martes, 17 de noviembre de 2015

Sopa Castellana


La sopa castellana es uno de esos platos tradicionales que se van transmitiendo de generación en generación. Es sencillísima de preparar y sienta muy bien al cuerpo en un frío día de invierno, o después de un día de excesos gastronómicos. Por otra parte utiliza ingredientes muy sencillos que siempre tenemos por casa, y otra ventaja es que nos sirve para aprovechar los restos de pan del día anterior.

Este plato tiene años de historia, y origen humilde, pues al parecer surgió en tierras zamoranas, en época de escasez de alimentos, en los que la clase trabajadora no tenía nada que echar a la olla más que pan sobrante, duro como una piedra y ajos, y así haciendo de la necesidad virtud, surgió un plato que ha ido evolucionando hasta el día de hoy, que se ha enriquecido con la incorporación de otros ingredientes como los huevos, el jamón y/o el chorizo, convirtiéndolo así en un plato mucho más completo, pero sigue siendo en esencia, un plato humilde, como lo fue en sus orígenes.

Vamos ya  con la receta.

Ingredientes (para 4 personas):

-180gr. de pan de candeal (pan de Castilla) preferiblemente
-100gr. de jamón curado en taquitos
-1 chorizo en taquitos
-4 huevos de gallina
-12 dientes de ajo (1 cabeza grande ó 2 pequeñas)
-1 cucharadita de pimentón dulce
-2 litros de caldo de ave o de jamón
-aceite de oliva virgen extra

Para el caldo:
-2 carcasas de pollo si es un caldo de ave ó 1 codillo de jamón curado si es caldo de jamón
-2 puerros
-2 zanahorias
-1 rama de apio
-sal

Preparación:

Primero tenemos que hacer el caldo, para ello cocemos las carcasas de  pollo o el codillo de jamón, los puerros y las zanahorias y la rama de apio en abundante agua,  luego con una cuchara sacamos la grasa que tenga en la superficie, lo pasamos por un colador y reservamos.

A parte, cubrimos el fondo de una olla con aceite de oliva y echamos los dientes de ajo laminados, pasados un par de minutos añadimos el jamón y el chorizo cortado en daditos y rehogamos todo junto, luego apartamos del fuego para que baje un poco la temperatura del aceite para añadir  el pimentón y que éste no se queme. 

Cuando se haya disuelto el pimentón en el aceite, llevamos de nuevo al fuego, añadimos el pan cortado en trozos, rehogamos un poco el pan en el aceite, y acto seguido añadimos el caldo que teníamos reservado. Cuando empiece a hervir, salamos al gusto y luego escalfamos en la sopa 4 huevos (1 por persona), tapamos y pasados unos minutos, cuando el huevo esté cuajado, apartamos del fuego y dejamos reposar. Servimos en caliente.

Se puede utilizar agua en vez de caldo, es más rápido, pero yo os recomiendo el caldo, porque le da más sustancia al plato, y bien desgrasado no tiene por qué añadir calorías.  Si no disponemos de tiempo para hacer el caldo, podemos hacerlo el día anterior, y sino también existe la posibilidad de utilizar los caldos de los que venden en brick, en cambio las famosas pastillas de caldo no os las recomiendo porque no son nada sana.

El pan, conviene que sea pan candeal conocido también por esta zona como pan de Castilla, pero si tenéis dificultad para adquirirlo, serviría también una barra de pan. En cuanto a la cantidad que se utiliza, yo he usado aproximadamente 180gr. pero aquí va un poco por gustos, hay a quien le gusta la sopa más suelta, y a quien le gusta más espesita, por lo tanto la cantidad de pan que os indico es orientativa

Y nada más por hoy, espero que os haya gustado la receta, y si es así, os animo a ponerla en práctica, porque es muy fácil y está muy rica.

Un saludo y hasta la próxima.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Dulce de membrillo


Hoy vuelvo de nuevo con una receta dulce y muy otoñal: el dulce de membrillo.

