martes, 13 de febrero de 2024

"Orellas" de Carnaval (sin levadura)


La receta de hoy de hoy me hubiera gustado haberla publicado la semana pasada, porque es una de las recetas típicas del Carnaval en mi tierra, Galicia; me estoy refiriendo a las “Orellas de Carnaval”, pero por diferentes motivos no pude hacerlo, de todos modos como hoy es martes, el día grande del Entroido (así se denomina al Carnaval en Galicia), aun estoy a tiempo, además el próximo fin de semana todavía se celebra el denominado sábado y domingo de piñata, que ponen fin a estas fiestas, las cuales en algunos pueblos de Galicia duran todo un mes, así que si os animáis todavía estáis a tiempo de preparar esta receta, si bien no es necesario que sea Carnaval para hacer un dulce de sartén tan rico como este


En el blog ya tengo dos recetas de Orellas publicadas. Una la podéis ver pinchando aquí, se trata de una receta que incorpora levadura de panadería. No salen unas orellas crujientes, requisito indispensable para la mayoría de la gente, pero si hay personas que no le gusten las crujientes o no pueda comerlas, esas le encantarán, sobre todo recién hechas, ¡están espectaculares!

La otra receta que tengo publicada, es la de mi amiga Tere Rico, una experta repostera, y cuya receta ha sido ganadora en varios concursos. La receta la podéis ver pinchando aquí. Son unas orellas deliciosas, pero para mi tienen un inconveniente, y es que incorporan mucha cantidad de manteca cocida de vaca, que junto al resto de ingredientes, hace que no me sienten del todo bien al estómago, y esa fue la razón de buscar una receta más ligera, y después de probar la receta que voy a publicar hoy, tengo claro que se queda conmigo para siempre, porque no he sentido molestias estomacales, y para mi gusto son las más ricas que he probado nunca.

Os dejo a continuación con la lista de

Ingredientes:

-4 huevos medianos
-2 cáscaras de huevo de aceite de girasol
-2 cáscaras de huevo de anís (os recomiendo Anís El Mono, porque he probado otras marcas y no quedan igual)
-2 cáscaras de huevo de azúcar
-550gr. aproximadamente de harina de todo uso.
-1 pizca de sal
-ralladura de una naranja
-ralladura de un limón
-4 gostas de esencia de anís (opcional, yo se las pongo porque me gusta mucho el sabor a anís. La esencia que yo uso es de la marca Arconsa, y la compro en la farmacia de mi pueblo, que siempre la tienen a la venta por estas fecha, pero si usáis esta marca, tened cuidado de no pasaros con la cantidad, porque es un aroma muy concentrado)
-azúcar glass para espolvorear por encima
-aceite de girasol para freír

Preparación:

Yo para preparar la masa de las orellas uso la panificadora, porque deja una masa lisa y brillante, que luego se extiende perfectamente con el rodillo, queda finísima, y no rompe.

Comienzo echando en la cubeta de la panificadora los cuatro huevos, de los cuales elijo uno, y ese lo rompo con cuidado con la punta de un cuchillo por la parte superior, dejando solo el hueco necesario para vaciar el huevo. Después con la cáscara bien lavada, echo dos cáscaras llenas de azúcar, otras dos cáscaras de anís, y por último dos cáscaras más de aceite de girasol. A continuación se añade las ralladuras de naranja y limón, la esencia de anís, y por último una pizca de sal y la harina, que en esta ocasión utilicé en total 550gr., pero de entrada partí de 475gr.

Ponemos la panificadora en funcionamiento en el programa de solo amasado, que en mi máquina dura 20 miutos.

Trascurridos unos 3 ó 4 minutos de iniciado el programa, abrimos la tapa de la panificadora y miramos si el contenido de la cubeta ha formado una bola, en cuyo caso la cantidad de harina es la correcta, pero por el contrario, si la masa no se despega de las paredes de la panificadora, es porque nos hemos quedado cortos con la harina y debemos seguir añadiéndole más, en pequeñas cantidades, hasta que se despeque de la paredes y forme una bola.

El hecho de que la harina añadida no sea la exacta es debido a varios motivos, uno que cada tipo de harina absorbe más o menos líquidos, y en esta receta en concreto, se debe fundamentalmente a que usamos como unidad de medida la cáscara del huevo, y según sea el huevo de grande, mayor o menor proporción de líquidos habrá con respecto a la harina utilizada, y según el caso, puede ser necesario añadirle más, siguiendo el criterio que os acabo de comentar, pero siempre poco a poco, para no excedernos.

Una vez terminado el programa de amasado, lo reiniciamos, y amasamos otros 20 minutos. En total sobre 40 minutos de amasado.

Cuando la masa esté hecha, la echamos en una bolsa de plástico limpia, en la cual previamente habremos añadido un poco de aceite de girasol y frotamos la bolsa todavía vacía, para que las paredes de la misma se impregnen de aceite. Después sacamos la masa de la cubeta y la echamos en la bolsa, la atamos, y la dejamos en el frigorífico hasta el día siguiente.

Yo suelo preparar la masa por la noche, y a la mañana siguiente la divido en porciones, sobre la encimera untada con aceite de girasol. Con estas cantidades salen en torno a 20 unidades, dependiendo del tamaño que hagamos las orellas.

A continuación las estiramos con un rodillo, y las freímos en la sartén en aceite de girasol, primero por un lado, y luego por el otro.


Por último, una vez frías, las espolvoreamos por encima con azúcar glass, aunque en esta ocasión yo no lo tenía y le puse del normal, pero con el azúcar glass quedan más bonitas.

Espero que os animéis a prepararlas, estoy segura de que os sorprenderá el resultado.

