Los que me seguís ya sabéis que dispongo de poco tiempo libre, y por ello últimamente suelo publicar contenido los fines de semana que es cuando estoy menos ocupada, aun así el pasado fin de semana y pese a hacer puente y quedarme en casa, me pudo la pereza y me permití un descanso. Eso sí, he aprovechado para cocinar, porque eso a mí me relaja mucho. En esos cuatro días, entre otras cosas, hice la receta que hoy os traigo: los buñuelos de viento.
Ya sabéis que éstos son muy típicos del día de Todos los Santos, y esa fecha este año ya ha pasado, pero en cualquier caso os dejo la receta porque están riquísimos y se pueden comer en cualquier época del año, de hecho también son típicos del día de San José y de Cuaresma. En Madrid, por ejemplo, hay pastelerías que los tienen a la venta durante todo el año.
En esta ocasión los he rellenado de nata, porque tenía un envase en el frigorífico y se acercaba la fecha de caducidad, pero también están muy ricos rellenos de crema pastelera, e incluso sin ningún relleno, están exquisitos.
Os dejo la receta.
Ingredientes (para unos 30 buñuelos):
-300ml. de agua
-150ml. de leche
-50gr. de azúcar
-50gr. de manequilla
-5gr. de sal
-300gr. de harina
-10gr. de levadura Royal
-5 huevos (este dato es aproximado, en esta ocasión necesité 5 pero eso puede variar ligeramente)
-aceite de oliva suave o de girasol para freír
Para decorar:
-Azúcar al gusto
-Canela molida
Para el relleno:
-Crema pastelera o nata montada
Preparación:
En primer lugar tamizamos la harina, la mezclamos con la levadura y reservamos. Aparte vertemos el agua y la leche en un cazo, añadimos la mantequilla, la sal y el azúcar y llevamos al fuego hasta que empiece a hervir removiendo de vez en cuando con una cucharada de madera. Después retiramos del fuego y añadimos la harina junto con la levadura de una sola vez, y removemos con la cuchara de madera hasta que la masa se despegue de las paredes y se forme una bola. Al principio parece un engrudo, pero poco a poco el calor hará que se desintegren todos los grumos y la masa vaya tomado forma. Si vemos que pierde calor, ponemos el cazo al fuego y lo retiramos alternativamente, durante el proceso. Cuando hayamos obtenido una bola compacta, retiramos definitivamente del fuego y esperamos a que la masa esté tibia antes de añadir los huevos.
Luego viene el paso más importante, y es que los huevos hay que añadirlos de uno en uno, y no se puede incorporar el siguiente mientras el anterior no esté totalmente integrado. La cantidad de huevos que os pongo en la lista de ingredientes es orientativa, pues solo sabremos que la masa está lista y no necesita añadirse más huevos, cuando al levantar la cuchara la masa cae formando lo que se conoce como “pico de pato”. Después de añadir los huevos, la masa tendrá un aspecto brillante, y aunque sigue siendo espesa, será ya mucho más cremosa.
Cuando tengamos la masa lista, tapamos el cazo con un paño de cocina y la dejamos reposar durante media hora.
Por último echamos abundante aceite en una sartén, lo llevamos al fuego, y cuando caliente (aunque no demasiado porque sino los buñuelos se doran por fuera pero quedan crudos por dentro) vamos echando pequeñas porciones de masa ayudándonos de dos cucharas. Veréis que crecen en la sartén y que ellos solos se dan la vuelta, eso es señal de que todo va bien. Después cuando veamos que están dorados uniformemente, y cocidos por dentro, los escurrimos y los llevamos a un plato sobre papel absorbente. Así hasta terminar con toda la masa. Por último echamos azúcar y un poco de canela molida en un plato, mezclamos y rebozamos los buñuelos de uno en uno.
Finalmente los rellenamos, para lo cual tienen que estar totalmente fríos, y con la ayuda de una tijera o un cuchillo, le hacemos un pequeño agujero y rellenamos con crema pastelera o con nata montada como hice yo en esta ocasión.