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martes, 30 de junio de 2020

Empanada de xoubas con masa de maíz


Estamos en plena temporada de sardinas y xoubas (es el nombre con el que conocemos en Galicia a las sardinillas  frescas), así que es el momento ideal de presentaros esta empanada tan típica en algunas zonas de Galicia.

Esta empanada hace relativamente poco tiempo que la preparo, pues yo vivo en el interior y es más típica de las zonas costeras, quizás entre otras cosas sea debido a que el relleno que mejor le sienta  es el de productos del mar, no solo está rica con xoubas, también con mejillones, berberechos y zamburiñas entre otros.

Es una empanada un tanto laboriosa, porque la masa con harina de maíz es difícil de estirar, de hecho no suelen utilizarse rodillos para tal menester, sino que se hace cogiendo pequeñas porciones de masa con las manos, se estiran un poco y por último se colocan en la bandeja del horno como si fueran pegotes, pero eso os lo muestro más abajo en fotos para que lo veáis más claro.

Para preparar esta afamada empanada necesitáis los siguientes ingredientes:

Para la masa
-475gr. de harina de maíz amarilla
-150gr. de harina de trigo de fuerza
-75gr. de harina de centeno
-10gr. de levadura fresca de panadería
-450ml de agua
-sal

Para el relleno
-1kg. de xoubas bien frescas
-4 cebollas grandes ó 6 medianas
-1 pimiento rojo
-1 pimiento verde
-1 tomate bien maduro
-sal
-aceite de oliva virgen extra
-1 cucharadita de pimentón dulce

Preparación:

En primer lugar echamos en el vaso de la amasadora la harina de maíz amarilla y añadimos 450ml de agua hirviendo (debéis poner más agua a hervir de la necesaria, pues durante el proceso de ebullición parte se evapora, yo siempre pongo medio litro y la añado toda, debido a que después de hervir ya prácticamente quedan los 450ml que pide la receta). Amasamos durante 3 ó 4 minutos.

Después dejamos que la masa enfríe un poco hasta que esté tibia, y añadimos la sal, la harina de trigo y de centeno y la levadura de panadería desmenuzada con las manos, y amasamos de nuevo 10 minutos. Dejamos reposar en el vaso durante 15 minutos, y de nuevo amasamos 10 minutos más y otra vez la dejamos reposar pero en esta ocasión durante 1 hora.

Mientras la masa reposa procedemos a preparar el relleno, para ello cubrimos el fondo de una sartén con aceite de oliva virgen extra, y cuando esté caliente añadimos los pimientos cortados en trozos medianos. Rehogamos unos minutos.


Después añadimos la cebollas picadas no muy finamente, salamos y seguimos rehogando el conjunto durante unos 20 minutos.


A continuación añadimos el tomate picado y rehogamos unos diez minutos más. Rectificamos de sal, retiramos del fuego, dejamos enfriar un par de minutos, añadimos el pimentón, removemos bien y reservamos.


Por último antes de ponernos a preparar la empanda tenemos que limpiar muy bien las xoubas, para ello debemos sacarle la cabeza y la espina central con las manos. Es muy fácil, primero sujetáis la cabeza, y luego con la ayuda de los dedos vais tirando de ella y separando la carne de la espina y las vísceras. Si tenéis algún problema mirad algún tutorial en interet que más vale una imagen que mil palabras. Finalmente salamos las xoubas y reservamos.

Con el relleno preparado y las xoubas limpias, esperamos a que la masa cumpla la hora de reposo y luego empezamos a formar la empanada, para ello cogemos pequeñas porciones de masa entre las dos manos, las vamos estirando un poco y colocamos en la fuente sobre papel de hornear. Para facilitar la labor, conviene mojar las manos con frecuencia en un cuenco con agua fría.


Continuamos con el proceso según podéis ver en la imagen de abajo.


Hasta cubrir toda la base.


Después añadimos la mitad del sofrito de la sartén, al que le habremos escurrido el exceso aceite, y lo repartimos bien.


Colocamos las xoubas
 

Cubrimos con la otra mitad del sofrito


Por último colocamos la parte de arriba de la empanada. Ésta es un poquito más difícil de colocar que la de abajo, pues no podéis hacer fuerza sobre el relleno sino se desbordaría, así que para ayudaros mojar con frecuencia las manos en un cuenco con agua fría, y armaros de paciencia. Es un poco latoso y lento, pero no imposible. Es más la maña que la dificultad, eso sí, el truco de mojarse las manos en agua con frecuencia es fundamental.


Una vez que tenemos la parte de arriba totalmente cubierta de masa, la pincelamos ligeramente con aceite sobrante del sofrito, y luego con un cuchillo la cortamos en porciones individuales antes de ir al horno. No hay que introducir el cuchillo hasta el fondo, es decir, no hay separar las porciones, solo marcarlas para que luego sean más fáciles de cortar.


Por último la llevamos al horno precalentado a 180º, la colocamos en la parte central del mismo, y dejamos que se haga durante unos 45 ó 50 minutos, hasta que coja un bonito color dorado como el que podéis ver en la primera foto. 

Recién salida del horno la pinceláis de nuevo ligeramente con aceite sobrante del sofrito, y en cuanto enfríe ya estará lista para dar buena cuenta de ella, aunque para mí gusto está mejor pasadas unas horas, pues la masa se reblandece un poco y se asientan los sabores.

Bueno, pues espero que os haya gustado mi receta de hoy. Dentro de unos días volveré con una nueva propuesta. 

Hasta entonces. Un abrazo

viernes, 21 de febrero de 2020

"Orellas" de Carnaval (con levadura química)



Inmersos ya en pleno Carnaval, os traigo la receta de un dulce muy típico de estas fechas aquí en Galicia, las “orellas”.

Ya tenía una receta de “orellas” publicada en el blog, cuyo enlace os dejo al final de este post, pero hoy os muestro otra para que comparéis y  quedéis con la que más os guste.