Gracias por leerme. Un abrazo y hasta la próxima.

miércoles, 17 de enero de 2024

Bombón de morcilla sobre compota de manzana


Pasada la primera mitad del mes de enero, parece que las fiestas navideñas forman parte de un pasado lejano, aunque he visto por ahí cuando voy en coche, algunos rezagados que todavía no han retirado la decoración de esas fechas. En mi caso como este año no decoré la casa me ahorré ese trabajo, que `por otra parte no me gusta nada, porque me entra la nostalgia.

Os menciono la Navidad, porque la receta que os traigo hoy, suele formar parte en los últimos tiempos de mis aperitivos para esas fiestas, y aunque llega tarde por la fecha en la que estamos, considero que a lo largo del año siempre hay algún cumpleaños, aniversario de boda o similar, en los que este aperitivo tiene cabida y os dejará un muy sabor de boca, a vosotros y a vuestros invitados, siempre que no seáis aprensivos con eso de la sangre que contiene la morzilla. Yo hace años era una de esas personas, ahora poco a poco voy abriendo un poco mi mente en temas culinarios, y la verdad es que disfruto de cosas que antes me negaba a probar, la receta de hoy es un claro ejemplo de ello.

Estos bombones de morzilla sobre compota de manzana, que así se llama la receta, los preparo siempre en la thermomix, y aunque en la foto que ilustra la receta aparecen manzanas de la variedad fuji de nuestro manzano, las que utilizo para la elaboración de este aperitivo son manzanas reineta, que tienen un punto ácido que combina muy bien con la morzilla. Precisamente la variedad de manzanas fuji es quizás la que menos os recomiendo porque son más dulzonas y les falta ese puntito de acidez.

Si se diera el caso de que el resultado de la pasta de manzana y morcilla os pareciera muy ácida, podéis añadirle una pizca de azúcar; lo mismo ocurre con la compota de manzana que compone la base, pero os aconsejo añadir muy poquito e ir probando.

Os dejo a continuación la lista de ingredientes y su posterior elaboración.

Ingredientes:

-350gr. de manzana reineta
-250gr. de morzilla (sirve la de Burgos y también la de cebolla)
-1 pizca de pimienta molida
-150gr. de agua
-2 claras de huevo
-120gr. de granillo de almendra cruda
-aceite de oliva suave para freír. El mío de Aceites Abril

Preparación:

En primer lugar aclararos que el peso de las manzanas que figura en el índice de recetas, es con estas peladas y descorazonadas. Una vez hecho esto las cortamos en trozos y ya las tenemos listas para procesar.

Seguidamente ponemos en el vaso de la thermomix 100gr. de manzanas, programamos 4 segundos / velocidad 4.

A continuación bajamos los restos con la espátula, y después añadimos la morzilla, 1 pizca de pimienta, y programamos 4 segundos / giro inverso / velocidad 4. Terminado el tiempo, vertemos el contenido en un cuenco y lo guardamos en el frigorífico para que coja consistencia. Hasta aquí lo podéis dejar preparado la noche anterior, como suelo hacer yo.

El siguiente paso, con el vaso lavado, consiste en poner el resto de las manzanas (250gr.) y el agua y programar 15minutos / 100 ºC / velocidad 1. Una vez terminado el tiempo, programamos 30 segundos / velocidad 7, y reservamos.

Por otra parte formamos bolas de tamaño un poco más grande que una avellana, las rebozamos en las claras de huevo previamente batidas, y después las pasamos por el picadillo de almendra.

Cuando tengamos todas las bolas formadas, ponemos aceite de oliva suave en una sartén al fuego, y cuando esté caliente (no en exceso), las freímos en él, y luego las dejamos escurrir el exceso de aceite sobre papel de cocina absorbente.

Por último, repartimos la compota de manzana en cucharillas de aperitivo, y colocamos encima un bombón de morzilla en cada cucharilla.

Y esto ha sido todo por hoy. Espero que os haya gustado la receta. Dentro de unos días volveré con otra nueva propuesta.

Un abrazo

miércoles, 10 de enero de 2024

Detalles para invitados 2023


Como este es el primer post de este año 2024, al que dimos la bienvenida hace poco, lo primero que quiero es desearos a todos los que me seguís un feliz año, y daros las gracias por ello, pues a pesar de que últimamente he estado un poco apartada de este medio, las visitas a mi blog continúan al mismo ritmo, lo cual me hace sentir muy honrada.

Llevo una época de cierto bajón anímico, en el cual tuvo mucho que ver la desaparición de mi perrita Maite a finales del pasado mes de octubre, y debido a ello comienzo el año compartiendo con vosotros un post que tendría que haber visto la luz a finales del año pasado, me refiero a los detalles para invitados que hice en el 2023.

En el mes de junio, hice unas galletas para repartir a los invitados de la boda de Débora y Gonzalo. Fue una cantidad considerable, no recuerdo exactamente la cifra, pero la más grande con diferencia de las que había hecho hasta entonces.

Tuve dos problemas con estas galletas; el primero que al pedir las cartulinas por internet, no me fijé en el grosor, y eran bastante delgaditas, de modo que tuve que echar mano de unas arandelas adhesivas para que el hilo al atar no las rompiera. El segundo inconveniente es que apenas tenía tiempo (una semana) para hacer tantas galletas, porque hay que amasarlas, cortarlas, hornearlas, decorarlas, envasarlas, etiquetarlas…, así que opté por comprar el fondant en lugar de hacerlo en casa como de costumbre, y el sabor no me convenció, pero bueno, la galleta casera de mantequilla con aroma de vainilla lo camuflaba bastante, así que al final conseguí salvar los obstáculos y quedé satisfecha del resultado final. Los novios me dijeron que también, así que yo por mi parte solo puedo desearles una larga y feliz vida en común, y darles las gracias por confiar en mí.

