viernes, 21 de abril de 2017

Mermelada de fresas



Hola de nuevo a todos. Después de unos días de descanso y relax y ausente del blog, vuelvo con una receta de fresas: la mermelada de fresas, porque a estas alturas ya han bajado bastante de precio y es el momento ideal para elaborar esta rica mermelada, para lo cual se necesitan los siguientes 

Ingredientes:

-1kg de fresas (bien lavadas y desprovistas del pedúnculo)
-650gr. de azúcar
-zumo de medio limón

Preparación:

Lo primero es lavar muy bien las fresas bajo el grifo del agua fría para eliminar posibles restos de pesticida, y luego se les corta el pedúnculo, se trocean y se echan en una olla junto con el azúcar. Se dejan macerando durante unas horas en la nevera. En mi caso suelo dejarlas toda una noche, y al día siguiente por la mañana pongo la olla a fuego medio, durante  30 minutos aproximadamente, removiendo de vez en cuando.

Pasado ese tiempo, con la fruta ya totalmente cocida,  la trituro con la batidora, añado el zumo de medio limón, y pongo de nuevo al fuego hasta que adquiere la consistencia deseada. Cuanto más larga sea la cocción más irá reduciendo y por tanto espesando.

En caliente es más complicado comprobar qué consistencia tiene, por lo que el truco para no pasarnos con la cocción, es coger un cucharada y echarla en un plato, cuando enfríe vemos como queda y si nos parece que está aun muy líquida se deja un poco más al fuego.

Cuando esté en el punto de consistencia deseado, apagamos el fuego, y en caliente echamos la mermelada en botes de cristal que habremos esterilizado previamente (botes y tapas) poniéndolos a hervir durante unos veinte minutos en agua y luego secándolos cuidadosamente. También sirve lavarlos en el lavavajillas.

Una vez que tengamos los frascos llenos, los cerramos bien, los hervimos en una olla durante 15 minutos, transcurrido ese tiempo los retiramos y los dejamos boca abajo hasta que enfríen, de esa manera hacen el vacío, y ya quedan listos para ponerles una etiqueta con el nombre del producto y la fecha de envasado, y guardarlos en la despensa, donde se conservan durante muchísimo tiempo, permitiéndonos así disfrutar de nuestra fruta preferida fuera de temporada.

La mermelada sale también muy rica si la preparáis en la thermomix y os ahorra mucho trabajo y tiempo, en ese caso debéis utilizar los siguientes ingredientes por cada tanda que preparéis

-500gr de fresas bien lavadas y sin pedúnculo
-30gr de zumo de limón
-325gr de azúcar

Y los pasos a seguir para su preparación son los siguientes:

1- Ponemos en el  vaso el azúcar, el zumo de limón  y la fruta troceada y trituramos 10 seg./ velocidad 6
2- Programamos 35min./115º/velocidad 1 y colocamos el cubilete del revés y encima de éste el cestillo, también del revés para asegurarnos que no salpique.
3- Comprobamos le punto de cocción de la mermelada y si no tiene aun la consistencia deseada programamos 10min./115º/velocidad 1, después cuando esté en el punto optimo procedemos a envasarla como se ha descrito más arriba.

Espero que os haya gustado la receta y que os animéis a ponerla en práctica. Es muy fácil y el resultado merece totalmente la pena, pues no tiene nada que ver con las mermeladas industriales. Por las mañanas una capa de esta mermelada sobre unas tostadas de pan untadas con mantequilla son una auténtica delicia. 

Nada más por hoy. Solo daros las gracias como siempre por seguirme. Nos vemos dentro de unos días.

Sed muy felices!!!

martes, 11 de abril de 2017

Monas de Pascua 2017


Metidos de lleno en Semana Santa, con el bacalao, las torrijas y los buñuelos como protagonistas indiscutibles en la mesa,  tenemos que ir pensando ya en la Pascua, porque para el próximo domingo  es Domingo de Resurrección, y en muchos lugares existe la tradición de que los padrinos le regalen a los ahijados la conocida como Mona de Pascua. La que se prepara en la zona donde yo vivo, es un pan dulce, similar al Roscón de Reyes, y adornado con anises de colores además de algún otro elemento típico de estas fechas, como las plumas, los pollitos, huevos, conejos, etc.  Estas monas tradicionales conviven con las de chocolate, que estos días visten los escaparates de todas las pastelerías, para deleite de los transeúntes. Algunas son verdaderas obras de arte.