De entrada os digo que las dos están deliciosas, a mí por sabor me costaría decantarme por una u otra receta, si bien en textura son muy diferentes. Las que tenía ya publicadas, recién hechas quedan finitas pero al mismo tiempo muy tiernas. Tienen el inconveniente de que conforme pasa el tiempo van perdiendo la frescura del principio.

En cambio, las que os presento hoy, son unas “orellas” con una textura crujiente y quebradiza que me recuerda en cierto modo al hojaldre.  A diferencia de las otras no pierden con el tiempo, ni en lo referente al sabor ni a la textura.

Esta receta es de una amiga, Tere Rico, del blog un momento dulce, lo cual en sí mismo ya es garantía absoluta de éxito, y si encima os digo que con esta receta su autora recibió por dos ocasiones el primer premio en el concurso de la “Orella” del Corte Inglés, ya no hará falta que os siga convenciendo de que es una receta que merece muchísimo la pena. Os indico lo que necesitáis para prepararlas.

Ingredientes:

-1 kg. de harina de todo uso
-1 sobre de levadura royal (16gr.)
-5 huevos caseros
-200ml de anís La Asturiana o El Mono
-10 gotas de esencia de anís de buena calidad (la mía de la marca Arconsa, que compro en la farmacia del pueblo)
-100ml de vino blanco
-2 cucharadas de azúcar
-1 cucharadita de sal
-ralladura de 1 limón
-ralladura de 1 naranja
-200gr. de manteca cocida de  vaca
-aceite de oliva suave o de girasol para freír las “orellas” aromatizado con la piel de 1 limón y un trozo pequeño de canela en rama.

Preparación:

Para preparar la masa de las “orellas” en mi caso utilizo la panificadora, porque me ahorra mucho trabajo (tranquilos,  más abajo os indico cómo amasarlas por el método tradicional)

En primer lugar comienzo por rallar muy finita la piel de un limón y de una naranja. Después añadimos a la cubeta de la panificadora los ingredientes comenzando por los cinco huevos ligeramente batidos, a continuación añadimos las ralladuras de limón y naranja, los 200ml. de anís, la esencia de anís, el vino blanco, la sal y el azúcar, y seleccionamos el programa de solo amasado, que en mi máquina es el número 11 y dura veinte minutos.

Al terminar este tiempo, volvemos a programar de nuevo el mismo programa, y poco a poco vamos añadiendo a la bola de masa que se había formado en la cubeta de la panificadora, pequeñas porciones de manteca de vaca, procurando que se vaya integrando en la masa muy lentamente, y seguimos amasando hasta que esté toda integrada y la masa resultante no se pegue a las paredes. En mi caso opté por programar una tercera vez el programa de solo amasado, pero mereció la pena porque al final quedó una masa con aspecto excelente, que al estirarla era tan finita que casi se podía ver el día a través de ella, no es para menos, pues el proceso de amasado duró exactamente 1 hora 10 minutos, algo casi impensable si se trata de amasar a mano.

Una vez que la masa esté lista la dejamos reposar como mínimo un par de horas, en mi casa la dejé toda la noche en la nevera, y al día siguiente por la mañana la parto con las manos en pequeñas porciones y con un rodillo de cocina las voy estirando y friendo en aceite de girasol o de oliva suave aromatizado con la cáscara de un limón y un trocito pequeño de canela en rama. 

Cuando están doradas por un lado les damos la vuelta para que se hagan por el otro lado, y luego las escurrimos y  las retiramos a una fuente sobre papel absorbente haciendo varias capas e intercalando más papel entre cada una de ellas.

Finalmente cuando estén frías, las espolvoreamos con azúcar glass y las colocamos en una bandeja.
Esta masa también la podéis preparar en la amasadora tipo Kitchendaid o similar, utilizando la pala de amasar, y sino por el método tradicional de siempre, es decir con las manos,  para ello tamizáis la harina junto con la levadura sobre una superficie de trabajo, hacéis un huevo en el centro como si fuese el cráter de un volcán, y en él echáis los huevos ligeramente batidos, la sal, el azúcar, las ralladuras de limón y naranja, la esencia de anís, el licor de anís, y el vino blanco. Vamos amasando hasta formar una bola. En ese momento vais añadiendo la manteca de vaca en pequeña porciones y la vamos integrando poco a poco a la masa. Continuamos amasando con las manos,  hasta que quede una masa lisa que no se peque a la superficie.

Después se deja reposar como mínimo durante un par de horas, y a partir de aquí se procede de igual modo que indico más arriba.

Y para finalizar, antes de despedirme os dejo el enlace a la receta de otros dulces típicos de Carnaval que tengo publicados en el blog.


Finalizo por hoy, vuelvo dentro de unos días. Mientras disfrutad mucho de este fin de semana carnavalero. 

miércoles, 12 de febrero de 2020

Botelo con grelos y patatas


El tiempo pasa muy deprisa, y ya tenemos a la vuelta de la esquina el Carnaval (Entroido como lo llamamos aquí en Galicia)

En nuestra tierra esta época se vive muy intensamente, también en lo referente a la gastronomía, y es ahora cuando los cocidos con verduras de la huerta (generalmente grelos y en menor medida repollo) y los productos de la matanza del cerdo (lacón, orella, chorizos, botelo, androlla, etc.)  tienen más demanda.

El cocido que os traigo hoy tiene como ingrediente principal un embutido que recibe el nombre de botelo, y que es muy típico de localidades como la lucense de A Fonsagrada, y sobre todo  la orensana de O Barco de Valdeorras. En esta última celebran todos los años en el mes de enero la fiesta gastronómica del botelo, cuya finalidad es exaltar las virtudes gastronómicas del producto estrella de esta tierra,  el cual cuenta con la distinción de “Indicación Geográfica Protegida de Botelo de Galica” desde el año 2009, y cuya fiesta de exaltación ha ido creciendo en aceptación y número de visitantes desde su primera edición allá por el año 2001, lo que le ha permitido en el año 2014 ser reconocida como “Fiesta de Interés Turístico de Galicia”

Para los que sois de fuera de Galicia y no conocéis este embutido, deciros que se elabora a base de piezas troceadas del despiece del cerdo, fundamentalmente costillas, condimentadas y embutidas en el estómago del animal, que luego es ahumado y semicurado.

