domingo, 29 de diciembre de 2019

Guiso de corzo con cantarellus tubaeforme


Hoy como os había dicho, os presento un plato de caza, en este caso un guiso de corzo con setas,  muy apropiado para una celebración especial. 

Resultaría ideal  como plato principal del menú de Año Nuevo o de Reyes, así que si aun no tenéis cerrado el menú de esas fechas, y contáis con la posibilidad de conseguir carne de corzo, os recomiendo que os pongáis manos a la obra, ya que es un plato que aunque resulta algo laborioso no entraña ninguna dificultad.

Este plato lo preparé ya varias veces en casa, se trata de una receta que cogí prestada hace tiempo del blog de un querido y admirado compañero, Juan Carlos Alonso de Gastronomía en Verso, y que adapté un poco a mi  gusto. 

A Juan Carlos seguro que muchos lo conocéis ya, pero en caso contrario os sugiero que le echéis un vistazo a su página, porque el suyo es un blog de referencia en el mundo de la blogosfera, sus publicaciones son absolutamente rigurosas y sus recetas son de las que cuando las pruebas en casa nunca fallan... Gracias Juan Carlos, como bien dices, cuando se comparte se gana, y en mi has ganado hace tiempo una admiradora de tus dotes culinarias, y desde que te conozco personalmente una admiradora de las cualidades que atesoras como persona, siempre dispuesto a compartir y a hacer agradable la vida de los que te rodean.

Por cierto, este plato, a decir de los que lo degustaron, está muy rico, como diría Juan Carlos “vaise do mundo”,  pero yo a pesar de que lo preparé ya en varias ocasiones, nunca lo he probado. En mi caso es oír hablar de corzos y pienso en Bambi, y no hay manera, os lo digo en serio.

Por otra parte tengo una relación de amor-odio con el mundo de la caza. Desgraciadamente muchos de los perros que acaban abandonados en nuestro país son perros de caza, todavía tengo en la retina las imágenes de la pobre Alma, la perrita de Chantada en Lugo, que murió por los tiros y los golpes que le propinó un cazador desalmado. Ayer mismo he visto en la televisión unas imágenes grabadas en Reino Unido donde un grupo de cazadores golpeaba un zorro contra el coche de una organización animalista que protestaba contra la caza de este animal... Eso sin contar las piezas de caza que los cazadores no logran cobrar y que han sido abatidas y quedan malheridas y agonizando en el monte.

En este tema es obvio que no se puede meter a todos en el mismo saco, también hay cazadores que son responsables, mi propio  padre era cazador, y jamás dejó un perro abandonado, ni lo maltrató, por eso os hablo de esa relación de amor-odio que siento por este mundo de la caza.

Recuerdo como anécdota que siendo yo pequeña, mi padre tenía una perrita de color blanco llamada Tula, y tenía una enfermedad (desconozco cual porque como os digo yo era pequeña por entonces) por lo que a veces después de llevar un tiempo en el monte, se agotaba y se desvanecía, y recuerdo que mi padre la traía a hombros para casa, igual que los pastores del Portal de Belén con las ovejas, pero él con la perra... Cómo me gustaría que mi padre viviera para poder prepararle este plato de corzo..., pero desgraciadamente eso no es posible,  así que con vuestro permiso le dedico a él la receta, y también a mi madre que está hoy de cumpleaños.

Para preparar este plato de corzo necesitáis estos ingredientes:

-3 paletillas de corzo troceadas
-1kg. de patatas
-100gr. de panceta curada
-200gr. de cantarellus tubaeforme
-200gr. de champiñones portobello
-2 puerros
-3 cebollas
-2 zanahorias
-6 tomates secos hidratados
-2 cucharadas de pulpa de pimiento choricero
-8 dientes de ajo
-Tomillo en rama
-Romero en rama
-1 manojo pequeño de perejil fresco
-1 hoja de laurel
-Sal
-Aceite de oliva virgen extra
-1 cucharada  de harina
-1 vaso de brandy
-2 vasos de caldo de carne
-500 ml. de vino tinto Mencía (en mi caso Rectoral de Amandi)

Preparación:

Empezamos troceando la carne, después la sazonamos con sal y pimienta y dejamos reposar preferiblemente en un recipiente hondo de cristal, durante al menos una hora para que tome bien la sal.

