Finalizada la
caja de antibióticos, con mi garganta ya por fin recuperada, y en espera de que
esta vez sea de dura, porque con la primavera plenamente instalada y la
llegada del buen tiempo, no apetece estar tomando cosas calientes a todas
horas. Además ahora que está la Semana Santa a la vuelta de la
esquina, me apetece participar de las tradiciones propias de estas fechas, que
en lo que a gastronomía se refiere pasa por las famosas torrijas en todas sus
versiones, y el plato que hoy os presento: el potaje de vigilia.
Este potaje se
servía los viernes de Cuaresma en nuestro país por la prohibición religiosa de
comer carne en este período. Fruto de esa prohibición surgió este plato tan
arraigado en nuestra cultura gastronómica, que tiene como ingredientes estrella
el bacalao, los garbanzos y la verdura, generalmente espinacas aunque también
hay quien emplea acelgas.
Es por tanto un
plato muy completo desde el punto de vista nutricional, reúne hidratos de
carbono, fibra vegetal, proteínas y vitaminas del grupo B y C.
Además de sano,
de sabor está riquísimo, y su elaboración es muy sencilla. Para empezar
necesitáis los siguientes
Ingredientes
-400gr. de
bacalao desalado y desmenuzado
-500gr. de
garbanzos cocidos
-400gr de
espinacas frescas
-1 cebolla
-3 dientes de ajo
-120gr. de aceite
de oliva virgen extra
-1 cucharada de
pimentón dulce
-1 litro de agua
-1 hoja de laurel
-3 huevos duros
-1 rebanada de
pan del día anterior
-sal
Preparación:
Yo en esta
ocasión he utilizado garbanzos cocidos, para abreviar un poco el tiempo. Si hacéis
lo mismo y los vais a emplear cocidos, le escurrimos bien el agua del bote, los
lavamos bajo el grifo del agua fría y reservamos.
Si preferís
utilizar garbanzos secos tendréis que dejarlos a remojo la noche anterior. Para
ello se echan en un cuenco grande, se cubren con agua y se le añade una
cucharadita de bicarbonato. Al día siguiente los lavamos bien y retiramos
aquellos que estén estropeados si los hubiera.
Seguidamente los
cocinamos, poniéndolos en una olla cubiertos de agua fría, durante 1 hora y
media desde que levanten el hervor. Transcurrido ese tiempo, y con los
garbanzos ya cocidos, proseguimos con la elaboración de la receta. Si
utilizamos los garbanzos cocidos nos ahorramos este paso, y directamente
ponemos una olla con 1 litro de agua al fuego hasta que levante el hervor.
Aparte cocemos los huevos en un cazo con agua hirviendo durante diez minutos, luego
los retiramos y cuando estén fríos le sacamos la cáscara y reservamos.
Mientras se
cuecen los huevos vamos preparando un sofrito. Para ello picamos dos dientes de
ajo y la cebolla. A continuación ponemos una sartén al fuego con el aceite de
oliva virgen extra, añadimos la hoja de laurel y la cebolla picada, cuando ésta
coja un color transparente añadimos los dos ajos picados, rehogamos un par de
minutos más, y después apartamos la sartén del fuego, añadimos el pimentón
dulce y mezclamos bien. Después añadimos este sofrito a la olla en la que hemos
cocido los garbanzos, o la olla que tiene el litro de agua hirviendo, añadimos
también el bacalao previamente desalado y desmenuzado y las espinacas cortadas
en trozos. Éstas últimas las añadimos en varias tandas (para que vayan
reduciendo el volumen porque sino todas de una vez no cabrían). Por último si
empleamos garbazos ya cocidos los añadimos también en este momento. Dejamos que
se cueza todo el conjunto durante unos 15 minutos, y mientras en una sartén
preparamos el toque final, para ello cubrimos el fondo de la misma con aceite
de oliva virgen extra y doramos en él el ajo restante, cuando empiece a dorarse
echamos una rebanada de pan duro, y lo freímos primero por un lado y luego por
el otro, después retiramos la rebanada de pan y el ajo a un mortero, añadimos
los huevos cocidos y picados y hacemos un majado que añadiremos al potaje cuando
las espinacas y el bacalao estén cocidos, removemos bien y dejamos reposar una
media hora antes de servir para que se asienten los sabores, y listo para
disfrutar del plato estrella de estas fechas. Podéis decorar con un huevo duro
cortado longitudinalmente.
Este plato
también lo podéis preparar en la thermomix, de ese modo se simplifica mucho más
el proceso, y sale también un potaje realmente rico. Así ya no tenéis excusa
para no prepararlo ^-^. Os doy los pasos a seguir.
1- Cocemos los
huevos en un cazo con agua durante 10 minutos, luego los retiramos, dejamos
enfriar, retiramos la cáscara y reservamos.
2- Ponemos la
cebolla cortada en 4 trozos, y los ajos cortados por la mitad eliminando la
germinación central y programamos 5 segundos/velocidad 4
3-Freímos 12
minutos/120º/velocidad cuchara
4-Añadimos el
pimentón, 80gr de garbanzos cocidos, 10 gr. de agua, y programamos 15 segundos
/velocidad 6
5-Bajamos los
restos con la espátula
6-Añadimos el
resto del agua, las espinacas frescas cortadas en trozos, la hoja de laurel y
un poco de sal y programamos 20 minutos/100º/velocidad cuchara. Este paso se
reduce en tiempo si optáis por utilizar espinacas congeladas. En ese caso
tendréis que descongelarlas previamente, y luego programáis 6
minutos/100º/velocidad cuchara.
7-Añadimos los
garbanzos restantes y el bacalao y programamos 10minutos/100º/Giro
inverso/Velocidad cuchara
8-Rectificamos de
sal si fuese necesario
9-Vertemos el
potaje en una sopera, picamos los huevos duros que teníamos reservados, y
los echamos por encima.
10-Dejamos que el
potaje repose unos minutos con la sopera tapada antes de llevarlo a la mesa y
disfrutar de un plato lleno de sabor y tradición.
Deciros que si
hacéis este plato en la thermomix no váis a necesitar la rebanada de pan,
porque no empleamos majado, el propio robot elabora una especie de puré cuando
en el paso 4 añadimos 80gr de garbanzos cocidos. Tampoco reservamos un ajo para
majar en el mortero como se hace por el método tradicional, sino que añadimos
desde un principio los tres ajos juntos.
Nada más por hoy, solo espero haberme explicado bien y que os animéis a prepar en casa un plato tan
rico y tradicional como éste.
Por último, como hoy es un día tristemente señalado para mí, porque hace 16 años que nos dejó mi padre, permitidme que esta receta se la dedique a él. ¡Te quiero papá!
Nos vemos en unos
días. Un beso