miércoles, 22 de noviembre de 2023

Tarta americana de calabaza (Pumpkin Pie)

 
Hoy después de muchos días hemos tenido un tiempo maravilloso aquí en Galicia, al menos en el interior de la provincia de La Coruña que es dónde vivo. Al fin he tenido la sensación de que el día me rindió bastante, porque por lo general siento que me pasan las horas y me quedan tareas acumuladas.

En ello también me influye la época del año en la que estamos. Ahora que los días son tan cortitos, si está el cielo cubierto y encima llueve sin parar, me resulta deprimente. Esto creo que lo notamos más en el rural, porque en las ciudades la vida fluye de otra manera.

Al margen de la meteorología, este bajón anímico se debe sobre todo a un hecho desgraciado que he vivido recientemente, y es que el pasado veintiséis de octubre, al sacar los perros por la mañana, dos de ellos se me escaparon (tenemos tres), saltaron el cierre de la finca, y uno que es de raza grande regresó, pero la otra, una perrita de raza beagle, no ha vuelto.

Se llama Maite, es una perrita que llegó a nuestra casa en el año 2019 procedente de la perrera en pésimas condiciones, porque al maltrato y al abandono, se había unido el ataque de su compañera de canil, el cual a punto estuvo de costarle la vida. Venía en los huesos, y poco a poco fue curando las heridas físicas y las del alma.

Primero la trajimos en acogida, pero pronto nos robó el corazón y la adoptamos. No creo que ninguna de las mascotas que he tenido, y han sido varias, me haya querido tanto como me quería Maite a mí. En todo caso puede que tanto sí, pero más es literalmente imposible.

Maite me acompañó en la que junto con la muerte de mi padre, ha sido la etapa más dura de mi vida; la enfermedad de mi madre y el duelo cuando ella falleció en el 2021.

La echo muchísimo de menos, y aunque ha pasado bastante tiempo desde su partida, aun espero un milagro, y pese que la he publicado en muchos grupos de mascotas, grupos de whatsapps, y he puesto carteles por la zona, es posible que alguien de mi entorno esté leyendo esto y no se haya enterado, por eso os dejo su foto para que si la veis, me aviséis.


Dejando este tema a un lado, porque esto es un blog de cocina, hoy os traigo una receta americana de tarta de calabaza, la famosa pumpkin pie, que junto con el pavo, no puede faltar en las mesas de los hogares estadounidenses el día de Acción de Gracias, y que este año se celebra precisamente mañana, 23 de noviembre (se celebra siempre el 4º jueves de noviembre)

Este año he sacado muchas calabazas de la finca, y uno de los días que hice esta tarta, como aun no la tenía en el blog, la fotografié y hoy por la fecha en la que estamos me parece que es el momento perfecto para compartirla con vosotros. Espero que os guste.

Ingredientes:

Para la masa quebrada

-125gr. de mantequilla fría
-250gr. de harina floja de repostería
-1 huevo
-2 cucharadas soperas de agua
-80gr. de azúcar glass
-1 cucharadita rasa de sal

Para el relleno

-700gr. de calabaza cruda, pelada y limpia
-200gr. de queso crema tipo philadelphia
-100gr. de nata para montar
-85gr. de azúcar
-3 huevos (4 si son pequeños)
-1 cucharadita de canela molida
-1/2 cucharadita de nuez moscada
-1/2 cucharadita de jengibre molido
-1/4 cucharadita de clavo molido
-1/4 cucharadita de sal
-ralladura de 1 limón

Preparación:

Comenzamos la preparación de la receta pelando y limpiando la calabaza. Después la cocemos al vapor, o bien en el microondas, durante unos 15 a 20 minutos. Transcurrido ese tiempo, pinchamos con un palillo, y si está cocida, la dejamos enfriar en un colador, para eliminar toda el agua que haya podido soltar al cocerse y evitar con ello que luego la tarta nos quede aguada.

También podéis asar la calabaza en el horno, pero a mí particularmente me gusta más como queda al cocerla.

Mientras la calabaza enfría, preparamos la masa de la base, para ello echamos en un cuenco amplio la harina, la sal y la mantequilla fría, cortada en cubitos pequeños, y mezclamos con la punta de los dedos desmigando la mantequilla con la harina, y evitando utilizar las palmas de las manos para que no se ablande en exceso la mantequilla. Tiene que quedarnos con una textura como de arenilla. En ese momento añadimos el agua, el huevo y el azúcar glas, y trabajamos la masa solo lo necesario para formar una bola. Cuando la consigamos, la cubriremos con papel film, y la dejaremos reposar en el frigorífico durante 30 minutos.

Trascurrido ese tiempo enharinamos ligeramente la superficie de trabajo, y con un rodillo extendemos la masa hasta conseguir una lámina fina, con ella forraremos un molde redondo de 24cm. de diámetro. Os sobrará parte de la masa, pero no os preocupéis porque congela perfectamente para utilizarla en un futuro.

Después colocamos papel de aluminio sobre la masa y encima ponemos un puñado de legumbres (para que no suba al hornearla) y con el horno precalentado a 170ºC, la horneamos durante de 10 a 15 minutos.

Mientras la masa de la tarta se hornea, preparamos el relleno, para ello echamos en un cuenco la calabaza que teníamos reservada, añadimos el queso, la nata de montar, el azúcar, los huevos, las especias y la sal; en definitiva todos los ingredientes del relleno, y con la batidora integramos bien hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa, la cual vertemos sobre la base que habíamos empezado a hornear. Devolvemos al horno, y la dejamos a la misma temperatura anterior (170ºC) entre 60 y 70 minutos.

Por último retiramos del horno, dejamos enfriar, desmoldamos, y es la hora servir una porción, os aconsejo acompañarla con un rosetón de nata.

Pues esta ha sido la receta elegida para hoy. En la próxima publicación os traeré una nueva. 

Gracias por leerme. Un abrazo.

miércoles, 25 de octubre de 2023

Escobas de bruja de hojaldre y chocolate para Halloween


Se acerca Halloween, y aunque personalmente no lo celebro, comparto con vosotros una receta ideal para el postre, el desayuno o la merienda de las fechas que se aproximan.

