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domingo, 10 de octubre de 2021

Canutillos rellenos de crema pastelera

Hoy vengo con una receta dulce que es un poco laboriosa, pero el resultado final hace que merezca la pena el esfuerzo.

Tiene como ventaja que estos canutillos se pueden preparar con unos días de antelación, guardándolos en una lata de galletas, y en el último momento se rellenan.

Otra ventaja que tienen es que la masa una vez preparada congela perfectamente, de modo que si nos sobra masa, la guardamos en el congelador y en otro momento que nos apetezca preparamos más canutillos. Yo tuve una congelada durante más de un año, y os doy mi palabra, que cuando la descongelé e hice los canutillos, no noté ninguna pérdida de sabor,  ni tampoco me dio problemas para trabajar la masa a la hora de formar los canutillos.

Para preparar estos canutillos, también conocidos como cañas rellenas, se necesitan unos utensilios tubulares que hay a la venta en muchos bazares y ferreterías, sino en internet se encuentran con facilidad.

Estos canutillos se utilizan exclusivamente para tal fin, aunque hace años nuestras abuelas utilizaban cañas de cáñamo, que reservaban de una vez para otra, tanto que en algunas familias, estos canutillos artesanos, pasaban de generación en generación.

No es mi caso, pues esta receta en mi casa no se hacía, hasta que probé las cañas en un viaje a Zamora donde son muy típicas, y también en La Mancha y en la localidad orensana do Carballiño. Me gustaron tanto, que buscando recetas, la que os muestro hoy es la que más me gustó, así que os dejo con la lista de ingredientes y el proceso de elaboración, por si os animáis a prepararlos.

Ingredientes:

-1 vaso de aceite de girasol
-1 vaso de zumo de naranja
-1 vaso de vino blanco
-1 chupito de licor de anís
-1 pizca de sal
-la corteza de una naranja y de un limón
-harina la que admita hasta que quede una masa que se despegue de las manos y forme una bola pero que no esté demasiado dura.
-aceite de girasol para freír
-azúcar y canela molida mezclados para espolvorear por encima de los canutillos

Para la crema pastelera
-500ml. de leche entera
-2 yemas de huevo
-100gr. de azúcar
-40gr. de maicena (más bien que pase 2 ó 3 gramos a que falten)
-cáscara de ½ limón
-un trozo de canela en rama

Preparación:

En primer lugar ponemos una taza de aceite al fuego con la corteza de una naranja y la de un limón. Cuando las cortezas empiecen a dorarse, apartamos del fuego, retiramos las cortezas,  y dejamos enfriar.

Cuando el aceite esté frío, lo añadimos a un cuenco, añadimos también el zumo de naranja, el vino blanco y el licor de anís, mezclamos y añadimos una pizca de sal, removemos para integrar, y luego vamos añadiendo harina poco a poco.

La cantidad de harina no os la pongo porque va a depender del tipo de harina que utilicéis, pues no todas las harinas absorben la  misma cantidad de líquidos, pero lo que hay que conseguir es una masa que se despegue de las manos, y que no esté muy dura.

Al principio para amasar os ayudáis de una cuchara de madera, y luego cuando se despegue de las paredes, ayudaros de las manos hasta que se forme una bola blandita.

Una vez hecha la masa de los canutillos, hay que darles forma, para ello untamos con aceite de girasol la encimera de la cocina, luego vamos cortando pequeñas porciones de masa con que nos llegue para cubrir un rodillo. 

Cuando tengamos la masa alrededor del canutillo, lo hacemos rodar sobre la encimera para que se sellen bien los bordes y reservamos. Así hasta terminar con todos los canutillos.

Aparte echamos abundante aceite de girasol en un cazo, y lo ponemos a fuego medio. Cuando el aceite esté caliente, añadimos los canutillos de uno en uno, sin añadir el siguiente mientras no se retire el anterior, así hasta freír todos los canutillos y que queden con un bonito color dorado por todos los lados.

A medida que se van retirando del aceite, se les saca el canutillo en caliente, con la ayuda de una servilleta o un paño de cocina, porque si dejamos que se enfríen, luego no se desprenden.

Una vez fritos los canutillos, los rebozamos ligeramente en una mezcla de azúcar y canela molida, y reservamos en una lata de galletas o un recipiente hermético hasta la hora de rellenarlos. Se guardan perfectamente durante unos días o una semana incluso.

Para el relleno, normalmente se utiliza crema pastelera, y para prepararla  ponemos un cazo al fuego con la leche, la cáscara de limón y la canela en rama, cuando levante ebullición tapamos y dejamos infusionar hasta que enfríe. Colamos la leche para retirar la corteza de limón y la canela, y nos aseguramos de que tenemos 500ml. de leche,(mejor antes de hervirla echar un poquito más porque en el fuego parte se va en el vapor)

Cuando la leche haya enfriado, reservamos un vaso y la restante la ponemos de nuevo al fuego junto con el azúcar y llevamos a ebullición, (si utilizamos el mismo cazo debemos lavarlo bien sino luego se adhiere a las paredes y le da mal sabor).

Mientras, al vaso de leche que reservamos le añadimos las dos yemas, y la maicena, mezclamos bien con un batidor de varillas o con un tenedor hasta obtener una mezcla homogénea, y cuando la leche que tenemos al fuego esté a punto de entrar en ebullición, añadimos esta mezcla de huevos y maicena, y removemos sin parar con el batidor de varillas, hasta que espese. En ese momento retiramos del fuego, tapamos con papel film para evitar que haga costra, y dejamos que enfríe. Después la guardamos en el frigorífico hasta el momento de rellenar los canutillos.

Para rellenar las cañas o canutillos, introducimos la crema pastelera en una manga, luego introducimos la boquilla por un extremo del canutillo y apretamos, y luego hacemos lo mismo por el otro extremo, y  listo para servir.

Estos canutillos son una delicia, ideales para un desayuno tardío de domingo, o de un fin de semana de puente como este del Pilar, son perfectos también para una merienda acompañando un café con leche o una infusión, y por supuesto como postre con un rosetón de nata como acompañamiento o un coulis de frutos rojos por ejemplo.