La Mona que os presento hoy es muy similar a la que hice el año pasado, con la salvedad de que ésta lleva masa madre, y para la decoración en esta ocasión he utilizado además de anises de colores, un huevo kinder que he introducido en el interior de la Mona cuando le di forma, luego al levar la masa, el huevo se quedó adherido a ella, y para evitar que el chocolate se derritiese durante el horneado, le puse por encima un trozo de papel de aluminio doblado tres veces sobre sí mismo, y de esta manera sale intacto. Después cuando saquemos la mona del horno, y esté totalmente fría ya podemos manipularlo sin que se deforme.

Antiguamente los huevos que se introducían en este tipo de monas tradicionales, eran huevos de gallina cocidos y pintados, pero yo he optado por los huevos de chocolate kinder, porque por lo general a la mayoría de los niños les gusta el chocolate, y además como estos huevos tienen sorpresas en su interior, constituyen un aliciente más para ellos.

Os dejo ya con la receta por si os animáis a prepararla.

Ingredientes:

Para la masa madre
-80gr de leche entera
-10gr de levadura fresca de panadería
-1 cucharadita de azúcar
-130gr de harina de fuerza

Para la masa
-150gr de azúcar
-ralladura de 1 naranja
-ralladura de ½ limón
-70gr de leche
-unas gotas de esencia de anís
-70gr de manteca cocida de vaca
-2 huevos
-15gr de levadura fresca de panadería
-450gr de harina de fuerza
-1 pizca de sal

Preparación:

Yo he utilizado la panificadora para amasar estas monas, pero también podéis utilizar la thermomix,  más abajo os pondré los pasos a seguir si utilizáis ese robot.

En la panificadora hacemos primero la masa madre, para ello echamos todos los ingredientes en la cubeta, iniciamos el programa de amasado que en mi máquina es el nº 11 y tiene una duración de 20 minutos, y una vez finalizado formamos una bola con la masa, la ponemos en un cuenco grande cubierto con papel film o tapado con un paño de cocina, y esperamos a que doble el volumen.

Cuando la masa madre haya levado, proseguimos con la elaboración de las monas, para ello echamos en la cubeta de la panificadora todos los ingredientes en el siguiente orden: los huevos, la leche, la manteca de vaca, el azúcar, la ralladura de naranja y de limón, unas gotitas de esencia de anís, la sal, la harina y la levadura de panadería desmenuzada con las manos, iniciamos de nuevo el programa de amasado, cuando termine desenchufamos la panificadora y dejamos que la masa repose 10 minutos dentro de la cubeta, luego enchufamos de nuevo la máquina, seleccionamos nuevamente el programa de amasado y cuando finalice dejamos reposar de nuevo la masa durante 10 minutos. Después la sacamos de la cubeta la echamos en la encimera engrasada en aceite para que no se pegue, y la dividimos en 4 porciones iguales. Con cada una de ellas  hacemos diferentes formas: redondas, alargadas, con formas de animales como por ejemplo cocodrilos, etc. A medida que las vamos haciendo las colocamos en la bandeja del horno sobre papel sulfurizado, ponemos en cada una un huevo kinder y esperamos a que de  nuevo doblen el volumen. Por último las pincelamos con huevo batido, espolvoreamos por encima anises de colores, y las llevamos al horno en la parte central, con calor abajo, durante 20-25 minutos, a 150º hasta que las monas cojan un bonito color dorado. En ese momento sacamos del horno, y dejamos enfriar sobre una rejilla. Finalmente cuando estén totalmente frías, las envolvemos en papel de polipropileno transparente o con motivos de pascua, atamos con unas lazadas, y listas para regalar.

Si las queréis preparar en la thermomix, los paso a seguir son los siguientes:

1-Ponemos todos los ingredientes de la masa madre en el vaso y mezclamos 15seg/velocidad 4. Retiramos la masa del vaso, formamos con ella una bola, la ponemos en un cuenco grande cubierto con papel film o tapado con un paño de cocina, y esperamos a que doble el volumen
2-Cuando la masa madre haya doblado el volumen, ponemos en el vaso de la thermomix el azúcar junto con 8 tiras de piel de naranja y 4 tiras de piel de limón, ambas sin nada de parte blanca, y pulverizamos programando 30seg/velocidad 10.
(Si utilizamos la thermomix en lugar de utilizar la ralladura de naranja y de limón, utilizamos tiras de la cáscara de la naranja y del limón, desprovistas de pieles blancas, y la propia máquina las pulveriza,  aromatizando con ello  el azúcar)
3-Con la espátula bajamos los ingredientes hacia el fondo del vaso, añadimos la leche, la manteca de vaca, la esencia de anís, los huevos, la levadura, la harina de fuerza, la sal y la masa madre reservada. Mezclamos 30seg /velocidad 6, y masamos 3 minutos. Dejamos reposar dentro del vaso durante 1 hora aproximadamente.
4-Bajamos la masa con la espátula y volvemos a amasar 1 minuto. Después retiramos la masa del vaso a la encimera, y procedemos del mismo modo que se indica más arriba.

