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miércoles, 3 de febrero de 2016

"Orellas" de Carnaval (con levadura de panadería)


Si hay un dulce típico de los carnavales en Galicia son las orellas. Se trata de una masa frita que antes de freírla se corta en porciones y estira con un rodillo de cocina.

Hay personas para quienes las "orellas" por encima de todo han de resultar crujientes, si es vuestro caso ésta no es vuestra receta, (para vosotros os dejo la otra versión que podéis ver pinchando aquí) porque salen exquisitas, pero tiernas, sin embargo a mí me encanta la textura que tienen. 

Recién salidas de la sartén están verdaderamente absolutamente deliciosas. Con el paso del tiempo pasa como todas las masas que llevan levadura de panadería, que pierden algo, pero al día siguiente de hacerlas aun están realmente ricas. Aunque bueno, es muy raro que duren tanto, porque una vez hechas desaparecen en un abrir y cerrar de ojos.

Os dejo ya la receta

Ingredientes:

-500gr. de harina de trigo
-15gr. de levadura fresca de panadería
-40gr. de manteca de vaca (si no tenéis usad mantequilla)
-3 huevos
-70ml. de leche
-50ml. de licor de anís
-4 gotas de esencia de anís
-80gr. de azúcar
-ralladura de un limón
-una pizca de sal
-aceite de girasol para freír

Preparación:

Yo en mi caso he utilizado la panificadora para el amasado, para ello añadís la manteca de vaca derretida, los huevos, el licor y la esencia de anís, la leche, el azúcar, la ralladura de limón, la sal, la harina y por último la levadura desmenuzada. 

Activamos el programa de solo amasado, que en mi panificadora es el número 11 y tiene una duración de 20 minutos. Cuando haya terminado reiniciamos de nuevo el mismo programa y cuando finalice de nuevo, sacamos la masa de la cubeta y la pasamos a un cuenco, tapado con papel film, hasta que haya doblado el volumen.

Si hacéis el amasado a mano, tamizáis la harina sobre una superficie, en el centro hacéis un hueco como si se tratase del cráter de un volcán y en él añadís los demás ingredientes, luego amasáis hasta que la masa no se pegue a las manos y después hacéis con ella una bola y la pasáis a un cuenco tapado con un paño de cocina o con papel film hasta que doble el volumen. 

Cuando eso suceda, amasamos de nuevo para desgasificar y tapamos y esperamos nuevamente a que vuelva a doblar el volumen. Con este doble levado evitamos que luego la masa se encoja cuando la estiremos con el rodillo.

Cuando haya levado por segunda vez, ponemos una sartén con abundante aceite de girasol al fuego, y mientras éste se calienta, sacamos la masa a una superficie untada con aceite, hacemos pequeñas porciones del tamaño de una nuez, las estiramos con un rodillo de cocina y las freímos en la sartén.

A medida que se vayan haciendo las orellas, las colocamos en un plato o fuente sobre papel absorbente, y cuando hayamos terminado de freírlas todas, las pasamos a una fuente de servir, y las espolvoreamos por encima con azúcar.

Espero que os hayan gustado. Con ese deseo me despido hasta dentro de unos días. 

Saludos.

sábado, 30 de enero de 2016

Flores de Carnaval


Parece que aun fue ayer Navidad, y ya están aquí los Carnavales… ¡hay que ver qué pronto pasa el tiempo! Y como no podía ser de otra manera, en lo referente a la gastronomía, hay una serie de platos y dulces que son típicos de estas fechas. 

El que hoy os presento es uno de ellos, se trata de las Flores de Carnaval. En Galicia donde yo vivo son típicas de estas fechas, en cambio hay regiones de España que las elaboran por Semana Santa.

Estas flores además de vistosas, son muy fáciles de hacer, y aunque se fríen en aceite no os preocupéis que no salen nada aceitosas, todo lo contrario, salen secas y muy crujientes. Incluso para mí que soy delicada de estómago y tengo problemas con este tipo de masas que se fríen en la sartén, nunca tuve ninguna molestia cuando las comí, y hace ya bastantes años que no faltan en mi casa por carnavales.