Y por hoy nada más, nos vemos dentro de unos días con nueva receta. Hasta entonces.

Un abrazo.

lunes, 27 de septiembre de 2021

Flan de huevo


En alguna ocasión os he hablado de mis gallinas felices, pues ellas me permiten elaborar dulces exquisitos como el que os muestro hoy, el flan de huevo, esta vez en tamaño extra grande. Hace tanto que saqué la foto que no recuerdo cuando lo preparé, pero supongo que había invitados ese día porque normalmente lo hago en otra flanera más pequeña.

Es de mis postres favoritos, y ya sabéis que no tiene ninguna complicación, simplemente es batir la mezcla y cocerla en el horno al baño María hasta que cuaje.

La diferencia en el resultado final vendrá dada por la utilización de un caramelo casero, el empleo de huevos ecológicos o camperos, porque aparte de tener mejor sabor tienen menos agua, y también el empleo de leche entera, que le aportará más cremosidad.

Si os gusta darle más aroma, podemos optar por infusionar la leche con canela en rama y cáscara de limón, o con una vaina de vainilla.

Luego habréis visto flanes con burbujas en su interior y otros sin ellas, eso va por gustos, y dependerá de la temperatura del agua que utilizamos para el baño María, el que las tenga o no. Si queréis un flan con una masa compacta sin agujeritos, el agua no puede llegar a hervir en el horno, por lo tanto necesitaréis más tiempo de horneado y a una temperatura inferior, de 150º a 160º. Por el contrario si queréis un flan con burbujas, tenéis que hornearlo a 180º.

Para preparar este postre tan delicioso necesitáis los siguientes ingredientes:

Para el caramelo
-120gr. de azúcar
-unas gotas de zumo de limón

Para el flan
-10 huevos
-1 litro de leche
-150gr. de azúcar

Opcional
-1 rama de canela
-cáscara de un limón

O bien
-1 vaina de vainilla

Preparación:

Comenzaremos por preparar el caramelo, para ello ponemos un recipiente al fuego, añadimos el azúcar y unas gotas de limón, y dejamos al fuego hasta que empiece a coger un ligero color dorado, a partir de ahí vamos removiendo poco a poco hasta que todo el azúcar esté disuelto, y en ese momento retiramos del fuego y cubrimos la base y las paredes de la flanera ó flaneras individuales. Reservamos.

Si optáis por aromatizar la leche, empezamos por ponerla en un cazo al fuego (tened en cuenta que debéis echar algo más de un litro, porque al hervir, parte se evapora), añadimos una rama de canela y la cáscara de un limón (sólo la parte amarilla), o bien una rama de vainilla abierta por la mitad, y retirándole los granos con un cuchillo (se añade todo, los granos y la vaina).Cuando la leche levante el hervor, apagamos el fuego, y dejamos que enfríe para que vaya cogiendo el aroma de la canela o la vainilla según el caso.

Una vez que tengamos la leche fría, la pasamos por un colador para retirar la canela y el limón, o la vaina de vainilla, según lo que hayamos utilizado.

A parte batimos los huevos, disolvemos el azúcar en la leche y mezclamos con los huevos, y finalmente vertemos la mezcla en la flanera y horneamos al baño María hasta que haya cuajado. En ese momento retiramos del horno, dejamos enfriar a temperatura ambiente, y luego lo dejamos en la nevera porque es bien fresquito cómo más rico está.

Si lo hacéis de un día para otro estará mejor si cabe, porque se asientan los sabores.

Se desmolda en el momento de servir.

Hasta pronto. Saludos

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Casita de galletas de Navidad


Es una tradición hornear galletas por Navidad, y aunque este año no he podido hacerlo, tenía en la carpeta de borradores una casita de galletas que hice el año pasado y aprovecho ahora para compartir con vosotros las fotos, y la receta por supuesto.

No os negaré que es un trabajo un tanto laborioso, pero tuve la ayuda de una amiga que se encargó de hornearme las galletas, yo lo que hice fue elaborar la masa, ensamblar las piezas y decorarla. 

Yo ya tenía en mente hacer una casita de galletas, y esta amiga tenía que hacerle un regalo a un niño y coincidimos en que era una buena idea la casita de galletas, así matábamos dos pájaros de un tiro.

Lleva chuches en su interior, y también en la decoración, demasiadas para mi gusto pues yo hubiera preferido un diseño mas navideño, pero me tuve que adaptar.

Para elaborarla tenéis que disponer de un juego de moldes con todas la piezas que hay a la venta en tiendas de repostería, o bien imprimir algún diseño que encontréis, recortarlo y utilizarlo como plantilla. En este caso opté por esta última opción, no obstante tuvimos un fallo, y es que nos olvidamos de la chimenea, pero como no vamos a hacer fuego en ella, tampoco pasa nada ;)
Os digo ya lo que necesitáis para prepararla

Ingredientes:

-400gr. de harina de repostería
-200gr. de mantequilla a temperatura ambiente
-1 huevo
-1 yema de huevo
-120gr. de azúcar
-unas gotas de esencia concentrada de anís
-una pizca de sal

Para la glasa de unir las piezas
-1 clara de huevo (preferiblemente pasteurizada)
-200gr. de azúcar glass
-5 gotas de vinagre de manzana

Para la decoración
-chuches variados y lacasitos

Preparación:

Tamizamos la harina sobre la encimera. Hacemos un hueco en el centro como si se tratase del cráter de un volcán. En él echamos los restantes ingredientes: la mantequilla cortada en daditos, el huevo, la yema, el azúcar, la esencia de anís y la sal.

Con las manos amasamos el conjunto hasta formar una masa homogénea. No hay que amasar mucho tiempo, solo lo necesario para que se integren bien todos los ingredientes, y luego formamos una bola y la dejamos reposar durante una hora en el frigorífico, cubierta con papel film.

A continuación colocamos una lámina de film transparente sobre la encimera, y ponemos en el centro la masa, por encima ponemos otra lámina de film transparente, y después con un rodillo de cocina aplanamos hasta que la masa quede de un grosor aproximado de unos 3mm. Luego retiramos la lámina de plástico de arriba, y con los moldes cortapastas o colocando encima la plantilla, según lo que usemos, vamos cortando las galletas y las colocamos en la bandeja del horno, sobre papel sulfurizado.

