Ya ha pasado bastante tiempo desde la anterior entrada, más del que tenía previsto, pero ahora con la llegada de septiembre y la vuelta a la rutina, aquí estoy de nuevo con energías renovadas después del parón veraniego.
Para la vuelta he elegido una pizza, y no una pizza cualquiera, la de hoy yo la calificaría como una pizza gourmet. Si sois amantes de la mezcla de sabores dulce-salado os encantará seguro. Para mí desde luego está entre las preferidas. Espero que sea también de vuestro agrado.
Para prepararla necesitaréis los siguientes
Ingredientes:
Para la masa
-240gr. de harina de fuerza
-150ml. de agua
-1 cucharada de aceite de oliva
-1 cucharadita de sal
-12gr. de levadura fresca de panadería (ó ½ sobre de levadura seca de panadería)
Para el relleno
-70gr. de tomate triturado
-1 bola de queso mozzarella
-1 rulo pequeño de queso de cabra (de 250 a 300 gramos)
-1 berenjena
-1 cucharada de miel
-orégano seco y en este caso le añadí también una mezcla de especias especial para pizzas
-aceite de oliva virgen extra para freír la berenjena
Preparación:
En primer lugar preparamos la masa. Yo en esta ocasión la amasé en la thermomix, pare ello echamos el agua, el aceite y la sal en el vaso, y programamos 3 minutos/temperatura 37 grados/velocidad cuchara.
Después añadimos la harina y la levadura, y programamos 3 minutos/función amasar. Una vez transcurrido el amasado, guardamos la masa en un cuenco untado con aceite y tapada con papel film hasta que doble el volumen.
Si tenéis panificadora, también podéis prepara la masa en ella, para ello se echan todos los ingredientes de la masa en la cubeta empezando por el agua, la sal y el aceite, siguiendo por la harina y finalizando con la levadura. Después se selecciona el programa de amasado con fase posterior de levado, que en mi máquina dura 90 minutos (20 de amasado y los restantes de levado), y ya sale la masa lista para darle forma.
A falta de robot de cocina, también se puede amasar perfectamente a mano, para ello añadís a un cuenco amplio la harina tamizada y la sal, luego mezcláis bien y hacéis un hueco en el centro como si se tratase del cráter de un volcán, luego añadís el agua tibia en la cual se habrá diluido previamente la levadura. Seguidamente se va mezclando con la ayuda de una cuchara de madera, y cuando se empiece a formar una bola que se despega de las paredes, seguís amasando a mano en la encimera durante diez minutos. Después dejáis reposar la masa en el mismo cuenco en el que se inició el amasado, tapándolo con papel film hasta que doble el volumen.
Mientras esperamos a que la masa crezca, aprovechamos para cortar la berenjena en rodajas con una mandolina, luego vamos colocando las rodajas en un escurridor de verdura, espolvoreándolas con sal fina, y dejamos reposar durante 30 minutos. Esto se hace para que pierdan parte del agua que contienen, y también el amargor característico. Transcurrido el tiempo de reposo, las lavamos bajo el grifo para sacarle la sal, las escurrimos bien y las secamos sobre papel de cocina, y después las salteamos en una sartén con una pizca de aceite de oliva virgen extra, durante 1 minuto por cada lado. A medida que van estando las berenjenas, las vamos retirando a una fuente y reservamos.
Cuando la masa esté lista, precalentamos el horno a 2500 calor arriba y abajo, y seguidamente procedemos a darle forma a la pizza, para ello estiramos la masa sobre la encimera espolvoreada con una pizca de harina, dándole la forma deseada, en este caso redonda.
A continuación colocamos la masa en la bandeja, y encima extendemos el tomate triturado, sobre él espolvoreamos una pizca de orégano seco. Yo en esta ocasión le añadí también una pizca de especias especial para pizza, pero esto es opcional.
Después añadimos por toda la superficie el queso fresco de mozzarella cortado en trocitos pequeños, y sobre él colocamos alternativamente las berenjenas reservadas y el queso rulo de cabra cortado en rodajas finitas.
Finalmente colocamos la bandeja en la parte de abajo del horno, ¡ojo!, no en la última rejilla, sino en la base misma del horno para que así nos quede una pizza jugosa, pero con una base crujiente que resulta deliciosa. Cuando esté hecha, en mi horno tarda unos 20 a 25 minutos, la retiramos y la colocamos sobre una rejilla para que enfríe un poco antes de servir, si bien nada más salir del horno debemos coger una cucharada de miel, y la dejamos caer en forma de hilo por toda la superficie.
Con esto termino por hoy, dentro de unos días volveré con una nueva receta.
Un abrazo