Y después de esta breve introducción, paso a detallaros los ingredientes que necesitáis para preparar este rico cocido con botelo. Son los siguientes:

-1 botelo de 1kg. aproximadamente
-1  trozo de carne salada de cerdo (en esta ocasión utilicé costilla)
-1 manojo grande de grelos frescos (con la cocción merman mucho) ó 1 repollo mediano
-1kg. de patatas

Preparación:

Ponemos el botelo y la carne, previamente desalada, en una olla bastante grande y alta, y cubrimos con agua hasta que falten como tres dedos para el borde. Llevamos al fuego y dejamos cocer lentamente por espacio de unas dos horas aproximadamente.

Entretanto limpiamos bien los grelos enteros (si usamos repollo, cortado en hojas) bajo el grifo del agua fría (vigilando que no se cuele ningún intruso, jeje...) y reservamos.

Aparte pelamos las patatas, las lavamos y las reservamos enteras.

Transcurridas las 2 horas, tanto la carne como el botelo ya deberían estar cocidos, de manera que los retiramos a un plato y retiramos también  parte del agua de cocción de las carnes y el embutido a una olla más  pequeña y ponemos al fuego.

En la olla grande añadimos los grelos limpios y enteros, y  encima le ponemos el botelo para que le haga peso y no suban a la superficie.

En la olla pequeña añadimos la patatas que teníamos peladas. Se añaden enteras y se deja hervir al fuego, tanto la olla de las patatas como la de los grelos hasta que estén perfectamente cocidos. En los últimos minutos de cocción comprobamos la sal tanto de la verdura como de las patatas, y después retiramos a unas fuentes, y vamos sirviendo las patatas por un lado, los grelos por otro, y  la carne junto con el botelo, previamente abierto por la mitad, por otro.

En casa nos gusta prepararle un sofrito con un par de dientes de ajo fileteados y aceite de oliva. Cuando el ajo empieza a tomar color retiramos la sartén del fuego, le añadimos  una cucharadita de pimentón dulce de calidad, removemos bien, y ese sofrito se lo echamos a la verdura y a las patatas por encima.  
En la foto apenas se aprecia el sofrito, pero tened en cuenta que no se trata de hacer un gran sofrito que le reste protagonismo a los grelos y a las patatas, sino de enriquecerlos.

En esta ocasión como me sobró caldo de la cocción del botelo y de la carne para después cocer la verdura y las patatas, ese caldo que me sobró lo puse en otra olla, la puse al fuego, y cuando comenzó a hervir le añadí unos fideos finos, y así de primero tomamos una rica sopa, que cuando hace frío sienta muy bien y sabe a gloria.

Realmente en este tipo de plato nos se desaprovecha nada, pues al día siguiente como nos sobró carne y botelo, pues solo somo tres personas en casa, piqué bien las sobras y con una bechamel hice unas deliciosas croquetas de cocido, pero esas os pondré la receta en otra ocasión.

Y poco más, espero que os haya gustado mi receta de hoy, y si tenéis la oportunidad de conseguir un botelo no dudéis en ponerla en práctica, en caso contrario si venís de visita a Galicia  en época de cocidos os aconsejo que no os vayáis sin probar esta exquisitez.

Un beso, nos vemos dentro de unos días. Mientras tanto sed felices.

martes, 24 de abril de 2018

Carne ó caldeiro


Después de unos días bastante desconectada del mundo virtual, sin que haya un motivo concreto, simplemente por cansancio y desgana, tal vez debido a que por fin la primavera  hizo acto de presencia en todo su esplendor, y con ella la astenia propia de esta época, aunque pese a ello y a las alergias, sigue siendo mi estación preferida, así que retomo la actividad en el blog con más ganas que nunca, y para hoy os propongo una receta que a pesar de ser típica de mi tierra, hace muy poco tiempo que la degusté por primera vez. Os hablo de la “carne ó caldeiro”

Aquí en Galicia no hay feria o romería que se precie, que no cuente con al menos un puesto de pulpo, en el que además de ofrecer el tan conocido “pulpo á feira” es frecuente que ofrezcan también churrasco y “carne ó caldeiro”

Al principio tenía ciertas reticencias a comer carne de res cocida en agua y ese fue el principal motivo por el que he tardado tanto en decidirme a probar este plato, y cuando hace algo más de un mes me lo ofrecieron en un local de menú del día me atreví con él y  logré comer casi la mitad, y teniendo en cuenta lo tiquismiquis que soy ya fue un logro.

El por qué me da repelús comer carne de vacuno cocida no lo sabría decir, quizás se deba a que en casa cuando comíamos esta carne casi siempre era o bien en guisos, para lo cual había sido rehogada en aceite previamente, o bien en las brasas, a la parrilla.

Desde esa primera experiencia en el restaurante, ya he preparado este plato en casa dos veces, y seguro que quedan muchas más... El día que me lo dieron en el restaurante me gustó lo suficiente como para comer casi la mitad del plato, y luego la primera vez que lo preparé en casa me gustó aun más, y la segunda vez  más todavía, y es que hay que ir dejando atrás los prejuicios absurdos con la comida, y más ahora que en el carrefour ya venden gusanos e insectos, jeje…

Bueno, no me enrollo más y os dejo con la receta, veréis qué fácil es

Ingredientes:

-1kg. de carne de falda de ternera preferiblemente con hueso
-1/2 kg. de patatas
-1 trozo de "unto" no muy grande (si no encontráis utilizad un trozo de tocino)
- aceite de oliva virgen extra
-sal gruesa
- Pimentón de la Vera

Preparación:

Como suele ocurrir en platos tan sencillos y con tan pocos ingredientes como este, es conveniente que los ingredientes sean de buena calidad, no solo la carne, sino  también el pimentón y el aceite con el que la aliñamos. De la calidad de la materia prima dependerá en gran medida el resultado final.