Seguidamente precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo, las horneamos por espacio de 10 minutos aproximadamente, cuidando que no se doren en exceso.
Finalmente las sacamos del horno, y las dejamos enfriar sobre una rejilla antes de decorarlas.

Mientras las galletas enfrían, preparamos la glasa, para ello batimos las claras ligeramente, añadimos las gotas de vinagre, y después vamos añadiendo el azúcar glass poco a poco, sin dejar de remover. Para que os hagáis una idea, os quedará una pasta de una consistencia parecida a la pasta de dientes. 

Con esta glasa, conocida con el nombre de glasa de escritura o glasa de delineado, uniremos las distintas galletas para formar la casita, pero antes de eso utilizaremos esta misma glasa para hacer las tejas, para ello introducimos toda la glasa en una manga pastelera con una boquilla del número 2 ó 3, después empezaremos pegando la boquilla a la galleta, apretamos un poco y levantamos hacia arriba formando un ángulo de unos 45º, presionando siempre de manera suave y constante sobre la manga, avanzamos llevando el cordón de glasa en el aire en todo momento, hasta llegar al final, que de nuevo pegamos la boquilla a la galleta y retiramos. Se trataría de hacer un enrejado de líneas verticales y horizontales que se asemeje a un tejado.

Finalmente con la glasa restante vamos pegando las diferentes piezas de la casita, esperando a que se seque la última que hemos puesto antes de añadir una pieza nueva.

Cuando todas estén ensambladas, y la casa haya tomado forma, la decoramos con chuches y lacasitos al gusto de cada uno, y los que nos sobren los introducimos en el interior por la puerta y las ventanas.

Por último envolvéis vuestra obra en una lámina de polipropileno transparente, la decoráis con una cinta y una etiqueta, y seguro que  al niñ@ que la reciba se le dibuja una preciosa sonrisa en su rostro.

Para finalizar os dejo con otras imágenes de la casita, y por hoy me despido hasta el próximo día.

Que seáis muy felices. Un abrazo y gracias por seguirme.


Vista frontal

Vista lateral

Envuelta para regalar

viernes, 30 de octubre de 2020

Galletas con forma de calabaza para Halloween



Hoy os traigo unas galletas cuya receta saqué de un libro que me regalaron por un cumpleaños, y se titula "111 galletas con 1 masa"

Es una masa muy fácil y resulta ideal si lo que queremos al final es decorar las galletas, tanto si es con fondant como hice yo en esta ocasión, como con glasa.

Respecto a la decoración siendo hoy el último día de octubre, la temática es casi obligado que sea de halloween, así aproveché para estrenar unos moldes con forma de calabaza que llevan un par de años al menos en la alacena de la cocina.

Sin más rodeos, os detallo a continuación la lista de

Ingredientes:

-125gr. de harina de repostería (sirve harina común de todo uso)
-1 yema de huevo
-50gr. de azúcar
-1 pizca de sal
-100gr. de mantequilla a temperatura ambiente
-la ralladura de un limón
-fondant para decorar (podéis ver la receta pinchando aquí)
-colorantes alimentarios en gel

Preparación:

Comenzamos tamizando la harina en la encimera, y hacemos un hoyo en el centro como si se tratase del cráter de un volcán. Echamos en él la yema de huevo, el azúcar, la sal, la mantequilla cortada en cubitos y la ralladura del limón.

Trabajamos todos los ingredientes con las manos hasta obtener una mezcla homogénea y formamos una bola. La envolvemos en papel film y la dejamos en el frigorífico al menos dos horas.

Después precalentamos el horno a 180 ºC y forramos una bandeja con papel vegetal. Espolvoreamos un poco de harina en la encimera y con un rodillo estiramos la masa hasta dejarla de un grosor de unos 4mm, después cortamos las galletas con el cortapastas y las colocamos en la bandeja, luego las horneamos a media altura, con calor arriba y abajo, hasta que cojan un ligero color dorado. Seguidamente retiramos del horno y dejamos enfriar dentro de la bandeja, la cual colocaremos sobre una rejilla para que circule el aire por abajo.

Una vez frías, toca decorarlas con el fondant, el cual lo podéis comprar o bien prepararlo vosotros en casa con la receta cuyo enlace os dejo en la lista de ingredientes. Si lo hacéis en casa tenéis que colorearlo, para ello os aconsejo que utilicéis colorante en gel, pues es fácil de teñir con él, y al ser en gel no cambia apenas la textura del fondant, cosa que sí ocurriría con los colorantes líquidos.

Si hacéis calabazas como hice yo en esta ocasión, necesitaréis el color negro, el color verde y el color naranja. Yo uso siempre colorantes de la marca Wilton porque van muy bien, y se mezclan fácilmente. En este caso necesitaba el color negro, el verde y el naranja. Los dos primeros los tenía, pero el naranja no, y para hacerlo mezclé 1/3 de color rojo magenta con 2/3 de color amarillo.

Para colorear el fondant, hacéis una bola con él, luego con los dedos formáis un hueco en el centro, y con la ayuda de un palillo vais echando poco a poco y amasando con las manos hasta conseguir la intensidad deseada. Para no mancharos las manos os aconsejo que utilicéis unos guantes de látex deshechables.

Finalmente solo queda cortar el fondant con el cortapastas y colocarlo encima de la galleta. Para pegar el fondant a la galleta podéis utilizar pegamento alimentario que venden en las tiendas especializadas de repostería, pero sirve perfectamente (y es más natural) la mermelada. Untáis una finísima capa de mermelada sobre la galleta y encima colocáis el fondat. Después se deja secar durante unas horas, y cuando esté seco si tenéis niños en la familia o en vuestro entorno más cercano, metéis una galleta de estas en una bolsa de las que se utilizan para las chuches, la atáis con una rafia y seguro que les hace una ilusión enorme cuando la reciban.

Y con esto finalizo por hoy, nos vemos pronto. Espero y deseo que disfrutéis del fin de semana aunque las circunstancias no son muy propicias.

