.

En un cuenco echamos los pimientos, las cebolletas, las patatas y el bacalao, mezclamos un poco con cuidado de no deshacer las patatas, colocamos en la fuente de servir, y encima echamos el contenido de la sartén.

Como os dije es un plato exquisito, pero bastante contundente, al menos para mi delicado estómago, de manera que hice una modificación en la receta original, pues los ajos tendrían que hacerse al fuego con el resto de ingredientes, y el aceite se echa al final, pero en crudo, en cambio yo he probado friendo los ajos en el aceite y para mi gusto está aun más rico así si cabe, y no me resulta tan fuerte que era lo que estaba buscando.

Si os gusta el bacalao os animo a que lo preparéis de esta manera, va a ser un triunfo seguro.

Un saludo a tod@s

sábado, 30 de septiembre de 2017

Tarta tres chocolates


Como prometí en la anterior entrada, hoy vengo con una propuesta dulce: la tarta tres chocolates, una delicia para los amantes del chocolate, entre los que me incluyo.

El secreto de esta tarta está en elegir un chocolate de calidad, porque por lo demás no tiene ninguna dificultad, básicamente solo se trata de mezclar ingredientes y dejar reposar  la mezcla en el frigorífico.
No es precisamente un postre light, pero una porción la podéis tomar sin remordimientos, y teniendo en cuenta que con estas cantidades salen de 10 a 12 porciones, es la tarta ideal para cuando tengáis invitados en casa y queráis preparar un postre rico sin complicaros la vida. Con la ventaja añadida de que se hace el día anterior, de modo que libera carga de trabajo a última hora.

Os dejo ya con la preparación de la receta, por los dos  métodos, el  tradicional y en thermomix

Ingredientes (para un molde redondo de 22cm. de diámetro):

-250 gr. de galletas (tipo digestive)
-70gr. de mantequilla
-200gr. de chocolate blanco
-200gr. de chocolate con leche
-200gr. de chocolate fondant (en torno a un 70% de valor en cacao)
-750ml. de leche entera
-750ml. de nata para montar 35% M.G.
-3sobres de cuajada Royal (yo utilizo 4, uno para cada capa, y el que sobra lo reparto entre las tres capas, porque así queda una tarta con la consistencia ideal para mi gusto)
-40gr. de azúcar (opcional)

Preparación tradicional:

En primer lugar preparamos la base, y para ello trituramos las galletas o bien con un robot de cocina, o sino metiéndolas en una bolsa de plástico limpia y aplastándolas con un rodillo, después las echamos en un cuenco y añadimos la mantequilla derretida, mezclamos bien, y luego echamos esta mezcla en el molde, cuya base habremos cubierto con papel de aluminio, extendiéndola bien y presionando con el dorso de una cuchara hasta que quede una lámina compacta, luego reservamos en el frigorífico mientras continuamos con la elaboración de la tarta.

Una vez hecha la base, preparamos la primera capa de chocolate, en mi caso la de chocolate blanco, para lo cual disolvemos 1 sobre de cuajada en 100ml de leche, reservamos y a continuación vertemos 250ml de nata y 150ml de leche en un cazo, lo ponemos al fuego y cuando esté caliente añadimos el chocolate blanco troceado, removemos hasta que se disuelva y seguidamente añadimos la mezcla de cuajada y leche que teníamos reservada, continuamos removiendo hasta que empiece a hervir.

Después echamos la mezcla en el molde, vertiéndola muy despacito pues hay para evitar que caiga de golpe y rompa la base de galletas, para ello os podéis ayudar del dorso de una cuchara, o bien directamente pero muy poco a poco. Reservamos en la parte baja del frigorífico, mientras elaboramos la siguiente capa.

Para la segunda capa, disolvemos 1 sobre de cuajada en 100ml de leche, reservamos y a continuación vertemos 250ml de nata y 150ml de leche en un cazo, lo ponemos al fuego y cuando esté caliente añadimos el chocolate con leche troceado. Cuando el chocolate se haya disuelto en la mezcla, echamos la cuajada que habíamos disuelto en leche, y seguimos removiendo hasta que empiece a hervir.

A continuación sacamos el molde del frigorífico y con la ayuda de un tenedor rallamos la capa de chocolate blanco (esto se hace para que las dos capas se adhieran una a otra y a la hora de desmoldar la tarta o de cortarla no se deslice una sobre la otra) y echamos la mezcla del cazo encima, muy lentamente, evitando que caiga de golpe. Después dejamos de nuevo en el frigorífico y mientras preparamos la  última capa.