En la carnicería pedid carne de ternera para cocer, y que os la den en una sola pieza, luego la  troceáis una vez cocida.

Aclarado lo anterior, procedemos con la elaboración del plato, para lo cual ponemos una olla grande con agua al fuego, añadimos un trozo pequeño de unto y un poco de sal (no mucho porque luego salamos por encima cuando  la aliñemos) Cuando comience a hervir añadimos la carne y dejamos que se cueza a fuego medio procurando que esté todo el tiempo cubierta de agua, hasta que esté tierna. En ese momento la retiramos a otra olla u otro cuenco donde no pierda el calor, y añadimos un chorro del agua de cocción.

En el agua que queda en la olla en la que hemos cocido la carne, añadimos las patatas, peladas y enteras, dejamos cocer durante aproximadamente 20 minutos. Cuando estén cocidas las retiramos a una fuente junto con la carne, espolvoreamos por encima un poco de sal gruesa, un poco de pimentón dulce (yo además del dulce le pongo una pizquita del picante), y regamos por encima con un chorro generoso de un buen aceite de oliva virgen extra, y listo ya para servir a la mesa.

Una última recomendación, el agua sobrante de cocer la carne no la tiréis, la podéis congelar en un tupper para utilizarla cuando necesitéis un fondo de carne, o bien para hacer una sopa por ejemplo.
Como veis una receta de lo más sencilla y saludable que os animo a preparar.

Y por hoy nada más, nos vemos con una nueva receta dentro de unos días, espero que no tantos como en esta ocasión, mientras que seáis muy felices. 

Un abrazo.

miércoles, 31 de mayo de 2017

Tarta de Santiago


Hoy toca receta dulce, y un dulce típico de mi tierra que seguro que todos conocéis: la tarta de Santiago.

Como sabréis el ingrediente principal es la almendra, y pese a que Galicia no es tierra de almendros son muchos los dulces típicos de esta región que incluyen almendra entre sus ingredientes. Además de esta tarta que hoy os presento, también lleva almendra la tarta de Mondoñedo, el roscón de Villalba (ambas localidades lucenses), los famosos almendrados de la localidad orensana de Allariz, etc.

De todos ellos quizás el más célebre es la tarta de Santiago. Si os gusta la almendra os va a encantar seguro, y además es tan fácil de preparar que no tenéis excusa. Ya sé que os digo siempre lo mismo, pero es absolutamente cierto, de hecho poco más hay que hacer que mezclar los ingredientes, y el resultado es un  rico pastel muy jugoso por dentro. En la sobremesa, acompañado de un licor típico también de nuestra tierra como es el licor café, sienta de maravilla. Es cierto que no es precisamente un dulce ligth, pero tiene la ventaja de que un trocito sabe a gloria, pero más resulta empalagosa.

Sin más os dejo con la receta

Ingredientes:

-350gr. de almendra cruda molida de buena calidad
-6 huevos camperos
-275gr. de azúcar
-la ralladura de un limón
-1 nuez de mantequilla sin sal
-1 chorro de brandy (opcional)
-azúcar glass para espolvorear la superficie

Preparación:

En un cuenco batimos ligeramente los huevos hasta que empiecen a espumar y luego poco a poco le añadimos el azúcar y continuamos batiendo unos minutos más, después añadimos la ralladura de limón y si lo deseamos un chorrito de brandy, mezclamos todo y finalmente echamos la harina de almendra, lo integramos todo y vertemmos en un molde redondo de 22 cm. de diámetro previamente untado con mantequilla y espolvoreado con harina, con el fin de evitar que la tarta se peque a las paredes a la hora de desmoldarla. Por último la introducimos en el horno, previamente calentado a 180º, con fuego solo abajo, en la segunda ranura empezando por abajo, y durante aproximadamente 40 minutos hasta que veamos que la superficie esté dorada.

Cuando esté  la tarta cocida , la retiramos del horno y la colocamos sobre una rejilla para que circule el aire por debajo hasta que esté fría, luego la desmoldamos, le colocamos encima la cruz de santiago, espolvoreamos azúcar glass, luego retiramos con cuidado la cruz, y ponemos la tarta sobre una bandeja con blonda decorativa, y lista ya para servir (En esta ocasión yo he utlizado un molde de aluminio de un solo uso, para hornearla y la presenté en ese mismo molde porque no tenía en casa ninguna blonda redonda)

Los que tengáis thermomix también podéis utilizarla para preparar esta tarta, para ello debéis seguir los siguientes pasos.


1-En primer lugar echamos en el vaso el azúcar y programamos 10 segundos/velocidad progresiva 5 a 10
2-Después añadimos la piel de limón y volvemos a programar 10 segundos/velocidad progresiva 5 a 10
2- Incorporamos los huevos y el brandy si deseamos emplearlo, y programamos 10 segundos/velocidad 4
3-Añadimos la almendra molida y  programamos 20 segundos/velocidad 3

A partir de aquí vertemos la mezcla en el molde y seguimos los mismos pasos que en la preparación por el método tradicional.

Como os dije, esta tarta acompañada de un chupito de un buen licor café está riquísima, tanto en la sobremesa, como para darse un capricho a cualquier hora del día.

Y con este rico y típico postre de mi tierra me despido de vosotros y del mes de mayo. Nos vemos dentro de unos días. Mientras que seáis muy felices. 

Un abrazo

viernes, 17 de marzo de 2017

Callos con garbanzos

Antes de que venga el calor, que ya estamos a las puertas de la primavera, os traigo un plato de cuchara, de esos que apetecen cuando hace frío, aunque aquí en Galicia tienen tal aceptación, que en los bares los ponen de tapa durante todo el año. La mayoría los sirven los domingos o algún día especial. En mi zona por ejemplo, se celebra un mercadillo todos los miércoles, y es habitual que los bares sirvan ese día una tapa de callos con garbanzos.