Mientras aprovechamos para pelar los ajos y los cortamos por la mitad desechando el germen central, limpiamos las cebollas y las cortamos en rodajas, a los puerros les retiramos la parte verde, sacamos la piel externa de la parte blanca, los lavamos bajo el grifo y a continuación los cortamos asimismo en rodajas. Las zanahorias las pelamos, lavamos y cortamos igualmente en rodajas. 

Después echamos todas las verduras (ajos, cebollas, puerros y zanahorias y también los tomates deshidratados troceados) sobre la carne, añadimos también el romero, el tomillo, la hoja de laurel y el manojo de perejil picado, y por último añadimos 1/2 litro de vino tinto y 1/2 vaso de brandy, removemos bien con una cuchara de madera, tapamos con film transparente y dejamos reposar fuera del frigorífico durante 24 horas, dándole la vuelta a la carne a mitad de tiempo para que toda ella quede bien impregnada.

El siguiente paso consistirá en retirar la carne del adobo, se seca con papel de cocina absorbente y se sella en una olla con aceite de oliva virgen extra a fuego fuerte. Cuando esté dorada por un lado le damos la vuelta por el otro y después añadimos una cucharada de harina de trigo, removemos todo junto un par de minutos y añadimos el otro medio vaso de brandy, subimos el fuego al máximo, y con la campana extractora apagada, flambeamos durante unos minutos hasta que se consuma todo el alcohol, y añadimos la pulpa de pimiento choricero mezclándolo todo bien.

Paralelamente en una sartén con un fondo de aceite de oliva virgen extra pochamos las verduras del marinado, después una vez completado el paso anterior las añadimos a la olla de la carne, añadimos también el líquido del adobo y dos vasos de caldo de carne o en su defecto de agua. Continuamos con la cocción del conjunto durante unas dos ó tres horas hasta que la carne esté tierna, lo cual dependerá de la edad del animal.

Finalmente cuando la carne esté llegando a su punto, cubrimos el fondo de una sartén con aceite de oliva virgen extra, doramos en él la panceta curada cortada en taquitos, pasados unos minutos añadimos dos dientes de ajo bien picados, y seguidamente añadimos los champiñones y las setas, salamos ligeramente porque la panceta ya le aporta sal, y rehogamos todo junto hasta que se consuma todo el líquido que sueltan las setas. Cuando esté listo añadimos las setas a la olla de la carne y continuamos con la cocción del conjunto unos minutos más hasta que la carne se pinche con facilidad con un tenedor, momento en el que probamos de sal y  rectificamos si fuese necesario, y dejamos reposar el quiso hasta el día siguiente, que es cuando se han asentado bien los sabores y está más rico.

Para acompañarlo, preparamos unas patatas fritas en el último momento.

Como podéis comprobar, la receta es un poco laboriosa, pero de difícil no tiene nada, así que si os gusta la carne de caza y tenéis ocasión, no dejéis de probarla.

Y esto ha sido todo por hoy. Nos vemos en breve

Hasta entonces. Feliz semana.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Navajas a la plancha


Llego un poco tarde, cuando estamos ya metidos de lleno en las celebraciones navideñas, pero si no tenéis aun pensado un primer plato para el menú de la cena de Fin de Año o de la comida de Año Nuevo, la receta de hoy es perfecta porque lo reúne todo, se trata de un marisco barato,  está riquísimo, y además la forma de prepararlo que os propongo es facilita y muy rápida, os hablo de unas navajas de las rías gallegas a la plancha con un aliño de aceite de oliva, ajo y perejil.

Para preparar esta exquisitez al alcance de todos los bolsillos necesitáis los siguientes ingredientes:

-1 kg. de navajas frescas
-150ml de aceite de oliva
-4 dientes de ajo
-1 puñado de perejil
-Sal gorda o sal  Maldon en escamas

Preparación:

En primer lugar para retirar los restos de arena que puedan traer, metemos las navajas en agua con sal dentro de un recipiente redondo, colocadas en vertical como si se tratase de bolígrafos colocados en un lapicero. Las dejamos así al menos durante un par de horas, procurando que queden bien cubiertas de agua, y después las escurrimos y las secamos con un paño de cocina de algodón o con papel absorbente.

