El pasado 10 de
julio cumplió 2 añitos mi primita Mariña, una niña preciosa a la que quiero con
locura. Para celebrarlo le preparé una tarta cuya receta os muestro hoy.
Es una tarta de
números tan de moda últimamente, y muy facilita, no me he complicado mucho.
Para la base utilicé un bizcocho genovés, y para el relleno empleé crema
pastelera y nata montada.
Os indico ya los
ingredientes y el proceso de elaboración.
Ingredientes:
Para el bizcocho
(utilicé el molde de Lekué de números)
-6 huevos
-200gr. de azúcar
-150gr. de harina
Para la crema
pastelera
-500ml. de leche
entera
-3 yemas de huevo
-125gr. de azúcar
-40gr. de maizena
-1 vaina de
vainilla
Para la nata
montada
-500ml. de nata
de montar con 35,1% M.G.
-150gr. de azúcar
-2 cucharadas
soperas de queso mascarphone (opcional)
Para la
decoración
-Flores
comestibles, lacasitos, guindas en almíbar, etc.
Preparación:
La víspera
preparé el bizcocho, para la cual utilicé la thermomix y seguí los siguientes
pasos
1-Introducir la
mariposa en las cuchillas y añadir al vaso los huevos y el azúcar.
Programar 6min./ 37º/ velocidad 3,5
2-Programar de
nuevo el mismo tiempo a la misma velocidad sin temperatura
3- Retiramos la
mezcla a un bol e incorporamos la harina tamizada con ayuda de una espátula y
con movimientos envolventes, para que no pierda aire.
Para hacer el
bizcocho por el método tradicional tenéis que separar las yemas de las claras.
Añadimos la mitad del azúcar al recipiente de las yemas y batimos hasta que
blanqueen y dupliquen el volumen. A las claras le añadimos la otra mitad del
azúcar y las batimos a punto de nieve hasta conseguir un merengue firme
(sabemos que están en el punto exacto cuando al poner el cuenco boca abajo no
cae el contenido)
Seguidamente
vamos añadiendo las claras montadas al cuenco de las yemas, en pequeñas
cantidades de cada vez, y con movimientos envolventes. Después con una
espátula, añadimos poco a poco la harina previamente tamizada, también con
movimientos envolventes para que no pierda aire y no baje.
Una vez preparada
la mezcla del bizcocho la echamos en un molde engrasado y enharinado, lo
llevamos al horno previamente calentado a 180º con calor abajo los primeros 10
minutos, y luego calor arriba y abajo hasta que esté hecho. Después dejamos
enfriar, desmoldamos y reservamos.
La víspera
también preparé la crema pastelera, para ello reservamos medio vaso de leche, y
la restante la colocamos al fuego junto con la vaina de vainilla cortada por la
mitad. Cuando levante el hervor retiramos del fuego y dejamos enfriar para que
la leche infusione y coja todo el aroma de la vainilla.
Cuando la leche
esté fría, la colamos y luego añadimos el azúcar, removemos y la ponemos de
nuevo al fuego (si utilizáis el mismo recipiente de antes tenéis que lavarlo
para que la leche no se agarre a las paredes al hervir) Mientras a la leche que
teníamos reservada le añadimos las yemas bien batidas y la maizena, mezclamos
bien y cuando la leche que tenemos al fuego rompa a hervir bajamos la
intensidad del fuego, añadimos esta mezcla y esperamos a que espese sin dejar
de batir con unas varillas. Cuando haya espesado retiramos del fuego y cubrimos
con papel film para que no se cree una costra por arriba. Dejamos que enfríe,
la echamos en una manga pastelera con boquilla redonda y la guardamos en el
frigorífico hasta el momento de utilizarla.
Por último nos
queda montar la nata, para lo cual os aconsejo que le añadáis dos cucharadas
soperas de queso mascarpone, porque no altera su sabor y queda mucho más firme.
Para montarla
echamos la nata y el queso (opcional) en un recipiente muy frío (yo lo pongo
unos minutos antes en el congelador) y batimos con unas varillas durante un par
de minutos, luego añadimos el azúcar glas poco a poco y continuamos batiendo
hasta que esté montada. Después la echamos en una manga pastelera con boquilla
redonda y reservamos.
El siguiente paso
es rellenar el bizcocho, para ello lo cortamos por la mitad, colocamos una de
las mitades en una bandeja sobre blonda decorativa y rellenamos con la crema
pastelera, cubrimos con la otra mitad del bizcocho, y cubrimos con la nata
montada.
Luego por encima
para decorar empleé flores comestibles, grageas de chocolate (lacasitos en mi
caso), guindas en almíbar rojas y verdes, y cerezas frescas que por aquel
entonces todavía quedaban en el mercado y ese día tenía en casa.
Al final creo que
quedó muy bonita, ¿vosotros qué opináis? Lo importante es que gustó mucho.
Deciros que en
esta ocasión decidí no bañar el bizcocho en almíbar, porque se la llevé por la
mañana y era para tomar por la noche, y como la tenían que guardar en el
frigorífico por ser verano y además
tanto la crema pastelera como la nata le aportan humedad al bizcocho, quedó
en su punto, ni seco ni demasiado húmedo.
Bueno pues antes
de terminar y dado que algunos os interesasteis por mi ausencia, deciros que en
esta ocasión no ha sido por nada malo, sino por un cúmulo de cosas pero ninguna
de importancia: un viaje relámpago a Londres, obras en la finca, a veces la
alergia que padezco que me da un mal día, y luego cierta vaguedad debo
reconocer que también hubo, pero a ver si retomo el ritmo de una vez por todas
que la Navidad ya está a la vuelta de la esquina.
Gracias a todos
los que me seguís. Nos vemos pronto, espero... Hasta entonces sed muy felices.
Un saludo.