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sábado, 14 de octubre de 2017

Tiznao manchego


Para el primer post del mes de octubre he elegido un plato típico de Almagro y toda su comarca del Campo de Calatrava en la provincia de Ciudad Real. Se trata del tiznao manchego, que junto con las famosas berenjenas de  Almagro, más identifican gastronómicamente a esta localidad.

Almagro es una ciudad preciosa, con un importante conjunto histórico-artístico, del que destaca su plaza mayor, donde se encuentra el corral de comedias mejor conservado de toda España.

La vinculación de la ciudad con las artes escénicas es tan relevante que el Museo Nacional de Teatro tiene aquí su ubicación, y ejemplo también del compromiso de esta localidad con el mundo de las artes escénicas son el Festival Internacional de Teatro Clásico que se celebra todos los años en el mes de julio, además del Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo de Almagro y más recientemente, en concreto desde 2014, el Festival de Creación Universitaria de Almagro.

En el aspecto gastronómico, uno de los platos típicos como os decía más arriba es el tiznao, un plato que recibe este nombre porque los ingredientes se asan, y para ello antiguamente se usaban las cenizas y las ascuas del fuego, de ahí el nombre de tiznao, pero los que no dispongáis de una parrilla en la que poder hacer fuego, podéis utilizar el horno e incluso una plancha ó una sartén.

Como gallega que soy, no conocía este plato hasta que lo he visto publicado en un blog que sigo desde hace tiempo, las recetas del marqués de muchabarba, cuya visita os recomiendo porque tiene un montón de recetas interesantes a la vez que sencillas.

La última vez que estuvimos en tierras manchegas, la pasada primavera, nos lo ofrecieron en un local en la localidad de Daimiel, y la verdad de no haberlo visto antes en el blog de este compañero no lo habríamos pedido, y me hubiera perdido un plato de la gastronomía típica manchega que merece un reconocimiento que tristemente no tiene, y es una pena porque está delicioso. Nos gustó tanto que al regreso del viaje no tardé en prepararlo en casa. La primera vez que lo hice seguí la receta del mencionado blog al pie de la letra, y a la siguiente vez hice una pequeña modificación para adaptarlo más a mis gustos, pero al fin y al cabo tampoco importa tanto, porque con el tiznao pasa como con todo, existen diversas versiones, y la mía es una más. Os cuento cómo lo hice.

Ingredientes:

-2 buenas tajadas de bacalao
-4 patatas
-6 dientes de ajo
-3 pimientos rojos secos
-2 cebolletas grandes frescas
-aceite de oliva virgen extra
-sal
-agua para cocer las patatas

Preparación:

En primer lugar tenemos que desalar el bacalao, para ello la noche anterior lo ponemos en un recipiente con agua, colocándolo con la piel hacia arriba, y lo metemos en el frigorífico cambiándole el agua cada 8 horas. 

Con el bacalao ya desalado, los secamos con un paño de cocina y lo reservamos.

Aparte lavamos las patatas y las ponemos a cocer en agua con la piel hasta que estén hechas.

Mientras ponemos en la parrilla los pimientos secos, las cebolletas cortadas en 4 trozos y el bacalao  (si no disponéis de ella podéis usar el horno ó también una plancha) Hay que tener cuidado con los pimientos para que no se quemen, porque sino amargarían y estropean el plato (notaremos que están hechos cuando se resquebrajen) Mientras las verduras y el bacalao se están haciendo se les da la vuelta de vez en cuando.

Cuando las patatas estén cocidas las cortamos en trozos pequeños, el bacalao cuando esté hecho le retiramos la piel y las espinas y lo desmigamos en lascas, y las cebolletas y los pimientos los desmenuzamos.

Aparte ponemos una sartén al fuego y cubrimos la base con aceite de oliva virgen extra. Cuando esté caliente añadimos los ajos cortados en rodajas finas, y en cuanto empiecen a tomar color, retiramos la sartén del fuego para que baje la temperatura del aceite y añadimos el pimentón.

En un cuenco echamos los pimientos, las cebolletas, las patatas y el bacalao, mezclamos un poco con cuidado de no deshacer las patatas, colocamos en la fuente de servir, y encima echamos el contenido de la sartén.

Como os dije es un plato exquisito, pero bastante contundente, al menos para mi delicado estómago, de manera que hice una modificación en la receta original, pues los ajos tendrían que hacerse al fuego con el resto de ingredientes, y el aceite se echa al final, pero en crudo, en cambio yo he probado friendo los ajos en el aceite y para mi gusto está aun más rico así si cabe, y no me resulta tan fuerte que era lo que estaba buscando.

Si os gusta el bacalao os animo a que lo preparéis de esta manera, va a ser un triunfo seguro.