Seguidamente picamos muy finamente los ajos y el perejil y los echamos en un bote que tenga tapa, como los de la mermelada, pero obviamente que esté limpio. En el mismo bote añadimos también unas arenas de sal y 100ml de aceite, tapamos el bote y agitamos bien fuerte para que la mezcla emulsione un poco. (Este paso lo podríamos hacer la víspera y guardar el tarro en la nevera, de esta forma tendría incluso más sabor, tan solo en el momento de utilizar el aliño hay que agitar de nuevo el frasco y listo)

Después calentamos la plancha a alta temperatura, añadimos unas gotas del aceite de oliva restante y colocamos las navajas con la carne tocando la plancha caliente y las tenemos vuelta y vuelta durante 2 minutos como máximo para evitar que nos queden chiclosas o correosas.

Una vez plancheadas las navajas las vamos colocando en una bandeja, espolvoreamos unas escamas de sal Maldon (también sirve sal gruesa) y luego con una cuchara repartimos a nuestro gusto el aliño de aceite, ajo y perejil por encima y listas ya para llevar a la mesa y disfrutar de un auténtico manjar.

A continuación os dejo el enlace de otras recetas de marisco que tengo publicadas en el blog,


Y por hoy me despido, pero antes de finalizar el año espero que todavía me dé tiempo a pasar de nuevo por aquí  y proponeros un plato de caza ideal para celebrar las fiestas navideñas que aun están por llegar.

Hasta entonces. Un beso

viernes, 29 de noviembre de 2019

Detalles para invitados 2019


Cuánto tiempo desde la última entrada, y encima acudo a mi cita con vosotros sin cumplir con lo prometido y en lugar de venir a hablaros de la IX Xuntanza de Bloggers Gastronómicos de Galicia que tuvo lugar el pasado mes de septiembre, he cambiado de idea y antes he preferido compartir con vosotros algunos detalles para invitados que hice este año 2019 que pronto toca a su fin. Después si Dios quiere publicaré la entrada de la Xuntanza, y luego tengo en mente mostraros algunas sugerencias para el menú de las próximas fiestas navideñas, así que vamos al lío.

Allá por el mes de mayo, una amiga que viajaba a Granada a la comunión de un niño de su familia, me pidió si le preparaba unas galletas para regalarle a los invitados, y recordé que en un viaje que hice a la ciudad de Burgos y su provincia, compré en una tienda del centro un cortador de galletas que vi en un escaparate y me pareció que había llegado la hora de estrenarlo, así que tocó rebuscar entre todos los cachivaches de cocina que tengo por casa (que no son pocos, normalmente cuando busco alguno en concreto suelo encontrar otros que ni recortaba que los tenía) y ponerse manos a la obra.

El resultado ha sido el que podéis ver en la imagen de arriba.

Más recientemente, concretamente en el mes de octubre, no fueron galletas sino tarros de mermelada, como los que ya os enseñé en otras ocasiones, el detalle elegido, y el evento para el que se prepararon estos tarros de mermelda era el bautizo de un niño llamado Lucas.

El resultado de cómo quedó todo lo podéis ver en la siguiente imagen.


Luego algunas madres de los niños de 4º de ESO de mi locadidad (Tordoia) que me conocen, me encargaron unas galletas para regalar a las personas que colaboraron para sufragar los gastos de la excursión de fin de curso de sus hijos. En este caso se trataba de galletas decoradas con fondant y con la foto impresa en oblea, de un dolmen que tenemos aquí en Tordoia y que es lo más emblemático y representativo de nuestro municipio.

Así es cómo quedaron.


Estas entradas las publico todos los años y al menos de momento (nunca se sabe las vueltas que da la vida) sin ningún fin de tipo lucrativo, pues no me dedico a ello profesionalmente, pero es algo que me gusta hacer y disfruto mucho haciéndolo, y como os vengo diciendo al compartir con vosostros las imágenes, si alguien saca alguna idea de cara a eventos de este tipo que tenga en el horizonte, pues bienvenido sea. El blog cumpliría así su verdadera razón de ser, que es la de compartir, pues compartiendo ganamos todos.