Realmente tengo que reconocer que aunque prefiero la primavera y el verano, el otoño también tiene sus encantos, pues aunque llega el frío y la lluvia, y la vegetación se apaga, al otoño no le falta colorido, ya que los tonos verdes de la primavera, dan paso a una amplia gama de tonalidades pardas, ocres y rojizas, que tiñen de color el paisaje y le otorgan un encanto especial.

Aparte de paisajes evocadores, el otoño nos trae también otros regalos muy apetecibles como las setas, las castañas, o el mismo membrillo, del que versa la entrada de hoy.

El membrillo es un fruto muy aromático, pero muy astringente y duro, por lo que no se puede comer crudo, pero preparado como os muestro a continuación, es una autentica delicia. Vamos con ello.

Ingredientes:

-1kg. de membrillos (pelados y limpios)
-800gr. de azúcar
-zumo de 1 limón

Preparación:

Lo primero es lavar los membrillos y quitarles esa vellosidad aterciopelada que los recubre. Luego se pelan y se corta cada membrillo  en 4 trozos, y se les saca el corazón y las pepitas.

Después los echamos en una olla, los cubrimos con agua fría, y los llevamos al fuego, donde los dejaremos hervir hasta que estén cocidos. En ese momento los retiramos del fuego, los colamos y los dejamos enfriar.

El siguiente paso es pesarlos, y los ponemos en  una  olla, añadiendo además 800gr. de azúcar por cada kilo de membrillos, y el zumo de un limón. Ponemos de nuevo a fuego bajo, y removiendo con frecuencia, para evitar que se peguen al fondo. Dejamos al fuego durante una hora pasada, hasta que veamos que el membrillo adquiere un color rojizo y que ha espesado. En ese momento, pasamos la batidora, trituramos bien todo, y cuando haya perdido algo de calor lo metemos en tuppers untados con un poco de aceite de girasol para que luego desmolde con más facilidad.

Para asegurarnos de que el membrillo va a cuajar, y no lo retiramos del fuego antes de tiempo, basta con poner un plato o fuente en el congelador, luego lo sacamos y echamos en él una cucharadita del membrillo que tenemos en la olla, si vemos que se endurece es señal de que está listo.

Es importante también dejar los tuppers abiertos durante 2 ó 3 días, porque el membrillo se seguirá secando durante las horas siguientes a su elaboración. Después ya podemos cerrar los tuppers y guardarlos en el frigorífico donde se conservan durante un año sin problemas, pero si no queréis ocupar espacio en el frigorífico, también los podéis guardar en el congelador, donde se conservarán aun mucho más tiempo.

Últimamente yo lo que hago, es envasar el membrillo en un tupper grande, y luego al pasar  2 ó 3 días de meterlo en el tupper, lo corto en porciones, y lo meto en bolsas para envasar al vacío, y después esas bolsas las guardo en el congelador y voy cogiendo a medida que necesito.

Hay gente que ya tritura el membrillo en el momento de añadir el azúcar, pero yo prefiero esperar al final, cuando ya está cocido y se apaga el fuego, porque así no salpica.

Nada más por hoy, espero que os haya gustado la receta. Con ese deseo me despido hasta el próximo día.

Un beso.

martes, 13 de octubre de 2015

Crema de verduras


Casi sin darnos cuenta, ya estamos inmersos en pleno otoño, y con la bajada de temperaturas apetecen platos de cuchara, como el que hoy os presento: una crema de verduras, que aparte de estar riquísima, es muy sana, porque aporta muchos nutrientes y apenas contiene grasas, con lo cual las personas que están haciendo dieta, pueden disfrutar de un plato verdaderamente apetitoso.

Es también muy apropiada para los niños, que por lo general, no suele gustarles la verdura, y así camuflada es más fácil que se animen. También es ideal para personas mayores, que tienen más problemas para masticar, pero en general es apropiada para todos, porque como dije está riquísima.

Os animo a que la preparéis, porque todo son ventajas, y como podéis comprobar a continuación, es súper sencilla de elaborar. Vamos con ello.

