A pesar de estar
ya a mediados de mayo, estos días de atrás hizo un tiempo bastante desapacible
con temperaturas más bajas de lo que sería de esperar para esta época del año,
así que cuando en el supermercado he visto que tenían la costilla fresca de cerdo
de oferta, no dudé en comprarla para preparar este rico plato que hoy os
presento, el guiso de costillas con patatas, el cual llevaba mucho tiempo sin
hacer y ya me apetecía.
Tengo que
reconocer que soy un poco especial con las comidas, a veces me paso largas
temporadas sin cocinar un plato en concreto, y luego de repente un buen día lo
hago, y después durante un tiempo lo repito con frecuencia, hasta que me
“harto” de nuevo por otra larga temporada. ¿os pasa lo mismo a vosotros...? En
fin, el caso es que lo hice la semana pasada, y ya estoy deseando repetirlo ;-)
El guiso de
costilla fresca con patatas es un plato tradicional que se elabora en la
mayoría de hogares, y aunque en cada uno le aportan su toque personal, siempre
sale rico a pesar de utilizar ingredientes muy humildes que están al alcance de
cualquiera.
Aparte de
rico, es muy completo y nutritivo
porque aporta proteínas, carbohidratos y un bajo contenido en grasas, aunque
para eso debemos procurar escoger costilla magra y luego en casa le eliminamos bien el exceso de la misma.
Os dejo ya la
receta
Ingredientes
(para 3 personas):
-500gr de
costilla fresca de cerdo
-6 patatas
medianas
-3 dientes de ajo
-1 cebolla
-1/2 pimiento
rojo
-1/2 pimiento
verde
-3 zanahorias
-1 tomate maduro
-1 puñado de guisantes
-1 vaso de vino
blanco
- 1 cucharada de
pulpa de pimiento choricero
-aceite de oliva
virgen extra
-sal
-pimienta
-1 hoja de laurel seco
-agua
Preparación:
Cuando compréis
la costilla pedidle al carnicero que os la corte en trozos no muy grandes.
Luego en casa la salpimentáis. Yo utilizo un bote que contiene 5 tipos de
pimientas y lleva molinillo incorporado, de ese modo se mantiene mejor el
aroma.
Después se dora en una olla en la que habremos puesto aceite de oliva virgen extra hasta cubrir la base. Cuando la costilla esté dorada añadimos la hoja de laurel, los pimientos cortados en trozos pequeños y las zanahorias cortadas en rodajas. Rehogamos todo junto durante unos minutos y luego añadimos la cebolla y los ajos, ambos bien picados, mezclamos todo y dejamos que se hagan unos minutos más, a continuación echamos el tomate picado (si no tenéis podéis usar 2 cucharadas soperas de tomate triturado).
Dejamos que se haga todo junto hasta que el líquido que suelta el tomate se haya consumido, y en eso momento echamos el vaso de vino blanco, continuamos cocinando hasta que se evapore el alcohol y se reduzca el vino. Entonces añadimos la pulpa de pimiento choricero, rehogamos todo unos minutos más y por último añadimos las patatas cortadas en trozos pequeños.
A la hora de cortar las patatas, procurad no llegar con el cuchillo al final, sino que a mitad de corte, haced palanca con el cuchillo y las cascáis para que de ese modo suelten más almidón al cocerse, y la salsa del guiso quede más espesa.
Junto con las patatas añadid los guisantes, cubrid con agua del grifo, y cuando el conjunto final esté bien cocido, rectificáis de sal y retiráis del fuego.
Lo dejáis reposar unos diez minutos con la olla tapada para que se asienten los sabores, y después ya podéis servirlo y degustar este sencillo y delicioso plato.
Pues ésta ha sido la propuesta de hoy. Espero que fuera de vuestro agrado. Nos vemos dentro de unos días con una nueva receta. Os espero!!!
Mientras os deseo a todos una feliz semana