Y por hoy termino. Gracias por estar siempre ahí. Hasta pronto

sábado, 12 de octubre de 2019

Bizcocho de Anís y Aceite de Oliva


Sigo sin recuperar la rutina en el blog, en parte porque estoy siendo un poco vaga últimamente, pero también porque llevo una temporada fatal de la alergia, suerte que anuncian lluvias y eso me vendrá bien.

Hace unos días, aprovechando un momento de tregua que me dio la enfermedad, decidí hacer un bizcocho que hacía mucho tiempo que no preparaba, un bizcocho de anís y aceite de oliva.

Sí, no me equivoqué, habéis leído bien, lleva aceite de oliva, pues aunque normalmente cuando se añade aceite a los bizcochos se suele utilizar aceite de girasol para que no le aporte sabor, en este caso el aceite se calienta en el fuego junto con los granos de anís para aromatizarlo, de modo que el sabor que le aporta al bizcocho es muy sutil, apenas lo notaréis, pero le da una esponjosidad y un toque en el paladar muy interesante. Es un ingrediente que si lo añades apenas lo notas, pero si lo cambias por un aceite de semillas, notas que le falta algo al bizcocho.

No creáis que es el único dulce que incluye el aceite de oliva entre sus ingredientes, hay varios, ahora mismo me vienen a la memoria las aceitadas, típicas de la Semana Santa zamorana o las gachas dulces típicas de Jaen que se suelen tomar el Día de Todos los Santos.

El aceite que utilicé para hacer este bizcocho fue un aceite de oliva de la variedad hojiblanca de la empresa gallega Aceites ABRIL. Si os animáis a prepararlo en casa y queréis utilizar el mismo aceite que he empleado yo, esta empresa tiene tienda online, podéis acceder a ella pinchando aquí, o si lo preferís también lo podéis encontrar en Amazon.

Sin más dilación, paso a daros la lista de ingredientes:

-3 huevos
-1 yogur natural (el vaso del yogur vacío se usará como medida)
-3/4 vaso de Aceite ABRIL variedad hojiblanca 
-1 vaso de azúcar
-3 vasos de harina de repostería
-1 sobre de levadura en polvo
-2 cucharadas soperas de anís en grano
-una pizca de sal
-unas gotas de esencia de anís 

Preparación:

La noche anterior ponéis al fuego el aceite en una olla, cuando esté caliente añadís el anís en grano, mezcláis un poco y rápidamente retiráis la olla del fuego para que no se quemen las semillas, y lo dejáis infusionar hasta el día siguiente.

Con el aceite ya frío e infusionado, retiráis las semillas con un colador fino, y reserváis.
Seguidamente en un bol añadís los huevos junto con el azúcar y con un batidor de varillas mezcláis hasta que hayan doblado el volumen y el azúcar se haya disuelto.

Seguidamente añadís la esencia de anís, el aceite de oliva, el yogur natural, y la sal, y seguís batiendo unos minutos más, y a continuación añadís la harina en varias tandas junto con la levadura, mezclando con una espátula con movimientos envolventes.

Por último vertéis la mezcla en un molde previamente untado con mantequilla y espolvoreado con harina para que no se pegue al desmoldarlo (en mi caso utilicé spray desmoldante), y lo introducís en el horno, precalentado a 180º, en la parte central, con calor arriba y abajo, durante aproximadamente 35 minutos.

Si notáis que se quema por la parte de arriba pero al pinchar con un palillo aun no sale limpio, es porque por el centro todavía no está hecho, por lo que para que no se os queme por arriba, lo cubrís con papel de aluminio, y continuáis con la cocción unos minutos más.