Este es un plato que me trae muchos recuerdos de la infancia, de cuando los preparaba mi madre para los días de fiesta, porque era un plato que no se consumía un día de diario, sino con motivo de alguna celebración. Éstos de la foto los hice hace un par de semanas, un sábado que vinieron a comer a casa unos primos, y como ya hacía tiempo que no los preparaba les tocó el turno ese día, además tenía una bolsa de garbanzos ecológicos de la localidad zamorana de Fuentesaúco, que había traído de un viaje por esas tierras y estaba próxima a caducar, lo cual ayudó bastante a decantarme por este plato y no otro, y la verdad es que me encantó el resultado. Son unos garbanzos que no se deshacen con la cocción, y además tienen una textura suave y mantecosa muy agradable al paladar. Sin duda, después de probar éstos no compraré otros. Os los recomiendo totalmente.

Si os animáis a preparar en casa este delicioso plato, típico de la gastronomía gallega, vais a necesitar los siguientes

Ingredientes:

-1kg de garbanzos
-1kg de callos
-1kg de pata de ternera
-2 patas de cerdo saladas
-2 chorizos
-1 trozo de panceta curada en el punto de sal
-1 cebolla
-3 dientes de ajo
-zumo de 1 limón
-cominos
-azafrán
-pimentón dulce
-pimentón picante
-sal
-aceite de oliva
-pan rallado

Preparación:

En primer lugar cuando vayáis a la carnicería, pedidle al carnicero que os trocee las patas de cerdo y la de ternera. Luego ya en casa con una cuchilla de afeitar que no haya sido usada, le sacáis restos de pelos que puedan traer, algo que por otro lado ocurre con frecuencia, y luego es muy desagradable encontrarse en el plato trozos de carne con pelos, y obviamente optar por desecharlos es una pena porque es una carne muy rica, tanto la pata de cerdo como la de ternera, además no la regalan, hay que pagarla :)

Luego la noche anterior dejamos los garbanzos a remojo en un recipiente con abundante agua. Y las patas de cerdo en otro recipiente también con agua para que se desalen. Por su parte los callos primero los troceamos y luego junto con la pata de ternera , los lavamos bien bajo el grifo y los dejamos asimismo cubiertos de agua en la olla en la cual los vamos a cocinar, y le añadimos el zumo de 1 limón.

Al día siguiente por la mañana, escurrimos el agua a la olla que contiene los callos y la pata de ternera, añadimos a esa olla las patas de cerdo que dejamos a desalar el día anterior, cubrimos todo de agua (solamente con que cubra es suficiente, no pongáis agua en exceso, en todo caso es mejor luego añadirle si hiciese falta), añadimos también una cebolla cortada por la mitad, 1 cucharada sopera de cominos, y unas hebras de azafrán, y ponemos al fuego. Cuando levante el hervor, bajamos la intensidad del fuego, y dejamos que se vaya cociendo la carne a fuego medio durante 90 minutos, transcurrido ese tiempo, añadimos los garbanzos que teníamos a remojo bien escurridos, la panceta cortada en trozos, y los chorizos cortados en rodajas, y subimos el fuego hasta que levante de nuevo el hervor, después volvemos a bajar el fuego de intensidad y seguimos con la cocción otros 90 minutos aproximadamente.

Un poco antes ponemos una sartén pequeña al fuego, cubrimos la base con un buen aceite de oliva virgen extra, y añadimos los ajos cortados por la mitad. Cuando los ajos estén dorados, retiramos la sartén del fuego, sacamos los ajos y los desechamos, porque no los necesitamos para nada, solo los utilizamos para aromatizar el aceite, y añadimos una cucharada sopera de pimentón dulce al aceite de la sartén y una cucharadita de las del café de pimentón picante, mezclamos bien y ponemos de nuevo al fuego, añadimos dos cucharones del líquido de la cocción de los garbanzos (el equivalente a un vaso) y una cucharada sopera de pan rallado, removemos todo bien, y echamos el contenido de la sartén a la olla, mezclando bien todos los ingredientes con una espátula de madera. Probamos de sal y rectificamos si fuera necesario, miramos también si tanto la carne como los garbanzos están cocidos, y si es así, apagamos el fuego y dejamos reposar al menos 30 minutos antes de servir para que se asienten los sabores, y si fuera el caso de que todavía no estuvieran cocidos continuamos con la cocción unos minutos más.

Bueno, pues así es como hago yo los callos con garbanzos, un plato muy típico en Galicia, que como veis es muy fácil de preparar, solo se necesita tiempo, pero no es nada laborioso, de manera que los que nunca los habéis probado, os animo a que los preparéis, ya veréis como os van a encantar.

Y por hoy me despido. Nos vemos en unos días. Besos

sábado, 25 de febrero de 2017

Filloas de Carnaval (saladas)


Como lo prometido es deuda, os traigo la receta típica por excelencia de los carnavales en Galicia: las filloas.

He de deciros antes de nada que no hay una única receta de filloas, ocurre como con la “bica”, un bizcocho típico de algunos pueblos de Galicia. Cada pueblo tiene la suya con sus particularidades que la diferencia de las otras, y así tenemos la bica de Trives que lleva masa madre, la bica de Laza que lleva nata y claras de huevo pero no yemas, la de Castro Caldelas, la torta de Guitiriz que incluye entre sus ingredientes la harina de maíz, etc. Pues con las filloas ocurre lo mismo, en algunos lugares le añaden caldo hecho con carne salada de cerdo, en otros utilizan solo agua, y hay pueblos que añaden la sangre de la matanza del cerdo, de manera que yo os pongo la receta de las filloas saladas (porque también hay la versión dulce pero esa queda para otra ocasión) que se hacen en la zona donde vivo.