Se trata de unos pasteles de hojaldre rellenos con crema de cacao, y con forma de escoba de bruja.

Si optáis por preparar el hojaldre en casa, podéis acceder a la receta que tengo publicada en el blog, pinchando aquí. Sino tenéis la opción de comprarlo, y en este caso la dificultad de la receta es prácticamente nula.

Para prepararla necesitaréis los siguientes

Ingredientes:

-1 lámina rectangular de hojaldre
-crema de cacao (Nocilla, Nutela, o similares)
-1 paquete de galletas tipo Mikado (para simular el palo de la escoba)

Preparación:

Si compráis el hojaldre, os aconsejo que utilicéis uno que sea de buena calidad. En el mercadona tienen uno elaborado con mantequilla, y si bien no es como el casero, siempre es mejor opción que los que llevan grasa de palma.

Lo primero que hay que hacer es desenrollar la masa, y cortarla a lo ancho en dos partes iguales.

Una de esas partes la cubrimos con crema de cacao, aunque también podéis utilizar una tableta de chocolate derretida con un poco de mantequilla en el microondas, a intervalos de 30 segundos para que no se queme el chocolate.

Después colocamos encima la otra mitad del hojaldre, y con un cuchillo o un cortador de pizzas, cortamos la masa de nuevo por la mitad, pero esta vez a lo largo y después la dividimos el 4 partes, de manera que nos quedarán 8 rectángulos de aproximadamente la misma medida.

Seguidamente cortamos cada rectángulo en tiras finas desde abajo hasta arriba, dejando un centímetro por la parte de arriba sin cortar. Posteriormente cogemos un palillo largo de madera de los que se utilizan para las brochetas, lo envolvemos en papel de aluminio, y sobre el vamos enrollando cada rectángulo de hojaldre por la parte de arriba donde no cortamos la masa. Procedemos así con los restantes rectángulos hasta terminar de hacer las 8 escobas

A continuación las colocamos en la bandeja de horno, sobre papel de hornear, separamos un poco las tiras de hojaldre para simular mejor las cedras de la escoba, y horneamos a 180º C  en la parte central de horno, con calor arriba y abajo, hasta que tengan un bonito color dorado.

Por último dejamos enfriar, y cuando están frías retiramos el palillo y colocamos en su lugar una galleta tipo mikado, y ya tenemos listas nuestras escobas de bruja, que seguro que cuando las pongáis en la mesa encantan a todo el mundo, sobre todo a los más pequeños.

Termino por hoy. Hasta pronto, un abrazo
 

martes, 17 de octubre de 2023

Arroz Tres Delicias (receta china)



Después de todo el verano sin pasar por aquí, ahora con la llegada del otoño la huerta dejó de dar sus frutos, además terminé con las conservas caseras para surtir la despensa de cara al invierno (tomate frito, pimientos asados, encurtidos, membrillo, mermeladas, etc.), y también se terminaron los encargos de galletas para celebraciones especiales como bautizos, comuniones, bodas e incluso algún que otro cumpleaños.

A todo lo anterior se une la llegada de la lluvia por estos lares, lo cual invita a estar en casa al lado de la cocina de leña, de modo que ahora que tengo más tiempo aprovecho para compartir con vosotros las recetas que he ido elaborando y que tengo todavía sin publicar.

Hoy le toca el turno a un plato chino que todos conocéis; el arroz tres delicias, que podéis encontrar en la sección de congelados de cualquier supermercado, pero que os aseguro que nada tiene que ver con el preparado en casa. Además es un plato muy fácil, que lleva unos ingredientes muy básicos, y que en poco tiempo se tiene listo, de manera que no necesitáis acudir a un restaurante de comida china para disfrutar de este rico plato de arroz.

Os dejo a continuación la lista de ingredientes y su posterior elaboración.

Ingredientes:

-200gr. de arroz de grano largo, preferiblemente arroz basmati
-500ml. de agua
-200gr. de gambas peladas (si las usáis congeladas, el peso es una vez descongeladas, es decir, sin hielo)
-2 lonchas gruesas de jamón cocido
-1 zanahoria no muy pequeña
-1 puñado de guisantes (frescos o congelados, los de conserva no sirven)
-3 huevos camperos (los míos de mis gallinas, pero si los tenéis que comprar os recomiendo los de Pazo de Vilane)
-aceite de oliva virgen extra (el mío de Aceites Abril)
-sal
-2 cucharadas soperas de salsa de soja.

Preparación:

Comenzamos descongelando las gambas y los guisantes por separado, en el caso de que utilicemos estos ingredientes congelados.

Por otro lado medimos el arroz, y lo lavamos bien bajo el grifo hasta que el agua salga limpia. Dejamos que escurra en un colador. Reservamos

A continuación limpiamos la zanahoria y la cortamos en cubitos. Reservamos.

Las lonchas de jamón las cortamos también en tacos, y reservamos igualmente.

Después ponemos 500ml. de agua al fuego, cuando levante el hervor, añadimos la sal, y después el arroz. Transcurridos unos 12 minutos, cuando esté cocido, lo escurrimos bien y reservamos.

A parte en una sartén, añadimos un poco de aceite de oliva virgen extra, batimos los huevos, y los añadimos a la sartén. Cuando empiecen a cuajarse, los rompemos con un utensilio de madera, como si estuviéramos haciendo huevos revueltos. Retiramos a un plato. (Hay quien en lugar de hacer los huevos revueltos, hace una tortilla francesa, y luego la corta en trocitos. Eso según gustos)

En la misma sartén, ponemos un poquito más de aceite y añadimos la zanahoria, rehogamos unos minutos, y después añadimos los guisantes, y rehogamos unos minutos más, y añadimos el jamón, seguimos rehogando un par de minutos y después echamos las gambas.