Este bizcocho también se puede hacer en la thermomix, queda estupendo y se ahorra mucho trabajo. Para ello los pasos a seguir son los siguientes:

1-Para infusionar el aceite yo no utilizo la thermomix, lo hago de la manera que explico más arriba.
2-Colocamos la mariposa en las cuchillas, añadimos los huevos y el azúcar y programamos: 7 minutos /temperatura 37º / velocidad 3. ½
3- Volvemos a programar 7 minutos/ sin temperatura/ velocidad 3. ½
4-Retiramos la mariposa y añadimos al vaso el aceite, la esencia de anís, el yogur y la sal, y programamos 20 segundos/ velocidad 4
5-Añadimos la harina tamizada y la levadura y programamos 20 segundos/velocidad 5
6-Por último vertemos la mezcla en el molde y procedemos con la cocción de igual manera que por el modo tradicional.

Bueno, pues esto es todo por hoy. La próxima vez volveré, pero no con una receta como es habitual, sino que será un post sobre la IX Xuntanza de Bloggers Gastronómicos Gallegos a la que asistí recientemente, de la que ya os adelanté  algo  por las RR SS, pero que me hace mucha ilusión compartir con más detalle por aquí con tod@s los que me seguís. 

Hasta entonces. Sed muy felices

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Tomate frito casero


Casi sin darme cuenta me encuentro a finales del verano, y sigo sin recuperar la rutina en el blog, a ver si ahora con el cambio de estación lo logro.

Afortunadamente la ausencia no se ha debido a nada malo, salvo un viaje de cuatro días a Dinamarca y Sur de Suecia que se malogró porque perdimos el avión, y no precisamente por llegar tarde, pues estábamos en el aeropuerto con mucha antelación, pero un despiste nos dejó en tierra,  de todos modos que todos los males sean esos.

Lo que más ilusión me hacía de este viaje era  cruzar el puente-túnel de Oresund que une ambos países y no ha podido ser, pero queda pendiente para otra ocasión.

Aprovechando que volábamos desde Oporto, vinimos haciendo turismo de camino a casa visitando los Arribes del Duero, varias localidades de mi querida Zamora, una pequeña visita a Palencia y su feria medieval que se celebraba esos días y  por último visita a León y regreso a casa. No fue lo mismo pero lo pasamos bien igual y sirvió para desconectar por unos días, que los cuidadores de personas dependientes como me ocurre a mí con mi madre, de vez en cuando nos viene bien unos días de descanso y nos sirve para recargar las pilas.

A la vuelta, aparte de los quehaceres del día a día, tocó hacer conservas caseras, pues la tomateras que tengo en la huerta están a rebosar, y estos días de atrás ha sido un no parar de hacer conservas en casa: pisto manchego, tomate frito, tomate pelado al natural y mermelada de tomate.

El tomate frito no lo tenía en el blog, y es un básico en la cocina, así que a continuación os dejo la receta y después cuando publique algún plato que incluya entre sus ingrediente el tomate frito os pongo un enlace a este post.

Los ingredientes que necesitáis para preparar tomate frito en casa son los siguientes:

-3kg. de tomates maduros
-6 dientes de ajos
-6 cebollas grandes
-150ml. de aceite de oliva virgen extra
-1 cucharada rasa de tomillo molido
-1 cucharada rasa de orégano
-1 pizca de pimienta recién molida (yo uso una mezcla de pimientas)
-sal
-azúcar (opcional)

Preparación:

En primer lugar debemos lavar a conciencia los tomates bajo el grifo con agua fría. Después retiramos el rabito y hacemos tres cortes longitudinales y reservamos.

Mientras lavamos los tomates ponemos una olla grade con agua al fuego, cuando comience a hervir añadimos los tomates y los escaldamos unos 2 ó 3 minutos, y después los retiramos a una fuente y los dejamos enfriar.

Si no os cogen todos los tomates juntos, los vais escaldando en tandas.

Cuando los tomates escaldados estén fríos le sacamos la piel y los echamos en un recipiente hondo.
 Cuando estén todos pelados los trituramos y reservamos en el frigorífico hasta el momento que nos pongamos a preparar el tomate frito..

Para hacerlo, primero ponemos una olla al fuego, añadimos el aceite de oliva virgen extra y cuando esté caliente incorporamos las cebollas bien picadas, salamos un poco y removemos de vez en cuando.

Cuando la cebolla tome un color transparente añadimos los ajos bien picados (yo los paso por el prensaajos), rehogamos un par de minutos más y finalmente añadimos el tomate triturado que teníamos reservado, y cuando levante el hervor lo dejamos a fuego muy suave entre 5 y 6 horas, removiendo de vez en cuando, hasta que el agua que sueltan los tomates se haya consumido y nos quede como un puré de tomate.