Espero que os hayan gustado, y si os animáis a prepararlas en casa, os dejo unas fotos para que veáis el resultado final, por si os puede aportar alguna idea.


Una de las monas, presentada en papel de polipropileno decorado y rafia natural


Dos nuevas monas, presentadas en papel de polipropileno decorado con lazada múltiple


Chuches para acompañar a las monas, presentados en bolsas con motivos de Pascua

Termino por esta ocasión. Nos vemos dentro de unos días, mientras desearos que disfrutéis de estos días de fiesta y celebración.

martes, 4 de abril de 2017

Potaje de vigilia


Finalizada la caja de antibióticos, con mi garganta ya por fin recuperada, y en espera de que esta vez sea de dura, porque con la primavera  plenamente instalada y la llegada del buen tiempo, no apetece estar tomando cosas calientes a todas horas. Además ahora que está la Semana Santa a la vuelta de la esquina, me apetece participar de las tradiciones propias de estas fechas, que en lo que a gastronomía se refiere pasa por las famosas torrijas en todas sus versiones, y el plato que hoy os presento: el potaje de vigilia.

Este potaje se servía los viernes de Cuaresma en nuestro país por la prohibición religiosa de comer carne en este período. Fruto de esa prohibición surgió este plato tan arraigado en nuestra cultura gastronómica, que tiene como ingredientes estrella el bacalao, los garbanzos y la verdura, generalmente espinacas aunque también hay quien emplea acelgas.

Es por tanto un plato muy completo desde el punto de vista nutricional, reúne hidratos de carbono, fibra vegetal, proteínas y vitaminas del grupo B y C.

Además de sano, de sabor está riquísimo, y su elaboración es muy sencilla. Para empezar necesitáis los siguientes

Ingredientes

-400gr. de bacalao desalado y desmenuzado
-500gr. de garbanzos cocidos
-400gr de espinacas frescas
-1 cebolla
-3 dientes de ajo
-120gr. de aceite de oliva virgen extra
-1 cucharada de pimentón dulce
-1 litro de agua
-1 hoja de laurel
-3 huevos duros
-1 rebanada de pan del día anterior
-sal

Preparación:

Yo en esta ocasión he utilizado garbanzos cocidos, para abreviar un poco el tiempo. Si hacéis lo mismo y los vais a emplear cocidos, le escurrimos bien el agua del bote, los lavamos bajo el grifo del agua fría y reservamos.

Si preferís utilizar garbanzos secos tendréis que dejarlos a remojo la noche anterior. Para ello se echan en un cuenco grande, se cubren con agua y se le añade una cucharadita de bicarbonato. Al día siguiente los lavamos bien y retiramos aquellos que estén estropeados si los hubiera.

Seguidamente los cocinamos, poniéndolos en una olla cubiertos de agua fría, durante 1 hora y media desde que levanten el hervor. Transcurrido ese tiempo, y con los garbanzos ya cocidos, proseguimos con la elaboración de la receta. Si utilizamos los garbanzos cocidos nos ahorramos este paso, y directamente ponemos una olla con 1 litro de agua al fuego hasta que levante el hervor.

Aparte cocemos los huevos en un cazo con agua hirviendo durante diez minutos, luego los retiramos y cuando estén fríos le sacamos la cáscara y reservamos.

Mientras se cuecen los huevos vamos preparando un sofrito. Para ello picamos dos dientes de ajo y la cebolla. A continuación ponemos una sartén al fuego con el aceite de oliva virgen extra, añadimos la hoja de laurel y la cebolla picada, cuando ésta coja un color transparente añadimos los dos ajos picados, rehogamos un par de minutos más, y después apartamos la sartén del fuego, añadimos el pimentón dulce y mezclamos bien. Después añadimos este sofrito a la olla en la que hemos cocido los garbanzos, o la olla que tiene el litro de agua hirviendo, añadimos también el bacalao previamente desalado y desmenuzado y las espinacas cortadas en trozos. Éstas últimas las añadimos en varias tandas (para que vayan reduciendo el volumen porque sino todas de una vez no cabrían). Por último si empleamos garbazos ya cocidos los añadimos también en este momento. Dejamos que se cueza todo el conjunto durante unos 15 minutos, y mientras en una sartén preparamos el toque final, para ello cubrimos el fondo de la misma con aceite de oliva virgen extra y doramos en él el ajo restante, cuando empiece a dorarse echamos una rebanada de pan duro, y lo freímos primero por un lado y luego por el otro, después retiramos la rebanada de pan y el ajo a un mortero, añadimos los huevos cocidos y picados y hacemos un majado que añadiremos al potaje cuando las espinacas y el bacalao estén cocidos, removemos bien y dejamos reposar una media hora antes de servir para que se asienten los sabores, y listo para disfrutar del plato estrella de estas fechas. Podéis decorar con un huevo duro cortado longitudinalmente.

