Como este es el primer post de este año 2024, al que dimos la bienvenida hace poco, lo primero que quiero es desearos a todos los que me seguís un feliz año, y daros las gracias por ello, pues a pesar de que últimamente he estado un poco apartada de este medio, las visitas a mi blog continúan al mismo ritmo, lo cual me hace sentir muy honrada.
Llevo una época de cierto bajón anímico, en el cual tuvo mucho que ver la desaparición de mi perrita Maite a finales del pasado mes de octubre, y debido a ello comienzo el año compartiendo con vosotros un post que tendría que haber visto la luz a finales del año pasado, me refiero a los detalles para invitados que hice en el 2023.
En el mes de junio, hice unas galletas para repartir a los invitados de la boda de Débora y Gonzalo. Fue una cantidad considerable, no recuerdo exactamente la cifra, pero la más grande con diferencia de las que había hecho hasta entonces.
Tuve dos problemas con estas galletas; el primero que al pedir las cartulinas por internet, no me fijé en el grosor, y eran bastante delgaditas, de modo que tuve que echar mano de unas arandelas adhesivas para que el hilo al atar no las rompiera. El segundo inconveniente es que apenas tenía tiempo (una semana) para hacer tantas galletas, porque hay que amasarlas, cortarlas, hornearlas, decorarlas, envasarlas, etiquetarlas…, así que opté por comprar el fondant en lugar de hacerlo en casa como de costumbre, y el sabor no me convenció, pero bueno, la galleta casera de mantequilla con aroma de vainilla lo camuflaba bastante, así que al final conseguí salvar los obstáculos y quedé satisfecha del resultado final. Los novios me dijeron que también, así que yo por mi parte solo puedo desearles una larga y feliz vida en común, y darles las gracias por confiar en mí.
En la foto de abajo, os muestro un detalle de estas galletas, y al fondo se ven tres de las seis cajas de galletas que entregué para los invitados de esta boda.
Las galletas estaban hechas con la receta de siempre, decoradas con fondant trabajado en los bordes con esteca, y sobre el fondant una oblea comestible con el diseño elegido por los novios. Para la decoración he elegido cartulina rosa palo, que iba a juego con el ramo de la novia, cortada con un perforador grande con forma de corazón, y para atar la bolsa, escogí un cordón roji-blanco que combinaba con el diseño de la oblea.
Para el primer día del mes de julio, hice unas galletas para la Primera Comunión de Emma y Roi. Estas galletas, a diferencia de las anteriores, eran cuadradas no redondas, y no llevaban oblea, solo fondant, en el cual iba estampado el nombre de los niños y la fecha del evento, y decoradas en el borde del fondant con esteca.
La etiqueta en este caso era doble, una de color blanco abajo sin ninguna inscripción, y otra marrón kraft arriba. En la de arriba unas palabras de agradecimiento por la asistencia al evento en la mitad superior, y en la mitad inferior dos cortes con forma de paloma, que al pegar ambas cartulinas con cinta adhesiva por las dos caras, se veían de color blanco. El lazo de color verde, a juego con el color del fondant.
La persona que me las encargó me dijo que a los niños y a sus papás les habían gustado mucho, así que yo encantada.
A finales del mismo mes de julio, hice unas galletas para la Primera Comunión de una niña, Yaiza.
Estas eran redondas, con fondant blanco trabajado con esteca en el borde, y sobre él una oblea comestible elegida por la niña.
La cartulina de color morado en combinación con el diseño de la oblea. La etiqueta en este caso ha sido rectangular, con el borde ondulado. Sobre ella una inscripción de agradecimiento por la asistencia al evento, y una paloma cortada en cartulina blanca, y pegada con una cinta adhesiva por ambos lados, con espuma en el centro para darle volumen. El lazo, en hilo de color marrón, a juego con el color de la galleta.
A finales de agosto, en concreto el día 20, hizo la Primera Comunión Mencía, una niña que vive en mi aldea. En su día ya hice unos botes de mermelada para su Bautizo, que podéis ver pinchando aquí. Mencía en sus actividades extraescolares va a clases de gimnasia ritmica, y tanto ella como su madre, querían que esta actividad a la que la niña es tan aficionada. estuviera presente en un evento tan especial para ella, de modo que las galletas que le hice, eran redondas con fondant blanco encima, trabajado en esteca en los bordes, y sobre el fondant una oblea comestible, con la inscripción del nombre de la niña, y la fecha de la Comunión.
El diseño de las obleas es una gimnasta actuando con diferentes aparatos; la cuerda, el aro, la pelota...
Las obleas en este caso además de cambiar el diseño, habiendo en total nueve modelos que podéis ver en la imagen superior, también cambiaba el fondo, de modo que las cartulinas las elegí de diferentes tonos a juego con el fondo de la oblea.
La cartulina la corté cuadrada, con los bordes en zig zag, y en la mitad superior una inscripción con unas palabras de cortesía por la asistencia al evento, y en mitad inferior llevaba pegada una cruz en papel kraft en combinación con el color de la propia galleta, igual que el cordel, y sobre la cruz, una paloma blanca a juego con el color blanco del fondant, pegada en cinta de doble cara con volumen. Vale más una imagen que mil palabras, y en la foto de abajo se aprecia bien.
Hace años, cuando Mencía era pequeñita, le gustaban mucho los dibujos de Peppa Pig, así que compré el cortador, y lo estrené (realmente no he vuelto a tocarlo) para hacerle unas galletas para uno de sus cumpleaños. Esa foto la tenía por ahí, pendiente de publicar, y me parece que hoy es el momento adecuado.
La receta no recuerdo exactamente cual era, pero sin duda es una receta de un libro que tengo en casa que se titula "111 galletas con una masa".
Los ojos de Peppa son de la marca Wilton. El hocico lo hice con el propio cortador, colocado tal y como se ve en la imagen de abajo y con la esteca que aparece al lado. La boca de Peppa la hice con la esteca que aparece al lado de la boca.
Y con esto me despido por hoy. Un abrazo.