Media hora antes de retirar la olla del fuego salamos, y añadimos el tomillo molido, el orégano seco y la pimienta recién molida. Mezclamos bien y pasados unos minutos comprobamos el punto de sal rectificando si fuera necesario y también el punto de acidez añadiendo una pizca de azúcar si vemos que la salsa tiene un toque ácido.

En mi caso nunca le añado azúcar, porque utilizo tomates que han madurado en la planta y tienen ya una alta concentración de azúcares.

A continuación finalizada la cocción  podéis pasar el tomate frito por un pasapurés (nunca por la batidora porque quedaría con un color anaranjado nada bonito) si no queréis encontraros en la salsa con trocitos de verduras, pero a mí como no me importa pues la dejo tal cual y aun en caliente introduzco la salsa en tarros de cristal previamente esterilizados (se esterilizan introduciendo en una olla con agua hirviendo los frascos y las tapas y dejando hervir durante 15 minutos, luego se retiran de la olla, y se secan frascos y tapas  con papel de cocina.)

Una vez rellenados los tarros con el tomate frito en caliente, damos un golpe seco sobre la encimera para sacar burbujas de aire y tapamos prestando especial atención a que no queden restos de tomate frito en el borde del frasco pues podrían ser una fuente de bacterias que arruinarían la conserva.

Por último introducimos los frascos llenos y tapados en una olla con agua hirviendo, dejamos durante 20 minutos, y después los sacamos y los dejamos boca abajo sobre la encimera de la cocina hasta que estén totalmente fríos.

Una vez fríos damos la vuelta y comprobamos que la tapa está bien cerrada, colocamos una etiqueta con la fecha y listos para guardar en la despensa y pasar a  formar parte de un montón de platos que prepararemos a lo largo de todo el año.

Bueno, pues así es cómo preparo yo el tomate frito, os aseguro que está de vicio, nada que ver con el comprado, y pese a que pueda parecer mucho trabajo, como se hace mucha cantidad de cada vez, no lo es tanto.

Pues esto es todo por hoy. Volveré la próxima vez con una nueva receta, y espero no tardar tanto como viene siendo habitual últimamente en mí.

Hasta entonces. Gracias por seguirme

¡Sed muy felices!

domingo, 25 de agosto de 2019

Empanada de hojaldre con jamón y queso


Hola a tod@s ¿Qué tal lleváis el verano? Yo siento que este año me he quedado sin él pues aquí en Galicia hizo muy mal tiempo para la época en la que estamos, pero en fin, esperemos que ahora el final del verano sea más estable y caluroso.

Pues bien, por fin aquí estoy de nuevo después de más de dos meses de ausencia, la cual afortunadamente no se debió a ningún problema grave, lo que sucedió es que allá por junio estuve un buena temporadita sin teléfono y sin internet en casa, pues a pesar de  llamar a mi compañía de teléfonos repetidas veces, costó que por fin mandaran un técnico que solucionara el problema que había en el cableado. Estuvimos más de 15 días sin conexión, y lo “compensaron” con una indemnización de 84 euros, en fin, peor es nada...

A lo anterior hubo que sumarle que tuvimos los pintores en casa, y eso en una vivienda ocupada supone un trajín de mucho cuidado moviendo enseres de un lugar a otro, y a todas estas casi sin darme cuenta llegó agosto, y como es un mes en el que todo el mundo está de vacaciones, yo aunque no viajé me hice un poco la remolona, pero agosto ya toca a su fin, y ya me empieza a apetecer volver con la rutina del blog.

La receta elegida en esta ocasión es una empanada que gusta a casi todos, me estoy refiriendo a la empanada de hojaldre con jamón y queso.

Hace tiempo cuando publiqué la receta de la masa de hojaldre casera os había prometido que iría subiendo recetas con esta masa, de todos modos si no os atrevéis con el proceso de hojaldrado, podéis comprar la masa de hojaldre fresca o congelada, con lo cual la receta más fácil no puede ser, de manera que no tenéis excusa para no prepararla.