Para la preparación de la capa de chocolate fondat, disolvemos 1 sobre de cuajada en 100ml de leche, reservamos y a continuación vertemos 250ml de nata y 150ml de leche en un cazo, lo ponemos al fuego y cuando esté caliente añadimos 40gr de azúcar y el chocolate fondnt troceado. Una vez disuelto el azúcar y el chocolate añadimos la mezcla de leche y cuajada, y removemos constantemente hasta que comience a hervir.

Seguidamente sacamos el molde del frigorífico, rallamos con un tenedor la capa de chocolate con leche, y después vertemos encima muy suavemente la mezcla de chocolate fondant.

Por último la llevamos de nuevo al frigorífico y la dejamos al menos 6 horas (yo suelo dejarla de un día para otro). Finalmente  solo nos resta desmoldarla y decorar al gusto.

Preparación en thermomix:       
                                              
1-Echar las galletas en el vaso y triturar 15seg. /velocidad 8
2-Con la espátula bajar las galletas hasta el fondo, añadir la mantequilla y mezclar 3 min./50º/velocidad 3. Verter la mezcla en el molde, extendiéndola y presionando con el dorso de una cuchara para que quede una lámina bien compacta y reservamos en el frigorífico.
3-Cortamos el chocolate blanco en trozos pequeños y lo añadimos al vaso. Añadimos también 250ml de nata, 250ml de leche y 1 sobre de cuajada y programamos 7min./90º/velocidad 5. A continuación vertemos la mezcla en el molde dejándola caer sobre el dorso de una cuchara para que caiga lo más suavemente posible y evitar que se rompa la base de galletas. Reservamos en el frigorífico
4-Cortamos en trozos pequeños el chocolate con leche y lo añadimos al vaso de la thermomix junto con 250ml de nata, 250ml de leche y 1 sobre de cuajada y programamos 7min./90º/velocidad 5. A continuación retiramos el molde del frigorífico y con la punta de un tenedor rallamos la superficie de la primera capa para que se unan bien. Después añadimos la mezcla de chocolate con leche, y volvemos a reservar en el frigorífico.
5-Echamos en el vaso el chocolate fondant cortado en trozos pequeños, 40gr de azúcar, los restantes 250ml de nata y 250ml de leche y1 sobre de cuajada programando de nuevo 7min./90º/velocidad 5.

Rallamos la superficie de la segunda capa con la punta de un tenedor, añadimos la mezcla que tenemos en el vaso y dejamos reposar en el frigorífico al menos 6 horas antes de desmoldar. Por último desmoldamos la tarta y decoramos al gusto.

Aquí os dejo la foto de una tarta tres chocolates que preparé hace poco para un cumpleaños. Como podéis observar, la decoración final la hice con fideos de chocolate y fondant


Esta ha sido mi propuesta de hoy, espero que haya sido de vuestro agrado. En unos días nos vemos de nuevo. Mientras os deseo como siempre que seáis muy felices.

Un saludo

martes, 26 de septiembre de 2017

Pisto manchego con huevos


Por fin puedo decir que he terminado de envasar todos los productos de la huerta, y es que aunque se trata de una actividad que me encanta, todo en exceso termina cansando, y no penséis que nuestra huerta ocupa una parcela grande, todo lo contrario.

 Dentro de poco comenzaré con el membrillo, además este año con especial ilusión porque los dos membrilleros que planté en la finca en febrero del 2014 han dado frutos este año por primera vez, además en abundancia, de hecho días atrás el viento rompió una de las ramas que terminó cediendo con el peso L

Pero bueno, lo de los membrillos aun debe de esperar unos días más, todavía es algo temprano para recolectarlos, permitiéndome así descansar un poco del ajetreo de la semana pasada con la preparación de conservas y la congelación de verduras del huerto, lo cual se convirtió estos días en la actividad principal en mi cocina.

Una de las conservas que preparé fue el pisto manchego, porque el pisto lleva una variedad de verduras que permite aprovechar de una vez buena parte de los excedentes de la huerta, y uno de los días que lo preparé, parte del mismo lo envasé y otra parte lo consumimos en el momento acompañado de unos huevos fritos con patatas. Un plato humilde pero delicioso, cuya receta os traigo hoy.

El pisto es muy socorrido en la cocina, está exquisito así solo, acompañado de unos huevos fritos con patatas, con unas lonchas de jamón, con un pescado blanco a la plancha, con un arroz blanco, con pasta, etc.

Hay muchas variantes del pisto, casi tantas como cocineros, ésta es la que yo preparo, variando si acaso ligeramente las verduras en función de las que tenga disponibles en ese momento, pero sin que falten  en ningún caso los pimientos y el tomate. Os dejo ya con la receta sin más dilación

Ingredientes (para 4 personas)

-8 tomates (la variedad “pera” es la ideal)
-1 pimiento rojo grande ó 2 más pequeños
-2 pimientos italianos verdes
-3 calabacines medianos
-2 cebollas
-2 dientes de ajo

Preparación:

En primer lugar lavamos los tomates, les hacemos un corte en forma de cruz y los echamos en agua hirviendo durante dos minutos, después los retiramos a una fuente, los dejamos enfriar para sacarles la piel y después los troceamos lo más fino posible.