En la foto de abajo, os muestro un detalle de estas galletas, y al fondo se ven tres de las seis cajas de galletas que entregué para los invitados de esta boda.

Las galletas estaban hechas con la receta de siempre, decoradas con fondant trabajado en los bordes con esteca, y sobre el fondant una oblea comestible con el diseño elegido por los novios. Para la decoración he elegido cartulina rosa palo, que iba a juego con el ramo de la novia, cortada con un perforador grande con forma de corazón, y para atar la bolsa, escogí un cordón roji-blanco que combinaba con el diseño de la oblea.


Para el primer día del mes de julio, hice unas galletas para la Primera Comunión de Emma y Roi. Estas galletas, a diferencia de las anteriores, eran cuadradas no redondas, y no llevaban oblea, solo fondant, en el cual iba estampado el nombre de los niños y la fecha del evento, y decoradas en el borde del fondant con esteca.

La etiqueta en este caso era doble, una de color blanco abajo sin ninguna inscripción, y otra marrón kraft arriba. En la de arriba unas palabras de agradecimiento por la asistencia al evento en la mitad superior, y en la mitad inferior dos cortes con forma de paloma, que al pegar ambas cartulinas con cinta adhesiva por las dos caras, se veían de color blanco. El lazo de color verde, a juego con el color del fondant.

La persona que me las encargó me dijo que a los niños y a sus papás les habían gustado mucho, así que yo encantada.



A finales del mismo mes de julio, hice unas galletas para la Primera  Comunión de una niña, Yaiza.
Estas eran redondas, con fondant blanco trabajado con esteca en el borde, y sobre él una oblea comestible elegida por la niña.
La cartulina de color morado en combinación con el diseño de la oblea. La etiqueta en este caso ha sido rectangular, con el borde ondulado. Sobre ella una inscripción de agradecimiento por la asistencia al evento, y una paloma cortada en cartulina blanca, y pegada con una cinta adhesiva por ambos lados, con espuma en el centro para darle volumen. El lazo, en hilo de color marrón, a juego con el color de la galleta.


A finales de agosto, en concreto el día 20, hizo la Primera Comunión Mencía, una niña que vive en mi aldea. En su día ya hice unos botes de mermelada para su Bautizo, que podéis ver pinchando aquí.
Mencía en sus actividades extraescolares va a clases de gimnasia ritmica, y tanto ella como su madre, querían que esta actividad a la que la niña es tan aficionada. estuviera presente en un evento tan especial para ella, de modo que las galletas que le hice, eran redondas con fondant blanco encima, trabajado en esteca en los bordes, y sobre el fondant una oblea comestible, con la inscripción del nombre de la niña, y la fecha de la Comunión.
El diseño de las obleas es una gimnasta actuando con diferentes aparatos; la cuerda, el aro, la pelota...


Las obleas en este caso además de cambiar el diseño, habiendo en total nueve modelos que podéis ver en la imagen superior, también cambiaba el fondo, de modo que las cartulinas las elegí de diferentes tonos a juego con el fondo de la oblea.
La cartulina la corté cuadrada, con los bordes en zig zag, y en la mitad superior una inscripción con unas palabras de cortesía por la asistencia al evento, y en mitad inferior llevaba pegada una cruz en papel kraft en combinación con el color de la propia galleta, igual que el cordel, y sobre la cruz, una paloma blanca a juego con el color blanco del fondant, pegada en cinta de doble cara con volumen. Vale más una imagen que mil palabras, y en la foto de abajo se aprecia bien.


Hace años, cuando Mencía era pequeñita, le gustaban mucho los dibujos de Peppa Pig, así que compré el cortador, y lo estrené (realmente no he vuelto a tocarlo) para hacerle unas galletas para uno de sus cumpleaños. Esa foto la tenía por ahí, pendiente de publicar, y me parece que hoy es el momento adecuado.
La receta no recuerdo exactamente cual era, pero sin duda es una receta de un libro que tengo en casa que se titula "111 galletas con una masa".
Los ojos de Peppa son de la marca Wilton. El hocico lo hice con el propio cortador, colocado tal y como se ve en la imagen de abajo y con la esteca que aparece al lado. La boca de Peppa la hice con la esteca que aparece al lado de la boca.


Y con esto me despido por hoy. Un abrazo.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

Tarta americana de calabaza (Pumpkin Pie)

 
Hoy después de muchos días hemos tenido un tiempo maravilloso aquí en Galicia, al menos en el interior de la provincia de La Coruña que es dónde vivo. Al fin he tenido la sensación de que el día me rindió bastante, porque por lo general siento que me pasan las horas y me quedan tareas acumuladas.

En ello también me influye la época del año en la que estamos. Ahora que los días son tan cortitos, si está el cielo cubierto y encima llueve sin parar, me resulta deprimente. Esto creo que lo notamos más en el rural, porque en las ciudades la vida fluye de otra manera.

Al margen de la meteorología, este bajón anímico se debe sobre todo a un hecho desgraciado que he vivido recientemente, y es que el pasado veintiséis de octubre, al sacar los perros por la mañana, dos de ellos se me escaparon (tenemos tres), saltaron el cierre de la finca, y uno que es de raza grande regresó, pero la otra, una perrita de raza beagle, no ha vuelto.

Se llama Maite, es una perrita que llegó a nuestra casa en el año 2019 procedente de la perrera en pésimas condiciones, porque al maltrato y al abandono, se había unido el ataque de su compañera de canil, el cual a punto estuvo de costarle la vida. Venía en los huesos, y poco a poco fue curando las heridas físicas y las del alma.

