martes, 3 de enero de 2017

Almejas a la marinera


Antes de nada desearos a todos un Feliz 2017, y después pediros disculpas por esta breve ausencia sin previo aviso, no es que me haya pasado nada especialmente grave, han sido las infecciones respiratorias las causantes de ello… Yo quería pasar unas fiestas tranquilas, y vaya si lo fueron, el día de Nochebuena me fui para cama a las 9, sin cena ni nada… En fin, lo importante es que ahora las cosas van mejor, y espero que sigan así. Además aun queda fiesta por delante, pues aun nos queda la visita de los Magos de Oriente, y para ese día os propongo un plato muy rico y muy popular aquí en Galicia, que son ni más ni menos que las almejas a la marinera. Eso sí, compradlas frescas, nada de congeladas, la diferencia es abismal.

Os dejo ya la receta veréis qué fácil es.

Ingredientes (para 4 personas)

-1,5 kg de almejas
-1 cebolla dulce
-2 dientes de ajo
-1 hoja de laurel seco
-2 cucharadas de salsa de tomate casero
-1 cucharadita de pimentón dulce
-1 vaso de vino blanco (el albariño es ideal)
-1vaso de caldo de pescado (en su defecto agua)
- 2 cucharadas soperas de harina de trigo bien colmadas
-aceite de oliva virgen extra
-perejil picado
-sal

Preparación:

Es fundamental utilizar unas almejas frescas, tan frescas que deben estar vivas (es cruel pero debe ser así..., procuro no pensar en eso cuando las echo a la olla...), y lo primero que debemos hacer es eliminar la arena que tienen dentro, para ello las echamos en un recipiente grande con agua a la que añadimos un buen puñado de sal gruesa y las dejamos ahí por espacio de dos o tres horas. Transcurrido ese tiempo las retiramos, las lavamos bajo el chorro del agua fría, las pasamos a un escurridor, y reservamos.

Aparte en una olla aplanada o en una sartén honda, cubrimos el fondo con aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad, añadimos la cebolla picada muy finamente y la hoja de laurel entera, cuando la cebolla esté transparente añadimos el ajo y el perejil bien picados, rehogamos unos minutos más y añadimos la dos cucharadas de salsa de tomate, seguimos rehogando un par de minutos, y luego apartamos del fuego y añadimos el pimentón, removemos bien y agregamos la harina y llevamos de nuevo la olla al fuego, rehogamos la harina otro par de minutos, y luego añadimos el vaso de vino blanco y el vaso de agua, dejamos que se evapore el alcohol y que la salsa se vaya reduciendo hasta que alcance una consistencia de crema ligera, en ese momento salamos al gusto, retiramos la hoja de laurel y añadimos las almejas que teníamos reservadas para abrirlas. Removemos bien para que las almejas se mezclen con la salsa, tapamos la olla y dejamos unos ocho o diez minutos a fuego medio, moviendo la cazuela de vez en cuando para que se integren bien todos los sabores.

En fin, ya veis que no tienen ningún misterio, es una receta muy fácil de elaborar, el único secreto está en utilizar ingredientes de la mejor calidad. Es un plato para un día de fiesta, así que no escatiméis en gastos y procurad que todos los ingredientes , no solo las almejas, estén a la altura de lo que este plato festivo se merece… Quiero decir, que no utilicéis un vino de tetra brick o un aceite de mala calidad, por poner un ejemplo.

Bueno, pues espero que os haya gustado la receta, y si aun no tenéis previsto nada para la comida del día de Reyes, ésta es una opción fantástica. Si probáis ya me diréis.

Nos vemos dentro de unos días con una nueva receta, mientras sed felices y que lo Reyes os traigan muchas cosas buenas ;)

sábado, 17 de diciembre de 2016

Cordero lechal castellano en horno de Pereruela


Hola de nuevo a todos. ¿Ya tenéis pensado el menú de las próximas fiestas? Bueno, si aun no lo tenéis claro, os dejo una propuesta que os encantará: Lechazo castellano en horno de leña.

Los que no tengáis horno de leña se puede hacer también en un horno convencional, pero en mí caso como por fin este año he podido ver cumplido mi sueño de hacerme con uno, puedo permitirme ese lujo, porque para mí es un auténtico lujo poder elaborar y disfrutar de un asado como lo preparaban nuestros antepasados, de la forma más tradicional y sana posible.