Ingredientes:

-4 puerros
-4 patatas medianas
-3 calabacines medianos
-1 cebolla
-3 zanahorias
-1 tomate
-2 muslos de pollo
-1 ajo

Preparación:

Colocamos una olla al fuego, cubrimos el fondo con aceite de oliva, y echamos los puerros, las zanahorias, la cebolla y el ajo picados. 

Removemos de vez en cuando, y pasados unos minutos echamos los calabacines y el tomate troceados, rehogamos todo junto unos minutos más y luego añadimos los muslos de pollo y las patatas cortadas en dados, cubrimos todo con agua fría, salamos y dejamos hervir hasta que esté la carne de pollo cocida. 

Luego sacamos la carne a un plato, reservamos y con la batidora trituramos la verdura.

Después retiramos la piel y el hueso del pollo, y la carne la picamos y la añadimos a la olla. Ponemos de nuevo al fuego hasta que levante el hervor, y ya está lista la crema para llevar a la mesa y servir.

Esta receta yo no la preparo siempre con los mismos ingredientes, en esta ocasión utilicé los que he descrito, pero depende un poco de lo que tenga a mano. Lo que nunca debe faltar para que esté igual de rica es el puerro, la patata, el calabacín y el pollo, todo lo demás aunque falte algún ingrediente, o añadamos otros que no figuran en la lista, no influye demasiado en el resultado final.

En cuanto a las cantidades, son orientativas, se puede utilizar más de un ingrediente y menos de otro, sin que eso afecte tampoco al resultado. Y hablando de cantidades, con las que yo utilicé da para unas ocho raciones, lo que ocurre es que yo la guardo en un tupper en el frigorífico, y así tengo crema para dos ó tres días, que con lo rica que está nunca aburre.

Espero que os haya gustado la receta de hoy. Nos vemos dentro de unos días con una nueva receta. Hasta entonces, que seáis muy felices.

Saludos

lunes, 5 de octubre de 2015

Flan de coco


Hoy vengo con un postre facilísimo que utiliza como ingrediente protagonista el coco, el cual unos, entre los que me encuentro, adoran y otros en cambio detestan. Quizás sea por su sabor tan pronunciado, pero el caso es que con el coco no suele haber término medio.

Sin embargo en esta receta, solo uso el coco rallado para la decoración final una vez desmoldado, porque para elaborar el flan he utilizado leche de coco, la cual le otorga un sabor más suave y sutil, así que os animo a todos a que lo prepararéis. Os dejo ya con la receta.

Ingredientes:

-450gr. de leche condensada
-400ml. de leche de coco
-300ml. de leche entera
-6 huevos
-coco rallado (para la decoración final)
-50 gr. de azúcar (para el caramelo)

Preparación:

La preparación, como la de cualquier otro flan, es muy sencilla. Lo primero es batir los huevos en un cuenco, seguidamente incorporamos la leche de coco, la leche entera y la leche condensada y batimos bien hasta que quede una mezcla homogénea, y reservamos.

A continuación precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo. Luego, hacemos el caramelo, y para ello ponemos al fuego el azúcar con unas gotas de agua, y con cuidado de no quemarnos, vamos removiendo hasta que se forme el caramelo, y lo echamos en el molde o flaneras individuales que vayamos a utilizar, cubriendo bien la base y los laterales.

Posteriormente echamos la mezcla de huevos y llevamos al horno, al baño María, durante unos 45minutos, hasta que veamos que está hecho. Para comprobarlo pinchamos con un palillo y si éste sale limpio es que ya está listo para sacarlo del horno.

Si durante la cocción, se dorara demasiado por la parte de arriba, colocamos encima del flan un trozo de papel de aluminio, y continuamos con la cocción hasta que esté cuajado. Una vez fuera del horno, lo dejamos enfriar, y lo llevamos al frigorífico cubierto con papel film hasta el momento de servir, cuando lo desmoldamos y decoramos con coco rallado.