Este plato también lo podéis preparar en la thermomix, de ese modo se simplifica mucho más el proceso, y sale también un potaje realmente rico. Así ya no tenéis excusa para no prepararlo ^-^. Os doy los pasos a seguir.

1- Cocemos los huevos en un cazo con agua durante 10 minutos, luego los retiramos, dejamos enfriar, retiramos la cáscara y reservamos.
2- Ponemos la cebolla cortada en 4 trozos, y los ajos cortados por la mitad eliminando la germinación central y programamos 5 segundos/velocidad 4
3-Freímos 12 minutos/120º/velocidad cuchara
4-Añadimos el pimentón, 80gr de garbanzos cocidos, 10 gr. de agua, y programamos 15 segundos /velocidad 6
5-Bajamos los restos con la espátula
6-Añadimos el resto del agua, las espinacas frescas cortadas en trozos, la hoja de laurel y un poco de sal y programamos 20 minutos/100º/velocidad cuchara. Este paso se reduce en tiempo si optáis por utilizar espinacas congeladas. En ese caso tendréis que descongelarlas previamente, y luego programáis 6 minutos/100º/velocidad cuchara.
7-Añadimos los garbanzos restantes y el bacalao y programamos 10minutos/100º/Giro inverso/Velocidad cuchara
8-Rectificamos de sal si fuese necesario
9-Vertemos el potaje en  una sopera, picamos los huevos duros que teníamos reservados, y los echamos por encima.
10-Dejamos que el potaje repose unos minutos con la sopera tapada antes de llevarlo a la mesa y disfrutar de un plato lleno de sabor y tradición.

Deciros que si hacéis este plato en la thermomix no váis a necesitar la rebanada de pan, porque no empleamos majado, el propio robot elabora una especie de puré cuando en el paso 4 añadimos 80gr de garbanzos cocidos. Tampoco reservamos un ajo para majar en el mortero como se hace por el método tradicional, sino que añadimos  desde un principio los tres ajos juntos.

Nada más por hoy, solo espero haberme explicado bien y que os animéis a prepar en casa un plato tan rico y tradicional como éste. 

Por último, como hoy es un día tristemente señalado para mí, porque hace 16 años que nos dejó mi padre, permitidme que esta receta se la dedique a él. ¡Te quiero papá!

Nos vemos en unos días. Un beso


domingo, 26 de marzo de 2017

Tarta de zanahoria (Carrot Cake)


Después de unos días ausente por un dolor de garganta, que aun no ha remitido del todo pero espero que pronto lo haga, os traigo un pastel muy conocido, el carrot cake, o tarta de zanahoria.
Era la primera vez que elaboraba esta receta en casa, y la cogí prestada de un blog que sigo desde hace tiempo, se denomina recetas con encanto, su autora es María Jesús, y os recomiendo que le echéis un vistazo porque tiene cosas muy interesantes.
Este pastel lo había comido más de una vez fuera de casa, pero no me terminaba de convencer, digamos que no me enamoraba, sin embargo como María Jesús hablaba maravillas de él, decidí probar a ver qué tal, y he de deciros que aunque me gustó más que los que había comido hasta entonces, aun no ha terminado de enamorarme, sin embargo en casa tuvo mucho éxito, a mí pareja le encantó, y eso que él odia las zanahorias, dice que ha comido tantas de pequeño que no las soporta.
Yo partía de una premisa, y era que lo que a mí no me gustaba no le podía gustar a nadie, y por lo tanto no iba a publicar en el blog una receta que al probarla no me convenciese del todo, pero qué tontería, para gustos pintan colores, así que como mi premisa era falsa, os dejo la receta para que la probéis si os animáis.
He seguido la receta de María Jesús con la salvedad de que le añadí media cucharadita de jengibre molido (que su receta no lleva), y reduje la cantidad de canela a la mitad, en vez de echarle 1 cucharadita le puse media, además aumenté un poco la cantidad de mantequilla de la cobertura, en vez de 30gr como le puso ella, yo le puse el doble, 60gr.