Dejamos que se haga todo junto unos minutos, y por último añadimos el arroz cocido y escurrido, y removemos constantemente para que todos los sabores se mezclen bien. Después añadimos los huevos revueltos que teníamos reservados, seguimos mezclando, y por último incorporamos dos cucharadas soperas de salsa de soja, mezclamos bien todo el conjunto, y ya tenemos el plato listo para servir a la mesa y disfrutar.

Y con esto termino por hoy. Dentro de unos días volveré con una nueva receta.

Un beso y hasta pronto.

viernes, 30 de junio de 2023

Sardinas asadas con Cachelos y "pan de Broa"


Llevo bastante tiempo ausente por diversos motivos, algunos de tipo médico totalmente inesperados, aunque afortunadamente para mí estos se quedaron en un gran susto, pero llevé regular la espera, pues si ya de por sí el que espera desespera, las personas que sufren ansiedad como es mi caso, lo pasamos especialmente mal.

Yo no entiendo cómo una prueba médica, cuyos resultados se saben a los pocos días, tardan más de un mes en comunicárselos al paciente, porque su salud psicológica puede verse afectada. Por lo menos a ver si ahora tardo mucho en tener más sustos de este tipo, porque en menos de 6 meses ya van dos biopsias.

Al margen de este tema, semanas atrás hemos tenido un tiempo muy caluroso y tormentoso por aquí, con lo cual el césped de la finca crece una barbaridad, y todas las semanas hay que hacer un corte para que no parezca esto una selva.

Aparte, como estamos en época de celebraciones (bodas, comuniones…) he tenido que preparar bastantes galletas en estas fechas, que si bien es algo que me encanta hacer, lo cierto es que lleva su tiempo, así que por una cosa u por otra, no he encontrado la ocasión de pasarme por aquí hasta hoy.

Y la propuesta que os traigo, es una receta típica de mi tierra en la noche de San Juan; las sardinas asadas. Es cierto que este año ya ha pasado San Juan, pero las sardinas están ahora en su mejor época, y más baratas que hace una semana, cuando su precio se dispara, así que es el momento idóneo para preparar esta receta y disfrutar de su exquisito sabor.

Referente a la época de la sardina, en Galicia hay un dicho que reza: “por San Xoán, a sardiña molla o pan” (por San Juan, la sardina moja el pan), porque si bien las sardinas se encuentran en el mercado durante todo el año, cuando más ricas están es en los meses más cálidos, que es cuando hay más plancton en las aguas superficiales, lo cual contribuye a que las sardinas se sobrealimenten, engorden y acumulen más cantidad de grasa (de ahí lo de que la sardina moja el pan) que acentúa su sabor y le aporta jugosidad.

Por mi zona, es habitual acompañarlas con pan de broa. La broa, es un pan de maíz, típico de Galicia y Portugal, que lleva también, aunque en menor cantidad, algo de harina de trigo y/o centeno, y tradicionalmente se hacía con levadura natural, conocida como fermento.

Si además de los cachelos (patatas cocidas con la piel), y el pan de broa, acompañáis las sardinas con unos pimientos de Padrón fritos, entonces no os extrañéis si sentís que levitáis.

Pero no me enrollo más, y os dejo con la lista de ingredientes y su elaboración.

Ingredientes (para 4 personas):

-24 sardinas muy frescas
-4 patatas grandes
-sal gruesa
-1 hoja de laurel
-1/2 cebolla
-aceite de oliva virgen extra (el mío de Aceites Abril)
-pan de broa (opcional)
-pimientos de Padrón (opcional)

Elaboración:

Comenzamos lavando las sardinas y eviscerándolas (hay quien las asa con la tripa, eso va en gustos), después las dejamos escurrir, y salamos con sal gorda. Reservamos en el frigorífico hasta que las brasas estén listas.

Es importante que las sardinas sean lo más frescas posible. Cuando las vayáis a comprar, fijaros que su cuerpo esté firme, los ojos claros y sin sangre, y las agallas de color rojo intenso.

Para preparar las brasas es mejor utilizar leña que carbón. Cuando la leña al quemarse haya formado suficiente brasa como para cubrir toda la parrilla, vamos trasladando las sardinas a la misma, colocándolas todas en el mismo sentido, y perpendicular a los barrotes de la parrilla, para evitar que se cuelen entre ellos.

Lo ideal es que la parrilla sea de las que se abren y se le puede dar la vuelta sin necesidad de manipular las sardinas, así no corremos riesgo de que se rompan al intentar darle la vuelta.

En cuanto a la altura a la que colocar la parrilla sobre las brasas, dependerá de la intensidad de las mismas, cuanto más calor desprenden más alta colocaremos la parrilla, y viceversa.

Teniendo todo lo anterior en cuenta, las dejaremos que se hagan durante unos 5 a 7 minutos por un lado, y luego le damos la vuelta a la parrilla, y con unos 3 a 4 minutos por el otro lado será suficiente.

Mientras las sardinas se van asando, cocemos los cachelos, para ello lavamos bien 4 patatas grandes, con la piel, y las cortamos en rodajas gruesas, las ponemos en una olla, cubrimos con agua fría, añadimos una hoja de laurel, y ½ cebolla sin picar. Ponemos la olla al fuego, y cuando levante el hervor, salamos. Después de unos 10 a 12 minutos hirviendo, comprobamos que estén hechas pinchado con un tenedor, y seguidamente escurrimos, las echamos en una fuente de servir, y regamos por encima con unas gotas de aceite de oliva virgen extra.

Por otro lado, si podéis conseguir unos pimientos de Padrón (yo en esta ocasión no los tenía), los freís en aceite de oliva, después los retiráis a una fuente, y saláis.

En otra fuente ponéis las sardinas una vez retiradas de las brasas, y con ellas; con los cachelos, con los pimientos de Padrón, un trozo de broa gallega en la mano, un buen vino en el vaso, y una compañía agradable, teniendo salud, lo tenéis todo para tocar el cielo con las manos. Así que… ¡a disfrutar! Espero que os gusten.

Y espero también no tardar tanto en volver por aquí. Hasta la próxima y gracias por seguirme.