Estas filloas las hacemos en un aparato que se llama “filloeira”, porque lo normal es que una vez puestos en faena se haga una cantidad considerable, y en la sartén llevaría mucho tiempo. Hay filloeiras que permiten hacer 7 a la vez, y conozco gente que atiende a dos filloieras a un tiempo, de manera que salen 14 filloas de cada vez, pero yo reconozco que cuando las hacía me costaba lo suyo dar hecho con una filloeira de 7.

Digo cuando las hacía, porque hace años que no las hago. Siendo una adolescente, de unos 13 ó 14 años, empecé a hacer las filloas y así seguí hasta que empecé a trabajar. Entonces pasó a encargarse mi madre de nuevo de hacer las filloas cuando llegaban los carnavales, pero desgraciadamente ahora por problemas de salud no puede hacerlas, y yo tampoco dispongo de tiempo, de modo que siempre hay algún familiar o alguna vecina generosa que nos las trae en esta época del año.

Estas filloas saladas se consumen como acompañamiento del cocido, y en casa nos gustan mucho con chicharrones. Pese a ser filloas saladas también hay quien en vez de tomarlas con productos cárnicos, prefiere echarles miel por encima o azúcar. Al hacer gran cantidad no se consumen todas en el momento, pero se pueden guardar en el frigorífico durante días y luego se recalientan en la sartén. De hecho a mí es así como más me gustan. Recién salidas de la filloiera también están ricas, pero personalmente las prefiero recalentadas. Se pueden recalentar estiradas tal como salen de la filloeira, o bien envueltas en forma de canutillo, eso al gusto de cada uno.

Si os animáis a hacerlas, y queréis guardar en el frigorífico las que os sobren, tened la precaución de esperar a que estén totalmente frías, y después la trasladáis a otro plato, separándolas todas una a una, porque sino después no se despegan unas de otras.

Y después de estos consejos os dejo con la receta.

Ingredientes:

-1 litro de caldo de carne salada de cerdo
-4 litros de agua del grifo
-1/2 kg. de carne salada de cerdo que contenga hueso (para hacer el caldo)
-1 kg. de harina de trigo (harina de fuerza)
-10 huevos
-1 trozo de tocino para engrasar la filloeira

Preparación:

En primer lugar tenemos que hacer el caldo, para ello previamente ponemos la carne a desalar en una olla con agua fría, durante unas horas. Después retiramos ese agua, y añadimos agua limpia del grifo hasta cubrirla y la ponemos al fuego hasta que levante el hervor. Cuando empiece a hervir bajamos el fuego al mínimo y dejamos que cueza durante aproximadamente 90 minutos. Transcurrido ese tiempo, retiramos la carne, y esperamos a que el caldo enfríe.

A continuación preparamos el "amoado". Se llama así a la masa semilíquida que se utiliza para hacer las filloas. Para el amoado utilizamos una olla mediana en la que echamos 4 litros de agua fría del gripo, añadimos un litro del caldo de carne que teníamos preparado, y luego vamos añadiendo la harina tamizada poco a poco, removiendo con un batidor de varillas. Una vez que hayamos terminado de añadir toda la harina, batimos los huevos en un cuenco aparte y los añadimos a la mezcla anterior. Añadimos también un poco de sal (no demasiada, es mejor quedarnos cortos que pasarnos, porque luego cuando hagamos las primeras filloas. las probamos y si vemos que tienen poca sal se le puede añadir más), Una vez tengamos el amoado listo lo dejamos reposar como mínimo 30 minutos. Yo suelo prepararlo la víspera, luego antes de utilizarlo lo bato bien de nuevo para que quede una mezcla homogénea, pues con el reposo la harina se deposita en el fondo.

El siguiente paso es hacer las filloas, pare ello le encendemos el fuego a la filloeira, los que no tengáis ponéis al fuego una sartén antiadherente, cuando esté caliente clavamos un trozo de tocino en un tenedor y untamos con él la sartén o filloeira según el caso. Seguidamente echamos un poco de masa o amoado bien batido, dejamos que vaya escurriendo hasta que cubra toda la superficie de la filloeira (normalmente las filloeiras se sitúan sobre un trípode que regula la altura de las patas para que la filloiera quede inclinada, y el amoado de las filloas escurra y nos quede así una filloa lo más fina posible). Si utilizáis sartén echáis un poco de amado en el centro de la misma, luego giramos la sartén para que el amado se reparta bien por toda la base, y cuando veamos que los bordes de la filloa se separan, le damos la vuelta, y luego cuando estén hechas por este lado, las vamos retirando a un plato.

Obviamente la cantidad de los ingredientes está pensada para utilizar la filloeira, si utilizáis una sartén, debéis reducir considerablemente y de manera proporcional las cantidades, sino os llevaría muchísimo tiempo acabar con todo el amoado, y aunque es divertido hacer filloas, todo exceso termina cansando ;)

Un consejo, cada vez que hagáis una filloa nueva, o una nueva tanda de filloas si tenéis filloeira, es muy importante batir de nuevo el amoado, porque como os indico más arriba, la harina pronto se deposita en el fondo.

Un último detalle que sé que no os va gustar mucho, y es que la cantidad de harina es aproximada, pues no todos los tipos de harina se comportan igual. Con la harina pasa como con la sal, es preferible quedarse corto e ir añadiendo poco a poco más harina, que pasarse, porque si echamos demasiada harina las filloas salen gruesas y no son lo mismo. Cuanto más finitas son más ricas están.

Nada más. Nos vemos en unos días con una nueva receta, mientras disfrutad mucho del carnaval!!!

miércoles, 25 de enero de 2017

Empanada de atún

Esta vez vengo con un clásico de la gastronomía gallega: la empanada. En esta ocasión la hice de atún, pero da igual de qué se rellene, porque es muy agradecida.

En nuestra tierra no hay fiesta que se precie que no te pongan un entrante de empanada, porque con ella siempre aciertas, le gusta a todo el mundo.