Un saludo a tod@s

martes, 4 de abril de 2017

Potaje de vigilia


Finalizada la caja de antibióticos, con mi garganta ya por fin recuperada, y en espera de que esta vez sea de dura, porque con la primavera  plenamente instalada y la llegada del buen tiempo, no apetece estar tomando cosas calientes a todas horas. Además ahora que está la Semana Santa a la vuelta de la esquina, me apetece participar de las tradiciones propias de estas fechas, que en lo que a gastronomía se refiere pasa por las famosas torrijas en todas sus versiones, y el plato que hoy os presento: el potaje de vigilia.

Este potaje se servía los viernes de Cuaresma en nuestro país por la prohibición religiosa de comer carne en este período. Fruto de esa prohibición surgió este plato tan arraigado en nuestra cultura gastronómica, que tiene como ingredientes estrella el bacalao, los garbanzos y la verdura, generalmente espinacas aunque también hay quien emplea acelgas.

Es por tanto un plato muy completo desde el punto de vista nutricional, reúne hidratos de carbono, fibra vegetal, proteínas y vitaminas del grupo B y C.

Además de sano, de sabor está riquísimo, y su elaboración es muy sencilla. Para empezar necesitáis los siguientes

Ingredientes

-400gr. de bacalao desalado y desmenuzado
-500gr. de garbanzos cocidos
-400gr de espinacas frescas
-1 cebolla
-3 dientes de ajo
-120gr. de aceite de oliva virgen extra
-1 cucharada de pimentón dulce
-1 litro de agua
-1 hoja de laurel
-3 huevos duros
-1 rebanada de pan del día anterior
-sal

Preparación:

Yo en esta ocasión he utilizado garbanzos cocidos, para abreviar un poco el tiempo. Si hacéis lo mismo y los vais a emplear cocidos, le escurrimos bien el agua del bote, los lavamos bajo el grifo del agua fría y reservamos.

Si preferís utilizar garbanzos secos tendréis que dejarlos a remojo la noche anterior. Para ello se echan en un cuenco grande, se cubren con agua y se le añade una cucharadita de bicarbonato. Al día siguiente los lavamos bien y retiramos aquellos que estén estropeados si los hubiera.

Seguidamente los cocinamos, poniéndolos en una olla cubiertos de agua fría, durante 1 hora y media desde que levanten el hervor. Transcurrido ese tiempo, y con los garbanzos ya cocidos, proseguimos con la elaboración de la receta. Si utilizamos los garbanzos cocidos nos ahorramos este paso, y directamente ponemos una olla con 1 litro de agua al fuego hasta que levante el hervor.

Aparte cocemos los huevos en un cazo con agua hirviendo durante diez minutos, luego los retiramos y cuando estén fríos le sacamos la cáscara y reservamos.

Mientras se cuecen los huevos vamos preparando un sofrito. Para ello picamos dos dientes de ajo y la cebolla. A continuación ponemos una sartén al fuego con el aceite de oliva virgen extra, añadimos la hoja de laurel y la cebolla picada, cuando ésta coja un color transparente añadimos los dos ajos picados, rehogamos un par de minutos más, y después apartamos la sartén del fuego, añadimos el pimentón dulce y mezclamos bien. Después añadimos este sofrito a la olla en la que hemos cocido los garbanzos, o la olla que tiene el litro de agua hirviendo, añadimos también el bacalao previamente desalado y desmenuzado y las espinacas cortadas en trozos. Éstas últimas las añadimos en varias tandas (para que vayan reduciendo el volumen porque sino todas de una vez no cabrían). Por último si empleamos garbazos ya cocidos los añadimos también en este momento. Dejamos que se cueza todo el conjunto durante unos 15 minutos, y mientras en una sartén preparamos el toque final, para ello cubrimos el fondo de la misma con aceite de oliva virgen extra y doramos en él el ajo restante, cuando empiece a dorarse echamos una rebanada de pan duro, y lo freímos primero por un lado y luego por el otro, después retiramos la rebanada de pan y el ajo a un mortero, añadimos los huevos cocidos y picados y hacemos un majado que añadiremos al potaje cuando las espinacas y el bacalao estén cocidos, removemos bien y dejamos reposar una media hora antes de servir para que se asienten los sabores, y listo para disfrutar del plato estrella de estas fechas. Podéis decorar con un huevo duro cortado longitudinalmente.

Este plato también lo podéis preparar en la thermomix, de ese modo se simplifica mucho más el proceso, y sale también un potaje realmente rico. Así ya no tenéis excusa para no prepararlo ^-^. Os doy los pasos a seguir.