Primero la trajimos en acogida, pero pronto nos robó el corazón y la adoptamos. No creo que ninguna de las mascotas que he tenido, y han sido varias, me haya querido tanto como me quería Maite a mí. En todo caso puede que tanto sí, pero más es literalmente imposible.

Maite me acompañó en la que junto con la muerte de mi padre, ha sido la etapa más dura de mi vida; la enfermedad de mi madre y el duelo cuando ella falleció en el 2021.

La echo muchísimo de menos, y aunque ha pasado bastante tiempo desde su partida, aun espero un milagro, y pese que la he publicado en muchos grupos de mascotas, grupos de whatsapps, y he puesto carteles por la zona, es posible que alguien de mi entorno esté leyendo esto y no se haya enterado, por eso os dejo su foto para que si la veis, me aviséis.


Dejando este tema a un lado, porque esto es un blog de cocina, hoy os traigo una receta americana de tarta de calabaza, la famosa pumpkin pie, que junto con el pavo, no puede faltar en las mesas de los hogares estadounidenses el día de Acción de Gracias, y que este año se celebra precisamente mañana, 23 de noviembre (se celebra siempre el 4º jueves de noviembre)

Este año he sacado muchas calabazas de la finca, y uno de los días que hice esta tarta, como aun no la tenía en el blog, la fotografié y hoy por la fecha en la que estamos me parece que es el momento perfecto para compartirla con vosotros. Espero que os guste.

Ingredientes:

Para la masa quebrada

-125gr. de mantequilla fría
-250gr. de harina floja de repostería
-1 huevo
-2 cucharadas soperas de agua
-80gr. de azúcar glass
-1 cucharadita rasa de sal

Para el relleno

-700gr. de calabaza cruda, pelada y limpia
-200gr. de queso crema tipo philadelphia
-100gr. de nata para montar
-85gr. de azúcar
-3 huevos (4 si son pequeños)
-1 cucharadita de canela molida
-1/2 cucharadita de nuez moscada
-1/2 cucharadita de jengibre molido
-1/4 cucharadita de clavo molido
-1/4 cucharadita de sal
-ralladura de 1 limón

Preparación:

Comenzamos la preparación de la receta pelando y limpiando la calabaza. Después la cocemos al vapor, o bien en el microondas, durante unos 15 a 20 minutos. Transcurrido ese tiempo, pinchamos con un palillo, y si está cocida, la dejamos enfriar en un colador, para eliminar toda el agua que haya podido soltar al cocerse y evitar con ello que luego la tarta nos quede aguada.

También podéis asar la calabaza en el horno, pero a mí particularmente me gusta más como queda al cocerla.

Mientras la calabaza enfría, preparamos la masa de la base, para ello echamos en un cuenco amplio la harina, la sal y la mantequilla fría, cortada en cubitos pequeños, y mezclamos con la punta de los dedos desmigando la mantequilla con la harina, y evitando utilizar las palmas de las manos para que no se ablande en exceso la mantequilla. Tiene que quedarnos con una textura como de arenilla. En ese momento añadimos el agua, el huevo y el azúcar glas, y trabajamos la masa solo lo necesario para formar una bola. Cuando la consigamos, la cubriremos con papel film, y la dejaremos reposar en el frigorífico durante 30 minutos.

Trascurrido ese tiempo enharinamos ligeramente la superficie de trabajo, y con un rodillo extendemos la masa hasta conseguir una lámina fina, con ella forraremos un molde redondo de 24cm. de diámetro. Os sobrará parte de la masa, pero no os preocupéis porque congela perfectamente para utilizarla en un futuro.

Después colocamos papel de aluminio sobre la masa y encima ponemos un puñado de legumbres (para que no suba al hornearla) y con el horno precalentado a 170ºC, la horneamos durante de 10 a 15 minutos.

Mientras la masa de la tarta se hornea, preparamos el relleno, para ello echamos en un cuenco la calabaza que teníamos reservada, añadimos el queso, la nata de montar, el azúcar, los huevos, las especias y la sal; en definitiva todos los ingredientes del relleno, y con la batidora integramos bien hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa, la cual vertemos sobre la base que habíamos empezado a hornear. Devolvemos al horno, y la dejamos a la misma temperatura anterior (170ºC) entre 60 y 70 minutos.

Por último retiramos del horno, dejamos enfriar, desmoldamos, y es la hora servir una porción, os aconsejo acompañarla con un rosetón de nata.

Pues esta ha sido la receta elegida para hoy. En la próxima publicación os traeré una nueva. 

Gracias por leerme. Un abrazo.

miércoles, 25 de octubre de 2023

Escobas de bruja de hojaldre y chocolate para Halloween


Se acerca Halloween, y aunque personalmente no lo celebro, comparto con vosotros una receta ideal para el postre, el desayuno o la merienda de las fechas que se aproximan.

Se trata de unos pasteles de hojaldre rellenos con crema de cacao, y con forma de escoba de bruja.

Si optáis por preparar el hojaldre en casa, podéis acceder a la receta que tengo publicada en el blog, pinchando aquí. Sino tenéis la opción de comprarlo, y en este caso la dificultad de la receta es prácticamente nula.

Para prepararla necesitaréis los siguientes

Ingredientes:

-1 lámina rectangular de hojaldre
-crema de cacao (Nocilla, Nutela, o similares)
-1 paquete de galletas tipo Mikado (para simular el palo de la escoba)

Preparación:

Si compráis el hojaldre, os aconsejo que utilicéis uno que sea de buena calidad. En el mercadona tienen uno elaborado con mantequilla, y si bien no es como el casero, siempre es mejor opción que los que llevan grasa de palma.