Mirad qué pinta tan deliciosa tiene


Pues esto ha sido todo por hoy. Nos vemos dentro de unos días con una nueva receta. Hasta entonces que seáis muy felices. 

Un saludo.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Ensaladilla rusa




Haciendo memoria, la primera ensaladilla que recuerdo haber comido fue el día de mi Primera Comunión. Supongo que ya la había comido antes, pero no sé por qué recuerdo la de ese día, en cambio del resto del menú no me acuerdo, sólo sé que había ensaladilla.

Era un 15 de junio de principios de la década de los 80, hacía muy buen tiempo ese día, y vinieron a comer a casa todos mis tíos con sus respectivas familias. Con el dinero de los regalos que recibí, mis padres me amueblaron el dormitorio.

Tengo recuerdos muy bonitos del día de mi Primera Comunión, y algún que otro no tan bonito, pues la noche anterior me cayó un diente, y luego en la sesión de fotos estaba muy seria, supongo que por indicación de mis padres, jeje...

Con el tiempo no puedo evitar que la nostalgia y la melancolía me invadan recordando todo esto, porque muchas de las personas que me acompañaron aquel día ya no están, como mis abuelos, por ejemplo ,si bien la pérdida más dolorosa ha sido la de mi padre, aunque desde allá arriba me da fuerzas para afrontar los obstáculos que se van presentando, y sobre todo para cuidar de mi madre que sufre demencia. Gracias papá, por tu ejemplo y ayuda, y gracias mamá, por todas las sonrisas que me regalas a diario.

Bueno, después de este viaje por los recuerdos, vamos ya con la receta, para ser exactos, con mi receta de ensaladilla rusa.

Ingredientes:

-600 gr. de patatas
-4 zanahorias
-200 gr. de guisantes
-200 gr. de judías verdes
-300 gr. de atún en conserva (peso escurrido)
-1 bote de aceitunas verdes
-3 huevos enteros
-1 tomate
-1/2 cebolla grande ó 1 pequeña
-12 palitos de cangrejo o surimi
-3 pimientos morrones o del piquillo en conserva
-mayonesa

Ingredientes de la mayonesa:
-2 yemas de huevo
-250ml de aceite de oliva
-un chorro de vinagre de vino
-sal

Preparación:

Lo primero es cocer en abundante agua con sal las patatas, las zanahorias, los guisantes y las judías. Cuando estén cocidos los escurrimos y los dejamos enfriar, y luego cortamos las patatas en dados, las judías en trozos pequeños, y las zanahorias en rodajas, y echamos todo en un bol. 

En un recipiente aparte, cocemos los tres huevos, los dejamos enfriar, los picamos y los añadimos al bol. Echamos también las aceitunas y el atún escurrido, y los palitos de cangrejo, los pimientos morrones, el tomate, y la cebolla todo ello bien picado. 

Después si optamos por hacer la mayonesa en casa, echamos en el vaso de la batidora las yemas de huevo, el aceite de oliva, una pizca de sal y un chorro de vinagre. Metemos el brazo de la batidora hasta el fondo del vaso, y batimos sin moverlo hasta que veamos que empieza a emulsionar, entonces movemos arriba y abajo para que termine de hacerse. Probamos y rectificamos de sal si es necesario, y la añadimos al bol, e incorporamos bien con el resto de ingredientes.

Finalmente pasamos la ensaladilla a una fuente de servir y adornamos al gusto, y la guardamos en el frigorífico hasta el momento de llevarla a la mesa.

Y esto es todo, después viene lo mejor, disfrutarla,  y si es con amigos o familiares sentados a la mesa, y en un día caluroso de verano, sabe mejor todavía, aunque con la compañía adecuado lo de menos es el menú.

Un beso y hasta pronto.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Detalles para invitados 2015


La entrada de hoy va dedicada a Mencía, cuya llegada a este mundo en enero del año pasado, ha llenado de vida y alegría la pequeña aldea en la que vivo. Espero que algún día, en la edad adulta, lea esto, y que comprenda que lo hice por y para ella, con todo el cariño del mundo.