Ingredientes:

-2 bases de masa de hojaldre (ver receta aquí)
-200gr. de jamón cocido (también sirve jamón de york)
-200gr. de lonchas de queso
-1 huevo
-semillas de sésamo (opcional)

Preparación:
Pues lo primero si tenéis el hojaldre congelado, es dejarlo un par de horas en un lugar fresco para que se descongele a temperatura ambiente, después se procede igual que si se trabajase con el hojaldre fresco.

Empezamos espolvoreando un poco de harina en la encimera y colocamos una de las bases de hojaldre, espolvoreamos otra poca harina por encima de la masa, y con un rodillo la estiramos dándole la forma del molde, el cual es mejor que sea rectangular, porque desperdiciáis menos masa, y os resultará más fácil de manejar que si es un molde redondo. (Si utilizáis una base de hojaldre comprada de las que vienen ya estiradas obviad este paso)

Después colocamos esa base en la bandeja del horno sobre papel de hornear, y a continuación ponemos las lonchas de jamón, y sobre éstas colocamos las lonchas de queso, procurando dejar un margen sin nada por los bordes,  el cual pintamos con el huevo batido con la ayuda de un pincel de cocina.
Seguidamente estiramos la otra base de hojaldre y la colocamos encima. Después con la ayuda de un tenedor presionamos los bordes para que queden sellados, y a continuación pintamos toda la superficie con huevo batido  y espolvoreamos unas semillas de sésamo.

En mi caso a la base de hojaldre que queda por arriba le pasé el rodillo de enrejado, porque soy una fanática de los cachivaches de cocina y este rodillo no podía faltar en mi alacena, pero si no tenéis ese rodillo utilizad un tenedor y pinchad con él el hojaldre para que luego en el horno salga el aire del interior de la empanada y no se infle.


Por último con la empanada preparada, solo queda meterla en el horno precalentado a 180º y en unos 15 mín. aproximadamente estará hecha, retiramos del horno, y cuando enfríe la cortamos en porciones, y lista para degustarla. Es un entrante delicioso que triunfa siempre.

Pues ya para finalizar solo me resta desearos una feliz semana. Hasta pronto

domingo, 19 de mayo de 2019

Pollo asado en horno de leña


El pollo asado es de esas recetas que nunca fallan, y que gustan a casi todos. Poca gente conozco que no le guste la carne de pollo asada, haciendo memoria solo a un primo que en una ocasión que estuvo ingresado en el hospital, cuando fui a visitarlo se quejaba de que le daban mucho pollo y que él la carne de pollo no la probaba.

A mí por el contrario, y pese a que no soy muy carnívora, el pollo me gusta de cualquier manera, incluso simplemente cocido en agua, pero tengo que reconocer que cómo más me gusta es asado, y lo que más me gusta es la piel bien churrascadita y crujiente.

Hasta que hace unos años compramos un horno de leña en la localidad zamorana de Pereruela, lo preparaba en el horno eléctrico, y está muy rico, pero ahora lo preparamos siempre en el horno de leña, y tiene un sabor diferente, no sabría cómo describirlo, pero se le nota y no  solo con el pollo o las carnes en general, con las pizzas por ejemplo el resultado es espectacular.

Cuando compramos el horno de leña compramos también un recipiente para asar pollos precisamente, es como un  plato circular de barro con un saliente en la parte central, también de barro, sobre el que se coloca e el pollo sentado y  así la piel queda crujiente por todos los lados, sino la parte que tocaba la bandeja quedaba en contacto con el líquido que suelta el pollo durante la cocción y no tenía esa textura crujiente.

Ese saliente central sobre el que se asienta el pollo, es también de barro, y ya sabéis que el barro alcanza altas temperaturas, con lo cual, al ir introducido dentro del pollo, ayuda a que se haga bien por dentro.

Este asador de pollos como es de barro en su totalidad, se puede usar tanto en hornos de leña, de gas o eléctricos, e incluso en cocinas de inducción, de manera que aunque no tengáis el horno de leña, si os interesa adquirir un asador de estos o cualquier otro recipiente de barro, como también venden online, os dejo el enlace aquí.