Un abrazo

lunes, 26 de octubre de 2020

Pan de Muerto


El Pan de Muerto, es un pan dulce típico de México, país en el que la celebración del Día de Muertos (conocido aquí en España como día de Difuntos) es una de las más importantes del calendario religioso y cultural del país, al punto de que en el año 2003 la UNESCO declaró la festividad dedicada a los muertos en México como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Aunque de entrada pueda resultar un tanto contradictorio, en esta festividad los mexicanos celebran “la vida” de los seres queridos que han fallecido. Con las celebraciones que tienen lugar desde el 31 de octubre al 2 de noviembre, se honra a los fallecidos con elementos que demuestran que los difuntos siempre estarán invitados a la mesa de los vivos, de hecho se considera que durante esos días el espíritu de los muertos regresa a reunirse con sus familiares, los cuales para honrarles levantan altares.

En los altares no puede faltar una foto del difunto, también la flor simbólica de estas festividad conocida como Flor de Cempasúchil, de color amarillo-anaranjado, por cuyo color y olor es la encargada de conducir a los difuntos hacia la ofrenda. En esos altares colocan también cirios, agua para que las almas calmen su sed después de un largo viaje y repongan fuerzas para el camino de vuelta. También colocan sal como elemento purificador para que las almas no se corrompan en su viaje de vuelta al más allá, y por supuesto no puede faltar la comida preferida del difunto, y en este apartado nunca falta el protagonista por excelencia de esta celebración: el pan de muerto.

No existe una sola receta ni una sola forma para el pan de muerto, pues varía según la zona del país, pero el más común es el que os presento hoy, el cual como no podía ser de otra forma, también está cargado de simbolismo.

Como podéis ver en la foto, se trata de un bollo redondo, y esa forma redonda representa el ciclo de la vida, arriba lleva unas tiras de masa que representan las extremidades superiores e inferiores del difunto, y encima de todo lleva una bolita más pequeña coronando el pan, la cual representa el cráneo.

Cómo me gustaría visitar México en esta época del año..., es de esas cosas que me gustaría vivir una vez en la vida, pero toca esperar porque tal y como está el panorama no está la cosa para viajar, y por otra parte no me atrevo a cruzar el charco con mi madre enferma, de modo que ojala tarde muchísimo en poder cumplir ese sueño porque eso significará que mi madre me acompañará mucho años más, y ese sin duda alguna es mi principal deseo.

Pero aunque lo de viajar a México tendrá que esperar, lo que sí he hecho ya ha sido probar su famoso pan de muerto y os aseguro que está absolutamente delicioso. Lo haré muchas más veces porque nos encantó.

He visto varias recetas por la red, y al final me decanté por esta que podéis ver pinchando aquí, pues su autora es toda una experta en lo que a elaboración de masas se refiere.

Si hacéis como yo, y utilizáis una amasadora o una panificadora, el proceso es mucho más sencillo, porque a mano hay que amasar bastante tiempo para que se desarrolle el gluten y para los que no les guste trabajar con masas puede resultar bastante tedioso.

Y sin más dilación, os detallo la lista de ingredientes:

Para el prefermento

-70gr. de harina de fuerza
-90gr. de leche entera
-2 huevos medianos
-21gr. de levadura fresca (ó 7gr. de levadura seca)
-20gr. de azúcar

Para la masa

-Todo el prefermento
-330gr. de harina de fuera
-80gr. de azúcar
-5gr. de sal
-95gr. de mantequilla sin sal
-1yema de huevo
-1 cucharadita de agua de azahar
-ralladura de 1 naranja

Preparación:

Empezamos preparando el prefermento, para ello ponemos la leche al fuego, y cuando empiece a levantar el hervor apartamos del fuego y dejamos reposar hasta que esté tibia, en ese momento añadimos la levadura, desleímos, y añadimos el azúcar y los huevos ligeramente batidos, mezclamos todo bien y por último echamos la harina, mezclamos hasta que esté integrada y luego dejamos en un lugar cálido hasta que triplique el volumen. A mí me tardó 30 minutos y la tenía tapada con papel film cerca de la cocina de leña con una temperatura ambiental en torno a los 25ºC.

Cuando el prefermento haya triplicado el volumen, removemos con una cuchara, y dejamos reposar de nuevo hasta que de nuevo triplique el volumen. Cuando eso vuelva a suceder removemos nuevamente con una cuchara y dejamos que vuelva a triplicar el volumen por tercera y última vez (tened mucho cuidado, porque la segunda y tercera vez la masa del prefermento tarda mucho menos en subir y triplicar el volumen, de modo que no os vayáis lejos y no la perdáis de vista).

Cuando haya subido por tercera vez volvemos a remover con una cuchara para que baje, y echamos todo el prefermento en la cubeta de la panificadora. Echamos también la mantequilla a temperatura ambiente, la yema de huevo, la ralladura de naranja, una cucharadita de agua de azahar, el azúcar, la harina y la sal y seleccionamos el programa de solo amasado que en mi máquina es el número 11 y tiene una duración de 20 minutos. Al finalizar el programa dejo reposar la masa dentro de la cubeta durante 10 minutos y luego vuelvo a iniciar el mismo programa para continuar amasando otros 20 minutos más. De nuevo dejo reposar la mas otros 10 minutos y después la saco de la cubeta y le doy forma a los bollos.

Para darle la forma característica apartamos 95gr. de masa para hacer el cráneo y los huesos de las extremidades. La masa restante la dividimos en dos partes iguales, le damos forma redonda y colocamos en una bandeja de horno sobre papel sulfurizado.

A los 95gr. de masa que habíamos apartado le añadimos 5gr. de harina e integramos bien. Esto se hace para que cuando formemos los huesos que representan las extremidades éstos mantengan bien la forma. Después dividimos esta masa en cuatro trozos de 20gr. y dos trozos de 10gr. Con los primeros haremos los huesos para ello formamos unos bastoncillos o cilindros rodando la masa sobre la superficie de trabajo y luego presionando con los dedos anular, corazón e índice damos forma a las articulaciones. Después colocamos dos cruzados sobre cada bollo y encima coronamos con una bolita en cada uno de los bollos que formaremos con las dos porciones de 10gr. de masa que teníamos reservada.