Lo primero que hay que hacer es desenrollar la masa, y cortarla a lo ancho en dos partes iguales.

Una de esas partes la cubrimos con crema de cacao, aunque también podéis utilizar una tableta de chocolate derretida con un poco de mantequilla en el microondas, a intervalos de 30 segundos para que no se queme el chocolate.

Después colocamos encima la otra mitad del hojaldre, y con un cuchillo o un cortador de pizzas, cortamos la masa de nuevo por la mitad, pero esta vez a lo largo y después la dividimos el 4 partes, de manera que nos quedarán 8 rectángulos de aproximadamente la misma medida.

Seguidamente cortamos cada rectángulo en tiras finas desde abajo hasta arriba, dejando un centímetro por la parte de arriba sin cortar. Posteriormente cogemos un palillo largo de madera de los que se utilizan para las brochetas, lo envolvemos en papel de aluminio, y sobre el vamos enrollando cada rectángulo de hojaldre por la parte de arriba donde no cortamos la masa. Procedemos así con los restantes rectángulos hasta terminar de hacer las 8 escobas

A continuación las colocamos en la bandeja de horno, sobre papel de hornear, separamos un poco las tiras de hojaldre para simular mejor las cedras de la escoba, y horneamos a 180º C  en la parte central de horno, con calor arriba y abajo, hasta que tengan un bonito color dorado.

Por último dejamos enfriar, y cuando están frías retiramos el palillo y colocamos en su lugar una galleta tipo mikado, y ya tenemos listas nuestras escobas de bruja, que seguro que cuando las pongáis en la mesa encantan a todo el mundo, sobre todo a los más pequeños.

Termino por hoy. Hasta pronto, un abrazo
 

martes, 17 de octubre de 2023

Arroz Tres Delicias (receta china)



Después de todo el verano sin pasar por aquí, ahora con la llegada del otoño la huerta dejó de dar sus frutos, además terminé con las conservas caseras para surtir la despensa de cara al invierno (tomate frito, pimientos asados, encurtidos, membrillo, mermeladas, etc.), y también se terminaron los encargos de galletas para celebraciones especiales como bautizos, comuniones, bodas e incluso algún que otro cumpleaños.

A todo lo anterior se une la llegada de la lluvia por estos lares, lo cual invita a estar en casa al lado de la cocina de leña, de modo que ahora que tengo más tiempo aprovecho para compartir con vosotros las recetas que he ido elaborando y que tengo todavía sin publicar.

Hoy le toca el turno a un plato chino que todos conocéis; el arroz tres delicias, que podéis encontrar en la sección de congelados de cualquier supermercado, pero que os aseguro que nada tiene que ver con el preparado en casa. Además es un plato muy fácil, que lleva unos ingredientes muy básicos, y que en poco tiempo se tiene listo, de manera que no necesitáis acudir a un restaurante de comida china para disfrutar de este rico plato de arroz.

Os dejo a continuación la lista de ingredientes y su posterior elaboración.

Ingredientes:

-200gr. de arroz de grano largo, preferiblemente arroz basmati
-500ml. de agua
-200gr. de gambas peladas (si las usáis congeladas, el peso es una vez descongeladas, es decir, sin hielo)
-2 lonchas gruesas de jamón cocido
-1 zanahoria no muy pequeña
-1 puñado de guisantes (frescos o congelados, los de conserva no sirven)
-3 huevos camperos (los míos de mis gallinas, pero si los tenéis que comprar os recomiendo los de Pazo de Vilane)
-aceite de oliva virgen extra (el mío de Aceites Abril)
-sal
-2 cucharadas soperas de salsa de soja.

Preparación:

Comenzamos descongelando las gambas y los guisantes por separado, en el caso de que utilicemos estos ingredientes congelados.

Por otro lado medimos el arroz, y lo lavamos bien bajo el grifo hasta que el agua salga limpia. Dejamos que escurra en un colador. Reservamos

A continuación limpiamos la zanahoria y la cortamos en cubitos. Reservamos.

Las lonchas de jamón las cortamos también en tacos, y reservamos igualmente.

Después ponemos 500ml. de agua al fuego, cuando levante el hervor, añadimos la sal, y después el arroz. Transcurridos unos 12 minutos, cuando esté cocido, lo escurrimos bien y reservamos.

A parte en una sartén, añadimos un poco de aceite de oliva virgen extra, batimos los huevos, y los añadimos a la sartén. Cuando empiecen a cuajarse, los rompemos con un utensilio de madera, como si estuviéramos haciendo huevos revueltos. Retiramos a un plato. (Hay quien en lugar de hacer los huevos revueltos, hace una tortilla francesa, y luego la corta en trocitos. Eso según gustos)

En la misma sartén, ponemos un poquito más de aceite y añadimos la zanahoria, rehogamos unos minutos, y después añadimos los guisantes, y rehogamos unos minutos más, y añadimos el jamón, seguimos rehogando un par de minutos y después echamos las gambas.

Dejamos que se haga todo junto unos minutos, y por último añadimos el arroz cocido y escurrido, y removemos constantemente para que todos los sabores se mezclen bien. Después añadimos los huevos revueltos que teníamos reservados, seguimos mezclando, y por último incorporamos dos cucharadas soperas de salsa de soja, mezclamos bien todo el conjunto, y ya tenemos el plato listo para servir a la mesa y disfrutar.

Y con esto termino por hoy. Dentro de unos días volveré con una nueva receta.

Un beso y hasta pronto.

viernes, 30 de junio de 2023

Sardinas asadas con Cachelos y "pan de Broa"


Llevo bastante tiempo ausente por diversos motivos, algunos de tipo médico totalmente inesperados, aunque afortunadamente para mí estos se quedaron en un gran susto, pero llevé regular la espera, pues si ya de por sí el que espera desespera, las personas que sufren ansiedad como es mi caso, lo pasamos especialmente mal.