Los ingredientes que se utilizan para hacer esta receta seguro que la mayoría los tenéis ya en casa, lo que sí necesitáis es un molde especial para hacerlas, pero si no lo tenéis lo encontraréis sin dificultad, lo tienen en casi todas las ferreterías, incluso en la de mi pueblo lo tienen, y eso que vivo en un lugar muy pequeño.

Paso a explicaros la receta, ya veréis qué fácil es.

Ingredientes:

-2 yemas de huevo
-500ml. de leche entera
-50ml. de licor de anís
-375gr. de harina de repostería
-una pizca de sal
-ralladura de un limón
-azúcar para espolvorear al final

Preparación:

En un bol echamos las yemas de huevo, batimos un poco y añadimos la leche, la sal, la ralladura de limón y el licor de anís. Mezclamos todo bien y luego añadimos la harina poco a poco y seguimos removiendo hasta que quede una mezcla homogénea , sin grumos.

Después tapamos el bol con film transparente o con un paño de cocina y lo dejamos reposar durante dos horas.

Transcurrido el tiempo de reposo ponemos una sartén al fuego con abundante aceite de girasol, e introducimos el molde en él, para que se vaya calentando. 

Mientras el aceite toma temperatura y el molde se calienta dentro del aceite, batimos de nuevo la mezcla, y después cuando veamos que el aceite está caliente, sacamos el molde y los introducimos en la masa (procurando siempre que ésta no se desborde por encima del molde, sino que le falte un poco para llegar arriba, porque sino luego no se desprende la flor) y levantamos, escurrimos un poco y lo metemos de nuevo en el aceite caliente. 

Pasados unos segundos levantamos otra vez y ya se desprende la flor por sí sola, y si no lo hiciera nos ayudamos de una cuchara o tenedor y por los bordes del molde empujamos un poco hacia abajo y seguramente ya se suelta sin mayor dificultad. Seguimos con el mismo procedimiento hasta terminar, y vamos colocando las flores en una fuente, e intercalando entre una y otra, papel de cocina absorbente.

Cuando hayamos terminado de hacer las flores, cogemos un plato hondo (de los que se usan para servir la sopa), echamos en él azúcar, y vamos rebozando las flores en el azúcar una a una, luego las pasamos a una fuente o a una bandeja con blonda decorativa como hice yo, y listas para servir y disfrutar.

Normalmente no suele haber problemas a la hora de desprender la flor del molde, basta con levantarlo un poco y hacer un pequeño movimiento de arriba hacia abajo y ya se suelta. Si tenéis dificultad, haced como os dije más arriba, ayudaros de tenedor por ejemplo, y ejerced un poco de presión sobre los bordes del molde. Si pese a ello no sois capaces de sacarla entonces no perdáis la paciencia ni os desaniméis, es cuestión de “hacer borrón y cuenta nueva”. Apagad el fuego, lavad el molde muy bien procurando que no le queden restos de masa adheridos, luego lo secáis cuidadosamente, y lo introducís de nuevo en el aceite, encended de nuevo el fuego, y esperar hasta que tengáis bien claro que está caliente, porque una de las causas del fallo anterior posiblemente haya sido que el aceite aun no tenía la temperatura suficiente.

Otra causa podría ser que la cantidad de harina fuese insuficiente, porque no todas las harinas se comportan igual, y en ese caso le echáis una pizca más, no mucha (ha de quedaros una mezcla semilíquida, parecida a la de las filloas o creps).

A lo mejor las primeras os dan un poco la lata, pero no os desaniméis, después de que llevéis hecho 3 ó 4 ya salen como churros, ¡cosa más fácil imposible!

Y ya no sigo, porque sino parece que convierto la cosa más sencilla del mundo en algo sumamente complicado, algo por otra parte muy frecuente en mí, casi endémico, jeje.

En fin, si os animáis a hacerlas y os surge alguna dificultad, dejadme un comentario y en cuanto pueda os lo aclaro.

Un beso.