Con el pan de muerto ya formado ahora hay que cubrirlo con papel film untado en aceite para que no haga costra por encima y esperar a que doble el volumen, para ello yo los pongo dentro del horno cerrado a 30ºC para acelerar el proceso.

Cuando han crecido el doble, los retiro del horno, subo la temperatura del mismo con calor arriba y abajo hasta los 150ºC, mientras retiro el papel film de encima de los bollos, los espolvoreo por encima con azúcar, y cuando el horno haya alcanzado la temperatura seleccionada, los introduzco en el horno y cambio el fuego dejándolo solo por abajo. Después cuando los bollos alcanzan un bonito color dorado por encima apago el fuego, retiro la bandeja del horno y la coloco sobre una rejilla hasta que enfríen.

Después ya solo queda preparar un chocolate bien caliente y disfrutar de este rico pan tan cargado de sabor y simbología.

Espero que os haya gustado mi receta de hoy. Dentro de unos días volveré con una nueva propuesta. Mientras tanto que seáis muy felices.

Un abrazo

jueves, 23 de julio de 2020

Helado de plátano y mango


Dice el título de la película que las bicicletas son para el verano, y yo añadiría que los helados también.
La verdad es que en cualquier época del año están ricos, pero el placer de degustar un helado en una calurosa tarde de verano es único, y si encima es un helado casero, ya ni os cuento.

Os aseguro que si os acostumbráis a los helados caseros, 100% naturales, los industriales dejarán de gustaros, porque no tienen punto de comparación.

El que os presento hoy combina dos frutas que casan muy bien, el mango y el plátano. El primero le da el sabor característico de esta fruta que a mí tanto me gusta, y el plátano además de sabor le aporta una cremosidad increíble.

El resultado es un helado cremoso, con un sabor absolutamente delicioso y repleto de minerales como el potasio, el magnesio y el fósforo, y vitaminas de vital importancia para nuestro organismo como la vitamina C, E, B6, B9 (ácido fólico) y betacarotenos, unos pigmentos presentes en determinados alimentos que constituyen una fuente fundamental de vitamina A.

Si a lo anterior le añadimos el calcio de lo lácteos estamos ante un alimento rico y muy nutritivo que hará las delicias de grandes y pequeños, a quienes les podéis cumplir el capricho de tomar helados (con moderación obviamente) sin remordimientos. Además si se lo presentáis en unos moldes como los de la foto, de la firma Lekué,  les resultarán aun más apetitosos, y es que además tienen la ventaja de que son muy fáciles de desmoldar y apenas ocupan espacio en el congelador debido a que se pueden apilar unos encima de otros.

Vamos ya con la lista de los ingredientes:

-1 mango maduro
-2 plátanos de Canarias maduros
-125gr. yogur griego (1 yogur)
-200ml de nata líquida 35% M.G.
-100gr. de azúcar
-50gr. de azúcar invertido (receta aquí)

Preparación:

Echamos todos los ingredientes en el un recipiente y los trituramos con la batidora, luego guardamos la mezcla en el frigorífico para que enfríe durante al menos 4 horas. Yo suelo dejarla toda la noche y luego por la mañana preparo el helado.

Para la elaboración del helado, si vuestra heladera no dispone de compresor, el cuenco interior de la misma deberá permanecer 24 horas antes en el congelador. Transcurrido este tiempo estará ya listo para utilizar, para ello introducimos el cuenco en la heladera, y la ponemos en marcha, y a continuación con la máquina en marcha vamos vertiendo la mezcla que teníamos enfriando en el frigorífico, y se deja mantecando durante unos 30 minutos.

Trancurrido ese tiempo, introducimos el helado en moldes individuales y los guardamos en el frigorífico. También podemos guardarlo en un solo recipiente que sea apto para ir al congelador, como por ejemplo  en un tupper,  y luego ir sacando porciones a medida que se necesiten con una cuchara de helado.

En el caso de que no tengáis heladera podéis igualmente preparar este helado en casa, para lo cual una vez triturada la mezcla la ponemos en el congelador durante 2 horas, al cabo de este tiempo se empezará a notar el proceso de congelación, removemos la mezcla con una cuchara y devolvemos al congelador. Cuando hayan trancurrido 3 horas más repetimos el mismo proceso, volvemos a congelar de nuevo una vez más durante otras 3 horas, luego los sacamos, removemos bien y por último guardamos en moldes individuales o en un molde grande, y listo para disfrutar cuando más nos apetezca.

Cómo podéis ver más fácil imposible, así que no tenéis excusa para no preparar en casa este rico helado. Si os animáis seguro que repetís.

Si me lo permitís, esta receta se la dedico a mi adorado padre, que es hoy su cumpleaños. Felicidades papá. Te quiero y te echo mucho de menos. ¡Espérame!

Bueno, pues con un rico y refrescante helado de plátano y mango me despido por hoy. Dentro de unos días si nada lo impide volveré con una nueva receta. Mientras tanto solo me queda desearos que seáis muy felices.

Un abrazo

martes, 14 de julio de 2020

Clafoutis de cerezas


Hoy por fin he sacado un hueco para sentarme delante del ordenador y así poder compartir con vosotros una receta muy rica y propia de esta época de finales de primavera y principios del verano, pues lleva como ingrediente principal las cerezas, y es en esa época cuando están en temporada. 

Ahora a mediados de julio todavía las encontraréis en los mercados pero pronto se acabarán así que o me daba prisa por compartir ya la receta o sino iba a quedar un año en borradores esperando la nueva temporada de esta deliciosa fruta. 

La receta que hoy os presento es una tarta conocida como clafoutis de cerezas, la cual es originaria de la antigua región francesa de Limosín, que ocupaba la parte occidental del Macizo Central.
Clafoutis proviene del verbo “clafir” que significa rellenar, en este caso sería rellenar la masa con cerezas.