Un abrazo

domingo, 21 de mayo de 2023

Tarta Red Velvet con frutos rojos y frosting de queso

La receta de hoy me hace especial ilusión tenerla en el blog, porque fue la tarta que decidí preparar cuando a principios de este año una amiga me pidió si le hacía una tarta para las bodas de oro de sus padres.

Desde el principio supe que tenía que tratarse de una tarta con la suficiente consistencia y firmeza, pues había que trasladarla al lugar del convite, con lo que eso significa.

Paralelamente una amiga que conocí hace ya unos años en la blogosfera (espero algún día dar el paso del mundo virtual al real, y tomarme un café con ella) coincidió que por esas fechas publicó el video de una tarta Red Velvet. Os hablo de Puri, la autora del blog; willyviajera

Desde el principio que vi el video que subió Puri, supe que esa iba a ser la tarta elegida, porque reunía los requisitos de consistencia y firmeza que necesitaba, y aunque nunca había hecho la tarta Red Velvet (la había probado en un par de ocasiones, pero nunca la había preparado yo), viniendo la receta de Puri, sabía que iba a acertar, como así ha sido.

Un par de semanas antes de las bodas de oro de los padres de mi amiga, coincidió que estaba de cumpleaños el hijo de otra amiga, y también le hice yo la tarta. ¿Adivináis cuál fue la tarta elegida…? Pues sí, ha sido la Tarta Red Velvet, porque aunque de Puri me fio totalmente, quería hacer un ensayo primero, y no había mejor ocasión para ello.

El resultado ha sido del todo satisfactorio, a la gente le encantó, y a mí también me gustó, más que las que recordaba haber comido en su día.

Así que llegados a este punto solo me queda indicaros la lista de ingredientes, y la posterior elaboración, y por supuesto darle las gracias a Puri, y recomendaros que visitéis su blog y os suscribáis a su canal, porque tiene recetas muy variadas, tanto dulces como saladas. Para ver el vídeo de esta tarta que subió Puri, pinchad aquí.

Ingredientes:

Para el bizcocho

-300gr. de harina de repostería
-20gr. de cacao puro en polvo
-1 cucharadita de levadura química Royal
-una pizca de sal
-2 huevos
-300gr. de azúcar
-200ml. de aceite de oliva suave (el mío de Aceites Abril)
-1 cucharadita de pasta de vainilla (en su defecto sustituir por esencia de vainilla)
-butter milk (240gr. de leche entera y 30gr. de zumo de limón)
-colorante en gel rojo
-3 cucharaditas de vinagre de manzana
-1 cucharadita de bicarbonato

Para el frosting de queso:

-200gr. de mantequilla
-300gr. de queso crema (el mío de Quescrem)
-200gr. de azúcar glas
-1 cucharadita de esencia de vainilla
(Opcional)
-6 hojas de gelatina
-40ml. de leche entera

Para el relleno y la decoración

- frosting de queso 
-frutos rojos (fresas, frambuesas y arándanos)

Elaboración:

Comenzaremos preparando el bizcocho, para ello primero preparamos la butter milk añadiendo a un cuenco 240gr. de leche entera y 30gr. de zumo de limón. Removemos con una cuchara y dejamos reposar como mínimo 10 minutos.

En un recipiente aparte mezclamos los ingredientes secos; la harina, el cacao, la levadura en polvo y la sal, y reservamos.

En otro recipiente batimos los 2 huevos con el azúcar hasta que espumen, después le añadimos el aceite y la pasta de vainilla y seguimos batiendo. Reservamos.

Al cuenco donde teníamos la butter milk en reposo le añadimos colorante rojo en gel y mezclamos hasta obtener un color rojo intenso. Dado que el bizcocho en el horno pierde intensidad de color, si le echáis muy poco después no saldrá con el color rojo que estamos buscando. En todo caso si os quedáis cortos con el colorante, no os preocupéis que más adelante tendréis la ocasión de añadirle más.

Continuamos con la elaboración del bizcocho, y ahora le añadiremos al cuenco que contiene los huevos, la butter milk coloreada de rojo, mezclamos un poco y seguidamente vamos añadiendo poco a poco la mezcla de harina, cacao, levadura y sal que teníamos reservada. Cuando esté todo integrado, desleímos en tres cucharaditas de vinagre de manzana, una cucharadita de bicarbonato, y lo añadimos a la mezcla anterior.

Antes de meterlo en el horno, nos fijamos que la masa del bizcocho tenga un intenso color rojo, si no es así le añadimos un poco más y lo integramos hasta tener un tono homogéneo.

Finalmente vertemos la masa en un molde, con papel de hornear en la base, y untado con mantequilla y espolvoreado de harina en los laterales, y lo llevamos al horno precalentado a 180ºC en la parte central del mismo.

En el momento de introducir el bizcocho dentro del horno, bajamos la temperatura del mismo a 160-170ºC lo dejamos cocer de 50 a 60 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo, este salga limpio.

Cuando el bizcocho esté listo, lo dejamos enfriar sobre una rejilla antes de desmoldarlo. Después con un cuchillo cortamos la parte superior para dejarlo plano (esta capa la podéis desmigar con las manos, y aprovechar las migas para la decoración de la tarta).

El bizcocho que nos queda, lo cortamos horizontalmente por la mitad para conseguir dos planchas y reservamos. Si lo hacéis el día anterior como en mi caso, dejadlo dentro de una bolsa de plástico para que no se reseque.

Una vez que tengamos listo el bizcocho tenemos que preparar el frosting de queso, para ello mezclamos en el bol de la batidora la mantequilla a punto pomada (significa que ha de estar a temperatura ambiente y con una textura similar a la de una pomada) y batimos hasta que blanquee. Después añadimos el queso y seguimos batiendo hasta integrarlo, y a continuación incorporamos el azúcar y la vainilla y batimos hasta lograr una crema suave con aspecto sedoso.