Os dejo ya con mi receta

Ingredientes:

-75gr de pasa sultanas
-zumo de 1/2 naranja
-200gr de harina floja de repostería 
-1 sobre de levadura química Royal
-1/3 cucharadita de canela molida
-1/2 cucharadita de nuez moscada
-1/2 cucharadita de jengibre molido
-125gr de azúcar moreno (panela)
-3 huevos 
-170ml de aceite de girasol
-160 gr de zanahoria pelada y picada
-80gr de nueces picadas (la mitad para el bizcocho, y la otra mitad para decorar al final)
-una pizca de sal

Para la cobertura
-400gr de queso de untar tipo philadelphia
-100gr de mantequilla reblandecida
-200gr de azúcar glass
-1 cucharadita de esencia de vainilla Vahiné

Preparación:

La víspera lavamos bien la uvas pasas en agua fría, y luego las ponemos a remojo en el zumo de naranja, y dejamos que se empapen toda la noche. 

Antes de comenzar a preparar la tarta encendemos el horno a 180º,  engrasamos con mantequilla y enharinamos el molde elegido para hornear el bizcocho, y tamizamos la harina junto con la levadura. 

Yo como a pesar de enharinar bien el molde he tenido alguna vez problemas para desmoldar, porque se pegaba en la base debido a que la melaza que contiene se carameliza ligeramente en el horno, y al enfriar tiende a pegarse abajo, ahora siempre que hago esta receta cubro la base y las paredes del molde con papel de hornear, y así me aseguro de que no tendré sorpresas inesperadas a la hora de desmoldarlo. 

Dicho lo anterior, empezamos con la elaboración propiamente dicha, para ello agregamos los huevos y el azúcar al bol de la batidora y se bate muy bien, a continuación añadimos poco a poco el aceite y el zumo de naranja (sin las uvas) y continuamos batiendo. Posteriormente añadimos la sal, la zanahoria rallada, la mezcla de especias, las uvas pasas escurridas, y la mitad de las nueces picadas, y volvemos a mezclar, luego echamos la harina mezclada con la levadura en polvo, y la añadimos poco a poco y vamos integrando con una espátula con movimientos envolventes.

Por último vertemos la mezcla en el molde, repartimos uniformemente, y llevamos al horno durante aproximadamente 45 minutos, comprobando con un palillo, hasta que éste salga limpio.

Cuando esté el bizcocho hecho, sacamos del horno, colocamos el molde sobre una rejilla hasta que enfríe y desmoldamos.

Mientras el bizcocho enfría preparamos la cobertura de queso, también denominada frosting de queso, y para ello echamos en el bol de la batidora la mantequilla y batimos unos minutos, después añadimos el azúcar glas y la esencia de vainilla y seguimos batiendo hasta integrarlo bien, a continuación añadimos el queso crema y seguimos batiendo hasta conseguir una mezcla homogénea y sin grumos con un aspecto similar al de una crema blanda.

Seguidamente echamos esa mezcla en una manga pastelera y con ella rellenamos el bizcocho que previamente habremos cortado por la mitad, formando dos discos, o como hice yo en esta ocasión cortándolo en tres porciones, es decir, formando tres discos del mismo grosor (eso dependerá de la altura del molde).

Cubrimos también la superficie y los laterales, y decoramos con las nueces restantes picadas, flores de oblea, zanahorias de azúcar, etc.

Como es un postre bastante especiado, me pareció que combinaba muy bien con un té, y fue con lo que lo acompañé en esta ocasión, aunque con un cava bien fresquito para mí gusto aun combina mejor ;)

Abajo os dejé la foto del corte



Y  esta otra que hice para regalar en Pascua, con una conejito de azúcar, y pequeños huevos de chocolate.




Y nada más por hoy, gracias por leerme, y a mis blogs amigos pediros disculpas por mi ausencia de estos días, pronto pasaré de visita por vuestras cocinas porque siempre son una fuente de inspiración.
Un beso a tod@s

viernes, 17 de marzo de 2017

Callos con garbanzos

Antes de que venga el calor, que ya estamos a las puertas de la primavera, os traigo un plato de cuchara, de esos que apetecen cuando hace frío, aunque aquí en Galicia tienen tal aceptación, que en los bares los ponen de tapa durante todo el año. La mayoría los sirven los domingos o algún día especial. En mi zona por ejemplo, se celebra un mercadillo todos los miércoles, y es habitual que los bares sirvan ese día una tapa de callos con garbanzos.