La masa de la clafoutis se elabora con huevos, harina, mantequilla, leche ó nata (para mi gusto muchísimo mejor nata) y azúcar. Es de consistencia parecida a la de las crepes, es decir, bastante líquida, y se cuaja durante la cocción, de manera que se desaconseja el uso de recipientes desmoldables para hornearla porque se podría derramar parte del líquido durante la cocción. 

Se puede tomar fría y también tibia, y las cerezas aunque mucha gente las deshuesa tradicionalmente se emplean con hueso, porque así la cereza conserva sus jugos y evitamos que la masa se “humedezca”, y también porque según los muy sibaritas al cocer en el horno el hueso, éste le aporta un agradable sabor a la tarta. Respecto a esto último, he de decir que la he hecho varias veces tanto con huesos como sin ellos, pero mi paladar no ha apreciado diferencias sustanciales, salvo en la presentación, dado que el contraste de color entre la masa y las cerezas es más intenso, sino los jugos de las cerezas tiñen de color oscuro la masa y para mi gusto no queda tan bonita, pero bueno, son gustos y cada uno tiene los suyos.

Y ya sin más paso a detallaros la lista de ingredientes:

-80gr. de harina de todo uso
-80gr. de azúcar
-40gr. de azúcar vainillado
-30gr. de mantequilla
-3 huevos
-250gr. de nata 35% M.G.
-cerezas (las necesarias para cubrir la base del molde)
-azúcar glas para espolvorear por encima (opcional)

Preparación:

Si optáis por retirar los huesos de las cerezas esa sería la primera labor a realizar. Si le dejáis el hueso, se le saca el rabito, se lavan bien bajo el grifo, luego se escurren y se cubre con ellas la base del molde, previamente untado con un poco de mantequilla y espolvoreado con harina (la mantequilla y la harina para el molde no figura en la lista de ingredientes)

Lo siguiente es preparar la masa, para ello echamos en un recipiente los huevos, el azúcar normal y el vainillado, la harina, la mantequilla a temperatura ambiente y la nata. Con la batidora batimos bien toda la mezcla, y vertemos sobre las cerezas solo con que las cubra, y luego llevamos al horno, que habremos precalentado a 180º y la dejamos hasta que la masa cuaje y coja un bonito color dorado por encima.

Como veis más fácil de preparar imposible, y el sabor es exquisito. El contraste del dulce de la  masa con el ácido de la fruta es irresistible. Por algo su popularidad traspasó fronteras y hoy es una tarta mundialmente conocida.

Espero que os haya gustado mi receta de hoy, y si es así que os animéis a prepararla. Todavía quedan cerezas pero no os despistéis que pronto se acaban y luego toca esperar todo un año ;)

Un saludo y hasta pronto.

jueves, 30 de abril de 2020

Donuts caseros con glaseado


Hace unos días subí las fotos a facebook e instagram de unos donuts que llevaba años sin hacer, y a raíz de eso varias personas me pidieron la receta, de modo que aunque tengo más de cincuenta recetas pendientes en la carpeta de borradores esperando a ver la luz, y no tenía pensado publicarla por el momento, hoy le toca a los donuts.

 No solo os voy a  dar la receta, sino que visto el interés que despertaron mis donuts, al final os daré una serie de consejos para que nada quede fuera de control en el caso de que os animéis a prepararlos y que el resultado no sea el esperado por vosotros, sino que sea mucho mejor del que podáis imaginar, porque os aseguro que si seguís los consejos lograréis unos donuts caseros que os sorprenderán, tan tiernos como los comprados, e incluso más ricos y lógicamente más sanos, así que paso ya a detallaros lo que necesitáis para prepararlos.

Ingredientes:

-250ml de leche entera
-500gr. de harina de fuerza
-70gr. de azúcar
-1 huevo
-50gr. de mantequilla
-25gr. de levadura fresca de panadería ó 9gr. de levadura deshidratada de panadería
-una pizca de sal
-cáscara de media naranja
-cáscara de medio limón
-1/2 vaina de vainilla o 1 cucharada de vainilla líquida
-4 vainas de cardamomo (opcional)
-aceite de girasol para freír.
Para la glasa:
-250gr. de azúcar glas
-6 cucharadas de agua (ver consejos y observaciones al final)
-1cucharada de zumo de limón

Preparación:

La masa de los donuts la podéis preparar en la panificadora, en la amasadora, en la thermomix, e incluso a mano. Yo en esta ocasión la hice en la panificadora, pero os indicaré también cómo hacerlos en la thermomix y cómo hacer para amasarlos a mano.

Independientemente de dónde amasemos, lo primero que debemos hacer es aromatizar la leche, para ello ponemos al fuego 300ml de leche (no me he equivocado, he puesto en los ingredientes 250ml porque esa es la cantidad que realmente necesitamos, pero debemos echar algo más porque al hervir se evapora y si echamos la cantidad justa luego no obtendremos los 250ml que nos hacen falta) junto con las cáscaras de naranja y limón, la media vaina de vainilla abierta por la mitad longitudinalmente, y las semillas de cardamomo. Tan pronto como levante el hervor, apartamos del fuego y dejamos enfriar.

Para preparar la masa en la panificadora, colamos la leche para retirar las cáscaras de los cítricos, la vainilla y el cardamomo y echamos 250ml en la cubeta, junto con el azúcar, la sal, el huevo, la harina y la levadura por ese orden. A continuación seleccionamos el programa de amasado con fase posterior de levado, que en mi máquina es el número 7, y tiene una duración de 1hora y 30 minutos, de los cuales los primeros 20 minutos son de amasado y los restantes de levado. Finalizado el programa, retiramos la masa de la cubeta a una superficie untada con aceite de girasol, desgasificamos y con ayuda de un rodillo de cocina estiramos la masa dejándola con un grosor de aproximadamente 1cm. Después cortamos los donuts de un diámetro aproximado de 10cm. para ello hay unos cortadores especiales, pero si no los tenéis os podéis ayudar de un vaso por la parte del borde, y para el hueco central podéis emplear un tapón de una botella como el de la coca cola por ejemplo. Después los vais colocando sobre cuadraditos de papel de hornear  untados también en aceite de girasol. Cuando los tengáis todos cortados y colocados sobre los trozos de papel de hornear, los cubrís con film transparente, y dejáis que vuelvan a subir un poco, al menos 30 minutos si la temperatura ambiente es alta, sino necesitarán más tiempo, incluso hasta 1 hora.