En mi caso para evitar problemas con el frosting, y que aguante firme, tengo un truco que he visto por internet (no cito la fuente porque no la recuerdo) y que consiste en añadir 6 hojas de gelatina previamente hidratadas, disueltas en 40ml. de leche caliente, se deja que baje la temperatura de la mezcla hasta que esté tibia, y luego la añadimos al froting, batimos unos minutos hasta que esté todo integrado, y listo para introducirlo en una manga pastelera y decorar con él nuestro pastel.

En este caso para aportarle frescor a esta tarta de por sí deliciosa, pero tal vez un poco empalagosa para los que no les gustan los postres excesivamente dulces, les he añadido al relleno fruta fresca, concretamente frutos rojos, mayormente fresas troceadas, cuyo sabor ácido complementa muy bien los sabores de esta tarta. También le añadí arándonos frescos, estos lógicamente enteros, los cuales al morderlos, la sensación en boca es inigualable. En menor medida le añadí frambuesas, estas solo las utilicé para la decoración de la tarta, en el relleno no las puse.

Respecto a la decoración, mezclé parte del frosting con la fruta para el relleno, luego cubrí los bordes con frosting, y decoré con frutos rojos y flores naturales.

 

La foto de arriba es de la tarta que preparé para el cumpleaños del hijo de mi amiga. Abajo os dejo dos fotos del corte para que veáis cómo queda por dentro.

La primera foto de este post corresponde a la tarta que preparé para las bodas de oro de los padres de mi amiga. Yo quería hacer una tarta redonda de dos pisos, pero ella la prefirió rectangular.

En fin, parece una tarta complicada, sobre todo por la cantidad de ingredientes que lleva, pero os aseguro que no lo es. Es un poco laboriosa, como la mayoría de tartas de este tipo, pero no es nada difícil. 

En cuanto al sabor, aun a sabiendas de que este tipo de tartas no son de mis preferidas, quedé muy contenta con el resultado. También por lo que me contaron, tuvieron mucho éxito entre los invitados, y eso es para mí la mayor recompensa.

Bueno, pues por fin termino por esta ocasión. Dentro de unos días si la alergia me lo permite, volveré con una nueva receta.

¡Os espero! Hasta entonces. Un abrazo.

jueves, 27 de abril de 2023

Salmón en papillote

Hola amigos. Hoy os traigo de nuevo una receta salada, en esta ocasión un salmón al horno en papillote, con verduras.

Llevo mucho tiempo preparando esta receta, desde que la descubrí en un curso de cocina al que asistí hace años con mi madre. A ella, al igual que a mí, le encantaba, así que se la dedico a mi adorada madre con todo el cariño.

El papillote es una técnica de cocción de los alimentos, en la que estos se cocinan en sus propios jugos, sin apenas grasa, y envueltos en un paquete de papel vegetal o de aluminio bien sellado en los bordes.

El vapor que se genera en el interior por el calor, es suficiente para cocinar los alimentos, si bien en esta receta que os muestro, las verduras se pochan previamente en la sartén. 

Esto no es lo más habitual, lo más usual es añadir las verduras en crudo, cosa que hago en ocasiones, aunque cuando lo hago así suelo elegir otras verduras, y con otros alimentos como filetes de pechuga de pollo, por ejemplo, sin embargo cuando hago el salmón en papillote siempre elijo la receta que os muestro a continuación, porque está deliciosa y si algo nos gusta para qué cambiarlo.

Para preparar esta exquisita receta necesitaréis los siguientes

Ingredientes (para 2 personas)

-2 lomos de salmón (servirían también rodajas)
-2 puerros grandes (la parte blanca)
-1 cebolla grande ó 2 medianas
-4 zanahorias
-aceite de oliva virgen extra
-120ml. de vino blanco
-sal
-pimienta negra recién molida

Elaboración:

Comenzamos cortando la cebolla y los puerros en juliana, y la zanahoria en bastoncitos delgados, del tamaño de un dedo de largos aproximadamente (yo para agilizar el proceso opté por rallar la zanahoria, pero lo aconsejable es hacer bastoncitos, porque queda con una textura más agradable).

Después ponemos una sartén al fuego y cubrimos la base con aceite de oliva virgen extra (en mi caso utilicé aceite de sabor intenso, pero sirve perfectamente el de sabor suave, eso según gustos). Cuando el aceite esté caliente añadimos las verduras; zanahoria, cebolla y puerros, mezclamos, salamos el conjunto, y dejamos que se vaya pochando a fuego suave unos 15 ó 20 minutos.

Cuando las verduras estén bien pochaditas, subimos un poco la intensidad del fuego, y añadimos el vino blanco, removemos bien, y pasados unos minutos, cuando el líquido se haya evaporado, apagamos el fuego.

Aparte salpimentamos los lomos de salmón.

Por último cortamos media lámina de papel vegetal, lo doblamos por la mitad, y en el centro de una de las mitades echamos la mitad de las verduras rehogadas, sobre ellas colocamos unos de los lomos, y regamos con parte del aceite que quedó de pochar las verduras.


Luego tapamos con la otra mitad, y sellamos cerrando bien los bordes haciendo varias dobleces.

Procedemos de igual forma con el otro paquete que nos falta por preparar, y después los colocamos en una fuente de horno, y los introducimos en el mismo, precalentado a 180ºC, con calor arriba y abajo, durante aproximadamente 15 minutos.

Sabremos que están en su punto justo de cocción, cuando los paquetitos se hinchan por el efecto del vapor que se genera en su interior.


Finalmente retiramos los paquetitos de papillote del horno, los abrimos con cuidado de no quemarnos, y servimos inmediatamente.

Pues nada, espero que os haya gustado la receta, y os animo a prepararla, porque como veis es muy sencilla, muy sana, y está muy rica.

Os espero dentro de unos días. Un abrazo.

domingo, 16 de abril de 2023

Paella Valenciana


La receta que os traigo hoy, la paella valenciana, la preparo muchas veces en casa, porque a mi marido y a mí nos encanta, más incluso que la paella de marisco, más popular aquí por el norte.

Trato siempre de ser lo más fiel posible a la receta original, no solo en lo que a ingredientes se refiere, sino en la elaboración de la misma, y el resultado os aseguro que es una exquisitez para el paladar.