Yo no entiendo cómo una prueba médica, cuyos resultados se saben a los pocos días, tardan más de un mes en comunicárselos al paciente, porque su salud psicológica puede verse afectada. Por lo menos a ver si ahora tardo mucho en tener más sustos de este tipo, porque en menos de 6 meses ya van dos biopsias.

Al margen de este tema, semanas atrás hemos tenido un tiempo muy caluroso y tormentoso por aquí, con lo cual el césped de la finca crece una barbaridad, y todas las semanas hay que hacer un corte para que no parezca esto una selva.

Aparte, como estamos en época de celebraciones (bodas, comuniones…) he tenido que preparar bastantes galletas en estas fechas, que si bien es algo que me encanta hacer, lo cierto es que lleva su tiempo, así que por una cosa u por otra, no he encontrado la ocasión de pasarme por aquí hasta hoy.

Y la propuesta que os traigo, es una receta típica de mi tierra en la noche de San Juan; las sardinas asadas. Es cierto que este año ya ha pasado San Juan, pero las sardinas están ahora en su mejor época, y más baratas que hace una semana, cuando su precio se dispara, así que es el momento idóneo para preparar esta receta y disfrutar de su exquisito sabor.

Referente a la época de la sardina, en Galicia hay un dicho que reza: “por San Xoán, a sardiña molla o pan” (por San Juan, la sardina moja el pan), porque si bien las sardinas se encuentran en el mercado durante todo el año, cuando más ricas están es en los meses más cálidos, que es cuando hay más plancton en las aguas superficiales, lo cual contribuye a que las sardinas se sobrealimenten, engorden y acumulen más cantidad de grasa (de ahí lo de que la sardina moja el pan) que acentúa su sabor y le aporta jugosidad.

Por mi zona, es habitual acompañarlas con pan de broa. La broa, es un pan de maíz, típico de Galicia y Portugal, que lleva también, aunque en menor cantidad, algo de harina de trigo y/o centeno, y tradicionalmente se hacía con levadura natural, conocida como fermento.

Si además de los cachelos (patatas cocidas con la piel), y el pan de broa, acompañáis las sardinas con unos pimientos de Padrón fritos, entonces no os extrañéis si sentís que levitáis.

Pero no me enrollo más, y os dejo con la lista de ingredientes y su elaboración.

Ingredientes (para 4 personas):

-24 sardinas muy frescas
-4 patatas grandes
-sal gruesa
-1 hoja de laurel
-1/2 cebolla
-aceite de oliva virgen extra (el mío de Aceites Abril)
-pan de broa (opcional)
-pimientos de Padrón (opcional)

Elaboración:

Comenzamos lavando las sardinas y eviscerándolas (hay quien las asa con la tripa, eso va en gustos), después las dejamos escurrir, y salamos con sal gorda. Reservamos en el frigorífico hasta que las brasas estén listas.

Es importante que las sardinas sean lo más frescas posible. Cuando las vayáis a comprar, fijaros que su cuerpo esté firme, los ojos claros y sin sangre, y las agallas de color rojo intenso.

Para preparar las brasas es mejor utilizar leña que carbón. Cuando la leña al quemarse haya formado suficiente brasa como para cubrir toda la parrilla, vamos trasladando las sardinas a la misma, colocándolas todas en el mismo sentido, y perpendicular a los barrotes de la parrilla, para evitar que se cuelen entre ellos.

Lo ideal es que la parrilla sea de las que se abren y se le puede dar la vuelta sin necesidad de manipular las sardinas, así no corremos riesgo de que se rompan al intentar darle la vuelta.

En cuanto a la altura a la que colocar la parrilla sobre las brasas, dependerá de la intensidad de las mismas, cuanto más calor desprenden más alta colocaremos la parrilla, y viceversa.

Teniendo todo lo anterior en cuenta, las dejaremos que se hagan durante unos 5 a 7 minutos por un lado, y luego le damos la vuelta a la parrilla, y con unos 3 a 4 minutos por el otro lado será suficiente.

Mientras las sardinas se van asando, cocemos los cachelos, para ello lavamos bien 4 patatas grandes, con la piel, y las cortamos en rodajas gruesas, las ponemos en una olla, cubrimos con agua fría, añadimos una hoja de laurel, y ½ cebolla sin picar. Ponemos la olla al fuego, y cuando levante el hervor, salamos. Después de unos 10 a 12 minutos hirviendo, comprobamos que estén hechas pinchado con un tenedor, y seguidamente escurrimos, las echamos en una fuente de servir, y regamos por encima con unas gotas de aceite de oliva virgen extra.

Por otro lado, si podéis conseguir unos pimientos de Padrón (yo en esta ocasión no los tenía), los freís en aceite de oliva, después los retiráis a una fuente, y saláis.

En otra fuente ponéis las sardinas una vez retiradas de las brasas, y con ellas; con los cachelos, con los pimientos de Padrón, un trozo de broa gallega en la mano, un buen vino en el vaso, y una compañía agradable, teniendo salud, lo tenéis todo para tocar el cielo con las manos. Así que… ¡a disfrutar! Espero que os gusten.

Y espero también no tardar tanto en volver por aquí. Hasta la próxima y gracias por seguirme.

Un abrazo

domingo, 21 de mayo de 2023

Tarta Red Velvet con frutos rojos y frosting de queso

La receta de hoy me hace especial ilusión tenerla en el blog, porque fue la tarta que decidí preparar cuando a principios de este año una amiga me pidió si le hacía una tarta para las bodas de oro de sus padres.