Paralelamente picamos el resto de verduras, comenzando por los pimientos. Cuando estos estén picados los echamos en una olla que habremos puesto al fuego con aceite de oliva virgen extra hasta cubrir la base. Mientras los pimientos se van rehogando, picamos la cebolla, y al cabo de unos 15 minutos aproximadamente la añadimos a la olla. A continuación picamos finamente los ajos y los incorporamos también.  Seguidamente hacemos los mismo con el calabacín, lo picamos en taquitos y lo añadimos a la olla, salamos el conjunto y dejamos que se rehogue todo junto a fuego lento durante una hora y media o dos horas, removiendo de vez en cuando.

Cuando veamos que las verduritas están ya bien pochadas, es el momento de añadir el tomate, retirando antes el exceso de aceite de la olla si fuera necesario, y seguimos cocinando a fuego bajo durante un hora  aproximadamente, hasta que veáis que el conjunto ha reducido considerablemente y el aceite de la preparación sube a la superficie, en ese momento rectificáis de sal, y ya tenéis el pisto listo para servir, acompañado de un huevo frito por persona como hice yo en esta ocasión.

El que os sobre, lo podéis envasar al vacío en botes de cristal, los cuales debéis esterilizar primero, tanto los tarros como las tapas, sumergiéndolos en agua hirviendo durante 15 minutos. Luego los retiráis, los secáis bien con papel de cocina, y rellenáis los botes con el pisto bien caliente. Después con un papel de cocina limpiáis los bordes de los mismos, se coloca la tapa, y los introducís en una olla con agua hirviendo durante 20 minutos. Transcurrido ese tiempo, retiráis los botes del agua y los dejáis boca abajo sobre la encimera hasta que estén totalmente fríos (yo los dejo de un día para otro), y con esta técnica de envasado se conservarán durante más de un año manteniendo todo su sabor y propiedades.
Nada más por hoy, volveré dentro de unos días, esta vez con una receta dulce que ya hace mucho tiempo que no publico ninguna. 

Hasta entonces, sed felices!!!

viernes, 8 de septiembre de 2017

Pimientos italianos rellenos de jamón y queso


En esta época de finales del verano y principios del otoño la huerta nos ofrece frutos en abundancia, y por eso estos días estoy muy atareada preparando conservas para aprovechar los excedentes y surtir la despensa de cara al invierno: fritada de tomate, mermelada de tomate, tomate frito, pisto, conserva de judías troceadas, conserva de cebolla caramelizada, de pimientos asados..., en fin, que estoy entretenida.

Aparte de las conservas algunos productos como la coliflor y el brécol los escaldo y luego los pongo a enfriar y los congelo. Es mucho trabajo, lo sé, pero luego  poder consumir a lo largo del año esos productos que hemos visto crecer día a día en la huerta que con tanto mimo hemos cuidado durante la primavera y el verano, es algo que me produce una satisfacción inmensa.

Bien, pues en medio de todo este jaleo, la semana pasada se presenta en casa la madre de mis primos Vanesa y Toni con una bolsa grande llena de pimientos italianos (en mi huerta sólo puse los de Padrón), y claro, había que darles salida antes de que se estropearan, y una de las formas que escogí para prepararlos fue rellenarlos de jamón y queso. No era la primera vez que preparaba esta receta, y sin duda no será la última, porque es muy sencilla y muy rápida que era lo que pretendía, y el resultado es muy satisfactorio. Os cuento cómo los preparo yo por si os animáis.

Ingredientes (para 4 personas)

-8 pimientos italianos
-8 lonchas de jamón (sirve jamón york, cocido, curado, braseado, o incluso baicon, lo que prefiráis)
-8 lonchas del queso (el que más os guste)
-aceite de oliva virgen extra
-sal

Preparación:

En primer lugar lavamos bien los pimientos bajo el grifo, seguidamente cortamos la parte del tallo, retiramos las pepitas, y después los secamos con papel de cocina.

Aparte ponemos  una sartén al fuego con aceite de oliva virgen extra hasta que cubra la base y cuando el aceite esté caliente freímos en él los pimientos. Cuando veamos que  están bien fritos por los dos lados, los retiramos a una bandeja, esparcimos un poco de sal por encima y los dejamos enfriar.
Mientras los pimientos enfrían, vamos preparando el relleno, para ello colocamos una loncha de jamón y encima de ella ponemos una de queso. Enrollamos y después introducimos cada rollito de estos en el interior de los pimientos. Por último o bien los llevamos al horno unos diez minutos aproximadamente para que el queso se derrita y se mezclen bien los sabores, o sino los ponemos al fuego en una plancha (sin nada de aceite porque ya tienen suficiente de la fritura) durante un par de minutos por cada lado.