No me extraña que los valencianos la defiendan con ahínco, no obstante es el plato insignia de su región, y para muchos la paella es más que una comida, es un sentimiento y una forma de entender la vida, pues la paella siempre la preparan para compartir con la familia o amigos.

La popularidad de la paella traspasó nuestras fronteras, y a día de hoy es quizás el plato más conocido y popular de nuestra gastronomía, tanto es así, que el 9 de noviembre de 2021 fue declarada Bien de Interés Cultural.

Os dejo con la lista de ingredientes y la elaboración de este plato, de origen humilde, tan afamado.

Ingredientes (para 4 personas):

-4 vasos de arroz bomba (el mío La Fallera)
-12 vasos de agua
-1kg. de pollo troceado
-500gr. de conejo troceado
-500gr. de judías verdes frescas
-100gr. de garrofón (en esta ocasión no se lo puse porque no me quedaba. Cuando lo pongo es siempre congelado, porque aquí en Galicia fresco no lo consigo)
-4 dientes de ajo (opcional)
-2 tomates pera
-1 cucharadita de pimentón dulce (el mío de Productos JAUJA)
-1 ramillete de romero fresco
-100ml. de aceite de oliva virgen extra (el mío de Aceites Abril)
-15gr. de sal aproximadamente

Elaboración:

Comenzamos preparando los ingredientes: limpiamos las carnes de conejo y de pollo, retiramos restos de plumas si hubiera, retiramos también algún hueso que pudiera estar astillado por el corte, porque si se desprende puede luego darnos un disgusto.

En cuanto a los tomates y las judías los lavamos bien, y los primeros los rallamos, y las judías les retiramos los extremos y las partimos con las manos en tres trozos cada judía.

Respecto a los restantes ingredientes, tan solo queda pelar los ajos si se opta por añadírselos (la receta original no los lleva) y retirarle el germen central, y preparar una infusión de azafrán para aprovechar todo el aroma y color que este le aporta a la paella, para ello primero aconsejan que se aplasten bien en un mortero las hebras, 7 hebras por persona, y como en este caso la paella es para 4 personas, serían 28 hebras. A continuación hay que añadirle un poquito de agua caliente (40ml.) y dejar infusionar al menos durante 30 minutos.

Os aconsejo que no le añadáis colorante a la paella, porque solo le aporta color, y además un color muy artificial para mi gusto, y encima los colorantes alimentarios no son nada sanos, en cambio el azafrán es un ingrediente totalmente natural, que además de color le aporta un delicioso sabor.

Es cierto que su precio es bastante elevado en relación a su peso, pero realmente se necesita muy poquita cantidad, de manera que su uso en la cocina no es para nada prohibitivo, y además en España tenemos la suerte de contar con el mejor azafrán del mundo, el azafrán de La Mancha.

Por cierto, ¿sabíais que el Azafrán de La Mancha no se vende a granel, ni tampoco se vende molido? Si lo encontráis en esos formatos no es de La Mancha. Para tener la certeza de que se trata del auténtico Azafrán de La Mancha, fijaros que cuente con el sello “Consejo Regulador D.O.P. Azafrán de La Mancha”

Después de estos consejos sobre el uso del azafrán, y ya con todos los ingredientes listos, toca comenzar con la preparación propiamente dicha de la paella, para ello ponemos la paellera al fuego y añadimos el aceite. 

Si la paellera está bien nivelada  sobre el fuego (de lo contrario hay que nivelarla primero), el aceite quedará en el centro de la misma. En los bordes, donde no llega el aceite, distribuimos la sal, y cuando el aceite esté caliente añadimos los trozos de pollo y de conejo, y los doramos bien removiéndolos cada cierto tiempo para que se hagan por todo, al principio solo en el centro de la paellera dónde está el aceite, y después los distribuimos por toda la paellera para que cojan la sal que depositamos en el borde de la misma. Este proceso de dorado de la carne suele durar en torno a 30 minutos.

Cuando la carne tenga un bonito color dorado, la retiramos al borde de la paellera, y en el centro añadimos las judías verdes, y el garrofón. Las verduras las doramos ligeramente y a fuego suave, porque si se hacen en exceso, luego al final perderían su textura llegando incluso a deshacerse.

Cuando las verduras estén, las pasamos también al borde de la paellera, y en el centro añadimos los ajos pasados por un prensaajos, después de un breve instante (para evitar que se quemen), añadimos los tomates rallados.

Al sofreír el tomate, los jugos que soltó la carne y estaban pegados al fondo, se desprenden, por lo que debemos remover bien para que se integren con el tomate.

Pasados unos minutos, veremos que el tomate cambia de color, y en ese momento lo mezclamos con el resto de ingredientes que tenemos en la paellera: la carne de pollo y conejo, y las verduras; y dejamos que se haga todo junto un par de minutos más. Después añadimos la cucharadita de pimentón dulce, y removemos bien para evitar que se queme, lo cual arruinaría el plato por completo, y a continuación añadimos las 12 tazas de agua, y vemos que volumen ocupan en la paella, tomando la medida con un palillo, porque este será el volumen de líquido que se necesita en el momento de añadir el arroz a la paellera, pero como todavía tardaremos en añadirlo, mientras el líquido se evapora en parte, por lo cual una vez tomada la medida del nivel de líquido que necesitaremos más tarde, seguimos añadiendo más agua hasta llenar la paellera.

En ese momento de llenar de agua la paellera, si utilizamos un paellero de gas, es el momento de encender el aro externo (el interno ya lo tendremos encendido desde el principio, obviamente) y si hacemos la paella a leña, repartimos el fuego por toda la superficie.