Seguidamente ponéis un cazo alto y estrecho con aceite de girasol al fuego, dejáis que coja una temperatura ni muy alta ni demasiado baja, y vais echando los donuts de uno en uno en el aceite, cogiéndolos por el papel de hornerar, dejando que se doren primero por una parte y luego le dais la vuelta y los dejáis dorar por la otra. A continuación los vais retirando a una fuente sobre papel absorbente.
Al terminar de freír todos los donuts, se prepara la glasa para ello en un cuenco mezclamos el azúcar glas, el agua y el zumo de limón, y después con un pincel de cocina pintamos todos los donuts con la glasa, y dejamos secar sobre una rejilla entre 15 y 30 minutos, y listos ya para degustar. 

Así, recién hechos, es como mejor están, porque con el tiempo se resecan, para ello es importante meterlos en una lata o sino cubrir el recipiente en el que estén con papel film, para que no entre aire y se mantengan frescos el máximo posible, y aun así no aguantan mucho. Al día siguiente de hacerlos ya no saben igual, es lo malo que tienen. 

Si en lugar de la panificadora optáis por amasar a mano, que sepáis que no tiene ninguna dificultad, en ese caso tamizamos la harina y la echamos en un cuenco,  la mezclamos junto con la sal y el azúcar. Luego hacemos un hueco en el centro como si se tratase del cráter de un volcán, y en él añadimos la levadura disuelta en la leche, el huevo ligeramente batido y la mantequilla a temperatura ambiente, y mezclamos bien con una cuchara o una espátula de madera hasta que ya no se pueda seguir trabajando la masa con ella.

En ese momento espolvoreamos una pizca de harina en la encimera y seguimos amasando durante aproximadamente unos 10 ó 15 minutos, hasta conseguir una masa lisa, sin ningún grumo, y que no se pegue a la superficie de trabajo.

Después pasamos de nuevo la masa al  cuenco en el que se inició el amasado, tapamos con papel film, esperamos a que doble el volumen, lo cual dependerá de la temperatura ambiente, y cuando eso suceda, desgasificamos, estiramos con el rodillo, los cortamos, los dejamos levar nuevamente tapados con papel film, y después los freímos y finalmente los pincelamos con la glasa de la misma manera que comenté más arriba.

Para preparar la masa en la amasadora,  simplemente añadimos todos los ingredientes en el vaso, dejamos amasando entre 10 ó 15 minutos, luego esperamos a que leven hasta que doblen el volumen, después desgasificamos, estirarmos la masa con el rodillo, cortamos los donuts, los dejamos tapados para que vuelvan a levar y luego freimos  y pincelamos con glasa.

Por último si optáis por la thermomix para prepararlos debéis seguir los siguientes pasos:

1- Echamos la leche en el vaso, y programamos 1minuto/ temperatura 37º/velocidad 1
2- Añadimos la levadura y programamos 30 segundos / velocidad 3
3- A continuación echamos en el vaso el resto de ingredientes: el azúcar, la mantequilla, el huevo, la harina y la pizca de sal y programamos 3 minutos/ sin temperatura/ velocidad espiga. Al terminar dejamos que la masa leve hasta que suba por el bocal.
4- Cuando la masa asome por el bocal, programamos de nuevo 1 minuto/ sin temperatura/ velocidad espiga para desgasificarla
5- Sacamos la masa del vaso y la echamos sobre la encimera untada con aceite de girasol, la extendemos con un rodillo, y seguimos con la secuencia ya descrita que consiste en cortar los donuts, dejar que leven de nuevo, freirlos y por último  pincelarlos con la glasa.

Consejos y observaciones:

-En la lista de ingredientes os hablo del cardamomo para perfumar la leche. Esta especia muy utilizada en la cocina hindú, no es fácil de encontrar en las tiendas de alimentación, pero imagino que en las herboristerías lo encontraréis sin dificultad, pues tiene varias propiedades medicinales.

En todo caso en la sección de gourmet del Corte Inglés la tienen porque en alguna ocasión las compré allí. También en internet están a la venta. Las que tengo ahora en casa las compré por Amazon.

Es verdad que esta especia le da un aroma especial a los donuts, pero no es imprescindible en absoluto, eso sí, en caso de que no la utilicéis os aconsejo que en lugar de emplear la cáscara de media naranja  para perfumar la leche, echéis la cáscara completa de la naranja.

-Respecto a lo de perfumar la leche, a mí parecer, es lo que marca la diferencia entre unos donuts ricos, y unos donuts irresistibles. Si no perfumamos la leche, no aportamos aroma, y al final el donuts no dejará de ser una masa dulce, tierna y esponjosa, pero sin más.

Respecto a este mismo tema, en la lista de ingredientes os menciono las vainas de vainilla o bien la vainilla líquida. A los más puristas nos gusta más el producto natural, es decir la vainilla en vaina, pero la esencia de vainilla también le aporta mucho aroma. Lo único que en caso de optar por esta opción la añadáis a la leche una vez que haya hervido con las cáscaras de los cítricos y haya enfriado.

-En el desarrollo de la receta os hablo de ir colocando los donuts una vez cortados sobre cuadraditos de papel de hornear untados con aceite (cada donut en un cuadradito) Esto se hace para que al trasladarlos hasta  el aceite donde los vamos a freír, como han estado levando y han crecido, y si los tocamos con las manos pierden volumen y se deforman.

Se trataría de coger el donut en el papel, y  volcarlo sobre el aceite con cuidado de no quemarse. Si os da miedo que os salte aceite y os podáis quemar, echad el papel también dentro, luego con una pinza de cocina cuando le vayáis a dar la vuelta al donut para que se dore por la otra parte, retiráis el papel sin peligro.