Todo empezó, porque como sabéis en celebraciones especiales tales como bodas, bautizos, comuniones, etc. es costumbre entregar a los invitados un obsequio a modo de recordatorio y como agradecimiento por su asistencia. Hace años lo habitual era regalar alguna “figurita” o alguna foto enmarcada en un cuadro, los cuales irremediablemente iban a parar al mueble de la sala, y allí permanecían durante años, aunque fuera un tanto a disgusto, porque nos daba pena deshacernos de ellos, de manera que el salón de casa terminaba pareciéndose a un museo a pequeña escala.

De un tiempo a esta parte, hubo un cambio de tendencia, y ahora los anfitriones suelen regalar a sus invitados pequeños objetos que aunque no tengan gran valor, por lo menos tienen una utilidad. Estos objetos pueden ser muy variados: llaveros, sacacorchos, abanicos, bolígrafos, etc.

Aparte de pequeños objetos, también se ha puesto de moda, regalar envases en miniatura con licores o alimentos, como por ejemplo, mermeladas, miel, patés, bombones..., de manera que como a mí me gusta mucho hacer conservas caseras, un buen día se me ocurrió que era una buena idea hacer mermelada en casa y envasarla en pequeños botes, para el bautizo de Mencía.

Como me gustó el resultado, y me divertí muchísimo, tanto haciendo la mermelada como decorando los botes, meses más tarde repetí la experiencia, otra vez con motivo de un bautizo, en esta ocasión de Antón, el hijo de unos primos. 

Os muestro unas fotos que hice a ver si os gusta el resultado, y de paso si tenéis alguna celebración de este tipo a las puertas, igual podéis sacar ideas y elaborar vosotros mismos este tipo de productos en casa, dándole así un toque más personal.

Espero que os gusten.

Detalles entregados en el bautizo de Mencía (izq.) y Antón (dcha.)

Detalles para el bautizo de Antón

Detalles para el bautizo de Mencía

Chuches personalizados para el bautizo de Mencía
                                                                

domingo, 13 de septiembre de 2015

Conserva de judías y zanahorias


Estamos a finales del verano, y en esta estación es cuando se recogen los frutos de la huerta, porque después con el otoño, bajan las temperaturas y se malogran. Lo que ocurre es que se junta mucha cantidad y para darle salida, las conservas son muy socorridas, y nos permiten disponer de las hortalizas de nuestra huerta a lo largo del año, cuando las necesitemos.

En mi caso, a pesar de disponer de una pequeña parcela destinada a huerta, tenía plantados pimientos morrones y de Padrón, tomates, pepinos, lechuga, cebollas, chalotas, repollo, coliflor, berzas, fresas, hierbas aromáticas (hinojo, tomillo y orégano), patatas, judías y zanahorias... 

Es increíble lo generosa que es la Madre Naturaleza, y ver lo mal que la tratamos (me incluyo) me hace sentir mal. Lástima que pronto se me pasan los remordimientos de conciencia y vuelvo a caer en prácticas inadecuadas, algo voy mejorando, pero aun puedo hacer mucho más de lo que hago.

En la entrada de hoy, lo que os presento, más que una receta, es una técnica para conservar productos de la huerta, en este caso judías y zanahorias. Vamos con ella.

Ingredientes:

-Zanahorias
-Judías
-Agua mineral sin gas (de la embotellada)
-Zumo de limón
-Sal

Preparación:

Lo primero es disponer de botes de cristal debidamente esterilizados, para ello los hervimos en agua (sirve agua del grifo) durante unos 15 minutos (los botes y las tapas)

Mientras se esterilizan los botes lavamos bien las hortalizas, luego cortamos el rabito y la punta de las judías, y pelamos las zanahorias.
 
A continuación cortamos las judías en trozos pequeños de unos 2cm. y las zanahorias en rodajas. Pasados los 15 minutos con los botes hirviendo dentro del agua, los retiramos y los secamos y echamos en ellos las hortalizas, alternando capas de judías y zanahorias hasta llenar los botes.