Por otro lado tiene la ventaja de que la puedes hacer con antelación, de hecho el relleno yo siempre lo hago la víspera, y luego al día siguiente preparo la masa, así se divide el trabajo en dos jornadas y no resulta pesado.

Os dejo la receta de cómo la preparo yo

Ingredientes:

Para el relleno
-500gr. de atún en conserva (si es en aceite de oliva mucho mejor)
-4 cebollas grandes o 6 medianas
-1 cucharada de pimentón dulce
-aceite de oliva virgen extra

Para la masa.
-500gr. de harina de fuerza (de trigo)
-300ml de agua (tibia, nunca caliente)
-25 gr. de levadura de panadería
-1 cucharada de aceite del relleno
-1/2 cucharada de sal

Preparación:

Lo primero es hacer el relleno, para ello echamos aceite de oliva en una sartén grande, y cuando esté caliente añadimos las cebollas cortadas en juliana, y rehogamos a fuego suave durante al menos 30 minutos. A continuación apartamos la sartén del fuego y añadimos el pimentón, mezclamos bien y dejamos enfriar, después si hacéis el relleno la víspera como yo, guardáis este sofrito de cebolla en un tupper en el frigorífico hasta el día siguiente cuando vayáis a preparar la masa. En ese momento lo sacáis del frigorífico, y le escurrís el aceite con un colador, del cual reservaremos 150ml. para la masa más otro poquito para pintar por encima la empanada. Y por otro lado mezclamos la cebolla con el atún escurrido, y reservamos también.

Luego para hacer la masa, yo siempre utilizo la panificadora en el programa de amasado con fase de levado, porque así además de ahorrarme el trabajo del amasado a mano, calculo mejor el tiempo, ya que si la masa la dejamos levar a temperatura ambiente puede tardar más o menos, dependiendo de la temperatura que haya en la estancia. Si no tenéis panificadora y hacéis el amasado a mano, se trata de mezclar todos los ingredientes hasta que quede una masa suave, y fácil de manejar. Luego la pasáis a un bol tapado con papel film o con un simple paño de cocina, para evitar corrientes de aire, y esperáis a que doble el volumen. Si hacéis el amasado en panificadora, echáis todos los ingredientes en ella, seleccionáis el programa que corresponda en vuestra máquina al proceso de amasado con fase posterior de levado y listo. En mi panificadora dura un total de 90 minutos, al cabo de los cuales, la masa ya está lista para preparar la empanada, de modo que lo siguiente que hay que hacer es dividirla en dos partes, una un poco más grande que la otra, porque es la que emplearemos para la base y tiene que ser más extensa para luego sellar los bordes y que no se desparrame el relleno cuando se esté cociendo, para ello la estiramos bien con un rodillo, y cubrimos con ella la base de la bandeja del horno, encima echamos el relleno de atún y cebolla que teníamos reservado, y por último cubrimos con la otra parte de la masa después he haberla estirado también con el rodillo.

Seguidamente cerramos los bordes, desechando la masa sobrante si la hubiera, y pintamos por encima utilizando un pincel de cocina, con un poco del aceite del relleno que teníamos reservado. Por último la llevamos al horno, a 180º grados en la cuarta ranura empezando por abajo, es decir, justo en la parte central, con calor abajo los primeros 15 minutos, luego 10 minutos con fuego arriba y abajo, y por último 5 minutos con fuego solo arriba para que coja un bonito color dorado.

Cuando veamos que está hecha, la sacamos del horno, la dejamos enfriar y la partimos en pequeñas porciones para que cada comensal se sirva a su gusto.

Pues nada más por hoy, nos vemos pronto con una nueva receta, a ver si para entonces nos ha dejado ya la ola de frío que nos asola estos días. Mientras sed felices y abrigaos mucho!!!

martes, 3 de enero de 2017

Almejas a la marinera


Antes de nada desearos a todos un Feliz 2017, y después pediros disculpas por esta breve ausencia sin previo aviso, no es que me haya pasado nada especialmente grave, han sido las infecciones respiratorias las causantes de ello… Yo quería pasar unas fiestas tranquilas, y vaya si lo fueron, el día de Nochebuena me fui para cama a las 9, sin cena ni nada… En fin, lo importante es que ahora las cosas van mejor, y espero que sigan así. Además aun queda fiesta por delante, pues aun nos queda la visita de los Magos de Oriente, y para ese día os propongo un plato muy rico y muy popular aquí en Galicia, que son ni más ni menos que las almejas a la marinera. Eso sí, compradlas frescas, nada de congeladas, la diferencia es abismal.

Os dejo ya la receta veréis qué fácil es.

Ingredientes (para 4 personas)

-1,5 kg de almejas
-1 cebolla dulce
-2 dientes de ajo
-1 hoja de laurel seco
-2 cucharadas de salsa de tomate casero
-1 cucharadita de pimentón dulce
-1 vaso de vino blanco (el albariño es ideal)
-1vaso de caldo de pescado (en su defecto agua)
- 2 cucharadas soperas de harina de trigo bien colmadas
-aceite de oliva virgen extra
-perejil picado
-sal

Preparación:

Es fundamental utilizar unas almejas frescas, tan frescas que deben estar vivas (es cruel pero debe ser así..., procuro no pensar en eso cuando las echo a la olla...), y lo primero que debemos hacer es eliminar la arena que tienen dentro, para ello las echamos en un recipiente grande con agua a la que añadimos un buen puñado de sal gruesa y las dejamos ahí por espacio de dos o tres horas. Transcurrido ese tiempo las retiramos, las lavamos bajo el chorro del agua fría, las pasamos a un escurridor, y reservamos.