Esta receta existe también la posibilidad de prepararla de otra forma ligeramente distinta, consistiría en rellenar los pimientos en crudo (para ello tenéis que utilizar pimientos que tengan una forma regular sino es imposible introducir en su interior el relleno), luego colocarlos en una fuente de horno, echar un chorro de aceite de oliva por encima, salar ligeramente y hornearlos hasta que veamos que están hechos.

A la hora de servirlos los podemos acompañar por ejemplo de una  base de tomate frito casero  y si añadís un huevo frito por persona ya tenéis un plato de lo más completo.

Como veis una forma rápida y distintas de preparar los pimientos.

Y llegados a este punto ya solo me  queda despedirme, no sin antes daros las gracias a todos los que me seguís. Nos vemos dentro de unos días, mientras que seáis muy felices.

Un saludo

Codornices en escabeche


Para mi primer post de esta nueva temporada he elegido una receta muy apropiada para la época del año en la que estamos, pues aunque el tiempo aquì por el norte ha refrescado bastante, todavía estamos en verano, y yo personalmente es cuando más disfruto de un buen escabeche. Digo escabeche porque la receta elegida ha sido la de codornices en escabeche.

Las codornices en escabeche son muy versátiles, lo mismo se pueden tomar en frío que en caliente, por lo que también en invierno podemos disfrutar de este delicioso plato. Se pueden tomar solas o por ejemplo formando parte de una ensalada. A propósito de esto, una de mis ensaladas preferidas es la que incluye entre otros ingredientes trozos de codorniz escabechada (u otro tipo de ave como perdiz o incluso pollo), lechugas variadas y lascas de foie gras de pato. Es una verdadera delicia, a ver si la próxima vez que la prepare la fotografío y la subo al blog.

El escabeche en origen era una técnica culinaria empleada para la conservación de los alimentos que consistía en guisar éstos en vinagre. Actualmente se utiliza con otros fines que están más relacionados con la textura y el sabor que el escabechado le aporta a los mismos.

Los alimentos más empleados en los escabeches son determinados pescados y algunas carnes, principalmente de caza, aunque he de reconocer que las codornices que empleé para elaborar esta receta no eran silvestres sino compradas en el supermercado, es decir de granja, aun así estaban deliciosas. Sin más dilación os dejo con la receta.

Ingredientes (para 4 personas):

-8 codornices
-2 zanahorias medianas
-1 puerro
-1 cebolla
-1 cabeza de ajos
-1 hoja de laurel
-3 ramitas de tomillo
-20 granos de pimienta
-750 ml. de agua
-200 ml. de vino blanco
-150ml. de vinagre
-aceite de oliva virgen extra
-sal

Preparación:

En primer lugar debemos limpiar bien las aves, y con un soplete de cocina retirar los posibles restos de plumas que puedan tener.

Seguidamente colocamos una cazuela grande al fuego (conviene que sea más ancha que alta, de manera que quepan todas las codornices una al lado de la otra porque luego emplearemos esta misma cazuela para preparar el escabeche) y cubrimos la base con un aceite de oliva de primera calidad. Cuando el aceite esté caliente doramos bien en él las codornices por todas partes y cuando estén las retiramos a una plato y reservamos.

Mientras se doran las codornices aprovechamos para limpiar bien las hortalizas y cortar las zanahorias y los puerros en rodajas, la cebolla en juliana, y la cabeza de ajos le retiramos la piel externa y luego la cortamos por la mitad. Después de dorar la carne, añadimos las hortalizas a la cazuela junto con el tomillo y el laurel. Cuando estén bien rehogadas reincorporamos las codornices, añadimos los granos de pimienta, el vino blanco, el vinagre y el agua. Salamos al gusto, y dejamos hervir por espacio de 30 minutos aproximadamente, hasta que comprobemos que las codornices están hechas.

Finalmente dejamos enfriar la cazuela a temperatura ambiente, y por último la guardamos en el frigorífico. Cuando las vayamos a consumir las sacamos del frigorífico una hora antes.
Si en vez de consumirlas frías queremos tomarlas calientes, ponemos  de nuevo la cazuela al fuego y una vez que levante el hervor lo apagamos y ya las podemos tomar.

Como veis el escabechado es muy fácil de preparar, así que os animo a que lo preparéis en casa.

Y por hoy termino. Nos vemos dentro de unos días. Feliz fin de semana a tod@s