Dejamos que se cocine a fuego bajo, pero sin dejar de borbotear. Veremos que el caldo se va reduciendo poco a poco, hasta llegar a la referencia que habíamos tomado con el palillo, en ese momento probamos de sal, y debería de tener un sabor ligeramente salado, en todo caso rectificamos de sal si fuera necesario para ajustarlo a nuestro gusto, y añadimos también la infusión de azafrán que teníamos reservada. Mezclamos bien y por último llega el momento de añadir el arroz, repartiéndolo bien por toda la superficie y procurando que no quede ningún grano fuera del caldo, y repartiendo también la carne y las verduras para que quede una proporción igual de arroz, carne y verduras por toda la paella. Después añadimos el ramillete de romero fresco, y dejamos cocer durante 20 minutos, los primeros 5 minutos a fuego fuerte, los siguientes 5 minutos a fuego medio, y los restantes diez minutos finales a fuego bajo.

Una vez pasados los 20 minutos, apagamos el fuego, y dejamos reposar 10 minutos, y por fin, tenemos nuestra paella valenciana lista para disfrutar, y si es con amigos o en familia, y al aire libre ahora que viene el buen tiempo, se disfruta el doble.

Espero que os haya gustado la receta, y respecto a los que sois valencianos, espero que mi versión no levante susceptibilidades, jeje… Yo no soy experta, además tengo excusa porque no soy valenciana, pero al menos no le he puesto chorizo como el chef británico Jaime Oliver a aquella paella que tanto revuelo causó en nuestro país, especialmente en Valencia.

Bueno, pues nos vemos pronto con una nueva receta. Hasta entonces que seáis muy felices.

Un abrazo.

lunes, 10 de abril de 2023

Monas de Pascua 2023


Como os había prometido en el anterior post, hoy os muestro las monas de Pascua que preparé este año. Ya sabéis que las monas se las regalan los padrinos a los ahijados por Pascua.

En Galicia lo mona consiste en un dulce muy parecido al roscón de Reyes, pero con decoración típica de estas fechas (pollitos, huevos, plumas, etc). Suele dársele forma de bollo, a modo de un pan dulce, pero también se hacen trenzas, y en otros casos se les da forma de roscón con agujero en medio.

En algunas zonas del levante español, preparan también por estas fechas un pan dulce muy similar, que recibe el nombre de “panquemao”, en Asturias lo típico es un bizcocho mantecado, mientras que en Cataluña lo típico son las figuras de chocolate.

Ayer, Domingo de Resurrección, comimos en casa de unos familiares, y para el postre preparé un semifrío de limón, con una decoración acorde a la fecha. Os muestro la foto abajo, pero la receta de este postre la publicaré en breve.


Para preparar las monas tradicionales de mi tierra, he introducido algunas variaciones en la receta que seguía siempre. Os dejo a continuación la receta de este año

Ingredientes:

Para el prefermento

-70gr. de harina de fuerza (la mía de Harina Tradicional Zamorana)
-90gr. de leche entera
-2 huevos medianos
-25gr. de levadura fresca (la mía de Levanova) ó 1 sobre de levadura seca de panadería
-20 gr. de azúcar

Para la masa

-Todo el prefermento
-320gr. de harina de fuerza  (la mía de Harina Tradicional Zamorana)
-80gr. de azúcar
-5gr. de sal
-75gr. de mantequilla sin sal
-1 huevo
-1 pizca de esencia de anís
-ralladura de 1 naranja y de 1 limón

Elaboración:

En primer lugar preparamos el prefermento, para ello ponemos la leche al fuego, cuando levante el hervor apartamos del fuego, dejamos reposar hasta que esté tibia y entonces añadimos la levadura, desleímos y añadimos el azúcar y lo huevos batidos. Mezclamos todo y finalmente añadimos la harina. Mezclamos hasta integrarla y luego dejamos reposar tapado con papel film, en un lugar cálido, alejado de corrientes de aire, hasta que triplique el volumen.

Cuando el prefermento haya triplicado el volumen, removemos con una cuchara, volvemos a tapar y dejamos reposar de nuevo hasta que nuevamente triplique el volumen. Cuando lo haga volvemos a remover con una cuchara y de nuevo vuelta a reposar para que por tercera y última vez vuelva a triplicar el volumen.

Después añadimos todo el prefermento a la cubeta de la panificadora, añadimos también la mantequilla a temperatura ambiente, el huevo, las ralladuras de cítricos, la esencia de anís, el azúcar, la harina y la sal, por ese orden, y seleccionamos el programa de “solo amasado” que en mi máquina es el número 11 y tiene una duración de 20 minutos.

Al finalizar el programa de amasado, dejamos la masa dentro reposando con la máquina apagada y la tapa abierta para que no se recaliente, durante 10 minutos, y de nuevo volvemos a seleccionar el mismo programa para continuar amasando 20 minutos más. Después retiramos la masa, le damos la forma deseada a nuestra mona (yo algunas las hice redondas como si se tratase de un bollo de pan, y otras las hice con un agujero en el centro igual que los roscones), y dejamos reposar en un lugar lejos de corrientes de aire hasta que las monas tripliquen su volumen (hablo en plural, porque con estas cantidades os saldrán 2 monas de tamaño mediano tirando a pequeño, pero si queréis podéis hacer una sola más grande).

Por último solo nos resta pincelarlas con huevo batido, espolvorear azúcar por encima, y hornear a 150ºC en la parte central del horno, con fuego abajo los primeros 10 minutos, y luego fuego arriba y abajo hasta que adquieran un bonito color dorado por arriba.

También podéis amasar las monas en la thermomix, para ello preparáis el prefermento tal como os indico más arriba, y después de que haya triplicado el volumen por tercera vez, lo añadías al vaso, junto con los restantes ingredientes, dejando para el final la harina y después de esta la levadura, y programamos tiempo 3 minutos, función amasar. Una vez finalizado, retiramos la masa del vaso, le damos la forma deseada y a partir de aquí, procedemos de la misma manera que os indico más arriba.

Abajo podéis ver una de las que preparé, esta con forma de roscón
 con agujero en el centro.


Y con esto doy por terminada la Pascua de este año. En cuanto a vosotros espero que hayáis disfrutado de estos días de asueto, y deciros que dentro de unos días volveré con una nueva receta. ¡Os espero!