El horno lo instalamos en el sótano, y lo compramos en la localidad zamorana de Pereruela, famosa por la calidad del barro que emplean en su fabricación, que le permite alcanzar altas temperaturas. Os dejo una imagen para que veáis cómo ha quedado



Aparte del  horno de leña que le confiere un sabor especial, es también muy importante la calidad de la materia prima. Al parecer por estas fechas, donde en las mesas de muchos hogares españoles se va a servir cordero, entran en la comunidad de Castilla y León corderos procedentes de otros países como por ejemplo Francia, para ser sacrificados en lo mataderos de la zona y puestos a la venta como Lechazo Castellano, cuando en realidad no lo son, por ello, para aseguraros que compráis la mejor calidad y evitar que os den gato por liebre, buscad los que tengan el sello de calidad Tierra de Sabor

Y ahora os dejo con la receta.

Ingredientes (para 4 personas):

-1/4 delantero de lechazo castellano (en este caso he utilizado 2 paletillas)
-1 vaso de agua
-sal
-ensalada básica de lechuga y tomate (para acompañar)

Preparación:

Cómo lo he preparado en horno de leña, lo primero es calentarlo, y para ello abrimos el tiro y la apertura de la puerta, e introducimos la leña en el interior del horno, formando una especie de pirámide. Cualquier leña sirve, aunque la más valorada es la de encina. En la base ponemos unos trozos de papel, y con una cerilla encendemos el fuego. Cuando la leña se vaya consumiendo vamos añadiendo más hasta que la cúpula del horno, que en un principio se había puesto negra, se torne blanca, y el termómetro marque una temperatura superior a 200º.

Llegado ese momento, esperamos a que se consuma la leña que esté aun por arder, y luego esparcimos las brasas por toda la base del horno, cerramos el tiro y el apertura de la puerta, y esperamos unos minutos, que aprovechamos para preparar el lechazo, tarea de lo más sencilla, porque sólo hay que salar el cordero, introducirlo en una fuente también de barro de Pereruela, añadir un vaso de agua en el fondo de la misma, para que durante el horneado haya humedad en el horno y la carne no quede seca, y porque además la grasa que suelta luego la carne en el horno se mezcla con ese agua y queda una salsa exquisita para regar la carne por encima.

Ya con el cordero listo para ir al horno, apartamos algunas brasas a un lado para que el horno mantenga la calor más tiempo, y el resto de brasas las retiramos, después introducimos la fuente dentro, cubierta con papel de aluminio para que no se queme la parte de arriba, y la dejamos durante 30 - 45 minutos. Transcurrido ese tiempo le echamos un vistazo y si vemos que al pinchar con un tenedor está hecho, le damos la vuelta, añadimos más agua si se ha consumido la que le habíamos echado, y volvemos a cerrar el horno, pero esta vez ya sin el papel de aluminio, para que la parte que antes estaba abajo, y ahora es la que ha quedado por arriba, tenga un ligero color tostado y quede un poco crujiente, no demasiado tampoco, por lo que teniendo en cuenta que la temperatura dentro del horno sigue siendo alta (estos hornos mantienen la temperatura muchísimo tiempo), y que el cordero ya está casi hecho, habrá que vigilar con frecuencia por la mirilla de horno o sino por el respiro de la puerta, para que no se pase. 

Yo en esta ocasión después de darle la vuelta en torno a los 30 ó 45 minutos,  después necesitó muy poco tiempo para estar lista la carne, sobre unos 7 ó 10 minutos más aproximadamente, pero esto puede variar de una vez a otra, dependiendo de la temperatura que haya alcanzado el horno.


Cuando esté listo, ya lo servimos a la mesa, acompañado simplemente de un buen pan de hogaza y una ensalada básica de lechuga, tomate y cebolla aliñada con sal, vinagre y aceite de oliva virgen extra. Creedme que no se necesita nada más para disfrutar de este manjar de dioses. Espero que os haya gustado

viernes, 9 de diciembre de 2016

Figuritas de Mazapán




Bueno, pues casi sin darme cuenta la Navidad se me ha echado encima. Ya están todas las calles decoradas y muchos de vuestros hogares supongo que también. Al mío le tocará este domingo, porque la actual semana ha sido un tanto atípica, he estado bastante liada con un asuntillo y no me ha dado tiempo. La parte buena es que he dejado eso atrás, me he liberado de un lastre que me robaba energía positiva y me transmitía muchísimo mal rollo, además ahora como recompensa, la próxima semana tengo previsto realizar un viaje que me hace mucha ilusión, y a la vuelta ya estará todo listo para celebrar unas fiestas, que espero sean tranquilas, porque es lo que necesito, paz y tranquilidad.

Unas fiestas, en las que en nuestro país, es muy típico poner en la sobremesa la receta que hoy os traigo: el mazapán.