A parte, mezclamos 1 litro de agua mineral sin gas (de la embotellada), el zumo de medio limón, y dos cucharaditas (de las del café) de sal fina, removemos bien y llenamos los botes con esa agua hasta arriba, luego los tapamos y los hervimos durante 45 minutos aproximadamente. 

Pasado este tiempo los retiramos del agua, y los dejamos boca abajo hasta que enfríen por completo, así habrán hecho el vacío, y ya los podemos etiquetar y guardar en la despensa, y después cuando queramos hacer una ensaladilla rusa, por ejemplo, sólo es vaciar el bote.

Yo he optado por hacer una mezcla de judías y zanahorias, pero lógicamente se pueden envasar por separado. Se pueden también envasar las judías enteras, y la zanahoria se puede rallar previamente y luego seguir el mismo procedimiento (aunque en este caso no necesitaría 1 hora de cocción, bastaría con unos 10 minutos). Otra posibilidad es embotar en el mismo recipiente judías, zanahorias y guisantes. En fin, las posibilidades son múltiples, y con esta técnica se mantienen todas las propiedades organolépticas de los alimentos.

Espero que os haya gustado esta técnica, y os sea de utilidad.

Un abrazo.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Pan de Calatrava


El Pan de Calatrava en un dulce originario de la región de Murcia, aunque con el tiempo se ha extendido al resto de la geografía española, convirtiéndose en un clásico de los postres. En realidad se trata de una variante del puding de pan, que se elabora con restos de bollería: magdalenas, bizcochos, brioches, etc.

Resulta sorprendente la diferencia que hay entre degustar una porción de este postre y un trozo de cualquier producto de bollería en sí mismo, pues aunque el Pan de Calatrava se elabora con restos de bollería, tiene una textura y un sabor totalmente diferente a éstos, ambos son exquisitos pero muy diferentes...¡es la magia de la cocina!

Para disfrutar plenamente de este delicioso postre, es conveniente guardarlo en la nevera de un día para otro, pues el frío y el paso de las horas hace que se "asienten" los sabores, y lo que en un principio es un postre de origen humilde que nos sirve para aprovechar las sobras de otros productos, termina convirtiéndose en una auténtica delicatessen.

El Pan de Calatrava que hoy os presento, lo hice con restos de un roscón (como el Roscón de Reyes) que preparé días atrás, pues recientemente se celebraron las fiestas patronales en mi localidad, y es tradición en la zona, los días de fiesta, poner a los postres roscón ó bizcocho acompañados de queso y membrillo, además de alguna tarta o pastel. 

En mi caso hice roscón, y como suele suceder, sobra mucha comida, así que el roscón que me sobró lo corté en tres porciones y lo congelé, de modo que ahora puedo hacer el Pan de Calatrava cuando más me apetezca.

Vamos ya con la receta sin más dilación.

Ingredientes:

-1/2 litro de leche
-6 huevos
-250 gr. de azúcar (50gr. para el caramelo)
- 250gr. de restos de bollería (magadalenas, bizcochos, roscón,...)
-canela en rama ó vainilla
-cáscara de limón
-nata montada (opcional)

Preparación:

Empezamos por aromatizar la leche, para ello la ponemos a hervir junto con la corteza de limón y una rama de canela ó vainilla. Cuando haya hervido apagamos el fuego, retiramos la cáscara de limón y la rama de canela, añadimos 200 gr. de azúcar, removemos para que se disuelva, y dejamos enfriar. Cuando ya esté fría la leche le añadimos los 6 huevos bien batidos, y reservamos.

Aparte en una sartén antiadherente, ponemos 50gr. de azúcar y una cucharada de agua al fuego, para hacer un caramelo líquido. Cuando tome color, lo echamos en un molde y cubrimos el fondo y las paredes del mismo con el caramelo.

Posteriormente troceamos el producto de bollería que hayamos elegido para elaborar este postre y lo echamos en el molde, y a continuación añadimos la mezcla de huevos y leche.