-Respecto a la glasa con la que se pincelan los donuts, necesitáis 6 cucharadas de agua si se utiliza azúcar glas del comprado porque ese contiene almidón, pero si utilizáis azúcar blanco normal del que tenéis en casa y lo pulverizáis vosotros con la thermomix u otro robot de cocina, entonces en lugar de 6 cucharadas, poned sólo 4 cucharadas de agua.

-Por último, para freír los donuts os aconsejo que utilicéis un cazo estrecho y hondo por, dos motivos. Primero porque así es más económico ya que vais a utilizar menos aceite, y segundo y  fundamental, porque es conveniente freír los donuts de uno en uno, pues así la temperatura del aceite se mantiene constante y es más fácil de controlar, ya que la temperatura del aceite es fundamental porque si está muy alta, se dorarían muy pronto por fuera pero quedarían sin terminar de hacer por dentro, y si está muy baja, absorben aceite y no quedarían bien. Los donuts deben resultar tiernos, esponjosos, pero nada aceitosos. De hecho el aceite de la fritura apenas baja después de haberlos freído todos.


Mirad cómo queda el glaseado, y en la foto del corte, que podéis ver abajo, se aprecia perfectamente la esponjosidad.


Bueno, pues con todos estos consejos espero que si os animáis a prepararlos no tengáis ningún problema, pero si os surge alguna duda me escribís un correo en el formulario de contacto, y en cuanto me sea posible gustosamente os responderé.

Y por hoy nada más, feliz fin de semana. Hasta la próxima

sábado, 12 de octubre de 2019

Bizcocho de Anís y Aceite de Oliva


Sigo sin recuperar la rutina en el blog, en parte porque estoy siendo un poco vaga últimamente, pero también porque llevo una temporada fatal de la alergia, suerte que anuncian lluvias y eso me vendrá bien.

Hace unos días, aprovechando un momento de tregua que me dio la enfermedad, decidí hacer un bizcocho que hacía mucho tiempo que no preparaba, un bizcocho de anís y aceite de oliva.

Sí, no me equivoqué, habéis leído bien, lleva aceite de oliva, pues aunque normalmente cuando se añade aceite a los bizcochos se suele utilizar aceite de girasol para que no le aporte sabor, en este caso el aceite se calienta en el fuego junto con los granos de anís para aromatizarlo, de modo que el sabor que le aporta al bizcocho es muy sutil, apenas lo notaréis, pero le da una esponjosidad y un toque en el paladar muy interesante. Es un ingrediente que si lo añades apenas lo notas, pero si lo cambias por un aceite de semillas, notas que le falta algo al bizcocho.

No creáis que es el único dulce que incluye el aceite de oliva entre sus ingredientes, hay varios, ahora mismo me vienen a la memoria las aceitadas, típicas de la Semana Santa zamorana o las gachas dulces típicas de Jaen que se suelen tomar el Día de Todos los Santos.

El aceite que utilicé para hacer este bizcocho fue un aceite de oliva de la variedad hojiblanca de la empresa gallega Aceites ABRIL. Si os animáis a prepararlo en casa y queréis utilizar el mismo aceite que he empleado yo, esta empresa tiene tienda online, podéis acceder a ella pinchando aquí, o si lo preferís también lo podéis encontrar en Amazon.

Sin más dilación, paso a daros la lista de ingredientes:

-3 huevos
-1 yogur natural (el vaso del yogur vacío se usará como medida)
-3/4 vaso de Aceite ABRIL variedad hojiblanca 
-1 vaso de azúcar
-3 vasos de harina de repostería
-1 sobre de levadura en polvo
-2 cucharadas soperas de anís en grano
-una pizca de sal
-unas gotas de esencia de anís 

Preparación:

La noche anterior ponéis al fuego el aceite en una olla, cuando esté caliente añadís el anís en grano, mezcláis un poco y rápidamente retiráis la olla del fuego para que no se quemen las semillas, y lo dejáis infusionar hasta el día siguiente.

Con el aceite ya frío e infusionado, retiráis las semillas con un colador fino, y reserváis.
Seguidamente en un bol añadís los huevos junto con el azúcar y con un batidor de varillas mezcláis hasta que hayan doblado el volumen y el azúcar se haya disuelto.

Seguidamente añadís la esencia de anís, el aceite de oliva, el yogur natural, y la sal, y seguís batiendo unos minutos más, y a continuación añadís la harina en varias tandas junto con la levadura, mezclando con una espátula con movimientos envolventes.

Por último vertéis la mezcla en un molde previamente untado con mantequilla y espolvoreado con harina para que no se pegue al desmoldarlo (en mi caso utilicé spray desmoldante), y lo introducís en el horno, precalentado a 180º, en la parte central, con calor arriba y abajo, durante aproximadamente 35 minutos.

Si notáis que se quema por la parte de arriba pero al pinchar con un palillo aun no sale limpio, es porque por el centro todavía no está hecho, por lo que para que no se os queme por arriba, lo cubrís con papel de aluminio, y continuáis con la cocción unos minutos más.

Este bizcocho también se puede hacer en la thermomix, queda estupendo y se ahorra mucho trabajo. Para ello los pasos a seguir son los siguientes:

1-Para infusionar el aceite yo no utilizo la thermomix, lo hago de la manera que explico más arriba.
2-Colocamos la mariposa en las cuchillas, añadimos los huevos y el azúcar y programamos: 7 minutos /temperatura 37º / velocidad 3. ½
3- Volvemos a programar 7 minutos/ sin temperatura/ velocidad 3. ½
4-Retiramos la mariposa y añadimos al vaso el aceite, la esencia de anís, el yogur y la sal, y programamos 20 segundos/ velocidad 4
5-Añadimos la harina tamizada y la levadura y programamos 20 segundos/velocidad 5
6-Por último vertemos la mezcla en el molde y procedemos con la cocción de igual manera que por el modo tradicional.

Bueno, pues esto es todo por hoy. La próxima vez volveré, pero no con una receta como es habitual, sino que será un post sobre la IX Xuntanza de Bloggers Gastronómicos Gallegos a la que asistí recientemente, de la que ya os adelanté  algo  por las RR SS, pero que me hace mucha ilusión compartir con más detalle por aquí con tod@s los que me seguís. 

Hasta entonces. Sed muy felices