Aunque hay otras versiones, se dice que el mazapán lo inventaron las monjas de un convento toledano durante la hambruna que sufrió Castilla tras la batalla de las Navas de Tolosa. En esa época no había trigo en la ciudad, pero lo que sí había en la despensa del convento era azúcar y almendra en abundancia, así que las monjas decidieron alimentar a los hambrientos con este suculento alimento.

A día de hoy el Mazapán de Toledo es una variedad de mazapán, que cuenta con Indicación Geográfica Protegida desde 2002. El Consejo Regulador de la IGP solo permite acogerse a ella los mazapanes producidos en todos los municipios de la provincia de Toledo, que cuenten con un 50% de almendras y azúcares naturales.

Otra variedad de mazapán que cuenta con la denominación de La Rioja Calidad desde 1989 es el Mazapán de Soto. Se elabora en la localidad de Soto de Cameros (La Rioja) Este mazapán, aparte de almendra y azúcar, lleva esencia de limón, tiene una base de oblea y se hornea después de someterlo a un baño de jarabe.

En definitiva, el mazapán es un dulce muy típico de estas fechas, cuenta con una gran tradición en nuestro país, y es tan fácil de elaborar que merece la pena prepararlo en casa, porque salvo que lo compréis en un obrador artesanal, el industrial no tiene ni punto de comparación con éste.

Os dejo ya la receta, veréis qué fácil es

Ingredientes:

-250gr. de almendra molida de buena calidad
-250gr. de azúcar glas
-1 clara de huevo
-1 yema de huevo para pintar por encima

Preparación:

En mi caso he comprado almendra entera, con lo cual lo primero que hice fue picarla hasta convertirla en harina de almendra. A continuación se echa el azúcar tamizado y removemos todo bien. Posteriormente añadimos la clara de huevo ligeramente batida y mezclamos todo hasta conseguir una bola aceitosa debido al aceite que de la almendra. La dejamos reposar 30 minutos envuelta en papel film, y luego cogemos porciones del tamaña de una nuez y hacemos figuritas a nuestro gusto, las cuales colocamos en la bandeja sobre papel de hornear y luego las pintamos por encima con la yema de huevo batida. A continuación las introducimos en el horno, que tendremos precalentado a 180º con calor arriba y abajo, cerca de la parte de arriba.

Tan pronto metamos las figuritas dentro del horno, apagamos el fuego de la parte de abajo, y dejamos solo el grill. Cuando la figuras estén doraditas por la parte de arriba, las sacamos, dejamos enfriar, y listas para disfrutar de su exquisito sabor. Espero que os haya gustado la receta. Nos vemos dentro de unos días con otra nueva receta, muy típica también de las fechas que se aproximan. Estad atentos!!!

martes, 29 de noviembre de 2016

Bacalao con nata ("Bacalhau com natas")


La receta de hoy emplea como ingrediente principal uno de mis pescados favoritos: el bacalao.

Como sabéis los portugueses son los verdaderos expertos en la preparación de este pescado, aunque en nuestro país tampoco le vamos a la zaga. Recetas como el bacalao a la gallega, el bacalao a la vizcaína, el tiznado manchego o la esqueixada catalana, son una muestra de la importancia que tiene este producto a lo largo de la geografía española. Eso sin hablar de otras recetas como el bacalao al pil pil, el bacalao con garbanzos y espinacas (conocido también como potaje de vigilia), los buñuelos de bacalao, las croquetas de bacalao, los pimientos de piquillo rellenos de bacalao, etc, cuya presencia no se limita a un territorio concreto sino que se preparan a lo largo y ancho del país.

Algunas de esas recetas las iré subiendo en el futuro, pero la que hoy os traigo es típica del país vecino y se conoce como Bacalao con nata (Bacalhau com natas) Se trata de una receta muy sencilla que no entraña ninguna complicación,  si bien es algo laboriosa, pero el resultado final os aseguro que bien merece la pena ese esfuerzo previo.

Para hacer el bacalao con nata necesitáis lo siguiente

Ingredientes (para 4 personas):

-4 trozos medianos de lomos de bacalao en salazón
-4 patatas
-2 dientes de ajo
-1 hoja de laurel
-1 cebolla grande
-40gr. de mantequilla
-3/4 litros leche entera
-250ml de nata para cocinar
-2 cucharadas soperas de harina de trigo
-nuez moscada
-pimienta en grano
-sal
-aceite de oliva virgen extra

Preparación:

Lo primero es desalar el bacalao, para ello lo laváis bien bajo el grifo del agua fría, luego colocáis los lomos de bacalao en un recipiente hondo, llenáis de agua fría, y lo dejáis en el frigorífico cambiando el agua cada 8 horas durante 1 día ó día y medio dependiendo del grosor de los trozos. Una vez esté el bacalao desalado, los escurrimos bien, y los secamos con papel de cocina.