Este es un plato que me trae muchos recuerdos de la infancia, de cuando los preparaba mi madre para los días de fiesta, porque era un plato que no se consumía un día de diario, sino con motivo de alguna celebración. Éstos de la foto los hice hace un par de semanas, un sábado que vinieron a comer a casa unos primos, y como ya hacía tiempo que no los preparaba les tocó el turno ese día, además tenía una bolsa de garbanzos ecológicos de la localidad zamorana de Fuentesaúco, que había traído de un viaje por esas tierras y estaba próxima a caducar, lo cual ayudó bastante a decantarme por este plato y no otro, y la verdad es que me encantó el resultado. Son unos garbanzos que no se deshacen con la cocción, y además tienen una textura suave y mantecosa muy agradable al paladar. Sin duda, después de probar éstos no compraré otros. Os los recomiendo totalmente.

Si os animáis a preparar en casa este delicioso plato, típico de la gastronomía gallega, vais a necesitar los siguientes

Ingredientes:

-1kg de garbanzos
-1kg de callos
-1kg de pata de ternera
-2 patas de cerdo saladas
-2 chorizos
-1 trozo de panceta curada en el punto de sal
-1 cebolla
-3 dientes de ajo
-zumo de 1 limón
-cominos
-azafrán
-pimentón dulce
-pimentón picante
-sal
-aceite de oliva
-pan rallado

Preparación:

En primer lugar cuando vayáis a la carnicería, pedidle al carnicero que os trocee las patas de cerdo y la de ternera. Luego ya en casa con una cuchilla de afeitar que no haya sido usada, le sacáis restos de pelos que puedan traer, algo que por otro lado ocurre con frecuencia, y luego es muy desagradable encontrarse en el plato trozos de carne con pelos, y obviamente optar por desecharlos es una pena porque es una carne muy rica, tanto la pata de cerdo como la de ternera, además no la regalan, hay que pagarla :)

Luego la noche anterior dejamos los garbanzos a remojo en un recipiente con abundante agua. Y las patas de cerdo en otro recipiente también con agua para que se desalen. Por su parte los callos primero los troceamos y luego junto con la pata de ternera , los lavamos bien bajo el grifo y los dejamos asimismo cubiertos de agua en la olla en la cual los vamos a cocinar, y le añadimos el zumo de 1 limón.

Al día siguiente por la mañana, escurrimos el agua a la olla que contiene los callos y la pata de ternera, añadimos a esa olla las patas de cerdo que dejamos a desalar el día anterior, cubrimos todo de agua (solamente con que cubra es suficiente, no pongáis agua en exceso, en todo caso es mejor luego añadirle si hiciese falta), añadimos también una cebolla cortada por la mitad, 1 cucharada sopera de cominos, y unas hebras de azafrán, y ponemos al fuego. Cuando levante el hervor, bajamos la intensidad del fuego, y dejamos que se vaya cociendo la carne a fuego medio durante 90 minutos, transcurrido ese tiempo, añadimos los garbanzos que teníamos a remojo bien escurridos, la panceta cortada en trozos, y los chorizos cortados en rodajas, y subimos el fuego hasta que levante de nuevo el hervor, después volvemos a bajar el fuego de intensidad y seguimos con la cocción otros 90 minutos aproximadamente.

Un poco antes ponemos una sartén pequeña al fuego, cubrimos la base con un buen aceite de oliva virgen extra, y añadimos los ajos cortados por la mitad. Cuando los ajos estén dorados, retiramos la sartén del fuego, sacamos los ajos y los desechamos, porque no los necesitamos para nada, solo los utilizamos para aromatizar el aceite, y añadimos una cucharada sopera de pimentón dulce al aceite de la sartén y una cucharadita de las del café de pimentón picante, mezclamos bien y ponemos de nuevo al fuego, añadimos dos cucharones del líquido de la cocción de los garbanzos (el equivalente a un vaso) y una cucharada sopera de pan rallado, removemos todo bien, y echamos el contenido de la sartén a la olla, mezclando bien todos los ingredientes con una espátula de madera. Probamos de sal y rectificamos si fuera necesario, miramos también si tanto la carne como los garbanzos están cocidos, y si es así, apagamos el fuego y dejamos reposar al menos 30 minutos antes de servir para que se asienten los sabores, y si fuera el caso de que todavía no estuvieran cocidos continuamos con la cocción unos minutos más.

Bueno, pues así es como hago yo los callos con garbanzos, un plato muy típico en Galicia, que como veis es muy fácil de preparar, solo se necesita tiempo, pero no es nada laborioso, de manera que los que nunca los habéis probado, os animo a que los preparéis, ya veréis como os van a encantar.