Desde el principio supe que tenía que tratarse de una tarta con la suficiente consistencia y firmeza, pues había que trasladarla al lugar del convite, con lo que eso significa.

Paralelamente una amiga que conocí hace ya unos años en la blogosfera (espero algún día dar el paso del mundo virtual al real, y tomarme un café con ella) coincidió que por esas fechas publicó el video de una tarta Red Velvet. Os hablo de Puri, la autora del blog; willyviajera

Desde el principio que vi el video que subió Puri, supe que esa iba a ser la tarta elegida, porque reunía los requisitos de consistencia y firmeza que necesitaba, y aunque nunca había hecho la tarta Red Velvet (la había probado en un par de ocasiones, pero nunca la había preparado yo), viniendo la receta de Puri, sabía que iba a acertar, como así ha sido.

Un par de semanas antes de las bodas de oro de los padres de mi amiga, coincidió que estaba de cumpleaños el hijo de otra amiga, y también le hice yo la tarta. ¿Adivináis cuál fue la tarta elegida…? Pues sí, ha sido la Tarta Red Velvet, porque aunque de Puri me fio totalmente, quería hacer un ensayo primero, y no había mejor ocasión para ello.

El resultado ha sido del todo satisfactorio, a la gente le encantó, y a mí también me gustó, más que las que recordaba haber comido en su día.

Así que llegados a este punto solo me queda indicaros la lista de ingredientes, y la posterior elaboración, y por supuesto darle las gracias a Puri, y recomendaros que visitéis su blog y os suscribáis a su canal, porque tiene recetas muy variadas, tanto dulces como saladas. Para ver el vídeo de esta tarta que subió Puri, pinchad aquí.

Ingredientes:

Para el bizcocho

-300gr. de harina de repostería
-20gr. de cacao puro en polvo
-1 cucharadita de levadura química Royal
-una pizca de sal
-2 huevos
-300gr. de azúcar
-200ml. de aceite de oliva suave (el mío de Aceites Abril)
-1 cucharadita de pasta de vainilla (en su defecto sustituir por esencia de vainilla)
-butter milk (240gr. de leche entera y 30gr. de zumo de limón)
-colorante en gel rojo
-3 cucharaditas de vinagre de manzana
-1 cucharadita de bicarbonato

Para el frosting de queso:

-200gr. de mantequilla
-300gr. de queso crema (el mío de Quescrem)
-200gr. de azúcar glas
-1 cucharadita de esencia de vainilla
(Opcional)
-6 hojas de gelatina
-40ml. de leche entera

Para el relleno y la decoración

- frosting de queso 
-frutos rojos (fresas, frambuesas y arándanos)

Elaboración:

Comenzaremos preparando el bizcocho, para ello primero preparamos la butter milk añadiendo a un cuenco 240gr. de leche entera y 30gr. de zumo de limón. Removemos con una cuchara y dejamos reposar como mínimo 10 minutos.

En un recipiente aparte mezclamos los ingredientes secos; la harina, el cacao, la levadura en polvo y la sal, y reservamos.

En otro recipiente batimos los 2 huevos con el azúcar hasta que espumen, después le añadimos el aceite y la pasta de vainilla y seguimos batiendo. Reservamos.

Al cuenco donde teníamos la butter milk en reposo le añadimos colorante rojo en gel y mezclamos hasta obtener un color rojo intenso. Dado que el bizcocho en el horno pierde intensidad de color, si le echáis muy poco después no saldrá con el color rojo que estamos buscando. En todo caso si os quedáis cortos con el colorante, no os preocupéis que más adelante tendréis la ocasión de añadirle más.

Continuamos con la elaboración del bizcocho, y ahora le añadiremos al cuenco que contiene los huevos, la butter milk coloreada de rojo, mezclamos un poco y seguidamente vamos añadiendo poco a poco la mezcla de harina, cacao, levadura y sal que teníamos reservada. Cuando esté todo integrado, desleímos en tres cucharaditas de vinagre de manzana, una cucharadita de bicarbonato, y lo añadimos a la mezcla anterior.

Antes de meterlo en el horno, nos fijamos que la masa del bizcocho tenga un intenso color rojo, si no es así le añadimos un poco más y lo integramos hasta tener un tono homogéneo.

Finalmente vertemos la masa en un molde, con papel de hornear en la base, y untado con mantequilla y espolvoreado de harina en los laterales, y lo llevamos al horno precalentado a 180ºC en la parte central del mismo.

En el momento de introducir el bizcocho dentro del horno, bajamos la temperatura del mismo a 160-170ºC lo dejamos cocer de 50 a 60 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo, este salga limpio.

Cuando el bizcocho esté listo, lo dejamos enfriar sobre una rejilla antes de desmoldarlo. Después con un cuchillo cortamos la parte superior para dejarlo plano (esta capa la podéis desmigar con las manos, y aprovechar las migas para la decoración de la tarta).

El bizcocho que nos queda, lo cortamos horizontalmente por la mitad para conseguir dos planchas y reservamos. Si lo hacéis el día anterior como en mi caso, dejadlo dentro de una bolsa de plástico para que no se reseque.

Una vez que tengamos listo el bizcocho tenemos que preparar el frosting de queso, para ello mezclamos en el bol de la batidora la mantequilla a punto pomada (significa que ha de estar a temperatura ambiente y con una textura similar a la de una pomada) y batimos hasta que blanquee. Después añadimos el queso y seguimos batiendo hasta integrarlo, y a continuación incorporamos el azúcar y la vainilla y batimos hasta lograr una crema suave con aspecto sedoso.