En una olla ponemos la leche al fuego, y cuando esté a punto de levantar el hervor añadimos los lomos de bacalao y dejamos cocer por espacio de 5 minutos aproximadamente. Cuando el bacalao esté cocido lo sacamos de la olla a una fuente con una espumadera y dejamos enfriar. Cuando esté frío, los desmigamos retirando las espinas y las pieles, y reservamos. Por su parte la leche la colamos para retirar los restos de bacalao que hayan quedado y luego le añadimos la nata, mezclamos y reservamos.

Seguidamente ponemos una sartén con abundante aceite de oliva al fuego, cuando esté caliente añadimos las patatas previamente peladas y cortadas en cubitos, salamos al gusto, y las freímos. Cuando estén fritas las retiramos a una fuente sobre papel absorbente, y reservamos también.

En la misma sartén dónde hemos frito las patatas, retiramos el exceso de aceite, hasta que simplemente quede el fondo de la sartén cubierto de una fina capa de aceite, añadimos la cebolla cortada en juliana, los ajos picados y la hoja de laurel, rehogamos todo junto, y después retiramos el laurel y añadimos las patatas y las lascas de bacalao que teníamos reservadas, y mezclamos todo bien.

Por último encendemos el horno con grill a 180º aproximadamente, y mientras hacemos una bechamel. Para ello ponemos una sartén al fuego, añadimos la mantequilla, y cuando esté fundida, añadimos la harina y removemos durante unos minutos para que se rehogue. Después vamos añadiendo poco a poco la leche con nata que teníamos reservada, sin dejar de remover, hasta que adquiera la consistencia deseada (no demasiado líquida pero tampoco muy espesa), en ese momento salamos la bechamel al gusto, añadimos la nuez moscada y la pimienta molida y luego con una cucharón echamos la mitad de esa bechamel sobre la mezcla de patatas, bacalao y cebolla, removiendo todo para que queden todos los ingredientes bien integrados. Por último echamos ésta mezcla en una fuente apta para horno, mejor si es de barro, y cubrimos por encima con el resto de la bechamel y llevamos al horno hasta que esté gratinado, y listo por fin para llevar a la mesa y disfrutar.

Nada más por hoy, nos vemos en unos días con una nueva receta. Que seáis felices!!!

lunes, 21 de noviembre de 2016

Caldo gallego


Por fin ha llegado el frío y la lluvia, aunque ésta última yo la verdad no la echaba de menos, y eso que este año en Galicia no nos podemos quejar porque hemos tenido un otoño muy seco y caluroso, aun queda un mes para que finalice, pero un poco de frío ya lo echaba en falta... Además  las navidades están ahí a la vuelta de la esquina y no era cuestión de comer el turrón en mangas de camisa ;)

Pues bien, la receta que os traigo hoy, el caldo gallego, también necesita de un tiempo invernal para que podamos disfrutar plenamente de su sabor... Recuerdo que el año pasado a finales de junio, comí en un restaurante en el que ofrecían caldo gallego a un grupo de turistas que venían en autobús en una excursión organizada,  encima aquel día hacía un sol de justicia,  y no sé qué recuerdo guardarían aquellos turistas del caldo gallego, pero no creo que sea el mejor de los posibles. Por muy rico que estuviese, el caldo gallego, igual que la sopa castellana, la fabada asturiana, el cocido, etc. son platos que apetecen más y sientan mejor cuando hace frío, cada cosa tiene su momento, y por muy típicos  que sean no es lo más adecuado servirlos en según qué época, pero bueno, tampoco lo critico, precisamente por ser platos típicos la gente de fuera los demanda durante todo el año.

El caso es que ahora el frío llegó, y en mi huerta tengo unas nabizas preciosas, así que el otro día hice el primer caldo de la temporada, que me supo a gloria y me sentó aun mejor. Os comparto la receta por si os animáis a prepararlo en casa.