Aparte en una olla aplanada o en una sartén honda, cubrimos el fondo con aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad, añadimos la cebolla picada muy finamente y la hoja de laurel entera, cuando la cebolla esté transparente añadimos el ajo y el perejil bien picados, rehogamos unos minutos más y añadimos la dos cucharadas de salsa de tomate, seguimos rehogando un par de minutos, y luego apartamos del fuego y añadimos el pimentón, removemos bien y agregamos la harina y llevamos de nuevo la olla al fuego, rehogamos la harina otro par de minutos, y luego añadimos el vaso de vino blanco y el vaso de agua, dejamos que se evapore el alcohol y que la salsa se vaya reduciendo hasta que alcance una consistencia de crema ligera, en ese momento salamos al gusto, retiramos la hoja de laurel y añadimos las almejas que teníamos reservadas para abrirlas. Removemos bien para que las almejas se mezclen con la salsa, tapamos la olla y dejamos unos ocho o diez minutos a fuego medio, moviendo la cazuela de vez en cuando para que se integren bien todos los sabores.

En fin, ya veis que no tienen ningún misterio, es una receta muy fácil de elaborar, el único secreto está en utilizar ingredientes de la mejor calidad. Es un plato para un día de fiesta, así que no escatiméis en gastos y procurad que todos los ingredientes , no solo las almejas, estén a la altura de lo que este plato festivo se merece… Quiero decir, que no utilicéis un vino de tetra brick o un aceite de mala calidad, por poner un ejemplo.

Bueno, pues espero que os haya gustado la receta, y si aun no tenéis previsto nada para la comida del día de Reyes, ésta es una opción fantástica. Si probáis ya me diréis.

Nos vemos dentro de unos días con una nueva receta, mientras sed felices y que lo Reyes os traigan muchas cosas buenas ;)

lunes, 21 de noviembre de 2016

Caldo gallego


Por fin ha llegado el frío y la lluvia, aunque ésta última yo la verdad no la echaba de menos, y eso que este año en Galicia no nos podemos quejar porque hemos tenido un otoño muy seco y caluroso, aun queda un mes para que finalice, pero un poco de frío ya lo echaba en falta... Además  las navidades están ahí a la vuelta de la esquina y no era cuestión de comer el turrón en mangas de camisa ;)

Pues bien, la receta que os traigo hoy, el caldo gallego, también necesita de un tiempo invernal para que podamos disfrutar plenamente de su sabor... Recuerdo que el año pasado a finales de junio, comí en un restaurante en el que ofrecían caldo gallego a un grupo de turistas que venían en autobús en una excursión organizada,  encima aquel día hacía un sol de justicia,  y no sé qué recuerdo guardarían aquellos turistas del caldo gallego, pero no creo que sea el mejor de los posibles. Por muy rico que estuviese, el caldo gallego, igual que la sopa castellana, la fabada asturiana, el cocido, etc. son platos que apetecen más y sientan mejor cuando hace frío, cada cosa tiene su momento, y por muy típicos  que sean no es lo más adecuado servirlos en según qué época, pero bueno, tampoco lo critico, precisamente por ser platos típicos la gente de fuera los demanda durante todo el año.

El caso es que ahora el frío llegó, y en mi huerta tengo unas nabizas preciosas, así que el otro día hice el primer caldo de la temporada, que me supo a gloria y me sentó aun mejor. Os comparto la receta por si os animáis a prepararlo en casa.

Ingredientes (para 8 personas)

-250gr. de alubias blancas
-500gr. de costilla de cerdo salada (sirven también otras partes del cerdo, como el morro, un trozo de lacón, etc. pero que sean salados)
-50gr. de unto
-6 patatas medianas o 4 grandes
-1 manojo de nabizas o grelos (en su defecto pueden utilizarse berzas o incluso repollo aunque el sabor varía mucho)
-1 chorizo (opcional)
-7 litros de agua (aproximadamente)

Para el sofrito (opcional):
-aceite de oliva virgen extra
-1/4 de cebolla
-1 cucharadita de pimentón dulce de calidad

Preparación:

La víspera dejamos las alubias en remojo en agua fría durante toda la noche. Al día siguiente echamos unos 7 litros de agua fría en una olla, añadimos las alubias que teníamos en remojo bien escurridas, la carne, el chorizo (yo casi nunca le echo chorizo al caldo, pero mucha gente lo hace), y el unto. Ponemos la olla al fuego, y dejamos que hierva durante una hora aproximadamente. Pasado ese tiempo retiramos la carne, y el chorizo a un plato, y añadimos la patatas cortadas menudas como si fueran para tortilla pero un poco más gruesas, y en rodajas no muy grandes. Cuando la olla levante el hervor después de añadirle las patatas, añadimos las nabizas bien limpias, y cortadas finamente y dejamos que cueza todo junto unos 15 minutos aproximadamente. Mientras preparamos el sofrito. 

Llegados a este punto he de aclarar que normalmente el caldo se sirve sin ningún sofrito, si bien yo en mi casa he visto que mi madre siempre le preparaba un sofrito al final, y está riquísimo así. A mí me gusta más con sofrito que sin él, por eso al gusto de cada uno. Para el sofrito echamos aceite de oliva en una sartén y picamos en juliana un trozo de cebolla (1/4 aproximadamente) y la añadimos a la sartén. Ponemos al fuego, y cuando la cebolla comience a tomar color retiramos la sartén del fuego, esperamos unos instantes para que el aceite pierda algo de temperatura y luego añadimos la cucharadita de pimentón, removemos y acto seguido se lo añadimos al caldo, lo removemos todo junto, le apagamos el fuego, retiramos el unto, y dejamos reposar con la olla tapada unos diez minutos. Después ya lo podemos servir, preferiblemente en unos cuencos de barro como manda la tradición, y en cuanto a la carne la servimos en una fuente aparte para que cada comensal se sirva al gusto.


Cuando hago caldo en casa utilizo una olla grande, luego lo guardo en tuppers en el frigorífico, y  así tengo caldo para varios días, además  el caldo es de esos platos que está mejor el día siguiente que el día que se prepara, es como si se “asentasen” mejor los sabores.

Espero que os haya gustado. Nos vemos de nuevo en unos días.