Y por hoy me despido. Nos vemos en unos días. Besos

lunes, 13 de marzo de 2017

Buñuelos de Calabaza (Bunyols de Carabassa)


Estamos casi a mediados de marzo, la primavera ya está a la vuelta de la esquina, y los valencianos están inmersos en sus fiestas, con su mascletà diaria que tiene lugar todos los días desde el 1 al 19 de marzo, día grande en el que concluyen los actos festivos con la cremá de los monumentos falleros.

Desde el punto de vista gastronómico, si con algo asociamos la fiesta de las fallas valencianas es con los bunyols de carabassa (buñuelos de calabaza). Lo típico es acompañarlos de un buen tazón de chocolate caliente, aunque solos están igual de ricos, tanto que es imposible comer solo uno y parar.

En Valencia, los buñuelos de calabaza no solo los encontraréis durante las fiestas de las fallas, sino que hay establecimientos, denominados buñolerías, que los preparan a lo largo de todo el año.

Si os apetece probar esta delicia sin necesidad de tener que viajar a Valencia, os dejo la receta a continuación, para que la hagáis en vuestra casa, pues no tiene la más mínima dificultad.

En ocasiones para hacer estos buñuelos utilizo una rosquillera de plástico (os la muestro en la foto de abajo, la mía es de la marca Ibili), porque estos buñuelos llevan un agujero en el centro, que las personas que tienen práctica lo realizan con las manos, cogiendo un poco de masa con la mano izquierda, luego aprietan el puño, y el montículo de masa que asoma, lo recogen con la otra mano previamente mojada en agua, y luego presionando el dedo índice contra el pulgar, realizan el agujero y acto seguido dejan caer el buñuelo en el aceite. Así explicado parece muy complicado, pero si vierais con qué rapidez lo hacen pareciera que estas personas están dotadas de un don innato. Realmente solo es cuestión de práctica, pero como yo no la tengo, y además no me gusta nada la idea de embadurnarme las manos, utilizo la rosquillera, así aparte de no ensuciar las manos, queda un agujero perfecto y similar en todos los buñuelos, además sin ningún esfuerzo.


De todos modos también se pueden hacer sin agujero (como los de la primera foto) echando porciones de masa en el aceite caliente, con ayuda de dos cucharas, pero tienen que ser porciones pequeñas para que al freír se hagan bien por dentro, y no quede la masa cruda en el interior.

Paso ya a detallaros lo que necesitáis para hacer estos deliciosos buñuelos

Ingredientes:

-500gr de pulpa de calabaza asada
-25gr de levadura prensada de panadería (la mía de Levanova)
-300gr de harina de fuerza (la mía de Harina Tradicional Zamorana)
-250gr de leche entera (la mía de Feiraco)
-1 pizca de sal 
-aceite de girasol o de oliva suave para freír (el mío de Aceites Abril)
-azúcar para espolvorear por encima 

Preparación:

En primer lugar hay que asar la calabaza. Yo en esta ocasión he utilizado una calabaza cacahuete(cucurbita moschata) y primero hay que lavarla bien bajo el grifo de agua fría, luego la cortamos en rodajas un poco gruesas y las ponemos en la bandeja del horno, a 180º con calor arriba y abajo, y dejamos que se ase por espacio de una hora aproximadamente. Cuando veamos que ya está asada, la retiramos a una fuente, y una vez fría le sacamos la cáscara y las semillas, y apartamos 500gr de pulpa, la cual reducimos a puré aplastándola con un tenedor.

Una vez asada la calabaza el siguiente paso es preparar la masa de los buñuelos, para ello templamos la leche (ojo, tiene que estar tibia, no sirve caliente) y diluimos en ella la levadura.

Aparte en un bol grade mezclamos la harina, la levadura diluida en la leche, agregamos una pica de sal, y amasamos hasta que obtengamos una mezcla homogénea. Por último añadimos el puré de calabaza asada y mezclamos bien hasta conseguir una masa homogénea. El resultado final será una masa de color anaranjado, y de poca consistencia. Dicho en otras palabras, os quedará una masa imposible de manejar con las manos, pero no os preocupéis, es así como tiene que quedar. Cuando estén bien mezclados todos los ingredientes, tapamos el bol con un paño de cocina, y lo dejamos reposar en un lugar templado, alejado de corrientes de aire, durante al menos 1 hora para que leve.

Una vez que la masa ha levado, ponemos al fuego una sartén honda, echamos abundante aceite en ella, y mientras se va calentando llenamos la rosquillera de masa. Cuando veamos que el aceite está bien caliente pero sin llegar a humear, vamos echando los buñuelos, dorándolos primero por un lado y luego por el otro, y después los retiramos a un plato sobre papel absorbente, y cuando hayamos terminado con todos, los rebozamos en azúcar y los pasamos a una fuente de servir.