Ingredientes (para 8 personas)

-250gr. de alubias blancas
-500gr. de costilla de cerdo salada (sirven también otras partes del cerdo, como el morro, un trozo de lacón, etc. pero que sean salados)
-50gr. de unto
-6 patatas medianas o 4 grandes
-1 manojo de nabizas o grelos (en su defecto pueden utilizarse berzas o incluso repollo aunque el sabor varía mucho)
-1 chorizo (opcional)
-7 litros de agua (aproximadamente)

Para el sofrito (opcional):
-aceite de oliva virgen extra
-1/4 de cebolla
-1 cucharadita de pimentón dulce de calidad

Preparación:

La víspera dejamos las alubias en remojo en agua fría durante toda la noche. Al día siguiente echamos unos 7 litros de agua fría en una olla, añadimos las alubias que teníamos en remojo bien escurridas, la carne, el chorizo (yo casi nunca le echo chorizo al caldo, pero mucha gente lo hace), y el unto. Ponemos la olla al fuego, y dejamos que hierva durante una hora aproximadamente. Pasado ese tiempo retiramos la carne, y el chorizo a un plato, y añadimos la patatas cortadas menudas como si fueran para tortilla pero un poco más gruesas, y en rodajas no muy grandes. Cuando la olla levante el hervor después de añadirle las patatas, añadimos las nabizas bien limpias, y cortadas finamente y dejamos que cueza todo junto unos 15 minutos aproximadamente. Mientras preparamos el sofrito. 

Llegados a este punto he de aclarar que normalmente el caldo se sirve sin ningún sofrito, si bien yo en mi casa he visto que mi madre siempre le preparaba un sofrito al final, y está riquísimo así. A mí me gusta más con sofrito que sin él, por eso al gusto de cada uno. Para el sofrito echamos aceite de oliva en una sartén y picamos en juliana un trozo de cebolla (1/4 aproximadamente) y la añadimos a la sartén. Ponemos al fuego, y cuando la cebolla comience a tomar color retiramos la sartén del fuego, esperamos unos instantes para que el aceite pierda algo de temperatura y luego añadimos la cucharadita de pimentón, removemos y acto seguido se lo añadimos al caldo, lo removemos todo junto, le apagamos el fuego, retiramos el unto, y dejamos reposar con la olla tapada unos diez minutos. Después ya lo podemos servir, preferiblemente en unos cuencos de barro como manda la tradición, y en cuanto a la carne la servimos en una fuente aparte para que cada comensal se sirva al gusto.


Cuando hago caldo en casa utilizo una olla grande, luego lo guardo en tuppers en el frigorífico, y  así tengo caldo para varios días, además  el caldo es de esos platos que está mejor el día siguiente que el día que se prepara, es como si se “asentasen” mejor los sabores.

Espero que os haya gustado. Nos vemos de nuevo en unos días.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Detalles para invitados 2016


Ya os he contado que me encanta hacer conservas caseras, aparte de que tienen un sabor inigualable, resulta muy satisfactorio comer algo que uno mismo ha preparado, y si encima es con productos de cosecha propia ya es lo máximo... Aparte es muy bonito  ir a la despensa y encontrar allí los tarros decorados, con la etiqueta puesta ^_^

Todos los años hago distintos tipos de conservas: mermeladas, cabello de ángel, verduras, pimientos asados, encurtidos, salsa de tomate, pisto, etc.

Además aunque en principio siempre me parece que preparo poca cantidad, a medida que va pasando el tiempo me doy cuenta de que  no las damos consumido todas, por eso cuando vienen visitas a casa casi siempre les obsequio con alguna de mis conservas. De ahí surgió la idea hace dos años de envasar la mermelada en  botes pequeñitos, que encontré a la venta aquí y regalárselos a mi amiga y vecina Vanesa, para el bautizo de su hija Mencía, en junio del 2014, para que ella los repartiera entre los invitados a la celebración. Aquello fue el pistoletazo de salida, pues el año pasado, en julio, hice lo mismo para el bautizo de Antón, el hijo de unos primos.

Aunque da mucho trabajo, disfruto tanto preparando la mermelada, envasándola y sobre todo decorando los tarros que este año he repetido la experiencia por partida triple, porque  nacieron varios niños en mi entorno, y como coincidió  que estuve más de un año de baja laboral y disponía de tiempo, fui haciendo mermelada en diferentes tandas y de distintos sabores y  también envasé miel casera. Os muestro a continuación el resultado a ver si os gusta.

El 27 de agosto se bautizó Samuel, el nieto de unos familiares, un niño muy guapo y muy desarrollado para su corta edad, de joven seguro que va a tener una planta envidiable ^_^ Para su bautizo preparé los siguientes tarros que contenían mermelada de tres sabores: de fresa, de ciruela roja y de albaricoque


Detalles entregados en el bautizo de Samuel

Muestra de los detalles del bautizo de Samuel

Luego el 8 de octubre se bautizó Lucía, una niña que es nieta de estos mismos familiares, y prima de Samuel. Una niña muy guapa y muy tranquilita, al menos cuando yo la he visto ^-^ Para el bautizo de Lucía no hice mermelada, sino que compré miel casera en un establecimiento de confianza, la envasé en tarros pequeños, y éste fue el resultado


Detalles entregados en el bautizo de Lucía

Muestra detalles entregados en el bautizo de Lucía

A la semana siguiente, es decir, el pasado 15 de octubre, se bautizó Mariña, la hija de mi primos Emilia y Antonio. Es una niña preciosa, a la que quiero muchísimo, y que estoy deseando que crezca para verla corriendo y curioseando aquí por la casa cuando venga de visita ^_^ 

Para el bautizo de Mariña, como me sobraron bastantes tarros y además había menos invitados, preparé un bote de miel y otro de mermelada para cada invitado,  los envolví en papel de polipropileno y los até con rafia natural, y así fue cómo quedaron. ¿os gustan...?