Y sin más paso a detallaros los ingredientes que necesitáis para preparar la receta de hoy.

-1 pollo entero eviscerado
-4 patatas grandes ó 5 medianas
-1 cebolla
-sal
-1/2 limón

Preparación:

La víspera con un soplete de cocina quemamos bien cualquier resto de plumas que traiga el pollo, después lo lavamos, los secamos con un paño limpio, y por último salamos por dentro y por fuera, y lo guardamos en  la nevera hasta el día siguiente.

Al día siguiente encendemos el horno, para ello utilizamos papel de periódico arrugado, y encima de él colocamos pequeñas ramas, encendemos el fuego y cuando la leña empiece a consumirse vamos colocando troncos más grandes, pasados unos minutos, cuando veamos que el fuego está lo suficientemente avivado, cerramos la puerta con la rendija abierta y el tiro abierto, y esperamos a que se consuma toda la leña.

Cuando esté a punto de consumirse la leña, comprobamos la temperatura del horno, debe estar sobre 200º, si no la ha alcanzado añadimos algo más de leña, y después de que haya ardido toda ya estará seguramente en los 200º,  o posiblemente más.

Otra forma de saber si la temperatura del horno es la adecuada para introducir los alimentos, es comprobar que la bóveda esté blanca, pues cuando empezamos a encender el fuego se pone toda oscura por el humo, y llega un momento en que se vuelve blanca, ese es sin duda el mejor indicativo de que el horno está listo para cocinar. Ahora será el momento de extender las brasas por la base del horno, para que se caliente uniformemente, cerramos la puerta y la rendija, cerramos también el tiro, y esperamos cinco minutos.


Durante ese tiempo de espera, pelamos las patatas, las cortamos en rodajas algo gruesas y las salamos. Asimismo pelamos la cebolla.

Después colocamos dentro del pollo medio limón, y lo introducimos en el asador. En la base del mismo colocamos las cebollas y la patatas mezcladas, añadimos un  chorro de aceite de oliva virgen extra por encima, y medio vasito de agua.

A continuación apartamos las brasas del horno a un lado y colocamos el pollo dentro, en un principio cubierto con papel de aluminio para que se vaya haciendo poco a poco por dentro y no se queme la piel, después cuando veamos que al pinchar con un tenedor ya está hecho por dentro, sacamos el papel de aluminio y dejamos unos minutos más el pollo destapado dentro del horno, para que la piel termine de hacerse, y coja ese color dorado y esa textura crujiente que caracteriza a los pollos asados.

En esta ocasión el pollo tardó en hacerse unos 50 minutos, pero eso dependerá un poco del tamaño del ave. A media cocción siempre conviene darle la vuelta al asado, para que se haga por todas partes igual.
Y poco más, de esta manera tan sencilla, conseguiréis un pollo asado crujiente, doradito y delicioso, que acompañado de las patatas y una sencilla ensalada hará las delicias de los paladares más exigentes.
Si usáis un horno eléctrico o uno de gas, obviamente el procedimiento es el mismo, en torno a 200º de temperatura, y unos 50 minutos de horneado para un pollo mediano, dándole la vuelta a media cocción, y tapado con papel de aluminio hasta los 10 últimos minutos aproximadamente para que se haga bien por dentro primero, y después lo retiramos para que la piel se dore y se vuelva crujiente.

Por último, antes de terminar me gustaría dedicar la receta de hoy a Paqui Garrote, que comparte muchas de mis recetas en su grupo de facebook. Ella y su familia son los dueños de la Alfarería La Fábrica en Pereruela (Zamora), cuyo enlaces os dejé más arriba por si os interesa adquirir algún utensilio de barro para vuestra cocina. Siendo así no dejéis de contactar con ellos pues son gente muy amable, servicial y de confianza. 

Esta familia tiene también dos casas de turismo rural en esta localidad zamorana, una zona muy interesante desde el punto de vista turístico, pues no muy lejos está Fermoselle y los famosos Arribes del Duero, y la capital, Zamora, está a tan solo 15 kilómetros.

Y poco más por hoy, nos vemos dentro de unos días con una nueva receta. ¡Os espero!

Feliz semana a tod@s