En mi caso para evitar problemas con el frosting, y que aguante firme, tengo un truco que he visto por internet (no cito la fuente porque no la recuerdo) y que consiste en añadir 6 hojas de gelatina previamente hidratadas, disueltas en 40ml. de leche caliente, se deja que baje la temperatura de la mezcla hasta que esté tibia, y luego la añadimos al froting, batimos unos minutos hasta que esté todo integrado, y listo para introducirlo en una manga pastelera y decorar con él nuestro pastel.

En este caso para aportarle frescor a esta tarta de por sí deliciosa, pero tal vez un poco empalagosa para los que no les gustan los postres excesivamente dulces, les he añadido al relleno fruta fresca, concretamente frutos rojos, mayormente fresas troceadas, cuyo sabor ácido complementa muy bien los sabores de esta tarta. También le añadí arándonos frescos, estos lógicamente enteros, los cuales al morderlos, la sensación en boca es inigualable. En menor medida le añadí frambuesas, estas solo las utilicé para la decoración de la tarta, en el relleno no las puse.

Respecto a la decoración, mezclé parte del frosting con la fruta para el relleno, luego cubrí los bordes con frosting, y decoré con frutos rojos y flores naturales.

 

La foto de arriba es de la tarta que preparé para el cumpleaños del hijo de mi amiga. Abajo os dejo dos fotos del corte para que veáis cómo queda por dentro.

La primera foto de este post corresponde a la tarta que preparé para las bodas de oro de los padres de mi amiga. Yo quería hacer una tarta redonda de dos pisos, pero ella la prefirió rectangular.

En fin, parece una tarta complicada, sobre todo por la cantidad de ingredientes que lleva, pero os aseguro que no lo es. Es un poco laboriosa, como la mayoría de tartas de este tipo, pero no es nada difícil. 

En cuanto al sabor, aun a sabiendas de que este tipo de tartas no son de mis preferidas, quedé muy contenta con el resultado. También por lo que me contaron, tuvieron mucho éxito entre los invitados, y eso es para mí la mayor recompensa.

Bueno, pues por fin termino por esta ocasión. Dentro de unos días si la alergia me lo permite, volveré con una nueva receta.

¡Os espero! Hasta entonces. Un abrazo.

jueves, 27 de abril de 2023

Salmón en papillote

Hola amigos. Hoy os traigo de nuevo una receta salada, en esta ocasión un salmón al horno en papillote, con verduras.

Llevo mucho tiempo preparando esta receta, desde que la descubrí en un curso de cocina al que asistí hace años con mi madre. A ella, al igual que a mí, le encantaba, así que se la dedico a mi adorada madre con todo el cariño.

El papillote es una técnica de cocción de los alimentos, en la que estos se cocinan en sus propios jugos, sin apenas grasa, y envueltos en un paquete de papel vegetal o de aluminio bien sellado en los bordes.

El vapor que se genera en el interior por el calor, es suficiente para cocinar los alimentos, si bien en esta receta que os muestro, las verduras se pochan previamente en la sartén. 

Esto no es lo más habitual, lo más usual es añadir las verduras en crudo, cosa que hago en ocasiones, aunque cuando lo hago así suelo elegir otras verduras, y con otros alimentos como filetes de pechuga de pollo, por ejemplo, sin embargo cuando hago el salmón en papillote siempre elijo la receta que os muestro a continuación, porque está deliciosa y si algo nos gusta para qué cambiarlo.

Para preparar esta exquisita receta necesitaréis los siguientes

Ingredientes (para 2 personas)

-2 lomos de salmón (servirían también rodajas)
-2 puerros grandes (la parte blanca)
-1 cebolla grande ó 2 medianas
-4 zanahorias
-aceite de oliva virgen extra
-120ml. de vino blanco
-sal
-pimienta negra recién molida

Elaboración:

Comenzamos cortando la cebolla y los puerros en juliana, y la zanahoria en bastoncitos delgados, del tamaño de un dedo de largos aproximadamente (yo para agilizar el proceso opté por rallar la zanahoria, pero lo aconsejable es hacer bastoncitos, porque queda con una textura más agradable).

Después ponemos una sartén al fuego y cubrimos la base con aceite de oliva virgen extra (en mi caso utilicé aceite de sabor intenso, pero sirve perfectamente el de sabor suave, eso según gustos). Cuando el aceite esté caliente añadimos las verduras; zanahoria, cebolla y puerros, mezclamos, salamos el conjunto, y dejamos que se vaya pochando a fuego suave unos 15 ó 20 minutos.

Cuando las verduras estén bien pochaditas, subimos un poco la intensidad del fuego, y añadimos el vino blanco, removemos bien, y pasados unos minutos, cuando el líquido se haya evaporado, apagamos el fuego.

Aparte salpimentamos los lomos de salmón.

Por último cortamos media lámina de papel vegetal, lo doblamos por la mitad, y en el centro de una de las mitades echamos la mitad de las verduras rehogadas, sobre ellas colocamos unos de los lomos, y regamos con parte del aceite que quedó de pochar las verduras.


Luego tapamos con la otra mitad, y sellamos cerrando bien los bordes haciendo varias dobleces.

Procedemos de igual forma con el otro paquete que nos falta por preparar, y después los colocamos en una fuente de horno, y los introducimos en el mismo, precalentado a 180ºC, con calor arriba y abajo, durante aproximadamente 15 minutos.

Sabremos que están en su punto justo de cocción, cuando los paquetitos se hinchan por el efecto del vapor que se genera en su interior.


Finalmente retiramos los paquetitos de papillote del horno, los abrimos con cuidado de no quemarnos, y servimos inmediatamente.

Pues nada, espero que os haya gustado la receta, y os animo a prepararla, porque como veis es muy sencilla, muy sana, y está muy rica.

Os espero dentro de unos días. Un abrazo.