Muestra de los detalles del bautizo de Mariña

Obviamente esta entrada se la dedico a Samuel, a Lucía y a Mariña, a los que deseo un futuro lleno de felicidad y satisfacciones.

Nos vemos dentro de unos días, esta vez con una receta ;)

sábado, 5 de noviembre de 2016

Buñuelos de viento


Los que me seguís ya sabéis que dispongo de poco tiempo libre, y por ello últimamente suelo publicar contenido los fines de semana que es cuando estoy menos ocupada, aun así el pasado fin de semana y pese a hacer puente y quedarme en casa, me pudo la pereza y me permití un descanso. Eso sí, he aprovechado para cocinar, porque eso a mí me relaja mucho. En esos cuatro días, entre otras cosas, hice la receta que hoy os traigo: los buñuelos de viento.

Ya sabéis que éstos son muy típicos del día de Todos los Santos, y esa fecha este año ya ha pasado, pero en cualquier caso os dejo la receta porque están riquísimos y se pueden comer en cualquier época del año, de hecho también son típicos del día de San José y de Cuaresma. En Madrid, por ejemplo, hay pastelerías que los tienen a la venta durante todo el año.

En esta ocasión los he rellenado de nata, porque tenía un envase en el frigorífico y se acercaba la fecha de caducidad, pero también están muy ricos rellenos de crema pastelera, e incluso sin ningún relleno, están exquisitos.

Os dejo la receta.

Ingredientes (para unos 30 buñuelos):

-300ml. de agua
-150ml. de leche
-50gr. de azúcar
-50gr. de manequilla
-5gr. de sal
-300gr. de harina
-10gr. de levadura Royal
-5 huevos (este dato es aproximado, en esta ocasión necesité 5 pero eso puede variar ligeramente)
-aceite de oliva suave o de girasol para freír

Para decorar:
-Azúcar al gusto
-Canela molida

Para el relleno:
-Crema pastelera o nata montada

Preparación:

En primer lugar tamizamos la harina, la mezclamos con la levadura y reservamos. Aparte vertemos el agua y la leche en un cazo, añadimos la mantequilla, la sal y el azúcar y llevamos al fuego hasta que empiece a hervir removiendo de vez en cuando con una cucharada de madera. Después retiramos del fuego y añadimos la harina junto con la levadura de una sola vez, y removemos con la cuchara de madera hasta que la masa se despegue de las paredes y se forme una bola. Al principio parece un engrudo, pero poco a poco el calor hará que se desintegren todos los grumos y la masa vaya tomado forma. Si vemos que pierde calor, ponemos el cazo al fuego y lo retiramos alternativamente, durante el proceso. Cuando hayamos obtenido una bola compacta, retiramos definitivamente del fuego y esperamos a que la masa esté tibia antes de añadir los huevos.

Luego viene el paso más importante, y es que los huevos hay que añadirlos de uno en uno, y no se puede incorporar el siguiente mientras el anterior no esté totalmente integrado. La cantidad de huevos que os pongo en la lista de ingredientes es orientativa, pues solo sabremos que la masa está lista y no necesita añadirse más huevos, cuando al levantar la cuchara la masa cae formando lo que se conoce como “pico de pato”. Después de añadir los huevos, la masa tendrá un aspecto brillante, y aunque sigue siendo espesa, será ya mucho más cremosa.

Cuando tengamos la masa lista, tapamos el cazo con un paño de cocina y la dejamos reposar durante media hora.

Por último echamos abundante aceite en una sartén, lo llevamos al fuego, y cuando caliente (aunque no demasiado porque sino los buñuelos se doran por fuera pero quedan crudos por dentro) vamos echando pequeñas porciones de masa ayudándonos de dos cucharas. Veréis que crecen en la sartén y que ellos solos se dan la vuelta, eso es señal de que todo va bien. Después cuando veamos que están dorados uniformemente, y cocidos por dentro, los escurrimos y los llevamos a un plato sobre papel absorbente. Así hasta terminar con toda la masa. Por último echamos azúcar y un poco de canela molida en un plato, mezclamos y rebozamos los buñuelos de uno en uno.