Finalmente introducimos el molde en el horno al baño María, a 180° calor arriba y abajo, durante 45 min. aproximadamente. Para saber si está cuajado, pinchamos con un palillo, y si sale limpio es que ya está listo, de manera que apagamos el fuego y lo retiramos del horno.

Cuando haya enfriado, lo guardamos en la nevera cubierto con papel film (para que no absorba los olores de los otros alimentos que haya en la nevera) y en el momento de servir lo desmoldamos y adornamos al gusto, con nata montada, frutos rojos, guindas, etc.

Comentaros antes de finalizar, que la cantidad de bollería a utilizar en esta receta es orientativa, pues de lo que se trata es de reciclar restos de productos de bollería, de manera que podemos utilizar más o menos cantidad dependiendo de lo que nos haya sobrado. A mayor cantidad utilizada mayor consistencia tendrá el postre. Lo que no debemos hacer es apelmazar los trozos de bollería cuando los echemos al molde, para ganar espacio y que quepa más cantidad, en ese caso es preferible utilizar dos moldes.

El tiempo de horneado también es orientativo, depende un poco de cada horno. Lo que hay que hacer, es ir comprobando, de vez en cuando, con el palillo.

A la hora de desmoldarlo, pasamos un cuchillo por las paredes del molde y le damos la vuelta sobre un plato o fuente de servir. En caso de que no baje introducimos la base del molde en agua caliente durante un par de minutos y lo intentamos de nuevo.

Al sacar el molde del horno el puding baja bastante, pero que no os preocupe, eso es algo normal, porque estamos haciendo un puding, no un bizcocho.

En fin..., con todas estas indicaciones no deberíais tener problemas, así que os animo a que lo preparéis, porque el resultado os sorprenderá seguro.

Un beso a todos

jueves, 20 de agosto de 2015

Mermelada de Melocotón


La primera receta que traigo al blog es una mermelada, de melocotón en este caso, pues estamos en plena temporada.

El melocotón, el albaricoque, y la fresa, son frutas muy aromáticas, y muy apropiadas para hacer mermelada.

De un tiempo a esta parte soy una entusiasta de las conservas caseras, especialmente de las mermeladas. Son una opción fantástica para un regalo, y por supuesto para surtir la despensa y disfrutar de nuestra fruta preferida fuera de temporada.

Yo la utilizo mucho cuando hago yogures. Pongo una capa de mermelada abajo y luego el yogur arriba, y están riquísimos, pero esa receta la pondré en una futura entrada, ahora vamos con lo que toca, la mermelada de melocotón, y para hacerla necesitamos los siguientes 

Ingredientes:

-1kg de melocotones (Ya lavados, pelados y deshuesados)
-650r. de azúcar
-zumo de un limón

Lo primero es lavar concienzudamente los melocotones, pelarlos y deshuesarlos, y luego se trocean y se echan en una olla junto con el azúcar y el zumo de limón. Se dejan macerando durante unas horas. En mi caso suelo dejarlos toda una noche, y al día siguiente por la mañana pongo la olla a fuego medio, durante 30 minutos aproximadamente, removiendo de vez en cuando.

Pasado ese tiempo la fruta suele estar totalmente cocida, la aparto del fuego y la trituro con la batidora. Después la pongo de nuevo al fuego hasta que adquiere la consistencia deseada. Cuanto más larga sea la cocción más irá reduciendo y por tanto espesando.

En caliente es más complicado comprobar qué consistencia tiene, por lo que el truco para no pasarnos con la cocción, es coger un cucharada y echarla en un plato, cuando enfríe vemos como queda y si nos parece que está aun muy líquida se deja un poco más al fuego.

Cuando esté en el punto de consistencia deseado, apagamos el fuego, y en caliente echamos la mermelada en botes de cristal que habremos esterilizado previamente (botes y tapas) poniéndolos a hervir durante unos veinte minutos en agua y luego secándolos cuidadosamente.