1- Cocemos los huevos en un cazo con agua durante 10 minutos, luego los retiramos, dejamos enfriar, retiramos la cáscara y reservamos.
2- Ponemos la cebolla cortada en 4 trozos, y los ajos cortados por la mitad eliminando la germinación central y programamos 5 segundos/velocidad 4
3-Freímos 12 minutos/120º/velocidad cuchara
4-Añadimos el pimentón, 80gr de garbanzos cocidos, 10 gr. de agua, y programamos 15 segundos /velocidad 6
5-Bajamos los restos con la espátula
6-Añadimos el resto del agua, las espinacas frescas cortadas en trozos, la hoja de laurel y un poco de sal y programamos 20 minutos/100º/velocidad cuchara. Este paso se reduce en tiempo si optáis por utilizar espinacas congeladas. En ese caso tendréis que descongelarlas previamente, y luego programáis 6 minutos/100º/velocidad cuchara.
7-Añadimos los garbanzos restantes y el bacalao y programamos 10minutos/100º/Giro inverso/Velocidad cuchara
8-Rectificamos de sal si fuese necesario
9-Vertemos el potaje en  una sopera, picamos los huevos duros que teníamos reservados, y los echamos por encima.
10-Dejamos que el potaje repose unos minutos con la sopera tapada antes de llevarlo a la mesa y disfrutar de un plato lleno de sabor y tradición.

Deciros que si hacéis este plato en la thermomix no váis a necesitar la rebanada de pan, porque no empleamos majado, el propio robot elabora una especie de puré cuando en el paso 4 añadimos 80gr de garbanzos cocidos. Tampoco reservamos un ajo para majar en el mortero como se hace por el método tradicional, sino que añadimos  desde un principio los tres ajos juntos.

Nada más por hoy, solo espero haberme explicado bien y que os animéis a prepar en casa un plato tan rico y tradicional como éste. 

Por último, como hoy es un día tristemente señalado para mí, porque hace 16 años que nos dejó mi padre, permitidme que esta receta se la dedique a él. ¡Te quiero papá!

Nos vemos en unos días. Un beso


jueves, 17 de marzo de 2016

Torrijas de leche


Se acerca la Semana Santa, y los escaparates de las pastelerías se llenan del dulce típico por excelencia de estas fechas: las torrijas.

Parece mentira que con unos ingredientes tan básicos como son la leche, el pan, y los huevos surja un postre tan delicioso. Y parece mentira también que algo tan exquisito y fácil de hacer se consuma sólo durante unos días al año, aunque bueno, eso podemos ponerle remedio nosotros mismos.

Yo siempre que llegan estas fechas y hago torrijas, me digo que las tengo que hacer más a menudo, pero luego pasa el tiempo y nunca me pongo a ello. Lo mismo me ocurre con otros postres típicos que también me encantan como las “filloas”, las “orellas” y las flores de Carnaval, el roscón de Reyes, etc. Por otro lado, hace años que visito blogs de cocina, y tengo tantas recetas pendientes que le faltan días al año para poder hacer todo lo que quisiera.

Esta receta que subo hoy al blog es quizás la más tradicional, pero aparte de ésta, tengo otra receta de torrijas, hechas con pan de brioche,  y caramelizadas. Un postre absolutamente delicioso, que combina la jugosidad de la torrija en sí, con la costra del caramelo que se crea en la superficie, algo verdaderamente sublime. Más adelante subiré esta receta, pero hoy vamos con éstas, más tradicionales, e igualmente deliciosas.

Ingredientes:

-1 barra de pan del día anterior
-1 litro de leche
-1 palo de canela en rama
-la cáscara de medio limón
-3 huevos
-azúcar al gusto
-canela molida
-aceite de girasol para freír

Preparación:

En primer lugar tenemos que aromatizar la leche, para ello la ponemos en un cazo al fuego y añadimos el palo de canela y la corteza de limón, procurando que ésta última no lleve nada de la parte blanca porque le da amargor. 

Cuando la leche llegue al punto de ebullición la retiramos del fuego, añadimos azúcar a nuestro gusto, removemos para disolver y dejamos en infusión hasta que la leche esté tibia. En ese momento la colamos para retirar la canela en rama y la corteza de limón, la ponemos en una fuente honda y reservamos.

Aparte cortamos el pan en rodajas de centímetro y medio de grosor aproximadamente, las mojamos bien en leche y dejamos reposar en una rejilla alrededor de media hora.

Mientras batimos los huevos, y ponemos una sartén al fuego con abundante aceite de girasol. Cuando el aceite esté caliente pasamos las rodajas de pan por huevo batido y las vamos friendo hasta que queden doradas por fuera y jugosas por dentro. 

A continuación las pasamos a una fuente sobre papel absorbente, y cuando hayamos terminado con todas, las colocamos una fuente de servir y espolvoreamos por encima de cada una, una pizca de azúcar y canela molida mezcladas a partes iguales, y listas para llevar a la mesa y disfrutar de un auténtico manjar.

Espero que os guste. Un beso y hasta pronto.