Finalmente los rellenamos, para lo cual tienen que estar totalmente fríos, y con la ayuda de una tijera o un cuchillo, le hacemos un pequeño agujero y rellenamos con crema pastelera o con nata montada como hice yo en esta ocasión.

domingo, 23 de octubre de 2016

Melocotones al vino


Hace unas semanas compré en el supermercado unos melocotones que aun estaban algo duros, y como me gusta la fruta más bien madura y en la nevera me estaban ocupando espacio, decidí preparar una de mis recetas favoritas con esta fruta, los melocotones al vino.

Os dejo la receta, ya veréis que facilita es:

Ingredientes (para 8 personas)

-8 melocotones
-1 litro de vino tinto
-500gr. de azúcar
-1 rama de canela
-2 clavos de olor
-la cáscara de una naranja

Preparación:

En primer lugar aclarar que para esta receta conviene usar unos melocotones de calidad, y que no estén demasiado maduros, sino de textura más bien firme. Una vez seleccionados los melocotones, los lavamos bien bajo el grifo del agua fría, y a continuación los pelamos con un pelador o un cuchillo.

Seguidamente los cortamos por la mitad, y luego les sacamos el hueso, para ello giramos una media mitad sobre la otra en el sentido de las agujas del reloj, y así ya sale una de las mitades. Después para sacar el hueso de la otra mitad, o bien lo intentamos con las manos bien lavadas, o sino con la ayuda de un cuchillo lo sacamos con cuidado de no estropear la pulpa.

Una vez que tenemos los melocotones lavados, pelados y deshuesados los echamos en una olla, añadimos el resto de ingredientes: vino, azúcar, canela, clavos, y cáscara de naranja y dejamos cocer a fuego medio-bajo, por espacio de unos 30 minutos aproximadamente, dándole la vuelta a la fruta a mitad de cocción.

Por último los sacamos a un cuenco y echamos por encima el almíbar de vino. Si vemos que éste está muy líquido, dejamos un rato más al fuego, hasta que reduzca un poco y alcance la consistencia de un almíbar ligero y luego lo añadimos a los melocotones y esperamos a que enfríen a temperatura ambiente y después llevamos el cuenco con los melocotones al frigorífico, tapado con papel film, hasta el momento de servir.

Para servir podéis utilizar un plato de postre y cortar en gajos una o dos mitades de melocotón por comensal, regar por encima con un poco de almíbar de vino y acompañar de un rosetón de nata o una bola de helado. También podéis servirlo en cuencos individuales.

Nada más por hoy, espero que os haya gustado la receta y aunque ahora los melocotones ya habrán prácticamente desaparecido de los mercados, podéis ponerla en práctica usando en su lugar peras, que están igual de ricas o más ;)

Un abrazo.

domingo, 16 de octubre de 2016

Cabrito con guarnición de patatas rústicas


La receta que os traigo hoy es una receta de fiesta, propia de días de celebración como navidades, cumpleaños o días así muy señalados del calendario, entre otras cosas porque el cabrito es más caro que otras carnes, aunque la diferencia en el precio se ve luego compensada con el resultado en el plato... Lástima que la foto no le haga justicia, porque os aseguro que está realmente exquisito. Os dejo la receta por si os interesa ponerla en práctica algún día y comprobarlo.

Ingredientes (para 4 personas)

-2 paletillas de cabrito troceadas
-1 vaso de aceite de oliva virgen extra
-1/2 vaso de vino blanco
-1 pimiento rojo
-3dientes de ajo
-1 cebolla
-4 zanahorias
-8 patatas medianas
-azafrán
-sal

Preparación:

En primer lugar ponemos una cacerola al fuego y echamos el aceite, cuando éste esté bien caliente doramos la carne para que quede bien sellada y no pierda los jugos durante la cocción, primero doramos por un lado y luego le damos la vuelta y la hacemos por el otro lado. Cando esté dorada por todo la sacamos a un plato o fuente y reservamos.

En el mismo aceite en el que hemos dorado la carne, echamos los tres dientes de ajo cortados en láminas, cuando empiecen a dorarse añadimos la cebolla cortada en juliana, y al cabo de unos minutos añadimos el pimiento cortado en trozos grandes y las zanahorias peladas y sin cortar si son pequeñas o cortadas por la mitad si son grandes. Lo dejamos rehogar todo junto unos minutos, y luego volvemos a echar la carne que teníamos reservada, removemos todo para que la carne se impregne del sabor de las verduras y al cabo de unos minutos echamos el vino blanco, la sal y unas hebras de azafrán. 