Un abrazo.

miércoles, 5 de abril de 2023

Pan de Pascua Serbio


En estas fechas lo que toca es recetas típicas de Semana Santa y de Pascua. En las redes sociales abundan estos días las fotos de torrijas (las mías las podéis ver pinchando aquí), de leche frita (que ya publiqué en su día y podéis ver pinchando aquí), y como no, las monas de Pascua, que todos los años os muestro las mías, y este año si nada lo impide también lo haré.

Pero hoy comparto con vosotros la receta de un Pan de Pascua típico de Serbia. Es un pan vistoso y muy rico, con cierto parecido al pan de molde. Este pan resulta ideal para estos días festivos que se aproximan y que nos permiten disfrutar de un desayuno con calma, sin las prisas impuestas por el horario laboral. Unas rebanadas de este pan tostadas, untadas en una buena mantequilla y por encima una mermelada casera, acompañado todo con un zumo de fruta recién exprimido, constituye un desayuno de auténtico lujo.

Os animo a que lo preparéis, parece muy laborioso, pero puestos en materia descubriréis que no es para tanto, y la satisfacción de haberlo hecho uno mismo no tiene precio.

Si tenéis una panificadora o la thermomix, ni siquiera necesitáis amasar a mano, tan solo estirar la masa con un rodillo, y dado que es una masa muy manejable no entraña ninguna dificultad.

Os detallo a continuación la lista de

Ingredientes:

-550gr. de harina de fuerza (la mía de Harina Tradicional Zamorana)
-150ml. de leche entera
-75ml. de aceite de oliva suave (el mío de Aceites Abril)
-15gr. de sal
-20gr. de azúcar
-100gr. de mantequilla sin sal
-1 huevo tamaño L
-1 yogur griego sin azúcar (125gr.)
-20gr. de levadura fresca (la mía de Levanova) ó 7gr. de levadura seca

Elaboración:

Comenzamos disolviendo la levadura en la leche ligeramente templada. Removemos bien para integrarla y dejamos reposar la mezcla durante unos veinte minutos.

Aparte mezclamos los ingredientes secos, es decir, la harina, la sal, y el azúcar. Después añadimos el aceite, la leche, el yogur griego y el huevo batido. Amasamos el conjunto durante unos 10 ó 15 minutos, hasta que consigamos una masa elástica.

Cuando tengamos la masa lista, formamos una bola, y la guardamos en un recipiente untado con aceite, dejándola reposar en un lugar cálido, alejado de corrientes de aire, hasta que doble su volumen.

Una vez que la masa haya crecido la dividimos en 8 porciones iguales. Cada una de ellas la estiramos con un rodillo, lo más finas que podamos, y dándole forma rectangular.

Cuando tengamos la primera porción de masa estirada, es decir, una vez formada la primera lámina rectangular de masa, la pincelamos con la mantequilla derretida, pero esta última que no esté caliente, tan solo tibia.

Colocamos la siguiente lámina sobre la anterior, aplastamos ligeramente y hacemos coincidir los bordes, y untamos de nuevo con mantequilla. Repetimos esta operación hasta terminar con las 8 láminas. Aclararos que sobre la última lámina no se extiende mantequilla.

Terminado todo el proceso, presionamos todas las capas con las manos, procuramos en la manera de lo posible que todos los bordes coincidan y estiramos con el rodillo formando así un único rectángulo más grande.

Después cortamos ese rectángulo en 4 tiras y las enrollamos sobre sí mismas. Luego colocamos las 4 partes en un molde rectangular cubierto con papel de horno, y dejamos reposar de nuevo hasta que hayan doblado su tamaño.

A continuación precalentamos el horno a 180º C, pintamos con un poco de leche, y horneamos durante unos 45 minutos en la parte central, los primeros 15 minutos con fuego solo abajo, y los restantes con fuego arriba y abajo. Cuando tenga un bonito color dorado, retiramos del horno, desmoldamos, y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.

Como os decía al principio, si tenéis una panificadora podéis preparar la masa en ella. Para ello, disolvemos la levadura y el azúcar en leche tibia y la echamos en la cubeta. Dejamos reposar durante unos 20 minutos.

A continuación añadimos el huevo ligeramente batido, el aceite, el yogur griego, la harina de fuerza y la sal, y seleccionamos el programa de ”solo amasado”, que en mi panificadora tiene una duración de 20 minutos.

Una vez terminado, dejamos reposar la masa dentro de la cubeta 10 minutos, y activamos de nuevo el mismo programa de “solo amasado”, con lo cual la masa está 40 minutos amasándose con un descanso de 10 minutos en medio.

Una vez finalizado por segunda vez el programa de amasado, retiramos la masa de la cubeta, formamos una bola, y la guardamos en un recipiente untado con aceite, dejándola reposar en un lugar cálido, alejado de corrientes de aire, hasta que doble su volumen. Y a partir de aquí se procede a dividir y extender la masa igual que por el método tradicional.

Por último existe la opción de hornear el pan en la misma panificadora, para ello introducimos las 4 porciones finales de la masa en la cubeta limpia, seleccionamos el programa de “solo horneado”, seleccionamos tueste alto, y duración del programa 45minutos. Al finalizar desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Lo que no tenéis panificadora, pero tenéis thermomix, podéis utilizar este robot para amasar el pan, para ello debéis seguir los siguientes pasos.

1- Echamos en el vaso la leche y programamos tiempo 3 minutos/ temperatura 37ºC/velocidad 1,5

2- Añadimos el azúcar y la levadura y programamos tiempo 30 segundos/velocidad 4

3- Por último añadimos el huevo ligeramente batido, el aceite, el yogur griego, la harina de fuerza y por último la sal, y programamos tiempo 3 minutos/ función amasar.

4- A partir de aquí, retiramos la masa del vaso, formamos una bola con ella, y procedemos en todo momento de igual manera que por el método tradicional.

Al final como podéis ver, queda un pan muy bonito, y lo mejor de todo es que está muy rico, e igual acompaña a algo dulce como salado, como un fiambre por ejemplo.

Espero que os guste. Nos vemos dentro de unos días.

Mientras tanto que seáis muy felices y que disfrutéis de estos días de descanso.

Un abrazo.