Si no tenéis rosquillera los podéis hacer también con la ayuda de dos cucharas, cogiendo pequeñas porciones de masa y echándolas en el aceite. Los doramos primero por un lado y luego por el otro. Cuando estén hechos, escurrimos bien y retiramos a una fuente sobre papel absorbente, y después una vez que tengamos todos los buñuelos hechos, los pasamos por azúcar, y servimos.

Estos buñuelos por sí solos están absolutamente deliciosos, pero con un chocolate caliente como acompañamiento todavía saben mejor si cabe. 

Nada más por hoy, a los que sois de Valencia desearos que disfrutéis mucho de las fiestas, y los demás, os animo a que probéis a hacer estos ricos buñuelos en casa, veréis cómo os van a encantar.

Nos vemos en unos días. Os espero!!!

viernes, 3 de marzo de 2017

Arroz con leche


Los que me conocéis ya sabéis que me gusta mucho la cocina tradicional, así que la receta de hoy no hace falta que os diga que es de mis favoritas.

Cuando como fuera de casa y llega la hora de los postres, si hay arroz con leche es raro que no lo elija, porque sé que a mal que esté siempre me va a gustar...,bueno para ser exactos casi siempre, porque en una ocasión me lo sirvieron caliente, y así como que no, jeje… Esto me ocurrió el año pasado en Asturias, pero afortunadamente no todo ha sido negativo en este aspecto, porque en este mismo viaje por tierras asturianas he tomado el mejor arroz con leche que había probado nunca hasta entonces. La gran diferencia respecto al que yo conocía, es que llevaba azúcar caramelizado por encima como si se tratase de una crema catalana, y sinceramente le sienta de maravilla. Bien fresquito, y con esa capa de caramelo crujiente en la superficie es una pura delicia.

De vuelta a casa tras ese viaje, investigué un poco por internet, y me he enterado que en Asturias es típico que lo sirvan así. Además le añaden algo de mantequilla y en algunos casos un poco de anís. Yo lo hice así la primera vez y aunque me gustó el resultado, prefiero el arroz con leche que conocía de siempre, con la salvedad de que ahora a algunos cuencos le caramelizo la superficie, y a otros les espolvoreo canela molida por encima como hacía antes, así probamos las dos versiones.

Si os animáis a prepararlo en casa necesitáis los siguientes

Ingredientes:

-1 litro de leche entera
-110gr de arroz (mejor arroz bomba)
-cáscara de un limón
-1 rama de canela
-3 cucharadas de azúcar blanco
Para decorar
-canela molida
-azúcar moreno

Preparación:

Lo primero es lavar concienzudamente el limón bajo el grifo del agua fría, para eliminar cualquier posible resto de pesticida. Luego en un cazo vertemos un litro de leche, añadimos la rama de canela y la cáscara de limón, procurando que no lleve nada de la parte blanca, porque le daría un gusto amargo.

Cuando levante el hervor lo apartamos del fuego y dejamos en infusión durante unos 15 minutos.

Seguidamente colamos la leche para otro recipiente para retirar la corteza de limón y la canela en rama, y lo ponemos de nuevo al fuego (si vais a utilizar el mismo cazo con el que se hirvió la leche anteriormente, que no se os olvide lavarlo primero, sino la leche se pegará a las paredes y la base del recipiente, llegando incluso a quemarse, con el riesgo que eso supone, pues echaría todo a perder).

Cuando comience nuevamente a hervir, echamos el arroz, removemos bien y bajamos el fuego al mínimo, y dejamos cocer por espacio de una hora, removiendo a cada rato. Cuando haya pasado la hora de cocción, el arroz ya tendrá un aspecto cremoso, es el momento de añadirle las 3 cucharadas de azúcar blanco (es una cantidad aproximada, podéis añadirle más o menos, según gustos), removéis bien, y retiráis del fuego.

Una vez que esté frío se vierte en cuencos individuales y los guardamos en el frigorífico hasta el momento de servir. (Os recomiendo que selléis los cuencos con papel film, para evitar que cojan olores de otros alimentos que haya en la nevera, y podáis luego disfrutar de un bocado sublime)

Cuando sea el momento de servir a la mesa, tenéis dos posibilidades: o bien le espolvoreáis canela molida por encima (versión tradicional), o bien esparcimos azúcar moreno sobre la superficie y lo quemamos con un soplete de cocina (versión asturiana)

De cualquiera de las formas está rico, pero si nunca habéis probado a caramelizar la superficie os recomiendo absolutamente que lo hagáis, os va a encantar seguro.

Nada más por hoy, nos vemos en unos días con nueva receta y nuevas anécdotas. Os espero!!!