Dejamos que se vaya haciendo todo a fuego muy lento, durante una hora y media aproximadamente, removiendo de vez en cuando. Si vemos que durante la cocción se consume todo el líquido, le añadimos un poco de agua, pero en pequeña cantidad y según lo vaya necesitando.

Cuando la carne está casi a punto, echamos abundante aceite en una sartén (este aceite no figura en la lista de ingredientes) y freímos en él las patatas previamente lavadas, pero sin pelar, y cortadas en gajos.

Por último servimos la carne con unos pimientos rojos por encima, y acompañada por las patatas fritas y las zanahorias. Finalmente regamos tanto la carne como las patatas con la salsa resultante, y ya tenemos el plato listo para servir a la mesa y triunfar ;) 

Hay otras formas de hacer el cabrito y el cordero que son más conocidas y que por supuesto están también deliciosas, como por ejemplo en caldereta, o al horno (mejor si es un horno de leña) pero ésta última receta la dejo para más adelante, porque si bien ahora he podido cumplir uno de mis mayores sueños, que era tener un horno de leña (lo trajimos de la localidad zamorana de Pereruela) aun me falta cogerle el punto, ya que apenas lo he usado, en verano porque hacía mucha calor, y ahora desde que me reincorporé al trabajo por falta de tiempo.

Un beso

domingo, 9 de octubre de 2016

Dulce de manzana


Hace unos días he visto una viñeta de un conocido humorista, que me hizo gracia. En ella aparecía un grupo de gente en la playa, unos bañándose y otros tumbados en la arena tomando el sol, y en medio un hombre vendiendo castañas asadas. Si a algo asociamos las castañas es al otoño, a los días fríos e incluso lluviosos, pero este año no solo no llueve (cosa que personalmente agradezco), sino que a juzgar por las altas temperaturas pareciera que seguimos en verano, y como la cosa no cambie vamos camino de comer las castañas asadas a la orilla del mar ;)

Pese a las altas temperaturas en las horas centrales del día, lo cierto es que las noches caen frías, y por las mañanas apetece tomar algo calentito… Esta oscilación térmica es una señal inequívoca de que el otoño ha llegado, y con él además de las castañas, llegan también los membrillos, las uvas, algunas variedades de manzana, y un montón de frutos más.

Pues de manzanas precisamente va la receta de hoy, en concreto el dulce de manzana, que es ideal para aprovecharlas cuando tenemos un excedente de ellas y queremos evitar que se nos estropeen, ya que el dulce de manzana lo podemos congelar, y así aguanta un sinfín de tiempo, luego cuando lo vayamos a consumir lo sacamos unas horas antes del congelador, y después lo mantenemos en el frigorífico una vez abierto, y así se conserva muchísimo tiempo, entre otras cosas porque el azúcar actúa como conservante natural.

La elaboración es idéntica a la del dulce de membrillo, y también en sabor recuerda en parte al dulce de membrillo, aunque resulta quizás un poco más suave... La verdad es que no sabría por cuál decantarme, los dos están exquisitos.

Os dejo ya con la receta

Ingredientes:

-1.200 gr. de manzanas.
-1.000 gr. de azúcar
-zumos de un limón

Preparación:

Lavamos bien las manzanas bajo el grifo del agua fría, sobre todo si son compradas, pues podrían tener restos de pesticidas. Luego las descorazonamos, las pelamos y las cortamos en gajos no muy grandes y las echamos en una olla. Por encima echamos el zumo de limón y el azúcar y dejamos macerar durante 12 horas aproximadamente. Yo lo que hago es dejarlas macerando toda la noche, y luego a la mañana siguiente sigo con la preparación.

Una vez transcurrido el tiempo de maceración, podréis comprobar que parte del azúcar se ha disuelto y la mezcla está más líquida. Ese es el momento de poner la olla al fuego y dejar cocer por espacio de 50 minutos a 1 hora. Después trituramos todo con la batidora.

Para terminar solo nos queda envasar el dulce de manzana en tuppers, los cuales dejaremos abiertos, en un lugar fresco y seco, durante 48 horas, y después ya podemos taparlos y  guardarlos en el frigorífico si lo vamos a consumir ya, o bien congelarlos, y así se conserva durante un año ó más.

Observaciones:

Para que el dulce de manzana cuaje sin problema son importantes dos cosas: la primera utilizar manzanas de la variedad Reineta o Granny Smith, y segunda, que el porcentaje de azúcar empleado no sea infierior al 80% de la fruta.

Con estos consejos no deberíais tener ningún problema, así que si os gusta la receta no dudéis en ponerla en práctica. Os encantará seguro ;)