Mientras la mermelada se va haciendo, ponemos una olla con agua al fuego. Una vez que la mermelada esté en su punto, cerramos los botes con la tapas, y los echamos en la olla con agua hirviendo,  los dejamos durante 20 minutos, después los retiramos del agua, y los dejamos boca abajo hasta que enfríen, de esa manera hacen el vacío, y ya quedan listos para ponerles una etiqueta con el nombre del producto y la fecha de envasado, y guardarlos en la despensa, donde se conservan durante muchísimo tiempo.

La mermelada sale también muy rica si la preparáis en la thermomix y os ahorra mucho trabajo y tiempo, en ese caso debéis utilizar la mitad de ingredientes de cada vez, es decir, 500gr. de melocotones, 325gr. de azúcar, y el zumo de medio limón.

Y los pasos a seguir para su preparación son los siguientes:

1- Ponemos en el vaso el azúcar, el zumo de limón y la fruta troceada y trituramos 10 seg./ velocidad 6
2- Programamos 30min./varoma/velocidad 1 y colocamos el cubilete del revés y encima de éste el cestillo, también del revés para asegurarnos que no salpique.
3- Comprobamos el punto de cocción de la mermelada y si no tiene aun la consistencia deseada programamos 7 min./varoma/velocidad 1, después cuando esté en el punto optimo procedemos a envasarla como se ha descrito más arriba. 

Espero que os haya gustado la receta, y que os animéis a ponerla en práctica. Os aseguro que el resultado os encantará.

Un abrazo.

miércoles, 15 de julio de 2015

Sobre mí

Me llamo Maca Candal Barreiro, vivo en un pueblo del interior de Galicia, y me gusta la cocina desde que tengo uso de razón. De pequeña jugaba más a las cocinitas que con las muñecas.

Aparte de la cocina, me encanta viajar y probar los platos típicos de los lugares que visito, los cuales, luego al regresar del viaje, intento poner en práctica.

Además de la cocina y los viajes, me gusta leer, el contacto con la naturaleza, las reuniones tranquilas en torno a una mesa con familiares y amigos, pero si hay algo por lo que siento debilidad, es por los animales maltratados. La mirada de un perro abandonado me rompe el alma en pedazos y no puedo pasar de largo como si no fuera conmigo.

Ahora inicio esta nueva aventura con el objetivo de ir recopilando mis recetas de cocina, y si por añadidura los que visitáis el blog podéis sacar alguna idea, o probáis a cocinar algunos de mis platos y os gusta el resultado, me sentiría muy satisfecha, porque el blog alcanzaría así su verdadera razón de ser, ya que al fin y al cabo estamos en este mundo para ayudarnos y para aprender unos de otros.

En cuanto al contenido, habrá recetas dulces y saladas, pero tengo claro que solo publicaré aquellas recetas que haya preparado yo personalmente y cuyo resultado me haya gustado lo suficiente como para repetir la experiencia, y que por lo tanto hayan pasado a formar parte de mi recetario.

El blog se llama "rosquillas y roscones" y la razón de este título es porque me gustan mucho las rosquillas artesanales que venden en las romerías y en las ferias por los pueblos de Galicia; y también me gustan muchos los roscones, de hecho mi postre favorito es el roscón de reyes.

Por último comentar que dedico este blog a las dos personas que más quiero, mi padre y mi madre.

Mi padre falleció en el año 2001, víctima de una leucemia, y mi adorada madre, falleció en enero de este 2021 después de una penosa enfermedad que borró todos sus recuerdos. 

Ahora los dos están juntos de nuevo después de 20 años separados, y yo vivo con la esperanza de algún día reunirme con ellos, para no separarnos nunca más. Ese deseo es lo que me da fuerzas y lo que da sentido a mi vida actualmente, eso y la inestimable compañía de mi marido, al que quiero tanto que no me imagino la vida sin él.


A mis padres les debo todo lo que tengo y todo lo que soy. Gracias por todo, papa y mamá. Os llevo siempre en mi corazón.

En cuanto a ti, querido lector, te doy las gracias por la visita, y estaré encantada y agradecida de que regreses cuántas veces desees.